La Ultima Gota. La Novela Del Caso Malaya (Spanish Edition) - VV.aa

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  • LA LTIMA GOTA

    Hctor Barbotta

    Juan Cano

    LA LTIMA GOTA

    LA NOVELA DELCASO MALAYA

    Coleccin De factoParntesis Editorial

    Todos los derechos reservados. Ninguna parte de esta publicacinpuede ser reproducida, almacenada o transmitida en manera algunani por ningn medio, ya sea elctrico, qumico, mecnico, ptico,

    de grabacin o de fotocopia, sin permiso previo por escritode los titulares del copyright.

    Imgenes de la cubierta cedidas por Josele Lanza Hctor Barbotta y Juan Cano, 2010

    Parntesis EditorialMAD S.L.

    P.E. Merka, c/Merka Cuatro, 1-15.41500 Alcal de Guadara (Sevilla)

    EspaaTel.: +34 955 635 900Fax: + 34 955 630 713

    www.parentesiseditorial.comISBN: 978-84-9919-118-8

    Depsito legal: SE-5808-2010Diseo de cubierta: Javier Romero

    Impresin y produccin grfica: Publidisawww.publidisa.com

    Printed and made in Spain

    Agradecimientos

    Muchas personas han permitido que este libro, que hacedos aos era slo una idea, se haga realidad. Nuestroagradecimiento al peridico, a su director y a los compaeros

  • que nos brindaron un apoyo sin el cual esta novela nunca sehabra escrito; a los familiares y amigos, como Susana Zamora,Nuria Triguero, Cristina Gonzlez, Elena de Miguel, AgustnPrez Serrano, Ignacio Lillo, Javier Recio o Antonio Javier Lpez,que soportaron total o parcialmente los borradores y nosdieron su opinin generosa, con una mencin especial para eseamigo annimo cuya modestia le impide aparecer en estaslneas. Diego Martn Reyes nos ofreci valiosos consejos literariosy, sobre todo, legales. Carlota del Amo y Pedro Luis Gmez nosguiaron en el mundo editorial, desconocido para nosotros.Virginia Carmona y Hugo Simn nos aportaron retazos dedocumentacin que nuestro desorden haba extraviado.

    A mi familia, por ser el faro

    que siempre me ha guiado;

    a Gema, por ser la orilla

    a la que siempre llego.

    A Julia, cuya aparicin

    ilumin aquellos das de vrtigo.

    Advertencia

    Este libro es producto de una investigacin periodstica yest basado en hechos reales. Los autores han recurrido alanlisis del sumario, informaciones publicadas, testimoniosdirectos y su propia experiencia en la cobertura del caso Malayaa partir del 29 de marzo de 2006.

    Algunos nombres, incluidos los de todos los policas queaparecen en esta historia, son ficticios. Debido a que se presentabajo la forma de una novela, a efectos literarios tambin hansido alteradas algunas circunstancias que no afectan al fondode la historia.

  • Al momento de realizarse este trabajo los hechos que aquse narran no haban sido todava juzgados, por lo que en ningncaso podr deducirse de su lectura la atribucin de la comisinde delitos a las personas que aparecen con sus nombres reales olas que lo hacen con nombres ficticios.

    Prlogo

    Desde el final de la crisis de los 90 y coincidiendo con lapoca de mayor crecimiento econmico que conociera Espaa,en la ciudad de Marbella se afianz una formacin polticaatpica y populista, el Grupo Independiente Liberal (GIL),liderada por el entonces presidente del Atltico de Madrid, JessGil y Gil. Durante 15 aos, amparndose en los resultadosinmediatos de su gestin, en criterios paternalistas, en laconfusin interesada de lo pblico y lo privado y en eldesprestigio de la poltica y de los grandes partidos, el GILgobern gracias a un respaldo popular refrendado en las urnasen cuatro elecciones consecutivas. En ese tiempo, la fisonomade la ciudad y su imagen pblica sufrieron una profundatransformacin. Al tiempo que las denuncias por escndalosurbansticos se acumulaban en los juzgados y las condenascomenzaban a gotear lentamente para Gil y sus principalescolaboradores, la ciudad experiment un crecimientourbanstico que puso en riesgo sus seas de identidad. Mientrastanto, algunos empresarios se enriquecan y los vecinosconocan las mieles pasajeras de una expansin econmica confecha de caducidad. Gil tuvo que apartarse de la vida pblicapor una condena dos aos antes de su fallecimiento en 2004,pero la maquinaria sigui funcionando.

    Durante algn tiempo despus de que una operacinpolicial desmontara, el 29 de marzo de 2006, el nido de

  • corrupcin en el que se haba convertido el Ayuntamiento deMarbella, el nombre de la ciudad qued lamentablementeasociado a las malas prcticas en las instituciones.Especialmente, las relacionadas con el por entonces boyantenegocio de la construccin y la especulacin inmobiliaria. Elimpacto que en aquel momento sacudi a la sociedad sloencuentra comparacin con el experimentado seis mesesdespus con el levantamiento parcial del secreto del sumario. Seconocieron entonces las escuchas telefnicas y las pruebas enlas que se basaba la conclusin a la que haban llegado el juez yla polica: el ayuntamiento no era gobernado por losrepresentantes elegidos en las urnas sino por un poder en lasombra que haba puesto a la institucin municipal a suservicio.

    Desde entonces y por algunos aos, el trminomarbellizacin se utiliz de manera indiscriminada parareferirse a cualquier caso de corrupcin institucionalindependientemente de sus caractersticas. La ciudad fueutilizada como coartada por no pocos polticos sorprendidos ensituaciones comprometidas que invocaban lo sucedido enMarbella con la expectativa de salir favorecidos en lacomparacin. Fue sin duda una situacin injusta quecriminalizaba a una ciudad entera que no era culpable sinovctima de la trama que haba quedado al descubierto. Unasituacin que reflejaba el impacto en la sociedad espaola trasel resultado de una investigacin policial que destap unacorrupcin generalizada desconocida hasta entonces en unainstitucin pblica.

    Si indita fue una operacin de esas dimensiones sobre unainstitucin del Estado, inditas fueron tambin sus

  • consecuencias. La alcaldesa Marisol Yage y muchos de susconcejales fueron encarcelados, la Junta de Andaluca concluyel proceso de retirada de competencias urbansticas que habainiciado algunas semanas antes, y, finalmente, el Consejo deMinistros aprob, tras obtener el aval del Senado, la disolucindel ayuntamiento. Por primera vez en Espaa se tomaba unadecisin de esta ndole. Una comisin gestora creada por laDiputacin Provincial de Mlaga rigi los destinos de Marbelladurante 14 meses hasta entregar el poder a la corporacinsurgida de las elecciones de junio de 2007.

    Aquella imagen hasta entonces desconocida de polticosmunicipales desfilando esposados ante las cmaras camino deljuez marc seguramente un punto de inflexin. Para la ciudadde Marbella y para el conjunto de Espaa. No slo porque desdeentonces fueron puestas al descubierto otras tramas similaresque haban infectado administraciones pblicas repartidas portodo el territorio nacional, sino porque tambin puso en el puntode mira un modo de entender el urbanismo y el papel de losayuntamientos en la creacin de riqueza. El ladrillo seconsideraba como el nico motor posible de la economa y elsuelo, como un elemento de especulacin cuyo valor podamultiplicarse hasta el infinito.

    Espaa estuvo entregada durante aos a la fiebre delladrillo y Marbella era el paradigma de una situacin queprometa un crecimiento perpetuo. Pero la fiesta tendra unfinal. Posiblemente la burbuja inmobiliaria comenz adesinflarse cuando la polica irrumpi en el Ayuntamiento deMarbella aquella maana de la primavera de 2006. Lo que vinodespus puede ofrecer una doble lectura. Por un lado, eldesasosiego de comprobar que Marbella no era una excepcin.

  • El modelo Gil haba creado escuela y la corrupcin institucionalse haba esparcido por ayuntamientos, diputaciones y hastagobiernos autonmicos de toda la geografa espaola. Por otrolado, quedaba claro que esas mismas instituciones no sonespacios de impunidad. Malaya no slo haba permitido conocerla cara ms oscura de la poltica. Tambin haba marcado uncamino para combatirla.

    Nunca nada sera igual despus de aquel 29 de marzo de2006. Este libro cuenta cmo se gest y cmo se desarroll lainvestigacin que marc un antes y un despus en la historiareciente de nuestro pas. Sus autores son dos magnficosperiodistas que desde el rigor y la solvencia profesional vivieronen primera lnea los acontecimientos.

    Jos Antonio FrasDirector del diario Sur

  • PRIMERA PARTE1

    Una beluga alumbrla ballena blanca

    Provincianos de mierda!

    El insulto an retumbaba en la cabeza del inspectorRicardo Santander cuando esa maana se despidi de suesposa.

    Haba pasado ms de un ao desde entonces, pero laescena era difcil de olvidar.

    Acababa de participar en la operacin Ballena Blanca y loscuarenta y un detenidos todava esperaban en los calabozos dela Comisara Provincial de Mlaga para ser interrogados. Un aoy medio de paciente investigacin haba permitido destapar loque la polica consideraba la mayor red de blanqueo de dineroconocida hasta entonces en Espaa. Un despacho de abogadosde Marbella habra creado cientos de sociedades instrumentalesutilizadas por al menos once organizaciones criminales dediferentes partes del mundo. En la operacin, los investigadoreshaban detectado fondos con conexiones en Suecia, Irn,Francia, Finlandia, Marruecos y Turqua.

    Ricardo formaba parte de uno de los grupos de laUDYCO[1] especializado en blanqueo de capitales que diriga suamigo, el inspector Bruno Salinas.

    La investigacin haba comenzado al revs. En lugar dedesenmaraar las organizaciones desde la base hasta llegar a lacpula, haban decidido ir directamente a por el dinero. Si haba

  • grandes sumas sin explicacin lgica, eso supona actividadesilcitas.

    Razonemos sola decir Bruno Salinas con unainsistencia que exasperaba a sus subordinados, cuando seinterviene un alijo no se coge al jefe, porque los jefes nuncatocan la droga. Lo que cogen los jefes es el dinero.

    En Ballena Blanca, la polica crea haber detectado fondosprovenientes no slo del narcotrfico, sino tambin de laprostitucin, el trfico de armas y grandes estafas.

    Y todo haba comenzado casi por casualidad, cuando en elotoo de 2003 lleg a manos de Salinas una comisin rogatoriade un juzgado de Alsacia relacionada con un grupo criminalfranco-tunecino en el que figuraba, como presunta titular devarias sociedades, una mujer de origen argentino: GracielaCecilia Guerrero. A Salinas le resultaba familiar ese nombre.Dnde lo haba ledo antes? Durante una semana revis cajasy expedientes de asuntos antiguos hasta que lleg al casoBeluga, una operacin policial contra el trfico de drogas que lapolica haba cerrado dos meses antes sin haber conseguidollegar hasta la cpula de la banda.

    El nombre de Graciela Cecilia volva a aparecer, pero estavez relacionado con una organizacin rusa. Qu haca unamujer argentina al frente de una sociedad vinculada a unaorganizacin rusa y al mismo tiempo a otra franco-tunecina sistas no tenan aparentemente ningn nexo de unin?

    Decidieron investigarlo en sus ratos libres. No entiendo porqu te gusta tanto el trabajo, le dijo Ricardo a su jefe antes deaceptar acompaarlo. El inspector Santander era el nmero dosdel Grupo III de Blanqueo. Apenas llevaba un ao en la policatras haber decidido dar un giro a su vida, abandonar un

  • despacho de abogados especializado en asesoramiento financieroy dedicar su formacin como letrado a perseguir delitos. Menosdinero, s, pero tambin la conviccin de estar haciendo lo que legustaba.

