Mis Conversaciones con las pobres almas del purgatorio
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Eugenia, princesa von der Leyen
MMiiss CCoonnvveerrssaacciioonneess ccoonn
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llaass PPoobbrreess AAllmmaass ddeell
PPuurrggaattoorriioo
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Prlogo de Arnold Guillet
Prefacio del editor Dr. Pietro Gehring
Ccuta, Colombia
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2014
1979 por Christiana-Verlag
Ttulo original de la obra:
Meine Gesprche mit Armen Seelen
Editora Christiana-Verlag
ISBN: 3-7171-0748-8
Traduccido y editado al espaol por Diego A. Nez
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El fundamento de todas las penas que las almas del Purgatorio padecen es el pecado, sea el original o los actuales. Dios ha creado el alma pura, simple, limpia de toda mancha de pecado, con un cierto instinto que le lleva a buscar en l la felicidad. Pero el pecado original le aleja de esa inclinacin, y ms an cuando se le aaden los pecados actuales. Y cuanto ms se desva as de Dios, se va haciendo ms maligna, y menos se le comunica Dios.
(Santa Catalina de Gnova)
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PRESENTACIN
La Princesa Eugenia, de la dinasta alemana de los von der Leyen, por
va materna, posey un carisma del todo particular; gracias a una especi-
al permisin de la Divina Providencia, tuvo, desde 1921 hasta 1929, con-
tacto con las almas del Purgatorio. El Padre Sebastin Wieser, su Direc-
tor Espiritual, dej escrito:
"Conoc a la vidente los ltimos 12 aos de su vida, y estuve al tanto
da a da de sus experiencias y encuentros con las apariciones...
La vidente llev una vida santa... su caridad no conoca lmites, lista
para ayudar en cualquier momento y pronta a cualquier sacrificio. Todos
los que la conocieron le tuvieron un gran respeto y veneracin... Querida
de Dios y de los hombres.
En opinin de especialistas, su Diario es comparable con otras obras
del mismo gnero.
Yo declaro bajo juramento haber exhortado a la Princesa anotar de
manera clara y precisa los hechos reales vividos y, al mismo tiempo, de
nunca haberle sugerido de ninguna manera mi propia visin personal de
las cosas. Me declaro garante, en todas las formas, de la credibilidad de
que es digno el Diario y ruego al lector conservar de la Princesa, quien
ahora tambin descansa en la otra vida y desde luego en la visin de
Dios, un agradecido y venerado recuerdo".
La Iglesia nos ensea que no slo existe la Iglesia Triunfante en el
Cielo y la Iglesia Militante en la tierra, sino tambin la Iglesia Sufriente,
en el Purgatorio. Segn los planes salvficos de la Providencia Divina,
esta necesita de nuestra ayuda. En el Diario, este mundo sufriente de la
Iglesia Purgante es precisamente el que se nos muestra con imgenes
inolvidables, implorndonos con conmovedoras palabras y gestos que
desgarran el corazn. El agite emocional que el Diario provocar en no-
sotros nos llevar a sensibilizarnos por nuestra Iglesia, y nos abrir los
ojos a los indecibles sufrimientos de las almas del Purgatorio, destinadas
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por Dios a ser nuestras poderosas intercesoras, siempre que hagamos al-
go en su ayuda.
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CONTENIDO
PRESENTACIN ...................................................................... 8 PRLOGO ................................................................................ 17
Visita al Castillo de Unterdiessen ......................................... 19
Po XII, un ntimo amigo de la familia von der Leyen ......... 19
Hitler prohbe la publicacin del Diario ............................... 20
La Iglesia Parroquial de Waal ............................................... 20 Visita al Castillo de Waal ..................................................... 21 La familia von der Leyen ...................................................... 22
La dificultad de tener que llevar una doble vida ................... 23 Recuerdos de una anciana del pueblo ................................... 23
Una profunda creencia en las Almas del Purgatorio ............. 24 Santa Catalina de Gnova ..................................................... 25 Tres hermanas en el espritu ................................................. 25
El Maestro del lago de Constanza ......................................... 26
Opinin del Cardenal Luciani sobre las rev. privadas .......... 29 El Diario tiene una tarea y misin qu cumplir .................... 30 La enorme ganancia de la salvacin de parte de Dios .......... 31
PREFACIO ............................................................................... 35 Para Eugenia von der Leyen no existan muros .................... 35
Un gozo inimaginable me arrastra... ..................................... 37 DIARIO DE LA PRINCESA EUGENIA VON DER LEYEN 39
La Monja ............................................................................... 39 La Condesa Mara Schnborn ............................................... 41 "Los once" y el Prroco Schmuttermeier .............................. 42 Brbara y Toms ................................................................... 43
La vieja cocinera y la mujer que mat a su beb! ................. 45
Miguel, el carpintero ............................................................. 46 Muchos hombres y muchas mujeres ..................................... 47 Nicols, el secretario ............................................................. 48
Babette .................................................................................. 49 La mujer en el gallinero ........................................................ 52
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Cerca de la liberacin ........................................................... 52
Federico, el pastor asesinado ................................................ 53 En el abandono ...................................................................... 59
Soy feliz ................................................................................ 61 Un caballero con su armadura de gala .................................. 61
Dos hermanas que dieron escndalo ..................................... 63 Ta Mara Sch... ..................................................................... 64
Adelgonda, la madre asesina ................................................ 65
Tuve pensamientos demasiado mundanos ............................ 67 Catalina ................................................................................. 69
Viv provocando divisiones entre la gente ............................ 74 Catalina fallecida en 1680 ..................................................... 76 Salvada por la limosna .......................................................... 80
No puedes contarme algo del ms all? .............................. 81 El Monstruo .......................................................................... 84
Todos vagamos en la oscuridad ............................................ 87 El tormento disminuye, el castigo no! ................................. 92
El Monstruo se da a conocer ................................................. 93 Cundo morir? ................................................................. 102 Reinaldo .............................................................................. 103
Hermengarda ayuda a rezar ................................................ 109
Aparece el administrador Fridolino Weiss ......................... 111 Viene el Doctor G... ............................................................ 114
Viv en vano ........................................................................ 115
La vieja revendedora ........................................................... 117 Mantuvo su promesa ........................................................... 122 Ni en Mnaco hay descanso ............................................... 125
Padre O... , el antiguo profesor de religin ......................... 127 La soberbia del espritu me ha alejado! ............................. 128
El asesino de un nio, visto por otro nio ........................... 131 Aparece el Padre Natterer ................................................... 133
Juan ..................................................................................... 134 El pobre Martino ................................................................. 138
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Soy la culpa no expiada! .................................................... 141
Un Sacerdote Dominico ...................................................... 143 CONCLUSIN ....................................................................... 183
ORACIONES .......................................................................... 200 Oracin a San Nicols de Tolentino ............................... 200
Oracin al buen Jess por las Pobres Almas .................. 200 Splicas a Mara en alivio de las Benditas Almas .......... 198
Oracin de Santa Matilde en alivio de las Benditas Almas,
meditando las palabras del Padre Nuestro ...................... 200 DE PROFUNDIS ............................................................ 202
Acto Heroico de Caridad en favor de las Benditas Almas del
Purgatorio ........................................................................ 203 Formula del Acto Heroico en favor de las ...................... 204
Almas del Purgatorio ...................................................... 204
DOS VISIONES DEL PURGATORIO...207
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Princesa Eugenia von der Leyen, pintura al leo (50 x 57 cm), del pintor estadounidense John Rieger. La Editora lo encarg de pintar un cuadro conforme a una foto de Eugenia. Los
Derechos de Autor pertenecen a la Editora Christiana-Verlag.
