Manifiesto por la superación de la pobreza en Centroamérica
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Manifiesto por la superación de la pobreza en Centroamérica
Hace ya varios años, iniciamos nuestro trabajo por la superación de la pobreza
extrema en Centroamérica, y en este proceso hemos desarrollado una relación
profunda entre miles de jóvenes voluntarios y familias de los asentamientos de
nuestros países. Hemos avanzado y nos hemos desarrollado hasta llegar a ser
hoy en día, un referente en toda Centroamérica. Hoy somos “TECHO”, una
organización que existe y se siente en toda Latinoamérica.
Como organización, ponemos en el núcleo fundamental de nuestra intervención
el desarrollo comunitario, pues desde nuestra experiencia en las comunidades,
hemos aprendido que un sistema desigual dentro de la lógica social y
económica, fisura las nociones de colectividad y comunidad que están en la
base de las sociedades y culturas con mayor capital humano y social. Por esta
razón, promovemos que las personas de los asentamientos humanos sean
gestoras de su desarrollo, en un proceso que comience por el reconocimiento
del otro, el sentido de colectividad y el fortalecimiento de liderazgos.
A través de la construcción de viviendas y de la ejecución de planes de
habilitación social, hemos trabajado con vehemencia, para romper con la
indiferencia de la juventud y de la sociedad respecto a la exclusión social que
día a día sufren millones de personas en el continente.
El presente manifiesto pretende enfocarse tanto en las privaciones que se
evidencian en la pobreza extrema, como en los mecanismos y estructuras que
continúan generando desigualdad y empobrecimiento de las poblaciones.
Entendemos como punto de partida la participación de la sociedad civil, para
trascender la concepción formal de región y soñar una integración desde las
bases, que sólo será construida si articulamos acciones y estrategias como
comunidades locales, nacionales y regionales.
Partiendo del sentido de urgencia de una realidad que no puede esperar más,
los jóvenes universitarios y jóvenes profesionales centroamericanos que
conformamos TECHO, nos comprometemos a:
1. Contribuir de manera más efectiva al proceso de integración económica y
social de estados y pueblos de Centroamérica, prioritariamente desde las
bases. Así, chapines, guanacos, catrachos, ticos, nicas, y panameños,
conservando nuestras identidades y diversidades, debemos hacer
realidad el sueño centenario de una sola patria centroamericana, con
objetivos comunes para la integración, la democracia, la justicia social, el
desarrollo y la paz.
2. Trabajar con pasión, alegría y compromiso junto a las familias de los
asentamientos, promoviendo siempre los procesos de fortalecimiento y
desarrollo comunitario.
3. Ampliar y fortalecer nuestras redes de trabajo de TECHO en cada país,
por municipios y departamentos, haciendo crecer cuantitativa y
cualitativamente el voluntariado, y contribuyendo a su formación como
ciudadanos jóvenes, responsables y con compromiso social.
4. Contribuir a la formación de voluntarios y comunidades con las que
trabajamos, en valores de cooperación, honestidad, fraternidad,
solidaridad, respeto y tolerancia; forjar un creciente sentido de
colectividad por encima del individualismo mezquino, codicioso y
consumista, aprendiendo a interrelacionar nuestros intereses individuales
con el bien común.
5. Denunciar la condición de pobreza en la que viven millones de personas
en la región, así como aquellas situaciones en las que persistan o surjan
nuevas vulneraciones a los derechos de los pobladores de las
comunidades.
6. Participar de todos los espacios de incidencia en políticas públicas a
nuestro alcance, demostrando seriedad, profesionalismo y convicción;
pero sobre todo, velando por involucrar en todo momento a líderes y
pobladores de las comunidades, con participación protagónica en los
cambios que desean construir en la sociedad.
7. Movilizar cada vez a más jóvenes en la construcción de viviendas y
propagar, con nuestro ejemplo voluntario y desinteresado, el optimismo y
la esperanza de que una familia, un municipio, un departamento, un país
y una región pueden ser mejores cada día. Que así como es posible
construir una casa juntos, podemos construir una Centroamérica unida.
No obstante, los compromisos anteriores resultan insuficientes para lograr
nuestro objetivo, es necesario además denunciar la injustificada vulneración de
derechos que impiden el desarrollo integral de Centroamérica. Las comunidades
son protagonistas y tienen un enorme potencial en esta batalla que nos
proponemos visibilizar.