    No fue difcil localizarla. La mujer viva en una casa de laurbanizacin La Colina, en Torremolinos, y conduca un HondaCivic. La investigacin arroj un dato asombroso: figuraba endoscientas sociedades, aunque ni su vivienda ni su cochepermitan adivinarle un nivel de vida fuera de lo comn.Graciela era empleada de un conocido bufete de Marbella que seanunciaba en Internet como especializado en la constitucin ygestin de sociedades.

    Los policas tuvieron claro desde el principio cul sera elobjetivo de la investigacin. Cuando creyeron contar consuficientes indicios de que el despacho de Marbella poda ocultaruna gigantesca red de blanqueo de dinero, decidieron ponerlo enconocimiento de un juzgado. La trama de Beluga haba llegadoa un punto muerto, pero haba dado lugar a otra. El nombre dela nueva operacin hara honor a esa continuidad. Por eso lallamaron Ballena Blanca.

    Bruno Salinas se desplaz una maana hasta el viejoedificio blanco de cuatro plantas donde se ubican los juzgadosde instruccin de Marbella. Ese da estaba de guardia el nmerocinco, a cuyo frente se encontraba un juez menudo, con gafas yaspecto de estudiante aplicado. Cuando Bruno lo conoci tenatreinta y tres aos, aunque le pareci que aparentaba menosedad. El juez Miguel ngel Torres haba llegado a Marbella unao antes procedente de Vlez-Mlaga, donde haba compartidopiso con otro joven juez ahora tambin destinado a Marbella,Francisco Javier de Urqua. Era el tercer destino de Torres desde

  • que en 2000 ingresara en la carrera judicial tras aprobar lasoposiciones.

    Durante una hora habl slo Salinas. Le expuso todas laspruebas que crea haber reunido, pero el juez mantuvo lasdistancias. Ni un gesto de aprobacin o de rechazo. Ni unapregunta. Slo cuando el polica termin su exposicin, Torreshabl.

    Djemelo, ya le llamar.

    En el viaje de regreso a Mlaga, mientras conduca por laautova que cubre los sesenta kilmetros que separan Marbellade la capital de la Costa del Sol, Bruno intent adivinar si el juezse tomara con inters este caso. Pero en los cuarenta y cincominutos que tard en llegar a la comisara no pudo recordar niun solo momento de la entrevista que le diera una pista sobresus intenciones.

    Qu tal? le pregunt Ricardo apenas lo vio entrar en eldespacho que compartan.

    Ni idea le respondi el inspector.

    El juez Torres llam tres das despus. Fue escueto.

    Adelante dijo.

    Bruno haba acabado la carrera de Econmicas antes deentrar en la Academia de Polica. Jams subestimaba laimportancia de un caso, y mucho menos a los adversarios a losque poda enfrentarse. Por eso saba que estaba frente a unainvestigacin complicada que no podra afrontarse con losmedios con los que contaba en la comisara. Necesitara el apoyode expertos capaces de gestionar las bases de datos de Hacienda.Sin consultar a ninguno de sus jefes, pidi al juez que ordenarala inclusin en el equipo de investigacin de dos inspectores de

  • la Agencia Tributaria. Torres accedi.

    El juez se encontraba ante el primer gran caso de sucarrera. En una ciudad donde la reputacin de la justicia estabapor los suelos, y donde todo el mundo saba de un poder en lasombra que lo controlaba todo, Torres quera, al menos, hacerbien su trabajo. Jams haba pensado en convertirse en un juezestrella. Su timidez y su aversin a las cmaras eranpatolgicas.

    La investigacin de Ballena Blanca dur un ao y medio.Miguel ngel Torres y el polica haban mantenido al principiouna respetuosa distancia. Tenan edades similares, pero aBruno jams se le habra ocurrido tutear a un juez.

    Durante toda la operacin el trato haba sido cordial perodistante, hasta que un medioda, cuando se dirigan a comer enmedio de una de sus inacabables jornadas de trabajo, el juezrompi el hielo.

    Hasta cundo vas a tratarme de usted?

    A partir de ese momento, Bruno y Miguel ngel empezarona considerarse amigos.

    El 11 de marzo de 2005, la operacin Ballena Blancaestaba en las portadas de todos los peridicos. Haba sido unainvestigacin de horas interminables frente a la pantalla delordenador. Las pistolas llevaban meses guardadas en losarmeros, porque no se trataba de persecuciones ni de detener acamellos o matones, sino de seguir la pista del dinero. Yfinalmente la pista haba conducido hasta una meta. Lasensacin de que el dinero no garantizaba la impunidad parecahaberse impuesto, al menos por una vez. Los diarios hablabande una red que habra blanqueado doscientos cincuentamillones de euros. Los policas intervinieron ms de doscientas

  • fincas inmobiliarias, incluidas dos promociones completas,cuarenta y dos vehculos de alta gama, dos aviones y un yate.Entre los detenidos estaban todos los miembros de un bufete deabogados de Marbella y tres notarios de la ciudad, adems devarios millonarios con fortunas de dudoso origen. En uno de losregistros se encontr incluso un alijo de droga, pero eso era lo demenos.

    La operacin haba causado un cimbronazo en Marbella,cuyo ayuntamiento era gobernado por Marisol Yage, discpuladel fallecido Jess Gil y que haba accedido a la alcalda un aoy medio antes tras desalojar con una mocin de censura aJulin Muoz, compaero suyo y cabeza de lista del GrupoIndependiente Liberal (GIL) en las elecciones de 2003. Cundi elpnico. Al da siguiente de las detenciones no era posible enninguna papelera de la ciudad conseguir mquinasdestructoras de papel. Se haban agotado. Por eso, en lasterrazas de algunos edificios donde funcionaban despachos deabogados podan verse fogatas. No haba certeza de por quhaban sido las detenciones, y nadie quera ser el siguiente.

    Los jefes llegaron desde Madrid tan pronto como laoperacin se destap. Bruno se dispona a interrogar a uno delos detenidos cuando recibi una llamada.

    El comisario quiere verte le dijo un compaero, est ensu despacho con los peces gordos de Madrid.

    Prepar el cuerpo para recibir una felicitacin de las quepocas veces concedan los altos mandos. Le dijo a Ricardo que loacompaara a la reunin. Haban trabajado juntos desde elprincipio y no era justo que slo l se llevara todos los mritos.

    Ven conmigo le dijo ante la tmida resistencia del otro,para una vez que me felicitan no voy a quedarme con todo.

  • Aydame a pasar este trance le pidi con una sonrisa.

    El inspector saba que por la naturaleza de su trabajo nopoda exponerse al pblico ni a los flashes. Era imprescindibleque mantuviera el anonimato. Que nadie fuera de la Policasupiera quin era ni qu aspecto tena. Era lgico que laspalmadas en la espalda se las llevaran otros con puestos de msrelevancia en el organigrama policial. No le interesaban lasfotos, pero no le disgustaba que en la institucin le reconocieransus mritos.

    Ricardo acept acompaarlo. No caba esperar otra cosa.Desde que se haba conformado el grupo de investigacin, Brunoy Ricardo haban actuado como un equipo sin fisuras. Batman yRobin les llamaban no sin sorna algunos de sus compaeros dela comisara, aunque por la mayora eran conocidos como Tintny El Marqus. Bruno, el jefe, por el rizo que se le dibujaba en lafrente y que le daba cierto aire al personaje del cmic. Ricardo,su segundo, pasaba menos desapercibido. Primero por sucuidada forma de vestir y de hablar, que le daba una falsaapariencia, la de proceder de un origen social diferente. Bruno leconfes con los aos que la primera vez que lo vio pens que eraun universitario educado en una urbanizacin exclusiva deMadrid que pronto se aburrira de ser polica. Poco tiempodespus supo que su padre, taxista emigrado en la capital, lehaba pagado con esfuerzo la carrera universitaria.

    Bruno era un hombre atpico, demasiado enjuto para serpolica. No se le adivinaba una musculatura excesivamentedesarrollada debajo de la ropa, aunque tena unas proporcionesequilibradas. Las piernas y los brazos eran igual de largos ydelgados. Apenas reparta setenta kilos en un metro ochenta deun cuerpo un tanto quijotesco. El nico rasgo fsico que

  • sobresala en su aspecto, adems del rizo, era la mirada. Tenalos ojos pequeos y de un marrn oscuro, pero destacaban porsu expresin; cuando escuchaba con atencin, parecan afilarse.Se volvan an ms pequeos y alargados, y le otorgaban a sudueo una mirada escrutadora. Como si estuviera examinandoa su interlocutor e intentando leer en su rostro algo ms quesus palabras. Todo ese conjunto converta a Bruno en alguienen quien nadie se fijara por la calle, pero que sin embargonunca pasaba inadvertido en las distancias cortas. Siemprepareca estar analizando todo lo que ocurra a su alrededor.

    Ricardo era ms corpulento. Superaba el metro ochenta yse mantena en mejor forma fsica que su jefe; pese a quefumaba como un carretero, sola hacer deporte cuando eltrabajo se lo permita. Su tez morena revelaba sus orgenesmartimos. Bruno descubri con el tiempo que Ricardo erahombre humilde y de fiar. Aunque naci en Galicia, ms deveinte aos en Madrid le haban dejado un acento castellano queterminaba de configurar esa apariencia respetable que le habaabierto muchas puertas en su vida. Por eso Bruno lo habaelegido como su lugarteniente, su fiel escudero, su Sancho. Poreso le pidi que lo acompaara aquella maana.

    Subieron de dos en dos los escalones que les separaban delaula superior donde se haba reunido la cpula policial. Ademsde los llegados de Madrid, estaban el comisario provincial, elresponsable de la UDYCO-Costa del Sol, Santos Miranda, y eljefe directo de los dos investigadores, Miguel Recio. Bruno abrila puerta y dej pasar primero a su compaero. Ninguno de losdos tuvo tiempo de detectar las caras serias que por lo menos leshubiera puesto en situacin. El insulto retumb en las paredesvacas.

  • Provincianos de mierda! Quines os habis credo? Unalto cargo policial llegado de Madrid gritaba con la caraenrojecida y la vena del cuello hinchada.

    Bruno y Ricardo no se atrevieron ni a mirarse. El inspectorno atin siquiera a arrepentirse de haber invitado a sucompaero a la reunin. El pez gordo segua rugiendo.

    sta es la ltima vez que hacis algo as, y menos sincontar con Madrid! Que me ha llamado esta maana elministro y no saba qu decirle!

    Los ojos del comisario clavados en los suyos, los jefesmirando al suelo, los improperios que retumbaban en el aula delpiso superior de la Comisara Provincial de Mlaga, la cara deasombro de Bruno.

    La escena completa volva de tanto en cuando a la cabezade Ricardo. Haba pasado un ao y diecinueve das desde laoperacin Ballena Blanca, y aquella maana el polica sedespert pensando que si algo sala mal, le caeran algo ms queinsultos.

    No eran todava las cuatro de la maana cuando salt dela cama. Casi no haba pegado ojo en toda la noche. Su mujer sedespert y lo mir interrogante. Ella nunca le preguntaba quhaca o dnde iba. Ni siquiera qu le preocupaba cuando lo veacon semblante serio. Era muy consciente de las consecuenciasde estar casada con un polica.

    Pero esa maana Ricardo pens que poda darle unaexplicacin.

    No me esperes para comer. Si quieres saber dnde voy,enciende la radio a las nueve de la maana.

    Era el 29 de marzo de 2006. La operacin Malaya estaba a

  • punto de estallar.