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PRLOGO Cuando un editor presenta a los lectores un nuevo autor, le hace la
ms obvia de las preguntas, que ya antes hicieron los discpulos a Jess:
"Maestro, dnde vives?" (Juan 1, 38). Al conocer el ambiente, la po-
ca, las circunstancias y la regin que lo han formado, podemos hacernos
una idea de l.
Mi proyecto de reimprimir el clebre Diario de la Princesa Alemana
Eugenia von der Leyen, naci cuando el Prroco Dr. Pietro Gehring de
Lindau, en 1978, vino a hacer una visita a nuestra Editora. Por casuali-
dad llegamos a hablar de Eugenia von der Leyen, y as result que el Dr.
Gehring, oriundo del mismo territorio y que haba crecido en Blonhoflen,
a pocos kilmetros del Castillo de Waal, haba conocido, aunque breve-
mente, a la Princesa en persona.
Nos pusimos muy contentos cuando el Dr. Gehring, que conoca bien
el ambiente, se declar dispuesto a comentar sobre la obra, aclarando al-
gunos detalles con observaciones al pie de pgina; adems se contaba
con alguien que conoci bien los hechos y lugares.
Puesto que el Diario no es cosa comn, dira ms bien peligrosa, lo
normal sera que tocara el campo de los ms grandes exponentes de
aquella poca: Hitler, que prohibi el libro, y Po XII, amigo personal de
la familia real, que como Nuncio Apostlico en Alemania a menudo se
detena en el Castillo de Waal y Unterdiessen, obteniendo como regalo
de esta familia el texto original del Diario.
Hija de una antigua familia real alemana, la autora del Diario, Euge-
nia von der Leyen und Hohengeroldseck, naci en Mnaco de Baviera,
el 15 de Mayo de 1867.
Eugenia fue la hija del tercer Prncipe von der Leyen Filippo II Fran-
cisco Ervino, nacido el 14 de Junio de 1819 en Waal, muerto en Waal el
24 de Julio de 1882. La madre de Eugenia se llamaba Adelaida von
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Eugenia von der Leyen
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Thurn und Taxis (fallecida en 1888); Eugenia desciende, por tanto, por
va materna, de la clebre familia real alemana Thurn und Taxis, que du-
rante siglos tuvo el monopolio de la administracin de la oficina de cor-
reos de Alemania; de esta estirpe viene tambin el nombre Taxis adjunto.
El hermano de Eugenia se llamaba Ervino II Teodoro, cuarto Prncipe
von der Leyen, muri en 1938 a los 75 aos. Su esposa, cuada de Eu-
genia, fue Mara Carlota von Salm-Reifferscheidt-Dijk (muerta en 1944).
Le sigue el sobrino de Eugenia, Ervino III Ottono Filippo, quien se haba
casado en Roma con Doa Nives Ruffo della Scaletta, de la estirpe de los
Borguese. Esta ltima, a diferencia de la mentalidad liberal de la fami-
lia, crey firmemente en el carisma de Eugenia, y fue ella quien entreg
el original del Diario de Eugenia a Po XII.
La influencia de la familia Borguese fue bien decisiva para la misin
de Eugenia. En cierto sentido, los Borguese fueron los protectores de
Eugenia. La Princesa Ludovica Borghese (1859-1928) a travs de su hi-
ja y su nieto tuvo una muy gran influencia en la misin de Eugenia. Su
hija, Mara Nives, que se cas con un miembro del Castillo de Waal, pro-
tega a Eugenia de un modo extraordinario, pues estaba convencida de su
carisma.
La Princesa Ludovica, que nos invit tan amablemente y nos mostr
los dos Castillos, debe su nombre a su bien distinguida abuela de Roma,
la Princesa Ludovica Borghese.
Despus de la nueva divisin del dominio territorial por el Congreso
de Viena, el Prncipe von der Leyen adquiri los dos dominios de Waal y
Unter-diessen. En 1924 el Castillo de Unterdiessen fue reconstruido, y
el 26 de Junio de 1925 el Prncipe heredero se fue a vivir en l, y con l
tambin Eugenia, quien permaneci all hasta su muerte, ocurrida el 9 de
Enero de 1929.
Durante los trabajos de restauracin, en 1925, se encontraron piedras
romanas, con lo que llegaron a la conclusin de que los romanos haban
tenido all una fortaleza.
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Mis Conversaciones con las Pobres Almas
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Visita al Castillo de Unterdiessen
Eugenia vivi en el Castillo de Waal, y desde 1925 en el de Unterdi-
essen, slo a unos kilmetros de distancia.
El 31 de Enero de 1979, el Dr. Gehring y el suscrito editor, fueron in-
vitados por la Princesa Ludovica von der Leyen a visitar el Castillo de
Unterdiessen y Waal. Ambos Castillos se encuentran situados en Sve-
via, entre Augsburg y Garmisch-Partenkirchen, 10 kilmetros al sur de
Landsberg en el alto valle del Lech (Lechtal), 12 km al este de Bad
Wrishofen, a 8 km del Buchloe (que ahora es la estacin ferroviaria de
aquel lugar) y 25 kilometros al noreste de Kaufbeuren. En el comedor
admiramos un autntico antiguo estilo Holands y una gran pintura al
leo que muestra a la Condesa Mara von Schnborn; incluso de ella se
habla en el Diario. Durante el almuerzo en el gran saln fuimos casi
obligados a recordar que Eugenia haba pasado los ltimos tres aos y
medio de su vida entre aquellos ambientes, y que haca exactamente 50
aos haba muerto, el 9 de Enero de 1929.
Po XII, un ntimo amigo de la familia von der Leyen
En la estantera de la sala de estar en Unterdiessen hay 24 volmenes
de gran belleza. Son las obras completas de Po XII firmadas por l mis-
mo, su regalo para la familia principesca. La madre de la Princesa Lu-
dovica, Mara Nives Ruffo della Scaletta, nacida el 16 de Agosto de
1898, conoci en su juventud a Eugenio Pacelli, futuro Papa Po XII,
como su profesor de religin. La primera familia que l recibi como
Papa fue la de su antigua alumna Mara Nives, y desde entonces recibi
anualmente en audiencia privada a la familia von der Leyen.
Mara Nives provena de la famosa familia Principesca romana Bor-
guese, que dio a la Iglesia un Papa: Pablo VI. El nombre Borguese es
una gran sorpresa para todos aquellos que visitan Roma, especialmente
la Villa Borguese. Como ya dijimos, Mara Nives, madre de la Princesa
Ludovica, entreg personalmente al Papa el Diario de la Princesa Euge-
nia en su primera visita hecha despus de la Segunda Guerra Mundial.
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Eugenia von der Leyen
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Ella muri el 6 de Agosto de 1971 en Roma, y fue sepultada en la tumba
familiar en Waal. Su marido, sobrino de Eugenia, el Prncipe Ottone Fi-
lippo Ervino III von der Leyen, naci el 31 de Agosto 1884 y muri el
13 de Febrero 1970 tambin en Roma, e igualmente fue depositado en la
tumba familiar.
Hitler prohbe la publicacin del Diario
Adolfo Hitler en 1924 estuvo preso en Landsberg y en Septiembre fue
puesto en libertad antes de tiempo por la amnista. En Landsberg tuvo
sus apocalpticas visiones de odio, por el cual finalmente fueron sacrifi-
cados 6 millones de judos y hubo millones de muertos en guerra.
Mientras l en su fortaleza de Landsberg escriba su programtico li-
bro "Mein Kampf", Eugenia, 10 kilmetros al sur, llevaba una vida de
mstica inmersin en Dios y escriba su Diario.