Junto a las comunidades, el voluntariado de TECHO Panamá, Costa Rica,
Nicaragua, El Salvador, Honduras y Guatemala, exigimos que en
Centroamérica se asegure plenamente el derecho de todo ser humano a
tener acceso a las condiciones que le garanticen una existencia digna, y se
establezcan como prioridades en la agenda pública de nuestros países, los
siguientes temas:
Privaciones
La falta de acceso a información y la ineficacia de los mecanismos legales de
acceso y resolución de conflictos referentes a la tenencia de la tierra, niega la
posibilidad a miles de personas de tener acceso a la misma y por ende a una
vivienda digna. Por esta razón, como comunidades nacionales debemos lograr
que se elaboren y cumplan las normativas adecuadas para generar instrumentos
de ordenamiento territorial, que respondan a la realidad de los países que
integran la región: bancos municipales de tierra, diagnósticos de vulnerabilidad,
y mecanismos de acceso a información que garanticen el pleno goce del
derecho a tierra por parte de las miles de personas que viven en los
asentamientos informales de la región centroamericana.
Como parte de las condiciones precarias que denunciamos, entendemos que es
urgente reconocer la vivienda como un derecho fundamental para el
desarrollo integral y el bienestar de las personas, por ello exigimos la
elaboración de políticas de Estado inclusivas en materia de vivienda digna para
familias y comunidades en condiciones de pobreza, así como el involucramiento
activo de las personas y organizaciones comunitarias en la totalidad de procesos
de formulación, gestión y evaluación, para garantizar su sostenibilidad y éxito.
Inequidad de oportunidades
A través de nuestro trabajo en asentamientos de la región, hemos sido testigos
de las importantes carencias en educación que se ofrece a los sectores más
empobrecidos, las que contribuyen a profundizar la pobreza, la falta de equidad
y la exclusión.
Siendo la educación un factor fundamental para el desarrollo, exigimos que
se garanticen la universalización y las condiciones para la finalización de la
educación primaria y secundaria a lo largo y ancho de toda la región,
asegurando la máxima calidad posible. Para esto, la educación debe ser
concebida como una política de Estado de mediano y largo plazo, y no sólo de
gobiernos de turno, evitando acciones cortoplacistas que no permiten
continuidad y coherencia en los planes educativos.
Así mismo, exigimos que se garanticen condiciones óptimas para las
instituciones de educación (primaria, secundaria y superior), la ampliación del
acceso y cobertura, la mejora de los salarios de los maestros, de su carrera
profesional y de sus procesos de formación científica, humana e investigativa.
Desigualdad
Las políticas de empleo deben asegurar condiciones laborales dignas para la
ciudadanía centroamericana, dentro de las cuales los programas de seguridad
social universales, se mantengan vigentes y se amplíen como un derecho
básico.
El subempleo es uno de los mayores problemas asociados a la precariedad en
Centroamérica. El trabajo que TECHO ha realizado junto a los asentamientos
informales y comunidades rurales empobrecidas en toda la región, nos da
elementos para afirmar que la mayor parte de las personas que ahí viven, se
emplean en ocupaciones informales, en su mayoría vendedores ambulantes
dentro de las ciudades, como peones de fincas o cosechando para su
subsistencia en el campo, la mayoría sin garantías, y sin acceso a la protección
social.
Se debe garantizar un salario mínimo que asegure el acceso de todas las
personas a los servicios básicos. Se deben mejorar los sistemas de fiscalización,
sobre todo en países donde los salarios mínimos son insuficientes frente al
precio de la canasta básica.
Denunciamos la situación desamparo y vulnerabilidad en la que se encuentran
las personas de los asentamientos cuando no cuentan con empleos formales
para garantizar las necesidades de acceso a salud y protección social. Los
centros de salud y las oficinas de atención social cercanas a los asentamientos
precarios, generalmente muestran grandes carencias de infraestructura y
cobertura. Esto denota la poca importancia que se le da a las enormes
necesidades que padecen las familias de asentamientos. Para resolver esta
situación es preciso que la cobertura social incluya efectivamente a todos los
sectores de la población, aún a aquellos que participan de trabajos
independientes o informales, así como a los segmentos económicamente
inactivos y desprovistos de recursos.