    2

    Casi paisanosAn sufra la resaca de Ballena Blanca. Las interminables

    jornadas de trabajo tras la redada, cargadas de adrenalina,emocin y un tanto de vrtigo, han dejado paso al tedio. El da ada de Bruno Salinas transcurre ahora entre informes y cajas dedocumentacin en busca de pruebas que ayuden a fundamentarlas imputaciones vertidas contra los detenidos y a desenredar lamaraa de empresas tejida para dejar impolutos fondos deoscura procedencia.

    A Bruno le gusta ese trabajo. Est acostumbrado altrmino blanqueo, aunque con una significacin bien distinta.l se ha criado en una tierra con dos mares, uno de agua saladay otro de plstico. All, en su pueblo natal, las paredes estnllenas de inscripciones hechas con spray barato en las quepuede leerse blanqueo y lavo, seguidas de un nombre y unnmero de telfono. El ofertante sera presa fcil de losinvestigadores del Grupo III de Blanqueo al que l perteneca, deno ser porque, en realidad, a lo que se dedica es a encalarinvernaderos.

    Sus manos anchas y fuertes, un contrapunto perfecto alresto del cuerpo, reflejan su pasado. Bruno vivi entre esos dosmares. La mitad de sus antepasados son pescadores y la otra,agricultores del poniente almeriense. Ha vivido la dureza deinviernos plagados de temporales en los que los marineros veanpasar las horas desde el malecn maldiciendo al peligroso vientode Levante. Pero tambin conoce las sequas, los jornales al sol,el espinazo doblado y las rodillas clavadas en la tierra para

  • recoger las hortalizas y frutas de temporada.

    Bruno es descendiente de una de esas generaciones quequisieron para sus hijos algo distinto. A su padre no le parecimal que eligiese ser polica, pero de lo que estuvo orgulloso fuede que hubiera acabado la universidad con buenas notas.Siempre fue buen estudiante. Acostumbrado desde pequeo alos nmeros le llevaba las cuentas a sus abuelos, a los queadvirti durante aos de que su capataz les estaba estafando,Bruno se licenci en Econmicas. Por eso, se desenvuelve comopez en el agua entre escrituras y sociedades. Sus compaeroselogian su capacidad para relacionar nombres, para retenerpistas y personajes; en definitiva, para hilvanar los cabos sueltosde redes de sociedades que se vislumbran infinitas, porque sushorizontes conducen siempre a destinos a los que nunca sepuede llegar. Gibraltar, Islas Vrgenes, Isla de Man GameOver.

    Bruno conoce bien las reglas de ese juego. Sabe que lasinvestigaciones de blanqueo terminan siempre en parasosfiscales. Y sabe que, con mucha frecuencia, comienzan enMarbella.

    Aunque todos los agentes del grupo ya intuan cmofuncionaban las cosas en la ciudad, su incursin en BallenaBlanca fue una revelacin. Gracias a esa operacincomprendieron con mayor precisin los mecanismos por los quese rige Marbella, los vericuetos que segua el dinero que entrabaen ella y, sobre todo, los nombres de aquellos que beban de esemanantial hasta emborracharse. Lo que nunca imaginaban, losebrios de lujo y poder, es que estaban a punto de atragantarse.

    Bruno sabe bien que uno de esos nombres es el de JuanAntonio Roca, al que conoce por las muchas investigaciones que

  • ha emprendido y que finalmente han desembocado en Marbella.Personaje ajeno a los flashes y a la fama, siempre fuera de planoen los escndalos entre Jess Gil y Julin Muoz, se haconvertido en el verdadero facttum en la ciudad.

    En cierto modo, Bruno y Roca son casi paisanos. Aqullleg a Mlaga desde el litoral almeriense para labrarse unacarrera en la polica. Es un agente moderno. Pas por launiversidad, pero no aspira a ser un profesional liberal. Quierecumplir el sueo que persigue desde nio: ser alguien en elbando de los buenos. Roca tambin viene de la zona de levante.Bruno conoce algunos datos de su pasado. Lleg desdeCartagena a Marbella arruinado poco antes de que Jess Gil sehiciera con el poder municipal. Tambin pas por la universidades ingeniero de minas y al igual que Bruno sabe de sobra dequ lado est. Del suyo.

    Catorce aos despus de entrar en el ayuntamiento, enMarbella todo pasa por sus manos. Maneja la vida poltica yempresarial de la ciudad sin aparecer por los plenos, sin acta deconcejal ni cargo pblico alguno. El suyo es un cargo de libredesignacin. En la placa de su despacho los empresarios ven alemperador de Marbella.

    Con los aos, adems de experto en inversiones yurbanismo, Roca ha llegado a conocer de qu pie cojea cadauno. Conoce defectos, virtudes, aficiones. Ha descubierto conprecisin de cirujano cul es el punto dbil de cada ttere queacta de su funcin. Estudia con detalle a todos los actores quetiene a su alrededor, desde empresarios que desembarcan en laMilla de Oro con las alforjas repletas de dinero hastafuncionarios de la administracin, pasando siempre por elengranaje de los polticos. Roca tiene claro cul es el precio de

  • cada pedazo de tierra de Marbella. Es el urdidor en la sombra.Para s mismo se ha reservado el papel secundario que se erigeen protagonista a medida que avanza la pelcula.

    La idea de ir a por l ronda en la cabeza de Bruno desde lanoche trgica de noviembre de 2001, y ms desde el verano de2003, cuando todo el mundo supo ya que el que lo diriga todoera Roca. Sabe que no ser fcil, que es una persona esquiva.Que no ha concedido una sola entrevista en los quince aos quelleva ejerciendo el poder discretamente desde el edificio azul decristales tintados presidido por grandes letras que rezanAyuntamiento de Marbella y una placa mucho ms discretacon la leyenda Planeamiento. Hay un mtodo sencillo einfalible para saber quin es alguien en la vida de la ciudad: si loes, se entrevista con Roca personalmente. No es fcil. El asesortiene una forma muy particular de ejercer el poder, de dejarclaro quin es el que toma las decisiones. Si alguien quiereconseguir audiencia con l tiene que esperar en la antesala desu despacho. Una hora, dos, tres. Las que hagan falta. Las queel jefe quiera. En Marbella todo el mundo sabe que para ponerun ladrillo hay que verlo a l.

    Tambin se sabe que no siempre fue as. Que su llegada ala ciudad estuvo marcada por el fracaso. Que se embarc enproyectos inmobiliarios que terminaron en bancarrota y condenuncias de sus socios. Que la suerte cambi cuando contactcon Jess Gil y ste lo puso al frente de Urbanismo. Primerocomo asesor, despus como gerente. Roca tiene claro a qudedicarse. Se prepara para ello. Termina un mster deUrbanismo en la prestigiosa Escuela Libre de Derecho yEconoma que le cuesta al ayuntamiento un milln de pesetas.Durante el curso 1992-1993 asiste a clases una semana cada

  • mes. Toma apuntes de su puo y letra: El principio de buena feimplica que la administracin no engae a los administrados.Desde Urbanismo amasa su fortuna. No se le conocen vicios nipuntos dbiles. Practica la caza en cotos de todo el mundo, perosu verdadera pasin es el dinero. Se sabe que le gustan losrelojes, que gasta en obras en arte y en caballos purasangre.Que se desplaza en helicptero de una finca a otra. No haceningn esfuerzo por ocultar su fortuna, pero s por mantenerseen un segundo plano. Cada vez que una causa urbanstica lo hallevado a los juzgados, no ha dudado en afirmar que su trabajoconsiste simplemente en coordinar a los tcnicos.

    Sin embargo, a quien se le hubiera ocurrido poner encuestin el poder de Roca en Marbella, lo sucedido en el veranode 2003 le habran minado las dudas. Con Gil inhabilitado,Julin Muoz result elegido por mayora absoluta. El nuevoalcalde quiso hacer un gesto de normalizacin hacia la Junta deAndaluca para intentar desbloquear la situacin de la ciudad yempez por destituir a Roca como gerente de Urbanismo. Dasdespus, una mocin de censura lo desaloj de la alcalda paraponer en su lugar a Marisol Yage. Tras tomar posesin, laalcaldesa tuvo que elegir al representante municipal en la nuevacomisin bilateral formada por el gobierno andaluz y elAyuntamiento de Marbella para la redaccin del nuevo PlanGeneral de Ordenacin Urbana. Nombr a Roca.

    El asesor controlaba su entorno a la perfeccin, y por esosupo detectar el momento exacto en el que se colaron en sufuncin dos personajes inesperados a los que l nunca habrainvitado. Uno de esos das en que Ballena Blanca estaba en elcandelero, Roca tuvo que acudir a un juzgado de Marbella poruna de sus mltiples causas pendientes. All se cruz con Bruno

  • y Ricardo. Nunca haban intercambiado una palabra, pero seconocan. Perfectamente. Roca sigui caminando hasta eldespacho de la secretaria del juzgado. Pero algo ya le dabavueltas en la cabeza. Una especie de inquietud, un desasosiegoque ya no se separara de l en los meses, en los aos venideros.En un arrebato de sinceridad, cuentan que le dijo a unafuncionaria del juzgado: Como stos vengan a por m, estoyapaado. Roca ya saba a quin se enfrentaba. Saba cmo selas gastaban Bruno Salinas y Ricardo Santander, y tambin eljuez Miguel ngel Torres. Bruno y Ricardo vivan para susfamilias, como Torres, un joven magistrado recin casado aquien no le gustaba la noche, sino pasar el tiempo libre leyendoo jugando a la videoconsola. Roca comprendi que si a ningunode ellos les haba temblado el pulso para detener a tres notarios,l poda empezar a estar en peligro. Movera sus hilos.

    Pero el asesor de Urbanismo no era el nico que se habadocumentado sobre sus adversarios. Los aos que Torres pasen Marbella le permitieron respirar el tufo de la podredumbreque emanaba del ayuntamiento. A l tambin le rondaba unpensamiento. La firme idea de acabar con la corrupcin. Hastasu casera, al enterarse de que haba obtenido plaza en suGranada natal y que apenas le quedaban unos meses paramarcharse de la ciudad, le reproch: Al final se va a ir usted sinacabar con toda esta gentuza. Pero l no tena nada. Ni unapista. Ni un hilo del que tirar. Slo convicciones y sospechas.Con lo que no contaban Torres ni su casera era con que anpodan tener un golpe de suerte.

    La fortuna, que lleg en forma de declaracin, le iba acambiar la vida, dndole una fama indeseada. Jorge Gonzlez,funcionario municipal, jefe de los servicios jurdicos de

  • Urbanismo, fue citado al juzgado para testificar en torno a unacausa abierta por una denuncia de unos vecinos contra lalicencia concedida al Hotel Guadalpn. All, en la sede judicial,asegur que Roca era el jefe de Marbella, por encima de alcaldescensurados y alcaldesas por capricho.

    Miguel ngel vio la oportunidad. Envi un oficio a la policapara que se abriera una investigacin. Dos das despus recibiuna llamada de Bruno. Aquel polica entendido en derecho y eneconoma que se present un da en su despacho disfrazado decapitn Ahab persiguiendo a su particular Moby Dick era ahorasu amigo. Y volveran a trabajar juntos. Se citaron en un bardiscreto, fuera de Marbella. Ms all de la estacin de peaje quemarca los lmites de la ciudad, lejos de los ojos que todo lo ven.Miguel ngel pidi un caf. Bruno, un gin-tonic. El juez rompiel hielo.

    Has visto el oficio? le dijo ms como una comprobacinque como una pregunta.

    Ahora las tornas haban cambiado. Torres era Ahab. Y suballena blanca se llamaba Juan Antonio Roca.

    Bruno acept el rdago del juez. Tuvo alguna duda, peroMiguel ngel no le dio tiempo a mostrarla. Cuando iba ahacerlo, el juez le ense el sobre de azcar que le acababan detraer con el caf. Llevaba inscrita una cita de Napolen: Loimposible es el fantasma de los tmidos y el refugio de loscobardes.