Ms tarde, Hitler lleg a ser su vecino, por ocasin de sus visitas a su
"Nido de guila", en Berchtesgaden. Hitler prohibi el Diario de Euge-
nia. El reino milenario de Hitler se desvaneci despus de 12 aos; su
lucha termina con su suicidio en el bnker de la Cancillera del Reich en
Berln. El Diario de Eugenia, en cambio, ofrece a un sinnmero de per-
sonas una nueva esperanza por el Reino de Dios, que nunca perecer.
La Iglesia Parroquial de Waal
Por la tarde, acompaados de la Princesa Ludovica, pudimos visitar el
Castillo de Waal, donde Eugenia pas la mayor parte de su vida, y en el
cual tambin naci su Diario. Este fue el escenario de las apariciones de
las almas del Purgatorio. El Castillo de Waal, situado en una pequea
colina, no dista mucho del Castillo de Unterdiessen. Aparcamos nuestro
coche en frente de la Cancillera, donde se encuentra la administracin
de los bienes del Castillo, que posee una amplia cantidad de tierras y
bosques. A un lado quedan las casas de los funcionarios y empleados.
El parque del Castillo se encuentra justo al lado de la Iglesia de Waal,
que tiene un esplndido y alto campanario, siendo una de las ms bellas
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Mis Conversaciones con las Pobres Almas
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Iglesias neogticas, debido principalmente a su interior equilibrado y
obras de arte de un maestro ebanista, oriundo de esa regin. Eugenia
acostumbraba entrar en esta iglesia siempre que llegaba al Castillo. El
Oratorio es un pequeo lugar alejado y tranquilo para la oracin, desde
donde a travs de una ventana se puede ver el altar mayor. Aqu la fami-
lia poda recogerse en oracin sin ser perturbada por las miradas de los
curiosos. Cuando fuimos a visitar la Iglesia, esta se encontraba en repa-
racin. Sobre el altar mayor cuelga un gran cuadro de la Vurgen. Parti-
cular atencin y especial inters para nosotros mereca el altar lateral de
la derecha, detrs del cual se encuentra la tumba de la familia von der
Leyen.
Eugenia rezaba mucho en esta iglesia, en la que ver algunas aparici-
ones, como la del caballero, tan a menudo mencionado en el Diario.
Visita al Castillo de Waal
Subimos una rampa y enseguida llegamos al Castillo de Waal. A la
derecha se encuentra la fbrica de cerveza, que ya en la Primera Guerra
Mundial produca cerveza.
Las habitaciones, el gran y el pequeo comedor, la sala de escritura,
el saln para fumar y otras de gran inters, se destacan por su decoracin
nica.
Me caus una especial impresin el gran cuadro al leo con la imagen
del Prncipe Giovanni VI von der Leyen, Obispo de Trveris (1556-
1567).
La antigua habitacin de Eugenia se encuentra al Oeste; mide 5x5
metros. Segn nos dijo la Princesa Ludovica, la habitacin ya no se con-
serva como entonces, slo la estufa y la posicin de la cama estn como
alguna vez.
Quien haya ledo el Diario, sabe que en aquella habitacin Eugenia
tuvo que ver, experimentar y soportar cosas terribles; a menudo llegaba
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Eugenia von der Leyen
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hasta la prdida de los sentidos; saba sin embargo que Dios siempre le
dara nuevas fuerzas para soportar y sufrir en reparacin por las pobres
almas. Se puede decir sin lugar a dudas que "ella lleg a la santidad en
el Castillo de Waal y Unterdiessen".
Cuando salimos de la habitacin de Eugenia, se oy un ruido ensor-
decedor que hizo temblar todo el Castillo. La Princesa nos explic que
all cerca haba un aeropuerto de la OTAN, y que el Castillo sufra mu-
cho con el estruendo de los aviones, especialmente cuando sobrepasaban
la barrera contra el sonido.
La familia von der Leyen
La estirpe de los von der Leyen dio a la Iglesia muchos hombres y
mujeres que tuvieron en la vida de la Iglesia un importante papel.
He aqu algunos de ellos:
Jorge II, Obispo de Trveris, 1533,
Simn, Abad de S. Mara Laach, 1512,
Bartolomeo II, Decano de Trveris, 1587,
Margarita, Abadesa, fallecida despus de 1553,
Carlos Gaspar II, Arzobispo y Prncipe elector de Trveris, 1676,
Damin Artardo, Arzobispo y Prncipe elector de Mainz, 1670,
Ana Eleonora, Priora de Engelpforten, 1698,
Damin Federico, Cannigo de Kln, Mainz, Wrzburg, 1817,
Francisco Ervino, Cannigo de Wrzburg, Bermberg, 1809.
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Mis Conversaciones con las Pobres Almas
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La dificultad de tener que llevar una doble vida
Eugenia von der Leyen debi llevar una doble vida, algo bien duro
para su espritu, como se podr constatar a lo largo de su Diario. Slo el
pequeo Prncipe heredero Wolfram y los animales (gallinas, perros y
gatos) de la casa vieron las apariciones, nadie ms. Ella no poda hablar
con nadie ms que con su Director Espiritual, cosa que para ella, mujer,
no debi haber sido fcil.
Tambin es de notar que una tal "invasin" de lo sobrenatural, posible
solamente por un especial permiso de Dios, no es poca cosa, como una
simple transmisin de televisin que nos permite ver un pas desconoci-
do. Lo que nosotros experimentamos en nuestra vida terrena queda si-
empre, ms o menos, en un plano superficial. El contacto con el Ms
All es algo mucho ms complejo; aqu debe intervenir Dios directamen-
te, o de lo contrario el hombre no sera capaz de soportar algo semejante.
Recuerdos de una anciana del pueblo
Para terminar nuestra visita, la cual dur un da entero, la Princesa
Ludovica nos llev a ver a una anciana del lugar, la viuda del profesor
Jos Feistle, que conoci bien a la Princesa Eugenia. Nos cont:
"La Princesa Eschi (todos la conocan por ese nombre) era una mujer
alta y guapa, muy piadosa y generosa. Totalmente distinta de los hom-
bres de su familia, que eran liberales. Cristiana hasta el final. Fue la
mujer ms simple; incluso ayudaba a los agricultores a recoger el heno al
aproximarse el mal tiempo. Tena el don de hacer siempre el regalo ade-
cuado a cada persona, y siempre tena una sonrisa para todos. Trabajaba
muy duro por las misiones confeccionando vestidos y organizando co-
lecciones en el pas. Como hermana soltera del seor Prncipe, era muy
amada y estimada en el pas".
Fue muy significativo para nosotros el hecho de que la seora Feistle
pudiera recordar an la fecha y hora de la muerte de Eugenia. Muri a
las 4 de la maana del 9 de Enero de 1929.
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Eugenia von der Leyen
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En una carta con fecha del 7 de Febrero de 1979, la seora Feistle nos
comunic algunos detalles ms:
"La Princesa Eugenia quiso entrar en un Convento, pero no fue acep-
tada debido a su no muy buen estado de salud. Intent ingresar en otros,
pero no pudo. En Waal haba la costumbre de que cada Princesa al morir
obsequiaba su vestido de bodas a la Parroquia. La madre de la Princesa
Ludovica, Mara Nives Ruffo della Scaletta, nacida en Borguese, Roma,
regal a la Parroquia una magnfica vestimenta azul clara floreada con
bordes plateados. El Padre Pfarsich solamente la usaba en las Fiestas de
Nuestra Seora. Ahora estas piezas parecen haber pasado de moda...".
Una profunda creencia en las Almas del Purgatorio
Los alrededores del Castillo de Unterdiessen son llamados: "Valle de
los zorros".