Los estados centroamericanos deben garantizar su compromiso con la
sostenibilidad financiera del sistema de seguridad social y su eficiencia, de
forma que se mejoren los niveles de cobertura, infraestructura, acceso de la
población y cumplimiento de las normativas constitucionales, donde se
encuentran contenidas dichas garantías. Exigimos que se audite a las
instituciones encargadas, de manera que se pueda fiscalizar con mayor
precisión la inversión del gasto en seguridad social.
Las condiciones de inseguridad dentro de la región son preocupantes: pandillas,
crimen organizado y narcotráfico han desatado una fuerte ola de violencia que
todos los días nos cuesta cientos de pérdidas humanas.
Pero la violencia y la inseguridad tienen sus orígenes en la desigualdad; que
genera exclusión y falta de oportunidades. Por ello, es imprescindible que los
recursos que destinan los estados para combatir la inseguridad, se enfoquen en
programas para prevenirla y erradicarla. Hacemos un llamado a que se ataquen
sus causas estructurales, como la exclusión social, la falta de oportunidades y la
falta de acceso a la justicia; de forma que se asegure la efectiva reinserción de
aquellas personas que cometen actos delictivos. Y no sólo en fortalecer
iniciativas que pretenden combatir esta problemática de forma superficial, como
las tradicionales políticas de mano dura.
Es necesaria la promoción de acciones por parte del Estado, y en general
desde sociedad civil, para eliminar la discriminación que han sufrido
históricamente tanto las mujeres, los niños y niñas, como los migrantes,
garantizando el acceso equitativo a la salud, la educación, la protección social, el
empleo con igual remuneración salarial, créditos, erradicación del trabajo infantil
y asistencia técnica. A través de nuestro trabajo en asentamientos informales
hemos identificado que estos grupos se encuentran en situación de mucha
vulnerabilidad, pero a la vez son clave para el sustento de miles de familias en la
región, por lo tanto es imprescindible priorizar su atención.
En el contexto centroamericano se ha hecho evidente la necesidad de mayor
eficiencia y eficacia del gasto público, de una adecuada planificación,
ejecución y evaluación de los programas del Estado. Para esto, es necesario
aumentar el financiamiento público dándole prioridad real en los
presupuestos, tanto del Estado Central como municipal, a los sectores más
excluidos de la sociedad.
Los fondos deben invertirse de manera adecuada y transparente, asegurando
que las personas que viven en los asentamientos, logren trasformaciones
sociales mediante el ejercicio de su participación en la gestión pública.
Esta participación debe ser garantizada por las instituciones públicas, por medio
de la apertura de espacios, y la generación de procesos transparentes.
Para lograr los objetivos antes planteados, apoyamos la demanda de las
organizaciones comunitarias validadas en los asentamientos, para que puedan
obtener personería jurídica propia, a efectos de que puedan constituirse como
interlocutores directos, ante las instancias de gobierno y el sector empresarial.
Hacemos un llamado a las autoridades nacionales y regionales a tomar en
cuenta estas demandas, para impulsar procesos de cambio y acciones
concretas para la superación de la pobreza y la exclusión.
Las consideraciones y demandas que planteamos en este documento surgen del
encuentro que hemos tenido entre pobladores de asentamientos y jóvenes
voluntarios y voluntarias de Centroamérica, que ha fortalecido nuestro
compromiso de lucha hasta lograr ser tomados en cuenta con respeto, para que
todos los seres humanos, como individuos y como grupos, gocemos del derecho
a vivir dignamente, con igualdad de oportunidades y derechos.
Ante estas exigencias, como parte de la juventud de Centroamérica, nos
comprometemos a mantener como prioridad de nuestro trabajo este
pronunciamiento, a participar de manera integral en los espacios que se generen
para llevar a la realidad las propuestas que hoy presentamos y ser una voz de
denuncia fuerte en los casos en que no se cumpla o se vea vulnerado.
Exhortamos también al compromiso y responsabilidad de los diversos actores
sociales y entidades de gobierno en esta lucha, para concretar acciones
tangibles, ejecutadas con el carácter prioritario y de urgencia que merece una
realidad ignorada, injusta y que evidencia nuestra mayor deuda como sociedad.
Tenemos la firme convicción de una Centroamérica unida en la lucha por la
superación de la pobreza, razón por la cual nos reunimos hoy simbólicamente
para extender nuestro manifiesto, pero sobre todo, por lo que nos reunimos día a
día, a trabajar como hermanos y hermanas, compañeros de lucha incansable
por la superación de la pobreza.