    Ibas a preguntarme si seremos capaces? Si es posibleterminar con la corrupcin en Marbella?

    Bruno sonri y llam al camarero:

    Otro sobre de azcar, por favor le pidi al tiempo que se

  • guardaba en un bolsillo el que acababa de ensearle Miguelngel. Pens que tambin se guardaba sus dudas, aunque elreproche de su superior an estaba en su memoria. Tambin lashoras que le haba hurtado a su familia por el ltimo lo en elque se metieron juntos.

    Sali del bar dubitativo. Era consciente de que ladeclaracin de Jorge Gonzlez les haba presentado unaoportunidad de oro para investigar al ayuntamiento deMarbella, pero tambin conoca los riesgos. Poda estarjugndose toda su carrera a una sola carta. Entonces lo volvi aescuchar en su cabeza: Provincianos de mierda!

    Se acord de Ricardo. An no le haba dicho nada y no sepoda embarcar en otra guerra sin l. Eran dos, pero pensabancomo uno solo. Se entendan a las mil maravillas. Sulugarteniente en el Grupo III de Blanqueo estaba de vacacionesen Madrid. En esos momentos cenaba con su familia.

    Hola Ricardo, cmo va todo?

    Hombre Bruno! Qu tal? Por aqu bien, cargando laspilas para volver en unos das.

    Eso est bien, me alegro por ti. Susana y los nios seguroque lo agradecern.

    Se hizo el silencio. Uno, dos, tres segundos. Bruno pensabala manera de encarar el asunto. Ricardo cort sus cavilaciones.

    Oye, ests bien? Es que pasa algo?

    No, que va. Es una cosa que tengo que contarte, unaproposicin

    Espero que sea algo decente brome el inspector.

    Bruno se explay. Le cont con detalle la declaracin deJorge Gonzlez en el juzgado, la reunin con Torres en el bar, la

  • propuesta que le hizo. Le record todo lo que ambos habanvisto y odo en Marbella. Le record por qu eran policas.

    Joder, macho contest Ricardo.

    Qu pasa?

    Pues que acababa de decirle a Susana que ahora bamosa tener un periodo de tregua en el que podramos recuperar eltiempo perdido, que se haban terminado las noches en vela, latensin. Y de paso, esperar a ver si sale lo de Bruselas.

    Entonces, entiendo que tu respuesta es no.

    Qu coo! Es que te crees que te vas a meter t solo enun lo semejante? Claro que voy contigo. Hasta la muerte.

    No sabes la alegra que me das Perfecto. Dale recuerdosa Susana y a los nios.

    Mejor ser que hoy no le diga nada

    Cuando Ricardo volvi a la mesa, su mujer percibi quealgo haba cambiado en su rostro.

    Qu ocurre? pregunt ella.

    Nada, no es nada contest el inspector.

    Susana supo que menta. Como muchas mujeres depolicas, haba adquirido un sexto sentido, el que le permitiintuir que iba a perder a su marido durante otra temporada.

    3

    Otra vez MarbellaEl despacho del grupo an estaba vaco. Ricardo lleg ese

    lunes a la oficina ms temprano de lo habitual. Volva de unmes de vacaciones y tena mucho trabajo atrasado. Pretendamirar primero los cientos de correos que seguro tendra

  • pendientes en el buzn de entrada de su ordenador. No le diotiempo. Cuando entr en la habitacin, observ que la mesasegua igual de desordenada que siempre. La montaa dedocumentos continuaba intacta y pens que all no habaentrado ni la limpiadora. Se fij con detenimiento y vio quehaba seis hojas grapadas que coronaban el talud de papeles.Yo no dej eso ah, reflexion. En su caos haba un orden.Despeg el post-it de la portada y ley el mensaje que le habadejado Bruno. Lee esto, es un comienzo. Luego hablamos. Unabrazo.

    Todo aquello le pareci un tanto misterioso, pero le gustesa sensacin. Desde que Bruno le avanz el asunto, no habadejado de pensar en el embrollo en el que se iban a meter. Esasensacin tambin le gustaba. Era un tipo raro. Un buenpolica.

    Entre sus manos tena una fotocopia de la declaracinjudicial que Jorge Gonzlez prest como testigo en el casoGuadalpn, uno ms entre las decenas de procedimientospenales que se seguan en los juzgados de Marbella porirregularidades en la concesin de licencias urbansticas.Ricardo era un hombre meticuloso, as que se fij en la edad deltestigo, los nombres de sus padres y la fecha de la declaracin.Databa del 13 de octubre de 2005. El Marqus tambin era untipo supersticioso, as que interpret el nmero como ms leconvena. Pens que aquel iba a ser un mal da para Roca.

    Jorge Gonzlez entr a trabajar en el ayuntamiento deMarbella en 1993 y fue escalando puestos hasta llegar a ser eljefe del servicio jurdico. Aunque mantuvo durante aos aquelcargo, su carrera haba entrado en barrena desde el da en quese atrevi a contradecir las rdenes de sus superiores. An

  • recordaba esa fecha y volvi repetirla en el juzgado: el 20 de juliode 1998 comenz su declive profesional. Aquella maana,Gonzlez asisti a una reunin en la que participaron elentonces alcalde, Jess Gil, el gerente de Urbanismo, JuanAntonio Roca, y varios tcnicos municipales. Gil llev la vozcantante. El regidor les orden que, en adelante, modificaran unapartado en los informes tcnicos y jurdicos que emita elayuntamiento, ya que los concejales haban empezado a tenerproblemas y estaban siendo imputados en los juzgados. Elmotivo era que los informes hacan referencia al PGOU de 1986como el plan vigente. Gil les orden suprimir esa expresin, yaque ese documento an estaba en trmite. En su declaracinjudicial, Gonzlez explic que slo intervino en la reunin paraaclarar que no se poda informar en base a una revisin que seencontraba en proceso, porque todava no haba nacido comoacto administrativo. Como si un juez aplicara una ley que anno ha entrado en vigor. Gil se limit a escucharlo en silencio.Cuando finaliz su discurso, pregunt a los dems tcnicos siestaban de acuerdo. La mayora respondi que s.

    A partir de ese momento empezaron los problemas.Ricardo subray estas palabras con un fluorescente. Le parecillamativa la sentencia. Desde ese da, Gonzlez dej de ejercercomo jefe de los servicios jurdicos y todos los tcnicos fuerondespedidos. Como a l no podan echarlo, le ordenaron que seabstuviera de emitir informes y contrataron a otras personas.

    El inspector sigui leyendo ensimismado por lo que tenaentre manos. La declaracin, efectivamente, no tenadesperdicio. En ella, Jorge Gonzlez revelaba con claridadmeridiana que Roca era el verdadero jefe del consistorio: Gil yJulin Muoz me ordenaron verbalmente que todos los temas

  • relativos al urbanismo, fuesen importantes o no, tena quedespacharlos con Roca. Este seor acta como si fuera el alcaldeen los temas urbansticos y es la persona que decideabsolutamente todo.

    Cuando Bruno lleg a la oficina, Ricardo tena ladeclaracin llena de prrafos subrayados y anotaciones en losmrgenes.

    Bueno, qu te ha parecido? pregunt el jefe del GrupoIII de Blanqueo.

    Pues creo que tenemos dinamita. Esto es lo que todo elmundo piensa, lo que todo el mundo sabe, pero nadie lo hadejado por escrito en un juzgado.

    Miguel ngel y yo tambin lo creemos. l quera que t loleyeras antes de hacer el informe. Quera saber lo que pensabassin que nosotros te intoxicramos con nuestras opiniones.

    A Ricardo le agrad que el juez valorara su criterio. Sesinti importante y, al mismo tiempo, parte de un equipo. As selo haba hecho ver Bruno, que lo fue incorporando poco a poco alas reuniones con Miguel ngel Torres durante la instruccin deBallena Blanca. La primera vez que se enfrent a l, Ricardocrey encontrarse ante un magistrado demasiado joven y tmido.Apenas le mantena la mirada. El inspector, ms decidido ycampechano, intentaba integrarse en las conversacionesdirigindose directamente a l. Le cost superar esa barrera,pero, con el tiempo, el do se convirti en una ternaperfectamente engrasada.

    Te has fijado donde dice que Muoz y Yage iban adespachar los temas con Roca a Urbanismo? Es increble quedos alcaldes tengan que desplazarse para hablar con un asesor,en lugar de ser l quien acuda a verlos prosigui Bruno.

  • S, lo he marcado con el rotulador. Todo esto da una ideadel poder que tiene.

    Pero lo que ms me preocupa es que Jorge Gonzlez diceque tiene miedo de que, despus de esta declaracin, puedasucederle algo.

    Hay gente muy paranoica, Bruno. Igual es una bobada replic Ricardo.

    Igual no sentenci el jefe.

    Miguel ngel Torres les haba dado carta blanca paratrabajar. El 12 de noviembre, el juez termin de redactar el autode apertura de diligencias previas y lo envi al Grupo III deBlanqueo de la UDYCO-Costa del Sol para que investigaranesas declaraciones. Era la llave que les permita entrar enMarbella. Bruno y Ricardo se encerraron en un despacho y sepusieron a trabajar en el informe que les haba solicitado elmagistrado para comenzar las pesquisas del caso. Tardaronmenos de una semana en alumbrarlo. En l, destacaron algunasde las frases ms llamativas de la declaracin de Jorge Gonzlezy detallaron los procedimientos judiciales en los que Roca seencontraba inmerso, como el caso Saqueo 1 o la operacinColchn. En opinin de ambos, haba indicios suficientes parainvestigar.

    Sin embargo, los agentes reflejaron en ese primer escritolas dificultades que entraaba acercarse a Roca o al equipo degobierno en Marbella. Aparte de la escolta, los inspectoresresaltaron que el asesor de Urbanismo dominaba totalmente elentorno social en el que se desenvolva. En definitiva, eraimposible investigarlo sin que l lo descubriera. Lo que nosaban era hasta qu punto.

  • Qu tenemos? pregunt el comisario Santos Miranda.

    Marbella respondi Bruno.

    Otra vez?

    En las caras de los inspectores se dibujo una sonrisa. Alotro lado de la mesa del despacho se encontraba el comisario dePolica Judicial, responsable de la UDYCO-Costa del Sol, launidad a la que pertenece la seccin de Blanqueo de Capitales,que estaba a cargo del inspector jefe Miguel Recio. l era elmando directo de Bruno y Ricardo, que dirigan el Grupo III deese departamento. Santos Miranda era la prueba viviente de quelas apariencias engaan. La voz tenue, y hasta cierto puntorefinada, esconda los rasgos de un carcter firme y decidido. Sucorta estatura tambin invitaba a subestimarlo. Apenas llegabaal metro setenta, pero era fuerte como un roble. A sus cincuentaaos estaba ms en forma que muchos policas veinteaeros, alos que sola retar en interminables partidos de frontenis en elgimnasio de la comisara provincial. Ese fsico pequeo ycompacto encajaba con su rostro. Santos tena cara de tipoduro. A Bruno le recordaba al actor Jean Paul Belmondo. Esapeculiar apariencia y su fuerte personalidad le haban permitidoaproximarse al mundo del hampa para combatirlo desde suposicin de comisario. Santos conoca bien la Costa. Habapasado por diferentes ciudades de la provincia, y en todas sehaba granjeado un buen nmero de confidentes que lepermitieron llevar a cabo extraordinarias operaciones contra elcrimen organizado. Su hoja de servicio era brillante, pese a quehaba vivido durante aos al filo de la navaja. Justo en el lmiteentre lo correcto y lo necesario. Cuando te pasas la vidapisando mierda, es imposible evitar que algn da te ensucieslas perneras, sola decir a sus hombres. l no admita

  • corruptelas. Atrapar a los malos, vistieran con chndal o contraje, era su nico objetivo. En su esquema mental, Santostena muy claro cul era la frontera entre el bien y el mal.