En la historia local del Valle de los zorros hay dos hechos que vale la
pena recordar, en referencia al Diario de Eugenia: se dice que en aquel-
los alrededores hubo una fuerte creencia en los espritus. Alguna vez es-
ta creencia estuvo difundida por todo el pueblo. Especialistas han de-
mostrado, por medio de pruebas, que tal creencia tiene su razn de ser.
Se basan en hechos reales.
Sin embargo, parece que la gente del Valle de los zorros posee como
unas antenas especiales para percibir el otro mundo. Esto se confirma
con el hecho de que en el ao 1694 fue fundada la Hermandad para so-
correr a las almas del Purgatorio.
Aqu en la tierra podemos esperar en la Misericordia de Dios, pero en
el Purgatorio, en cambio, rige slo su Justicia.
Que en el Valle de los zorros prevalece un claro sentido de justicia, lo
confirma el siguiente dicho que encontramos escrito sobre la vieja posa-
da en Oberdiessen:
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Mis Conversaciones con las Pobres Almas
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"Oh juez, juzga con justicia
Dios es Juez, t eres siervo.
Si t juzgaras injustamente
Dios, a su vez, te juzgar!"
Santa Catalina de Gnova
No es para extraordinario el hecho de que la hija de un Prncipe haya
tenido contacto con las nimas del Purgatorio, ni es novedad en la histo-
ria de la Iglesia. La muy conocida Santa Catalina de Gnova ( 1510), de la estirpe aristocrtica de los Fieschi, de la cual adems descienden
los Papas Inocencio IV y Adriano V, vivi tambin muchas experiencias
con las almas del Purgatorio. Tambin ella nos dej un escrito, titulado
"Tratado del Purgatorio".
Catalina de Gnova es considerada la "Teloga del Purgatorio". San
Francisco de Sales no se cansaba de recomendar su libro.
Tres hermanas en el espritu
Por aquellos alrededores vivieron dos mujeres, que al igual que Euge-
nia, tuvieron experiencias con el ms all, y quienes en Mnaco, en el
ao 1721, se encontraron para tratar de temas espirituales: La Beata Ma-
ra Crescencia Hss, del cercano Kaufbeuren, y la Religiosa Carmelita
Ana Mara Lindmayr.
Ana Mara Lindmayr, como Eugenia, por mandato de su Director Es-
piritual, escribi un Diario sobre los difuntos que se le aparecan1.
1 El libro fue editado bajo el ttulo "Mi relacin con las Pobres Almas", 2da edicin, por
la Editora Christiana, Stein, Alemania".
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Eugenia von der Leyen
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Igualmente Crescencia tuvo visiones y contacto con las nimas; mas
su apostolado no se limit slo a las ellas, basta leer el libro de Arturo
Massimiliano Miller: "Crescncia von Kaufbeuren, Das Leben einer
schwbischen Mystikerin".
La semejanza espiritual entre estas tres mujeres es sorprendente. Eu-
genia von der Leyen, Crescencia de Kaufbeuren y Ana Mara L. forman
como una constelacin de tres estrellas, unidas no solamente por su cer-
cana, sino, an ms, por el espritu.
El Maestro del lago de Constanza
Mi viaje a la casa de Eugenia von der Leyen me llev a lo largo del
lago de Constanza y fue, por tanto, inevitable el recuerdo de Enrique Su-
so de Constanza (1295-1366). No s si Eugenia habra ledo los libros
de Enrique Suso. Consciente o inconscientemente, l fue para ella un
gran maestro, porque el tema del Purgatorio y de las pobres almas ocupa
un gran espacio en sus escritos, y su doctrina se convirti con el tiempo
en un bien comn de toda la Iglesia. En el sexto captulo de su "Vida" se
lee:
"Al mismo tiempo le fueron manifestadas en visin muchas cosas
ocultas por venir, y Dios permiti que l sintiese, en la medida que le fu-
ese posible soportar, cmo son las cosas en el Cielo, en el Infierno y en
el Purgatorio.
No era inusual para l que muchas almas despus de partir de este
mundo se le aparecieran y le revelaran su suerte, su castigo, la manera en
que poda ayudarlas o lo que fue su vida ante Dios.
Entre muchos otros, se le aparecieron el bienaventurado Maestro
Eckhart y Juan, de la familia Futerer Estrasburgo. El Maestro Eckhart le
revel que se encontraba en una gloria desbordante en la que su alma era
inmersa en Dios. Entonces el siervo de Dios le pidi hacerle saber dos
cosas: cmo se hallaran en Dios las personas que trataron con todo su
corazn cumplir Su voluntad. Al instante comprendi que nadie sera
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Mis Conversaciones con las Pobres Almas
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capaz de expresar con palabras la inmersin de estas personas en el
abismo inefable de Dios. Mas hizo otra pregunta: "Qu es lo ms indi-
cado para alguien que desee llegar a aquella altsima unin?". Obtuvo
esta respuesta: "Olvidarse completamente de s mismo segn su condi-
cin y renunciar a su propio querer y aceptar todas las cosas como veni-
das de Dios y no de los hombres, y soportar con paciencia a todos los
hombres lobo (hipcritas)".
El otro Hermano Juan se le apareci mostrndole tambin la inmensa
felicidad de su alma glorificada. Igualmente a este le pidi respuesta a
una pregunta: "Qu es lo ms doloroso para una persona y al mismo ti-
empo provechoso para ella?". l contest: "Nada es ms doloroso y til
al hombre que entregarse completamente a Dios ofreciendo con pacien-
cia la propia voluntad, abandonndose as al querer de Dios".
Su padre, que haba vivido slo para el mundo, se le apareci despus
de su muerte y con su rostro lleno de dolor le hizo ver el espantoso casti-
go que padeca en el Purgatorio, hacindole entender, sobretodo, cmo
se atrajo ese sufrimiento y especialmente la manera en que mejor lo po-
dria socorrer. As lo hizo Enrique. Luego se le volvi a aparecer mos-
trndole que gracias a su ayuda haba sido liberado de su castigo.
Su piadosa madre, a travs de la cual Dios haba obrado milagros es-
tando an viva, tambin se le apareci en una visin y le hizo ver el gran
premio que haba recibido de Dios.
Cosas similares le fueron comunicadas por otras muchas almas, y
desde entonces comenz a sentir gusto en esto y frecuentemente reciba
grandes consuelos, en la medida en que l se haba ocupado en ayudar-
las.
Estas cuatro apariciones que el Beato recuerda de manera especial no
fueron las nicas que le fueron concedidas. Esto ocurri al principio de
su entrega a Dios, cuando dej todo para dedicarse exclusivamente a la
oracin y a aquellas penitencias realizadas de manera casi sobrehumana.
Estas apariciones lo hicieron fuerte en su buen propsito, y lo conforta-
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Eugenia von der Leyen
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ban cuando era tomado del desnimo y la tristeza. Su corazn se llenaba
de gozo y alegra al ver un alma entrar al Cielo. Animado de sus habitu-
ales encuentros con las pobres almas, el Beato Enrique Suso haca frecu-
entes meditaciones acerca del Purgatorio. Estas no slo le servan para
orar con mayor celo y expiar por las pobres almas, tambin sac conclu-
siones para su propia vida.
En su "Libro de la Eterna Sabidura", cap. 24, incluye en su cntico
de alabanza tambin el Purgatorio y las pobres almas. l escribe:
"Seor, yo digo an ms: Si yo ahora debiese separarme de ellos, y esto
fuese en alabanza tuya, tanto que tuviese que arder 50 aos en el Purga-
torio, Seor, entonces elijo tu eterna alabanza. Sea bendito el Purgatorio
en el cual se cumple en m Tu alabanza". Un poco ms adelante dice:
"Mi dulce Seor, yo deseo que de esta manera llegue a tu presencia una
gran alabanza, semejante a aquella alabanza y gozo que tuvieron los n-
geles al ver por primera vez que haban superado la prueba y los otros
haban sido repudiados, semejante a la alabanza que cantan las pobres
almas al salir jubilosas de la crcel del fuego tormentoso, llegando ante
Ti y viendo por primera vez tu rostro radiante de gozo y amor".
Pueden las Almas aparecer con forma de animal?
Lo que muchos lectores del Diario de Eugenia apenas pueden sopor-
tar es el hecho de que algunas almas debieran aparecerse a Eugenia bajo
el terrorfico y repugnante aspecto de un animal; as por ejemplo, cuando
Egolfo se muestra como un gran simio "con ojos de fuego", y Mara R...
como una serpiente con la explicacin: "Fue la imagen de mi vida! Ju-
ramentos rotos; todo era mentira e hipocresa!".
Al respecto podemos decir: muchos videntes, hombres y mujeres, vie-
ron a las almas del Purgatorio con aspecto de animal. Cristo le dijo en
una ocasin a Santa Brgida de Suecia: "No ves lo que tienes delante de
ti como en realidad es, sino con figura corprea; lo espiritual se te mues-
tra a la manera humana, a fin de que puedas entenderlo".
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Mis Conversaciones con las Pobres Almas
29
Joseph von Grres, el clebre especialista en tema de mstica de la
Universidad de Mnaco, escribe en su obra de 5 volmenes "Mstica
Cristiana" acerca de la Hermana Francisca del Santsimo Sacramento, de
la Orden del Carmelo: "Los difuntos se le aparecan a veces con aparien-
cia aterradora, ms como bestias que como hombres. Puesto que cada
vez que Francisca al verlos la invada un tan terrible espanto que con fre-
cuencia la haca desmayar, empezaron a aparecrsele no con su verdade-
ra imagen, sino como sombras flotantes, hasta que se hubiese acostum-
brado a verlos"2.
Ana Mara Lindmayr en su Diario habla de la aparicin de su antiguo
profesor de msica, Johann Georg Lderer, bajo la forma de un enorme
sapo, explicndole que vena con ese aspecto porque as como estos ani-
males viven en lugares hmedos y fangosos y quieren estar siempre mo-
jados, del mismo modo l haba gustado mucho de las bebidas embria-
gantes.
Los fenmenos aqu descritos se produjeron en toda su particularidad
tambin en Eugenia von der Leyen.
Opinin del Cardenal Luciani sobre las revelaciones privadas
El futuro Papa Juan Pablo I dio una esplndida respuesta a todos
aquellos que creen que pueden echar a menos o negar las apariciones de
la Virgen, encuentros con las almas de los difuntos y otras semenjantes
"porque son revelaciones privadas".
Siendo Albino Luciani an Patriarca de Venecia, concelebr el 10 de
Julio de 1977 una Misa con el Obispo J. Venancio de Leira en Ftima;
al da siguiente fue a buscar a Sor Luca, la vidente de Ftima, quien se
encontraba en el Convento de Coimbra. Sobre esto el Cardenal Luciani
escribi:
2 Ver libro "Luz a los Vivos y escarmiento en los Muertos", escrito por el Obispo Juan de
Palafox, 1762.
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Eugenia von der Leyen
30
"A este punto alguno podra preguntar: 'Se interesa un Cardenal en
revelaciones privadas? No sabe acaso que el Evangelio lo contiene to-
do? No sabe que incluso las apariciones aprobadas por la Iglesia no son
artculo de fe?' Desde luego que lo s. Pero al respecto, en un artculo
de fe contenido en la Sagrada Escritura, se lee: 'Aquellos que creen sern
acompaados de milagros' (Marcos 16, 17)". Para los Cristianos es me-
nester tambin escrutar los signos de los tiempos. Detrs del signo, es
oportuno poner atencin en las cosas que subraya ese signo"3.
Incluso el Concilio Vaticano II advierte sobre la poca estima o mini-
mizacin de estos carismas:
"Estos carismas, tanto los extraordinarios como los ms sencillos y
comunes, por el hecho de que son muy conformes y tiles a las necesi-
dades de la Iglesia, hay que recibirlos con agradecimiento y consuelo...
El juicio acerca de su (de los carismas) autenticidad y la regulacin de su
ejercicio pertenece a los que dirigen la Iglesia. A ellos compete sobre
todo no apagar el Espritu, sino examinarlo todo y quedarse con lo bueno
(Constucin Dogmtica sobre la Iglesia: Lumen Gentium, 12).
El Diario tiene una tarea y misin qu cumplir
El Diario de Eugenia es una providencia para nuestro tiempo, un libro
que ha hecho pasar horas de insomnio a muchas personas, pero tambin
ha consolado a muchas otras porque nos muestra cmo incluso mujeres
que han asesinado a sus hijos, y otros grandes pecadores, pueden ser sal-
vados por la misericordia de Dios. No se trata de historias de terror ofre-
cidas a bajo precio para calmar nervios de aburridos lectores, es el relato
de acontecimientos vividos realmente sobre apariciones de difuntos, lo
que nos permite un pequeo vistazo al mundo del ms all, que un da
ser tambin nuestro mundo. Muchos catlicos hoy en da ya no estn
en la plena posesin de la verdad.
3 Tomado de la Revista "Il Cuore della Madre", Enero de 1978.
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Mis Conversaciones con las Pobres Almas
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Existen muchas parroquias en las cuales casi no se predica sobre cier-
tas Verdades de la Fe, como los Mandamientos, el Pecado Mortal, el
Purgatorio, el Infierno, los ngeles, el Demonio, la Virgen; con lo que
Verdades de Fe de mucha importancia vienen a ser sepultadas o infrava-
loradas. Es as como se crea en la Iglesia un terrible vaco; ahora slo
nos queda una Iglesia Terrena, el pueblo de Dios que peregrina en la tier-
ra, slo esto se tiene ante los ojos; poco se habla de la Iglesia Triunfante,
de los Santos del Cielo y de la Iglesia Purgante. Por eso este Diario, a
mi parecer, tiene una misin y un papel providencial: con la fuerza de un
verdadero carisma puede hacernos nuevamente sensibles al mundo del
ms all, puede abrirnos los ojos a las cosas "nuevas" que hoy en da es-
tn tan olvidadas.
Cun pobres somos cuando no sabemos nada sobre la bendita comu-
nin con nuestros poderosos amigos del Cielo y con nuestros compae-
ros sufrientes del Purgatorio, que tanto esperan nuestra ayuda.
Las pobres almas no pueden orar para s mismas, pero s pueden pedir
a Dios por nosotros, siempre y cuando, por supuesto, hagamos algo por
ellas.
La enorme ganancia de la salvacin de parte de Dios
El clebre Jesuita Cornelio Lapide Steen (1567-1637), que ense en
Lovaina y Roma exgesis bblica, habl muy bien acerca de este tema al
explicar el pasaje bblico de los Macabeos 12, 43 de la siguiente manera:
"Por tanto, santo y saludable es el sacrificio por los difuntos, cuando
es ofrecido con pensamientos puros al Dios Bendito. Es santo en consi-
deracion a que libra a las almas de los terribles tormentos de las llamas
del Purgatorio; a los Santos y Beatos, de los cuales aumenta el nmero, y
de all la alegra y gloria; despus a la Iglesia, la cual obtiene nuevos de-
fensores e intercesores ante Dios; y finalmente tambin en consideracin
al celebrante, para quien ellas implorarn muchos auxilios por haberles
ayudado".