    Bruno y Ricardo haban tratado de aprender de l todo loque poda ensearles. Lo consideraban un buen maestro.

    Habis empezado ya? pregunt Recio mientrasempujaba la puerta del despacho de Miranda. Llevaba variascarpetas bajo el brazo.

    Hace dos minutos contest el comisario les estabapreguntando a tus hombres si se vean capaces de investigar aesta gente sin que nadie se entere en Marbella.

    Bruno, que no estamos para perder el tiempo continuSantos Miranda, centrando su mirada en el inspector. Todavano habis terminado Ballena Blanca y los dems grupos de laseccin estn hasta arriba de trabajo.

    Pienso que s podemos hacerlo. Sobre todo si lasvigilancias se hacen con prudencia y comenzamos con Roca. Porla gente no te preocupes, podemos empezar nosotros.

    Pero si sois ocho policas!

    Ya, pero tengo un plan contest hbil Bruno. Podemoscomenzar por algo muy localizado, Roca y su crculo mscercano. Igual que hicimos en Ballena Blanca con aquello de loscrculos concntricos que te cont. En el informe que hemoselaborado para el juez est todo explicado.

    S, s, eso que leste en el manual de nuevas tcnicaspoliciales que te enviaron desde Bruselas brome Santos.

    Eso es atac sonriendo el inspector. Empezamos porah y vamos abriendo el abanico de la investigacin. Si estamosun tiempo y no encontramos nada, se cierra el asunto. Si salen

  • cosas interesantes, pues echamos toda la carne en el asador.

    Aqu tienes el informe que me han entregado estamaana interrumpi Miguel Recio mientras empujaba haciaSantos una carpeta con documentacin. Est bienfundamentado. Al final hacen una propuesta en la que solicitanalgn funcionario de Hacienda. En Ballena Blanca vino muybien la ayuda de Anselmo.

    Yo puedo hablar con Miguel ngel a ver si hace algo defuerza para que nos lo manden a l inquiri Bruno.

    Hazlo dijo Santos.

    No le pareci mala idea contar con la colaboracin de lainspeccin tributaria desde el principio, y Anselmo le inspirabaconfianza. El comisario se dio cuenta de que haba cado en latrampa. Se haba dejado seducir por los cantos de sirena deaquellos tres hombres.

    Bueno, decidme qu necesitis resolvi.

    Bruno y Ricardo se miraron cmplices y le dieron losdetalles del plan. Su propuesta consista en dividir el grupo endos. Bruno y un par de hombres seguiran trabajando en losflecos que quedaban de Ballena Blanca. Ricardo y otros dosagentes se haran cargo de las primeras pesquisas de la nuevainvestigacin de Marbella. Slo necesitaba un par de hombres enel equipo de Escuchas que estuvieran atentos a los dos telfonosque tenan localizados de Roca, y que iban a pincharinmediatamente por orden judicial. Miguel Recio se encargarade coordinar a ambos.

    Tambin deberamos contar con un equipo deseguimiento que se pegara a l todo el da para ver con quin serene propuso Ricardo.

  • Lo intentar. Dejadme que lo plantee arriba y os digoalgo zanj Santos Miranda.

    4

    La ltima gotaBruno entr en el despacho del grupo con un semblante

    extrao. De entusiasmo contenido. Santos Miranda lo haballamado esa maana para darle las buenas noticiaspersonalmente. Su propuesta de investigar a Roca y a suentorno haba sido aceptada. Las palabras exactas del comisariofueron: La comisara pone a vuestra disposicin todos losmedios necesarios para que la investigacin llegue a buenpuerto. La idea del puerto le llev al mar, y el mar a BallenaBlanca, un buen recuerdo con un eplogo amargo. Volva asentir otra vez el vrtigo de estar pendiendo de un hilo. Esta veztenan que jugar mejor sus cartas.

    Ricardo le pidi que le contara todos los detalles de laconversacin que mantuvo con Miranda.

    Me ha dicho que le pase hoy mismo una minuta con elnmero de agentes que nos hacen falta dijo Bruno.

    Puedo terminarla en un par de horas y se la enviamospor correo electrnico. Pero tengo una duda anunci Ricardo.Nos da va libre para elegir a la gente?

    No ha sido fcil confes el inspector. Al principio medijo que no nos pusiramos delicados y que aceptsemos a losagentes que componen los grupos de Vigilancias y Escuchas. Yoinsist en que quera una serie de nombres concretos. Le dije quealgunos ya estaban dentro de estas unidades, pero a otroshabra que incorporarlos ad hoc.

  • Y qu te contest? se apresur a preguntar Ricardo,ansioso por conocer la respuesta.

    Despus de discutirlo durante un rato y tras llamar aMadrid, al jefe provincial, al de la UCOP[2] y hasta al portero dela comisara, han aceptado. Y se es el problema.

    Problema? Por qu? Si es lo que queramos...

    Pues porque estamos obligados a obtener resultados. Sidespus de que ponen a nuestra disposicin a los policas quepedimos no encontramos nada, nos van a llover chuzos depunta. Por ahora, esto no es ms que un castillo de naipesbasado en lo que dice un funcionario.

    Claro, de eso se trata. De investigar indicios de delito. Esees nuestro trabajo. Y el suyo, proporcionarnos los medios parahacerlo. Sigo sin ver el problema, de verdad sentenci Ricardo.

    Bruno vio retratado en su respuesta el carcter de sucompaero. Ricardo era un hombre valiente, seguro de s mismoy un tanto osado. Ms impulsivo que reflexivo. Pens que quizllevaba razn. Pens que, quiz, tena que estar contento porquesus superiores volvan a confiar en l despus del tirn de orejasque les dieron a todos ellos en Ballena Blanca.

    Por cierto, Santos me ha dicho que lo primero quetenemos que hacer es ponerle nombre a la operacin y colgarlaen la base de datos para que los de la UTI[3] sepan en questamos trabajando. No quiere que nos pase como la ltima vezy el ministro se entere por los peridicos advirti Bruno a sucompaero sin poder ocultar una sonrisa.

    A ver qu se nos ocurre replic Ricardo, un tantodesilusionado por la reaccin de su jefe. No le gustaba lainseguridad de su compaero. Y a Bruno a veces le incomodaba

  • la osada de Ricardo. Por eso se complementaban tan bien.

    Hay algo ms mencion Bruno antes de terminar con laconversacin. Los de Madrid han puesto una condicin paradarnos el visto bueno. En la operacin tiene que participar laUDEF[4]. Nos van a mandar un subinspector, en plan experto,para que nos ayude y supervise la investigacin. No quieren quealgo tan gordo se haga slo con gente de aqu.

    Ni que el ministro se entere por los peridicos sonri sucompaero.

    Ricardo emple el resto de la maana en elaborar la listade los funcionarios que iban a integrar el equipo. Decidieronempezar con seis agentes adicionales, tres en el equipo deVigilancias y otros tres en el de Escuchas, aparte de los ochopolicas que formaban el Grupo III de Blanqueo. Tambincontaban con el apoyo de la UVAO[5], integrada por un grupo desabuesos especializados en acechar a personas sin ser vistos.Capaces de adoptar las apariencias ms inverosmiles, demimetizarse a la perfeccin con el entorno, el trabajo de estosagentes consiste en seguir a un sospechoso sin saber siquierapor qu, ni a qu investigacin se halla sujeto. Cuanta menosinformacin manejen, mejor. As mantienen siempre laobjetividad y la distancia. Durante las vigilancias, confeccionanun acta con todos los movimientos de su objetivo que luegoentregan al jefe de su unidad, el inspector Horacio Altamira. Deesta forma evitan saber para qu o para quin trabajan.

    Estn todos los nombres que hablamos? preguntBruno a su segundo cuando ste le dio la lista que debanentregar a sus superiores.

    S, creo que s. chale un vistazo de todos modos por sipiensas que debemos cambiar a alguno, que estamos a tiempo.

  • Y falta el de Madrid, claro.

    Bruno escrut cada nombre de la lista. Pens en los pros yen los contras de cada agente. Busc alternativas. Y lleg a lamisma conclusin que das antes, cuando Ricardo y lescribieron aquella lista en una servilleta del bar de lacomisara.

    Perfecto. Pero mejor no la enves por correo electrnico.Imprime dos copias y llvaselas t mismo en mano a MiguelRecio y a Santos Miranda orden Bruno, casi sin levantar lavista de los papeles que tena delante.

    No volvieron a hablar en toda la maana nada ms salvopara decirse adis al salir del despacho. Bruno estaba ausente.Ricardo saba que algo ocupaba su cabeza.

    Mete la llave en el contacto y arranca. Rodea lacircunvalacin de la plaza Manuel Azaa y deja atrs lacomisara provincial. Toma la avenida Blas Infante hacia eloeste. Circula muy despacio. Est pensando en otra cosa. Sucabeza se encuentra en plena ebullicin y las ideas surgen aborbotones. Piensa en cmo Beluga le llev a Ballena Blanca.Sonre al recordar que fue idea suya ponerle ese nombre a laoperacin. Se siente un tipo brillante, con una mente preclara.Ricardo reflexiona, es demasiado osado. Centrmonos, quenos vamos por las ramas, se dice a s mismo en voz alta.Regresa al dilema mientras cambia de carril y pone elintermitente a la derecha para salirse de la avenida en direccina Teatinos, el barrio donde vive. Cae en la cuenta de que no tienecomida en casa y que Ingrid se queda a almorzar en el colegio.Decide apaarse con el men del da en algn bar de la zona.Empieza a llover. Ballena Blanca fue una idea brillante. Es unnombre muy meditico, pero la saga est agotada. A l le gustan

  • los nombres con doble sentido, con gancho. Se imagina a Rocacomo un tiburn, un pez que necesita nadar todo el tiempo parano morir. Rectifica. No cree que ese sea el final de Roca, quecuando decida dejar de nadar, lejos de morirse, va a disfrutar detodo lo que amas. No, Tiburn no vale.

    La lluvia arrecia. Bruno conduce por las amplias avenidasde Teatinos. Se nota que es un barrio nuevo, sin historia. Hastahace slo quince aos, esto era un enorme descampado. Ahoraes la zona de expansin de Mlaga. Edificios nuevos con pisosgrandes, imposibles de conseguir en el centro de Mlaga a unprecio que se pueda pagar. O al menos que l pueda pagar.Quince aos piensa Bruno, el tiempo que Roca llevamandando en Marbella. Cmo nadie hizo nada en todo estetiempo?

    Llega al bar Mario. Est abierto. Varios trabajadoresbuscan refugio en el local mientras se cubren la cabeza con lachaqueta para evitar empaparse. Se siente afortunado al verque hay un sitio libre junto a la ventana. Se olvida de cerrar elcoche con llave, pero no importa, puede verlo desde su posicin.Mira a su alrededor y observa las mesas ocupadas, slo un parde ellas. Cuatro estudiantes que seguramente comparten piso y,en la de al lado, tres trabajadores de una empresa deconstruccin. Los primeros ren. Los segundos comen.

    Busca con la mirada a la camarera. Hoy est Laura, lamujer del dueo, una chica con la expresin dulce. Parecebuena persona. Est en un rincn del local colocando un cubocon precisin milimtrica. Bruno se fija y observa una gota quecae del techo y se estrella en el borde de plstico. Laura corrigecon el pie la posicin y comprueba que la gota cae ahora dondedebe. Saca su libreta del delantal y se dirige a la mesa de Bruno,

  • que sigue mirando fijamente el cubo y la gotera.