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Eugenia von der Leyen
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En este libro no se dicen grandes palabras; se manifiesta (desde el ini-
cio del Diario) la miseria y el sufrimiento de las pobres almas hasta el
final. Ana Catalina Emmerick, sin lugar a dudas una de las ms grandes
msticas del mundo, escribi:
"Oh, es triste que se ayude tan poco a las pobres almas; cada accin
ofrecida por ellas, limosnas o actos de caridad, les aprovecha inmediata-
mente; las hace muy felices, y es para ellas una gran bendicin, como
cuando una persona exhausta recibe un vaso de agua fresca".
Ntese la palabra "inmediatamente"! Por qu Dios hace que nues-
tras acciones ayuden inmediatamente a las pobres almas? Quien reflexi-
one un poco acerca de esto, lo comprender por s mismo, porque tam-
bin Dios (humanamente hablando) espera con impaciencia que las al-
mas creadas a su imagen y semejanza sean del todo puras para poderlas
estrechar en su corazn de Padre! Y aqu est tambin la explicacin de
por qu las pobres almas tienen un tan enorme poder. Al ayudarlas a lle-
gar ms pronto a la meta, no slo recibimos ayuda por sus ruegos, sino
del mismo Dios, pues l tambin est interesado en tenerlas pronto con-
sigo. He aqu la explicacin del hecho de que las pobres almas son tan
poderosas ante Dios: ni una jota para ellas, sino todo el poder para noso-
tros. Somos tan estpidos al no querer entender esto. Y si nuestros pre-
dicadores, en vez de hablar tanto de psicologa y altruismo, supiesen ha-
blar ms a los hombres de la verdad que concierne a las almas del Purga-
torio y de las grandes verdades de la Fe, entonces nuestras Iglesias esta-
ran llenas.
Y t, querido amigo, si no crees a la verdad de la que se habla en todo
este libro, entonces haz una prueba: Si necesitas ayuda en algo que te re-
sulte muy difcil, promtele a las pobres almas un sacrificio que te cueste
de manera particular. Ruega con todo tu corazn a Dios que se cumpla
Su voluntad y vers que las almas del Purgatorio no te dejarn defrauda-
do. Ellas son los mejores y ms fieles amigos que Dios te habra podido
dar en este mundo.
Arnold Guillet, editor
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Verdad es que el amor de Dios le da a un alma un gozo tan grande que no se puede expresar; pero esta alegra, al menos a las almas del Purgatorio, no les qui-ta su parte de pena. Y es aquel amor, que est como retardado, quien causa esa pena. As, pues, las Almas del Purgatorio gozan de un contento indecible, y al mismo tiempo sufren una grandsima pena; y una cosa no impide a la otra.
(Santa Catalina de Gnova)
-
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PREFACIO Para Eugenia von der Leyen no existan muros
La Princesa Eugenia von der Leyen jug un papel muy importante en
la suerte de muchas pobres almas, que durante su vida terrena no vivie-
ron en el verdadero amor de Dios. Para ella el muro que separa a la Igle-
sia Purgante de la Iglesia Militante haba cado tanto, que se hizo visible
a sus sentidos la espantosa gravedad del pecado, convirtindose en un
tremendo peso para su alma llena de amor. Se comprob que ella vea a
los difuntos porque ellos manifestaron sus nombres, incluso algunos de
ellos desconocidos y cuya vida terrena fue revelada. La persona de la
vidente fue conocida, y debera ser un motivo de credibilidad para el lec-
tor de esta extraordinaria obra el saber la personalidad que est detrs de
este Diario. La Princesa, a quien preferimos llamar "esa Cristiana" por
su naturaleza humilde y amorosa, no habl con nadie acerca de los fe-
nmenos, de los cuales era objeto y sujeto al mismo tiempo, excepto que
slo con su Prroco; ni siquiera con su familia; tuvo la fortuna de tener
por Prroco a un hombre muy sabio y culto, quien le aconsej escribir un
Diario. Antes de morir, el 9 de Enero de 1929, a la edad de 62 aos, ella
entreg el Diario a su Director Espiritual, el cual se lo llev consigo
cuando se fue de su Parroquia. As mismo l lo entrego antes de morir al
escritor Bruno Grabinsky, experto en temas de mstica, a quien debemos
la publicacin. A los dos les damos nuestros ms sinceros agradecimien-
tos.
El Director Espiritual de Eugenia, hombre ciertamente dotado de gran
prudencia y espritu crtico, nos ha dejado una declaracin y una opinin
juramentada sobre la Princesa:
"Conoc a la vidente los ltimos 12 aos de su vida, y estuve al tanto
da a da de sus experiencias y encuentros con las apariciones. Siguiendo
mi consejo, anot en un cuaderno aquello que viva a diario, y esto, por
supuesto, sin el fin de hacerlo pblico, ni siquiera yo tuve esta idea al
principio
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Eugenia von der Leyen
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La vidente llev una vida santa. Era profundamente piadosa, alma
humilde como San Francisco, muy atenta en hacer el bien; su caridad no
conoca lmites, lista para ayudar en cualquier momento y pronta a cual-
quier sacrificio. Todos los que la conocieron le tuvieron un gran respeto
y veneracin. Nada estaba ms lejos de ella que la bsqueda de honores
y fama; slo quera hacer felices a los dems, y en eso s que era experta.
La personalidad de la Princesa es el mejor fundamento de absoluta cre-
dibilidad. Querida de Dios y de los hombres.
Yo declaro bajo juramento haber exhortado a la Princesa anotar de
manera clara y precisa los hechos reales vividos y, al mismo tiempo, de
nunca haberle sugerido de ninguna manera mi propia visin personal de
las cosas. Me declaro garante, en todas las formas, de la credibilidad de
que es digno el Diario, y ruego al lector conservar de la Princesa, quien
ahora tambin descansa en la otra vida, y desde luego en la visin de
Dios, un agradecido y venerado recuerdo".
Su primo, el Prncipe C. L., confirma lo dicho por el P. Sebastin con
estas palabras:
"Estoy totalmente de acuerdo con la opinin sobre su personalidad tal
como lo expresa el Sr. Prroco Wieser. Es absolutamente conforme. Su
vida consista en el ofrecimiento de s misma en favor de los dems. Es-
to lo hizo siempre de buena gana y con alegra. Fue una persona absolu-
tamente sincera y espontnea, nunca se preocup de ella misma. Ade-
ms, era sabia, vivaz, bien alegre, muy fcil de aceptar una broma y llena
de ingenio. Por esto, todo el mundo la quera y buscaba su compaa.
Los nios se volvan locos a su lado".
Una sirvienta escribi a Bruno Grabinsky:
"Yo conoc a la Princesa como una persona amable, tranquila y olvi-
dada de s, lo que llevaba a todo el mundo a quererla. Siempre la misma,
alegre y simptica. Tengo la impresin de que en ese entonces, cuando
empec a conocerla, su idea de ofrecerse y expiar por los pecados de los
dems era ya una particularidad suya".
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Mis Conversaciones con las Pobres Almas
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Un gozo inimaginable me arrastra...
Las experiencias vividas por la Princesa no fueron cosa extraa; as lo
prueban las frases por ella escritas al Prroco en la fecha del 4 de Mayo
de 1924 y 18 de Marzo de 1925, respectivamente. Son conmovedoras,
pues demuestran que ella experiment una ntima unin con el Espritu
Santo, completamente perpleja y sin entender la felicidad ntima de que
gozaba su alma. Con toda humildad peda, en su abandono, explicacin
de aquello que suceda con su alma. No se trata de visiones ni de xtasis,
es la vivencia ntima de unin con Dios; el ms alto grado de aquel que
ama, de aquel que carga la cruz.