    Hola Bruno. Qu quieres tomar?

    La joven empieza a canturrear el men, que se sabe dememoria. Bruno no le presta atencin. No es un gesto de malaeducacin. Slo est concentrado.

    Bruno, me has odo? Te ocurre algo? insiste lacamarera.

    Perdona, Laura. No te he escuchado. Estaba pensando.

    En las goteras?

    Pues s, pensaba en una gotera sonre el policamientras se atusa el rizo que cae sobre su frente.

    Vuelve al despacho sobre las cinco, convencido. Ricardollega unos minutos despus.

    Qu tal, Bruno? le pregunta su compaero.

    Ya tengo nombre para la operacin responde elinspector. Llevo desde esta maana pensando y creo que es elmejor de los que se me han ocurrido. Pero esto es como ponerlenombre a un hijo; me queda saber lo que opinar la madre bromea Bruno.

    Qu gracioso Dispara.

    Operacin Malaya. Qu te parece?

    Malaya? pregunta incrdulo Ricardo. De Malasia?Por qu? ste es uno de esos momentos en los que Tintn sesiente triunfador. Se vuelve a alisar el tirabuzn y mirasonriente a su compaero, que ha cado en sus redes. Ahoratiene toda su atencin. Lo ha atrapado.

    Por el mtodo de tortura, la gota malaya. Tiene variossignificados. La gota que cae sobre la roca que parece

  • indestructible pero que al final acaba rompindose. La gotamalaya es la ltima gota. La que acaba horadando la piedra, oel crneo del torturado. Nosotros seremos la gota malaya deRoca se emociona Bruno.

    El Marqus no comparte el entusiasmo. Se limita a asentir,conoce a su jefe. Diga lo que diga, si una idea se le mete en lacabeza es imposible sacrsela ni a garrotazos. Es mejor dejarloestar.

    Puede funcionar resuelve Ricardo, aunque en el fondono le convence.

    Ricardo saba que a ninguno de los policas quecompartiran la operacin les iba a entusiasmar el nombreelegido por Bruno. Por eso le pidi ser l la persona encargada decomunicarlo. No porque su jefe le hubiera convencido, sino comomuestra de lealtad a su amigo. Por algo eran un equipo. Brunoy Ricardo, Tintn y El Marqus, o Batman y Robin, desde queBallena Blanca los pusiera en el ojo del huracn. No lesimportaba. Saban que cuando la nueva operacin saltara a laluz las tensiones volveran a dispararse en la comisaraprovincial. Y no slo en Mlaga. Por eso era necesario que Brunoy l formaran una pareja sin fisuras.

    Operacin Malaya se dijo Ricardo. Desde este momentome gusta.

    5

    La teora de loscrculos concntricos

    Das atrs la operacin an no tena nombre. Slo era ladeclaracin de un funcionario municipal en un juzgado de

  • Marbella por una causa menor. Uno de los tantos casos deexcesos urbansticos que salpicaban como un sarampin elmapa de la ciudad. Todo cambi cuando Miguel ngel Torres vioen aquel testimonio la ventana que si se abra poda iluminarlos oscuros despachos donde resida el verdadero poder deMarbella. No tard en remitir una copia del acta a Juan CarlosLpez Caballero, el fiscal Anticorrupcin. Miguel ngel tenamuchas cosas en comn con l, un tipo serio y con aspectobonachn que haba conseguido superar una timidez casipatolgica por los imperativos de su profesin. Los dos separecan en eso. Rehuan el protagonismo.

    Cuando conoci al juez, Juan Carlos ya haba pasado elecuador de su carrera como fiscal, que empez con sloveinticinco aos. No tena borrones en su trayectoria, pero haballegado al medio siglo sin un gran caso en su currculum. Suoportunidad surgi en diciembre de 2004, cuando le ofrecierondejar la seccin de Medio Ambiente para hacerse cargo de ladelegacin de la Fiscala Anticorrupcin que se iba a crear enMlaga. Y el primer gran caso que tanto haba esperado notard en aparecer.

    Apenas llevaba unos meses en el cargo cuando recibi lallamada de Miguel ngel Torres. El joven juez, del que habaescuchado hablar bien pero al que an no conoca, le cont portelfono que un inspector enjuto y con cara de avispado le habadejado en su despacho un tema gordo. Era Ballena Blanca.Meses ms tarde, la investigacin tom color y se meti de llenoen el caso. El fiscal supo entonces que haba entrado a formarparte de un equipo. Por eso, cuando a finales de octubre recibiotra llamada del magistrado, la segunda en similar entonacin,aunque con algo ms de confianza y cercana, intuy que volva

  • a estar ante algo grande. 2005 fue su ao. El ao en quetermin Ballena Blanca y comenz Malaya. De no haber ningngran caso en el cincho, pas a tener dos muescas en muy pocotiempo.

    El 10 de noviembre, el juez recibi en su despacho un oficioen el que la Fiscala se postulaba sobre la intencin de abrir unanueva investigacin en Marbella. En el fondo y en la forma era loque haba estado esperando. Haca mencin a la presuntaactividad delictiva de Roca y a la necesidad de investigarla demanera separada y con la reserva necesaria a fin de garantizarsu efectividad.

    Era un oficio escueto, de apenas un par de folios. Miguelngel tard unos minutos en leerlo. Al llegar al final, se leescap una sonrisa. El fiscal reflej en el documento que, segnla declaracin de Jorge Gonzlez, haba indicios suficientes parainvestigar a Roca por delitos contra la ordenacin del territorio,trfico de influencias y prevaricacin. El siguiente paso de Torresno se hizo esperar. Atendi los asuntos urgentes del da y, alterminar la maana, se puso a trabajar en el primer auto queordenaba a la UDYCO-Costa del Sol que empezara a trabajar enel caso. Dos das despus, Bruno y Ricardo recibieron laresolucin judicial en comisara.

    Bueno, ya no hay vuelta atrs expres el jefe del grupomientras guardaba el documento en una carpeta nueva, comosola hacer cada vez que inauguraba una operacin.

    La etiqueta con el nombre todava estaba en blanco. Lapalabra Malaya an no haba sido escrita. Cuando volvi a sumesa, Bruno crey advertir en su compaero un semblante msserio que de costumbre. Lo interrog con la mirada.

    Esto no es la primera vez que se hace dijo Ricardo. Ya

  • lo han intentado otros antes, muchas veces, y no hanconseguido nada. Todas las investigaciones se quedan en lasuperficie o acaban en una condena mnima por un asuntopuntual. Se ha confirmado la ilegalidad de esta licencia, la otrao la de ms all. Pero nunca se ha llegado al conjunto.

    Bruno respondi casi automticamente:

    Nosotros hemos creado un nuevo mtodo de trabajo.Somos pioneros en eso. La investigacin de Ballena Blanca esinterdisciplinar. Hemos integrado a funcionarios de Hacienda, aljuez, al fiscal y a la polica en un mismo equipo. Y lo ms difcilde todo, hemos obtenido resultados. Adems, piensa que Bruno se call de repente.

    Que hemos imputado a tres notarios por blanqueo? pregunt Ricardo.

    Que hemos imputado a tres notarios por blanqueo repiti Bruno. Si hemos hecho eso, por qu no podemosacabar con lo que pasa en Marbella?

    Los agentes estuvieron tres das trabajando en el primerinforme del caso. Generalmente, Bruno era el encargado deredactar ese tipo de documentos. Ricardo sola sentarse a sulado y se dedicaba a darle ideas o a corregirle algunasexpresiones. Decidieron centrar el escrito en Juan Antonio RocaNicols, en el papel que le presuponan en el consistorio marbelly en la dificultad que entraaba investigarlo.

    Es importante que insistamos en que es imposibleacercarse a l en Marbella sin que se entere sugiri Ricardo asu jefe.

    En el informe dejaron bien claro que el asesor deUrbanismo era el amo de una ciudad llena de chivatos. Roca lo

  • vea y lo saba todo. Y estaban seguros de que descubrira lo quetramaban si intentaban construir la investigacin medianteseguimientos y vigilancias.

    A la vista de estas inconveniencias, lo mejor era empezarpor los telfonos. Los policas solicitaron la intervencin decuatro nmeros que atribuan a Roca. Dos fijos y dos mviles.No era gran cosa, pero, al menos, era un comienzo.

    El segundo punto del informe lo tenan claro. Era un cortay pega que serva para todas las investigaciones de blanqueo.La teora de los crculos concntricos. El abec de losdelincuentes que pretendan camuflar fondos sucios pasaba porocultarlos bajo nombres limpios, por lo general, una red detestaferros que naca siempre en su propio entorno. Enoperaciones anteriores, Bruno y Ricardo aprendieron que elhombre de paja poda ser cualquiera. Miguel Recio, su jefedirecto, les haba hablado del modus operandi de un clanfamiliar que controlaba el menudeo del revuelto mezcla decocana y herona en Mlaga. Los narcos, que tenan susfondos en Islas Caimn, usaban a yonquis de confianza a losque suministraban su dosis diaria a cambio de poner a sunombre decenas de propiedades inmobiliarias y coches de lujo.Los toxicmanos ni siquiera saban lo que firmaban. El caso quems les sorprendi fue el de un hombre que trabajaba para unode estos clanes. Era un tipo normal, ms bien humilde. Viva enun pequeo piso de proteccin oficial con su familia. Sin lujos niestridencias, pero tampoco en la pobreza. Sobre el papel,subsista con una mnima pensin de marginalidad, unos 280euros mensuales. Los dos inspectores se quedaron perplejos alcomprobar que tena a su nombre nada menos que quincehipotecas suscritas en diferentes entidades bancarias.

  • Evidentemente, ninguno de los quince inmuebles era suyo.

    En la corrupcin, los testaferros eran ms difciles de cazar.Bruno y Ricardo lo saban, as que decidieron empezar por lafuente de la que, pensaban ellos, emanaba toda esa riqueza. Enel informe, los policas plantearon al juez la necesidad deempezar por Roca para ir trazando esos crculos concntricosque llevaran al resto de la red. Ambos coincidan en que, paradesenmaraar la trama que intuan, necesitaban tener acceso adatos tributarios en tiempo real. Para Bruno, el gran acierto deBallena Blanca fue precisamente integrar en la investigacin alos inspectores de Hacienda. El cambio era significativo. Enoperaciones anteriores, cada vez que necesitaban conocer undato o pedir un informe, tenan que enviar una solicitud al juezque entenda del caso, esperar a que ste dictara un auto y loremitiera a la Agencia Tributaria y que, una vez all, eldocumento cayera en las manos de algn funcionario diligenteque dedicara la maana a resolver la peticin. En BallenaBlanca, con Anselmo y su compaero Ramn trabajando encomisara, todo fue diferente. Lo que antes tardaba semanas,con ellos all se resolva en cuestin de minutos. Por su rango,los dos inspectores tenan acceso telemtico a la base de datosde Hacienda y, lo que era ms importante, saban dnde tenanque buscar.

    Los necesitamos para esto ms que nunca insistiRicardo.

    Ya lo s. Y tambin se lo he hecho saber a Miguel ngelpara que sea receptivo con el tema. Por si acaso lo vamos aincluir en el informe y as lo tendr ms fcil respondi Bruno.

    Los inspectores enviaron el atestado el 17 de noviembre. Eljuez Torres demostr una vez ms las ganas que tena de

  • empezar y al da siguiente les remiti su respuesta. Era elprimer auto del caso Malaya. En su resolucin, el magistradoatendi punto por punto todas las demandas de los agentes. Yano haba excusas. No haba vuelta atrs.