"Lo nico que puedo hacer es adorar y amar... es como ascender a lo
divino. Yo no quiero aquello, sin embargo mi alma es invadida y arreba-
tada hacia un gozo inimagible", escribi Eugenia.
Esta experiencia con el Amor Divino, sin cualquier colaboracin por
parte de ella, y sin que ella consiguiera formular cualquier palabra, por
supuesto, no es natural. El alma es tomada e invadida por el calor y el
esplendor de Dios. El Amor de Dios arde en lo ms ntimo del alma,
despus de ella haber hecho cruz su vivencia y su forma de pensar.
Podemos llegar a conocer esta dicha en los escritos de Santa Teresa
de vila, Doctora de la Iglesia, y otros msticos, mientras con dolor y
espanto debemos observar de cunto somos deudores en este campo no-
sotros los telogos modernos. "Cmo podrn escuchar y creer si no hay
quin ensee?" (Rom. 10, 14).
Dr. Pietro Gehring
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DIARIO DE LA PRINCESA EUGENIA VON
DER LEYEN
La Monja
9 de Agosto de 1921 A las 5:00 de la tarde vi una Monja en el jardn. Estaba de pie en medio de dos rboles. Pareca esperarme. Pen-
s que se trataba de una vieja amiga y me apresur a encontrarme con
ella, pero desapareci de repente y sin dejar rastro. Fui a ver si haba sido
un engao de la sombra de los rboles, pero el lugar, el espacio entre los
rboles era el mismo, como siempre.
13 de Agosto La vi venir hacia m por la carretera que conduce a la Iglesia.
19 de Agosto La vi caminando justo a mi lado en el jardn. Lle-vaba el hbito de Mallersdorfer
4.
25 de Agosto En las escaleras del Oratorio.
30 de Agosto Ella me esperaba en la puerta de la casa.
11 de Septiembre La vi en el jardn.
14 de Septiembre Me la encontr en el Oratorio. Antes de la S. Misa vi algo reflejarse en la ventana frente a m; pens que la ventana
situada detrs de m no estaba bien cerrada y a eso se deba el movimien-
to reflejado delante de m. Me di la vuelta y all estaba ella. La observ
muy bien. Tena ojos grandes y negros, con una expresin triste. No se
vea plida; su aspecto era el de una persona normal. No la conoc. Me
pareci que ella no tena brazos. Tuve una horrible sensacin porque es-
taba muy cerca.
4 Las Hermanas de Mallersdorfer (Franciscanas Pobres de la Sagrada Familia) son una
Orden femenina extendida en toda Baviera.
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Eugenia von der Leyen
40
17 de Septiembre Se desliz hacia m en el jardn.
19 de Septiembre Me encontraba jugando a la pelota con el nio, cuando, de repente, pas por en medio de los dos. Deb haber puesto una
cara de sorpresa, porque el pequeo pregunt qu haba visto.
22 de Septiembre La hall sentada en la escalera del Oratorio.
2 de Octubre Me encontraba recogiendo flores. De repente se puso de pie frente a m. Se vea de mayor tamao. No me atrev a ha-
blarle, mas cuando tuve el valor para hacerlo, ya se haba vuelto a desa-
parecer.
7 de Octubre Por desgracia, ahora tambin en mi habitacin. Me despert con una rara sensacin y encend la luz: all estaba ella junto a
mi cama. Tuve un miedo tal que no pude pronunciar palabra; me defend
contra ella con agua bendita y, luego de pasar sobre m, desapareci en la
pared. Fue algo tremendo.
11 de Octubre Me fui a dormir a las 10 de la noche, sin pensar absolutamente en ella, pues haba estado muy entretenida (era temporada
de caza), y encend la luz de mi habitacin. Ella estaba all. Pas por de-
lante de ella para ir por el agua bendita, la roci y le pregunt: "Qu
quieres de m?". Me mir fijamente a los ojos y sin mover los labios di-
jo: "No envi veinte marcos para las misiones"5. No podra decir si le
hice seas con la cabeza de que yo lo hara o si se lo promet de palabra,
mas de todos modos se alegr, porque al instante se me acerc; creo que
quiso decirme algo ms. Sent tanto miedo que de inmediato la roci con
agua bendita y desapareci por la ventana. A pesar del tremendo susto
pude descansar. Los veinte marcos fueron entregados a las misiones y se
celebr la S. Misa por las pobres almas.
5 Al leer esto, muchas personas se sorprenden y se conmueven que por veinte marcos de-
biese sufrir la Monja. Se equivocan. Qu pecados habra cometido la Monja en su esta-
do que no se nombran? En todo caso, esos veinte marcos son slo una pequea muestra
de su manera habitual de vivir que volvi su alma tan miserable.
-
Mis Conversaciones con las Pobres Almas
41
Tuve paz hasta el 3 de Noviembre, da en que me fue concedida una
gran alegra. Cuando a las once de la noche me fui a descansar, vi que la
habitacin estaba iluminada. Pens que yo haba dejado la luz encendi-
da, y entr. All estaba la Monja, en el mismo lugar de la ltima vez.
Mas qu transformacin! Sala de ella un resplandor; su vestido negro
pareca como hecho de luz. Pero lo ms hermoso era la expresin de su
rostro. Ciertamente sus ojos ya haban visto al buen Dios. Me mir son-
riendo, se vea tan feliz! Sus manos, las cuales por primera vez pude ver,
estaban cruzadas sobre su pecho. Su rostro era slo comparable a una
piedra preciosa, no puedo encontrar otra expresin. Mi asombro y mi
alegra fueron tan enormes que qued como petrificada, y lo nico que se
me ocurri preguntarle fue: "Cmo te llamas?". Como respuesta solo
hizo la seal de la cruz y desapareci. Qued en completa oscuridad. En
ese momento me di cuenta de que la luz no estaba encendida, luego en-
tonces no pudo haber sido una alucinacin, pues nada es capaz de produ-
cir lo que yo vi y sent. La aparicin me pareci de mayor tamao que
lo habitual, y por primera vez no estaba de pie sobre el suelo. Esta fue la
ltima aparicin de la Monja, pero quizs me sirvi de preparacin para
otras.
La Condesa Mara Schnborn6
4 de Febrero de 1922 A las 9 de la maana me encontr una seora que vesta traje oscuro con cuello de encaje y un sombrero bastan-
te grande; delgada. Era como de mediados del siglo pasado. No la co-
nozco.
17 de Febrero La vi en la escalera.
1 de Marzo De nuevo en la escalera.
Hasta el 20 de Mayo estuve ausente. El da de mi regreso la vi entrar
en la biblioteca, en el segundo piso. El 26 de Mayo la volv a ver.
6 Como ya hemos dicho, la Princesa dej escrito todos los nombres de las apariciones.
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Eugenia von der Leyen
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El 28 de Mayo, Domingo, al regresar de Misa, la vi subir nuevamente
la escalera y volvi a entrar en la biblioteca. La S. Comunin, que haba
acabado de recibir, me dio el valor para seguirla. Cuando abr la puerta
la vi all de pie frente a m, como si estuviera esperndome. Le pregunt:
"Quin eres?". Respondi: "Mara Schnborn". Se trataba de la her-
mana de una ta ma a la cual yo no conoc. Yo: "Qu quieres de m?
Por qu no tienes paz?". Ella: "Aqu pequ!". Luego desapareci.
Hemos rezado mucho por ella. No la he vuelto a ver.
Como ya dije, en Marzo y Abril no estuve aqu.
En O..., me qued en la habitacin de una pariente ma que muri all.