    6

    Ni a vuestras mujeresLos primeros datos recopilados en silencio por los

    funcionarios de la Agencia Tributaria permitieron conocer elnivel de vida de Roca y su evolucin desde que en 1992 entrara atrabajar en el ayuntamiento, un ao despus de la arrasadoravictoria de Jess Gil en las elecciones municipales. Entre marzode 1991 y mayo de 1992, haba estado apuntado en las oficinasdel paro y recibido prestaciones por desempleo. Su suertecambiara a partir del 22 de mayo de 1992, cuando fue dado dealta como trabajador de la empresa municipal Planeamiento2000 SL, una de las sociedades creadas por Gil para eludir loscontroles del dinero y las contrataciones en el Ayuntamiento deMarbella.

    Las maniobras de ingeniera societaria de difcil explicacinhaban estado presentes en la manera de actuar de Roca desdeantes de su llegada a la ciudad emblema de la Costa del Sol. Lavivienda que comparta con su mujer, Mara Rosa Jimeno, unpiso de 105 metros en Cartagena, haba sido adquirida por estaempresa a su propio marido en agosto de 1986 por 2,6 millonesde pesetas. Cinco das despus, la mujer la vendi por el mismoprecio a una persona de apellido Fernndez, quien en diciembrede 1987 la volvi a vender a la sociedad Marbella Inversiones SApor un precio idntico. Marbella Inversiones SA era la sociedadpatrimonial formada por Roca y su mujer con la que Juan

  • Antonio inici su desembarco empresarial en la ciudad que notardara en convertirse en su feudo.

    En julio de 1990, la entidad adquiri aparcamientos, treslocales comerciales y dos viviendas en Marbella por un total de130 millones de pesetas a una empresa de Jess Gil. En enerode 1992, Roca dio de alta esta sociedad como empresa dedicadaa la construccin aunque, tres aos despus, segn el balancepresentado para el impuesto de sociedades, estaba en quiebratcnica.

    Para entonces, Roca ya haca gala de una ciertaabundancia. Desde 1993 resida en una vivienda de 400 metrosla suma de dos pisos unidos en una misma planta con unaterraza de 135 metros en la zona ms cara de la Marbellaurbana, que cuatro aos antes haba sido vendida por laempresa de Jess Gil a una sociedad gibraltarea.Supuestamente, Roca pagaba un alquiler a esta entidad,aunque los policas tenan elementos para sospechar que enrealidad el piso era suyo. El alquiler haba sido pactado en 1993en 200.000 pesetas mensuales en un contrato indefinido y desdeentonces permaneca congelado. Todos los gastos de comunidaderan asumidos por los propios inquilinos, y como rbitro frentea las controversias que pudieran surgir entre las partes se habadesignado a una persona de la mxima cercana a Roca: RosaMoreno, abogada y cargo de confianza en las oficinas deUrbanismo del ayuntamiento de Marbella.

    Los datos recabados en la investigacin dieron cuenta deque los nicos ingresos declarados por Roca y su mujercorrespondan a sus respectivos trabajos, el del asesor en elayuntamiento y el de su esposa, Mara Rosa Jimeno, comoadministradora y empleada de la sociedad Beauty Marbella SL,

  • propietaria de comercios de cosmtica situados en Puerto Bansy en el centro comercial La Caada. Entre ambos cnyugesreunieron en 2004 unas retribuciones brutas de 151.000 euros.

    El rastreo de los datos registrados en los distintosorganismos oficiales permiti obtener pruebas de las actividadesde Roca. En la base de datos de Aduanas qued constancia desu aficin a la caza mayor. Entre 1997 y 2002, import trofeosconseguidos en caceras realizadas en Zimbabwe, Kirguistn ySudfrica. No era una aficin barata. Segn la informacinrecabada por la polica, un safari en Zimbabwe costaba entre600 y 1.200 dlares diarios, con un suplemento de 17.500dlares si se garantizaba el abatimiento de un leopardo y de29.000 dlares si la pieza garantizada era un elefante. EnKirguistn, las tarifas oscilaban en torno a los 11.500 dlarespor un safari de ocho das, y en Sudfrica cazar durante docedas poda salir entre 11.000 y 17.000 dlares.

    En Aduanas tambin haba quedado registrada en febrerode 2002, con Roca como destinatario, la importacin dealfombras originarias de Kazajistn.

    Los policas detectaron otras actividades de Roca quedifcilmente se podan sufragar con los ingresos declarados:utilizaba habitualmente un helicptero para susdesplazamientos entre Marbella, Murcia, Huelva y Madrid.

    Bruno saba, por su experiencia en casos anteriores, que lapista del dinero era la que ms resultados le podra dar. Noimporta cmo lo consigan, sabemos que al final se lo acabangastando, pensaba.

    Ricardo Santander estaba de pie en la misma oficina quehaba sido utilizada por el equipo de Ballena Blanca. A su lado,el subinspector Sira, jefe del equipo de Escuchas y el inspector

  • Horacio Altamira, quien estara al frente del grupo deVigilancias y Seguimientos. Una quincena de policas, sentadosalrededor de la mesa, lo miraban en silencio. Entre ellos slouno desentonaba por su edad. Era un subinspector, AntonioMerino, el polica que haba llegado desde Madrid para reforzarel equipo. Ricardo observ que haba sacado una libreta paratomar nota y le hizo un gesto para indicarle que la guardara.

    Voy a decirlo una sola vez y espero que quede claro comenz sin dar rodeos. sta es una operacin secreta. Nadie,y cuando digo nadie quiero decir nadie, puede saber lo queestamos haciendo y mucho menos conocer el contenido de lasescuchas ni quines son las personas a las que les vamos apinchar los telfonos. Los nicos que os pueden pedirinformacin y los nicos a los que vais a drsela somos elinspector Bruno Salinas y yo mismo. Y llegado el caso, al juez yal fiscal. A nadie ms. Aunque venga el ministro. No podiscontar nada ni a vuestras mujeres, maridos o novios. Yo no se lohe dicho a la ma, y como se entere por culpa vuestra voy a tenerun problema en mi casa, y har responsable de ese problema aquien se vaya de la lengua. Cualquier filtracin, cualquier fugade informacin, cualquier comentario fuera de lugar, sermotivo suficiente para que el responsable sea expulsado de lapolica, y os aseguro que yo me ocupar personalmente de queas sea. Quien entra en esta operacin asume un compromisocon este grupo. Vamos a convivir catorce horas al da y no puedehaber ninguna fisura en el equipo. He hablado claro?

    Ninguno de los policas que escuchaban ni los jefes queestaban a su lado rompi el silencio. Ricardo Santander dio porhecho que todos le haban entendido perfectamente.

    Vamos a intervenir los telfonos de personas relacionadas

  • con el ayuntamiento de Marbella el inspector crey advertircaras de asombro en su auditorio, aunque los policas no seatrevieron a mirarse entre s y os vamos a dar una serie depalabras clave para que vosotros podis saber qu conversacinpuede ser relevante para la investigacin. Las palabras son:convenios, obras, urbanismo, construccin, dinero, comisin, ytodos los nombres de personas que escuchen, aunque no lasconozcan de nada. El nombre ms importante de todos es Roca.Juan Antonio Roca.

    El Marqus hizo otro silencio. Quera ver cmoreaccionaban sus oyentes, pero todos permanecieron callados.Cuando el silencio comenz a ser incmodo, sigui:

    Desde este momento, est absolutamente prohibidollamar a los objetivos de la investigacin por sus nombres yapellidos. Slo se les puede nombrar por los apodos que lesvamos a asignar. Incluso en las comunicaciones quemantengis entre vosotros. Prefiero que aparezca un apodo enun informe oficial antes de que se escape un solo nombre realfuera de estas paredes.

    Ricardo volvi a hacer silencio. Pidi a los miembros delequipo de Escuchas que salieran del despacho, y se dirigi aquienes estaran encargados de los seguimientos.

    No podremos daros muchos datos de las personas a lasque vais a seguir porque todava desconocemos quines son, ycuando lo sepamos os diremos lo mnimo indispensable, pero esnecesario que tengis en cuenta algo: seguramente algunos deellos sern cargos pblicos e irn con escolta. Seguramenteutilizarn tcticas de contravigilancia. No podemossubestimarlos, porque algunas de estas personas tienenenemigos y muchos motivos para protegerse. Si los seguimientos

  • son detectados, toda la investigacin se puede frustrar. Ante lamnima sospecha de que nos han descubierto, hay que retirarse.Nada es tan importante como mantener el secreto sobre lo queestamos haciendo. Es probable que no tengamos gente paracubrir todos los objetivos, as que seremos muy selectivos y cadavigilancia que se os ordene tendr fundamental importancia.

    Los policas asintieron en silencio. Ricardo les hizo unaltima aclaracin.

    Ni el inspector Salinas ni yo mismo podremos participaren los seguimientos. Estamos quemados en Marbella desde laoperacin Ballena Blanca. De modo que gran parte de que estosalga bien depender de vosotros. Espero que no defraudis alCuerpo. Y lo que es ms importante, que no os defraudis avosotros mismos.

    7

    Puo y letra de rocaEsta gente lleva quince aos en el ayuntamiento. Por

    qu antes no se hizo nada?

    La voz de Ricardo sac a Bruno de su ensimismamiento.Los dos estaban enfrascados en montaas de papeles queparecan inacabables. Antonio Merino, el polica llegado deMadrid, sigui mirando en silencio la pantalla de su ordenador.

    Lo estamos haciendo ahora. Nos ha tocado a nosotros respondi Bruno; pero eso no significa que tengamos quecomenzar de cero Ricardo mir a los ojos de su amigo y espera que siguiera.

    He estado viendo el informe del Tribunal de Cuentassobre el ayuntamiento de Marbella de 1999 y el sumario del caso

  • Saqueo, que est atascado desde hace quince aos en laAudiencia Nacional. Lo que siempre decimos de la pista deldinero, que es lo que hay que seguir...

    S. Qu pasa?

    Que ah tenemos donde comenzar a buscar.

    Cuntos casos pendientes tiene Roca? preguntMerino.

    En los ltimos aos, ha sido imputado en cuatroprocedimientos judiciales respondi Bruno. Dos estn en laAudiencia Nacional, los que se conocen como caso Saqueo ycaso Tribunal de Cuentas. Los otros dos estn en juzgados deMarbella, uno por malversacin de caudales pblicos y el otropor trfico de influencias y prevaricacin.

    Completito el muchacho respondi el polica de Madrid.Bruno sigui.

    Saqueo es por la fuga del ayuntamiento de casi seis milmillones de pesetas, 36 millones de euros, hacia cuentasprivadas apenas llegado Jess Gil al poder en 1991. Roca fuedetenido por esta causa y pas ms de seis meses en prisinpreventiva.

    Entonces no es verdad que no se hizo nada dijo Merino.

    Bruno no estaba tan seguro. Cuando Roca fue detenido enabril de 2002 la polica le intervino un maletn con papelesmanuscritos con una serie de listados que fueron transcritosantes de devolvrselo. La trascripcin qued incluida en elsumario, aunque nunca se sigui esa pista. Ahora estabaencima de la mesa de Bruno.

    Las anotaciones contenan una serie de nombres, y debajode cada uno de ellos lo que parecan ser trabajos pendientes de

  • encargar en algunos casos, y en otros, apuntes que resultabanenigmticos a ojos del polica. Los nombres no le decan nada.No parecan ser de concejales del ayuntamiento ni de ningunapersona que Jorge Gonzlez hubiera citado en su testimonio. Elinspector los ley atentamente: scar, Montse, Sergio, David,Salvador, Manel, Miguel, Hilde, Ignacio, Jos M Farias, CarlosCorbacho, Ernesto, Saturnino, Olga y Juan Isidro, MarianoAyuso, y Jean.

    Decidi comenzar por el primero: scar. Debajo de estenombre, Roca haba apuntado un listado:

    M. Velilla

    Perinal

    Rohnos

    7c

    Camosan

    Mallorca

    Lippizzar

    Varios

    Body

    Varios

    Los anot en su libreta con un signo de interrogacin alpie. Debajo del segundo nombre, Montse, tambin aparecanuna serie de tareas:

    Recurso catastroMazarrn

    Seguros

    Seguros cuadros

    Control escrituras noregistradas (Relacin)

    Inventarios Jimena

    San Pedro

    Estudios econmicos LosAlczares

    Madrid (Fortuny) Madrid

    Marbella (Bora bora)Marbella 9c

    Mallorca

    Cartagena

    Contratar telfono Goyay Ppe. Vergara

  • Mallorca

    Murcia

    Madrid

    Subvencin Hotel LosAlczares

    Hipoteca Hotel LosAlczares

    Bancos

    *Embargo Ma. Rosa

    Registrar Centro comercialMar Menor

    Hotel Mar Menor

    Seguro Mar Menor

    Inmobiliaria Mar Menor

    Explotadores hotelesMallorca

    Ctgena.

    Madrid Fortuny

    Bruno no saba quin era Montse, pero s las tareas que leasignaba Roca: presentar recursos, contratar seguros, incluidoslos de los cuadros, llevar el control y registro de las escrituras,realizar inventarios por localidades, gestionar temas bancarios,realizar estudios econmicos, buscar explotadores para hotelesde su propiedad, preparar expedientes, constituir sociedades,llevar asuntos de su familia, aportar certificados, redactarcontratos, suscribir hipotecas... El polica comprendi queMontse debera ser una persona de la mxima confianza deRoca. Apunt su nombre en la libreta, con otro signo deinterrogacin al lado.

    La consulta de una de las pginas de Internet que ofrecen asus abonados informacin sobre sociedades consumi desdeentonces gran parte del tiempo de trabajo de Bruno. El nombreVelilla, el primero que apareca bajo el nombre de scar, llevrpidamente hacia la sociedad Marqus de Velilla, que habasido constituida en 1994 y que desde 1996 estaba administradapor scar Alberto Benavente Prez. Bruno ya haba conseguidoponerle apellidos al primero de la lista de Roca.

    Marqus de Velilla, adems, daba nombre a una ganadera

  • que se explotaba en la finca La Caridad, situada en el ncleomarbell de San Pedro Alcntara. Esta finca, a su vez, aparecarelacionada con Perinal SL, cuyo titular era el empresarioManuel Gonzlez Snchez Dalp y que era el segundo nombreque figuraba en las anotaciones bajo el epgrafe de scar.Perinal apareca domiciliada en la finca La Caridad y figuraba asu vez como propietaria de otra finca, denominada La Morisca ysituada en Jimena de la Frontera, provincia de Cdiz.

    De las diez palabras que aparecan en los apuntes pordebajo del nombre de scar, el polica ya haba conseguidodesvelar el significado de las dos primeras, M. Velilla y Perinal.Le faltaban las otras ocho. Cuando comenz a trabajar en latercera, volvi a reparar en que las tareas pendientes que sehaban apuntado bajo su nombre podan estar relacionadas conobras de arte. El apunte rezaba: Terminar catalogacin,valoracin, estudiar seguro, Cuadros Caja Madrid,Restauracin, cuadros y marcos, Certificados. Ningunasociedad apareca bajo la denominacin Rhonos, pero el nombrede scar Benavente lo llev hacia una sociedad que bien podaesconder la abreviatura Rhonos: Rituerto Hermanos SL, unamercantil dedicada a las mudanzas y cuyo administrador nicodesde 1996 era el propio Benavente. Estaba domiciliada en lacalle Fernando VI, nmero 5, en Madrid. Encarg que secomprobara esta direccin, pero cuando le trajeron el resultadode la indagacin se encontr con una nueva sorpresa. Setrataba en realidad de la sede de un despacho de abogados: elgabinete jurdico Snchez Zubizarreta-Soriano Pastor.

    Bruno no pudo deducir mucho ms de los dos siguientesepgrafes del listado que figuraba bajo el nombre de scar: 7c yCamosan. Pero s del siguiente: Mallorca. Bajo este epgrafe, las

  • anotaciones hacan referencia al Proyecto Las Almenas ycitaban entre las tareas pendientes domiciliar pagos GYN ySocotora. Las consultas en Internet permitieron al policacomprobar que Benavente figuraba como administrador deotras dos entidades: Gracia y Noguera SA y Fincas de InmueblesSocotora. Como apoderado de Gracia y Noguera aparecaFrancisco Soriano Pastor, uno de los abogados del gabinetejurdico. El polica pudo saber gracias a la Oficina Virtual delCatastro que Gracia y Noguera era titular de un chal de 485metros cuadrados en la isla de Mallorca.

    El siguiente epgrafe de la lista, Lippizar, invit a queBruno intuyera que el crculo de sociedades controladas porRoca se iba cerrando. La investigacin, pese a todo, no hacams que empezar. Lippizzar Investments SL era una sociedadadministrada por Miguel Prez Camino, otro de los abogados delgabinete jurdico Snchez Zubizarreta-Soriano Pastor,propietaria de otra vivienda residencial en Santanyi.

    Baj al antepenltimo epgrafe de la lista. Saba y Beautyno le decan nada, as que decidi comenzar por M. Clothes.Encontr una sociedad denominada Marbella Clothes que en2002 haba adquirido a la mercantil Saba el local nmero ochodel centro comercial Plaza Bans de Marbella. Estabaadministrada por Jos Luis Benavente Prez, seguramente unhermano de scar, y como apoderado apareca un nombrenuevo: Salvador Gardoqui Arias. Bruno sigui la pista de Saba yvio que en la misma fecha y ante el mismo notario haba vendidoel local contiguo, el nmero nueve, a la sociedad BeautyMarbella, cuya administradora era Mara Rosa Jimeno Jimnez,la mujer de Juan Antonio Roca.

    El inspector centr sus pesquisas posteriores en Salvador

  • Gardoqui y scar Benavente. El primero apareci comoadministrador de cinco sociedades radicadas en Mlagarelacionadas indirectamente con Roca. Haba sido empleado delos ayuntamientos de Estepona y Manilva y candidato adiputado por el grupo de Jess Gil en las elecciones de 2000.

    Los datos sobre Benavente fueron an ms reveladores.Era administrador de catorce sociedades en Madrid, Mlaga yGuipzcoa. Estaba imputado en procedimientos judiciales y yahaba sido investigado por la Fiscala Anticorrupcin y laAgencia Tributaria. Nunca haba hecho la declaracin de larenta y no se le conocan ingresos, pero s una intensa actividadsocietaria y una aficin por la velocidad que desvelaban no slola adquisicin de varios vehculos de gran cilindrada en losltimos nueve aos, sino tambin algunas multas de trfico.

    Benavente apareca igualmente como socio junto a RosaMoreno en la sociedad Fincas e Inmuebles Socotora. Esta mujertrabajaba en los servicios jurdicos del ayuntamiento junto aSandra Iglesias, a quien la denuncia de Jorge Gonzlezsealaba como la persona a la que Roca haba puesto al frentede los servicios jurdicos de Urbanismo.

    La pista de Gardoqui llev hacia otra sociedad: MarasAsesores. Gardoqui era con toda seguridad el Salvador queapareca en el quinto lugar de la lista intervenida a Roca en2002. Los datos de Hacienda revelaron que Maras slo tenarelaciones comerciales con otras mercantiles relacionadas conRoca. Entre ellas figuraba Helio Ponto Marbella, en la que Marastena participaciones, y cuya actividad era la prestacin deservicios de hangares y estacionamiento de aeronaves.Gestionaba la concesin del helipuerto de Marbella en un solarde propiedad municipal. La maraa de sociedades pareca

  • infinita, aunque para Bruno todo comenzaba a tener sentido.Helio Ponto era propietaria de la tercera parte de MarbellaAirways SA. En la base de datos de Aduanas constaba que HelioPonto haba importado en abril de 2001 un yate adquirido en 37millones de pesetas (222.000 euros).

    En uno de sus primeros informes remitidos al juez Torres,Bruno pedira autorizacin para intervenir los telfonos de Roca,Benavente y Gardoqui y que se solicitara a Hacienda todos losdatos que tuvieran de Roca y sus familiares ms cercanos, ascomo de Benavente, Gardoqui y todos los concejales que en 2003haban firmado la mocin de censura contra Julin Muoz. Elpolica confiaba en que, como haba sucedido con BallenaBlanca, la pista de las sociedades y el dinero encauzaran lainvestigacin.

    Los seguimientos realizados por el equipo de Vigilanciaspermitieron contar con nuevos datos. Uno de los ms relevantesera que Benavente tena un despacho en la empresa MarasAsesores, situada en la avenida Ricardo Soriano, a pocos metrosdel domicilio de Roca y de las oficinas de Urbanismo delayuntamiento. Roca acuda asiduamente a esas oficinas.Prcticamente todas las tardes. Uno de los vehculos queBenavente utilizaba estaba a nombre de Maras Asesores, cuyoadministrador nico era Salvador Gardoqui, quien adems erael nico socio que apareca en los archivos de la AgenciaTributaria.

    Al mismo tiempo, esta empresa participaba al 97% en lasociedad Helio Ponto. El 3% restante perteneca tambin aSalvador Gardoqui. Qu sentido tena que el dueo de unasociedad tuviera la propiedad de otra repartida entre s mismo ysu propia empresa? Los pinchazos telefnicos comenzaron a dar

  • las primeras respuestas. Se detectaron numerosas llamadas deBenavente a telfonos que figuraban a nombre de la empresaMarbella Airways SA. En el registro mercantil apareca comopresidente de sta el ciudadano alemn Juan Hoffmann, y comosecretario Salvador Gardoqui. Un tercio de Marbella Airwaysperteneca a Helio Ponto, una de las empresas que figuraban anombre de este ltimo.

    Tanto Gardoqui, el supuesto dueo de Maras, comoBenavente, que tena su despacho en esa empresa, se referan aRoca de una nica manera que revelaba cul era la relacinentre ellos. En uno de los primeros informes enviados al juezpara solicitar la prrroga de la intervencin de las escuchas,Bruno no dud en apuntar que, segn todos los indicios,mientras que la titularidad formal de las citadas mercantileslas asume Salvador Gardoqui, scar Benavente se encarga desu gestin bajo la atenta supervisin y direccin del verdaderotitular de las mismas, que no es otro que Juan Antonio RocaNicols, a quien los primeros llaman El Jefe.

    Bruno se pregunt si Montse, el segundo nombre quefiguraba en la lista intervenida a Roca, deparara tantosresultados para la investigacin como lo haba hecho el primero.No tardara en averiguarlo.

    8

    Pedro y HeidiHola, Miguel ngel. El equipo de Escuchas no ha detectado

    ninguna conversacin en los telfonos. Los tenemos pinchadosdesde hace quince das y el silencio es sepulcral. No hay trfico.Slo en uno de ellos se ha registrado una llamada entrante, peroel mvil estaba apagado o fuera de cobertura. Hemos pensado

  • que deberamos cesar la intervencin de los tres telfonos que noestn operativos y pinchar slo ste mientras intentamosdescubrir cules son los nmeros nuevos que utiliza. Hemosavanzado en la investigacin patrimonial del entorno delobjetivo. Han aparecido dos nombres nuevos que te dirpersonalmente. Si te parece, vamos a ir abriendo el cerco, yahabr tiempo de estrecharlo. Bueno, nada ms. Espero que todovaya bien por ah. U