Nunca la vi en la habitacin. Una vez que sal a caminar la vi venir ha-
cia m sobre el prado. Llevaba un rastrillo sobre sus hombros, se vea
muy acalorada y me sonrea. No poda creer lo que veia: estaba como
siempre; si no hubiese estado acompaada habra gritado de alegra.
Lstima que desapareci tan pronto. Permanec en silencio. Cuando
volv a casa y les cont dnde haba estado, me dijeron: "Oh, Ortencia
siempre ayudaba a una pobre mujer a recoger el heno".
Me pareci que no necesitaba de mi oracin; ms bien vi esta aparici-
n como una seal. Yo tena mucha confianza con ella y le haba conta-
do por escrito la historia de la Monja, dejndole libertad para creer o no.
Ella respondi que no poda creerlo sin antes discutirlo conmigo. Pero
no pudimos hablar porque muri.
"Los once" y el Prroco Schmuttermeier
El 4 de Julio de 1922 vi por primera vez las once sombras que a me-
nudo veo. Son columnas de niebla de distintos tamaos. Las veo siem-
pre en el porche y en la colina que cae detrs de la fbrica de cerveza; a
veces pasan muy cerca de m. No se pueden distinguir porque estn co-
mo envueltas en niebla; parecen esprragos gigantes. Las veo tan segui-
do que no escribo fechas, no me importa nada de ellos.
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Mis Conversaciones con las Pobres Almas
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La fiesta de Navidad, despus de la Misa de la maana, me llegaron
muy cerca, entonces les dije: "Si son almas del Purgatorio, adoren al
Nio Jess". De inmediato, como fulminadas por un rayo, se inclinaron,
y luego desaparecieron. Fue bien extrao, pues hasta ese momento nun-
ca haban reaccionado a nada de lo que yo les haba dicho.
El 27 de Diciembre vino a m el Padre Schmuttermeier en el jardn.
Fue por un instante apenas, pero estoy segura de que no me enga7.
El 9 de Enero de 1923 lo encontr esperndome en el Oratorio, nada
agradable a la vista. Le dije: "Seor Prroco, puedo ayudarle?". Me pi-
di una S. Misa, que fue celebrada pronto. Por la noche lo volv a ver.
El 25 de Enero lo vi por cuarta y ltima vez. Por la noche, cuando
todava yo estaba en la Iglesia, vi colgar del confesionario una manga
blanca. Me sorprend porque la Iglesia estaba vaca. Con un poco de cu-
riosidad me arrodill en un banco y pens si deba aprovechar para con-
fesarme. Pasados unos cinco minutos escuch que se abri la puerta del
confesionario y... sali el Padre Schmuttermeier; me sonri amablemente
y camin lentamente por el centro de la Iglesia. Se arrodill frente al al-
tar. Al poco tiempo lleg el Sacristn a tocar para el ngelus. Tuve la
impresin de que casi tropieza con el Padre. Encendi la luz y pude ver
todo mejor. Fue muy extrao lo que sucedi: el Sacristn pas como a
travs del Padre, como si se tratase de una simple sombra; pude diferen-
ciarlos claramente. Luego se fue y no lo volv a ver ms.
Brbara y Toms
He visto 17 veces a nuestro antiguo criado en el Hospital. En ninguna
de esas ocasiones habl con l.
7 Despus de haber sido impresa la primera edicin de esta obra, la seora Mara Feistle,
de Waal, nos escribi: "El Padre Schmuttermeier fue Vicario de Waal desde 1926 hasta
1935; por eso aquella alma no pudo haber sido el antiguo Director Espiritual de la Prin-
cesa. Es posible que se hubiese tratado del Vicario Mathias Sollweck, fallecido en 1899 o
1900".
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Eugenia von der Leyen
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Desde el 31 de Enero me qued algunos das en una habitacin del
tercer piso. Una vez, durante el da, mientras me miraba en el espejo, vi
reflejada la cabeza de una mujer. Me di la vuelta y all estaba: una mujer
vestida de rosado. Desapareci al instante. Su traje era como del siglo
XVI. Algo que me llam la atencin fue que su peinado no concordaba
para nada con su traje.
Por la noche me fui a dormir con una cierta inquietud, porque en la
habitacin de al lado, que estaba deshabitada, escuch una voz, que si se
ha odo una sola vez no se olvidar jams. Dorm muy bien hasta las 3,
hora en que me despert con una sensacin de miedo. De inmediato su-
pe que no estaba sola. Encend la luz y all estaba ella en la puerta; a su
lado haba un hombre vestido de caballero. Los roci con agua bendita y
le pregunt a ella: "Quin eres?". "Brbara", respondi. Yo: "Qu
quieres?". Ninguna respuesta. Puso su dedo en su boca y me hizo seas
para que saliera con ella. Todo era tan natural que sent vergenza de
salir de la cama en presencia de aquel caballero que la acompaaba. Sa-
lieron por la puerta y not una herida en la nuca de ella. A eso se deba
su pelo desordenado. No me atrev a ir con ellos; slo cuando salieron
me levant y fui a ver a dnde se haban ido. Entraron en la alcoba. Yo
no pude entrar porque estaba con llave.
El 5 de Febrero, que tena trabajo de sobra, vi a Brbara en el pasillo
y entr de nuevo en la alcoba. Baj rpidamente por la llave y sub de
nuevo. Entr en la alcoba y la encontr esperndome apoyada en la pa-
red. Le pregunt: "Eres t Brbara von L... V...?" (Habamos investiga-
do en las crnicas y encontramos dos personas de nombre Brbara). El-
la: "S". Yo: "Quieres orar conmigo?". Me hizo seas de que s con la
cabeza, con una mirada no muy agradable. Comenc a recitar: "Alma de
Cristo...", y al decir: "Agua del costado de Cristo, lvame...", empez a
llorar y a sollozar terriblemente, con su cara entre las manos. Despues
volvi a mirarme con aquellos terribles ojos y se sali de la torre. Du-
rante algn tiempo no sub ms a aquel piso. No la volv a ver. Poco
despus una pintora se instal en el cuarto de arriba. Subimos muchas
veces para ver sus trabajos, pero Brbara no volvi a aparecer.
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Mis Conversaciones con las Pobres Almas
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21 de Febrero 1:00 de la madrugada. Me despert con aquella sensacin que experimento cuando las almas vienen a buscarme. De he-
cho, Brbara y el hombre estaban all de pie. Realmente me enoj por-
que aqu abajo s me senta segura de ellos. Exclam: "Por qu no se
quedan all arriba?". Ellos: "Porque ellos no nos pueden ver". Le pre-
gunt al hombre: "Cmo te llamas?". Brbara respondi por l: "To-
ms". Yo: "Qu quieres de m?". "Una S. Misa", dijo Brbara. Rec
con ellos y les dije: "No vengan ms. Se celebrar una S. Misa por uste-
des". Se fueron y no los vi ms.
Qu extrao! Sale tanta fuerza de las almas! Su mera presencia me
despierta. El despertarse es algo totalmente nico; uno no duda de lo que
all le espera. Es un ver en la oscuridad.
La vieja cocinera y la mujer que mat a su beb!
Por aquellos das en que Brbara vino, tambin ocurri otra aparicin.
Mientras el 1 de Febrero de 1923 me encontraba en la despensa con la
cocinera, he aqu que sbitamente se aparecieron dos mujeres de pie en-
tre nosotras. De inmediato reconoc a Crescncia, nuestra cocinera,
quien trabaj con nosotros durante 42 aos y haba muerto en 1888. A
su lado haba una desconocida con un rostro para nada simptico. Cres-
cncia tena un semblante muy bello, exactamente como cuando estaba
viva, muy agradable. Dos das ms tarde las encontr abajo, en el pasil-
lo; no pude hablarles porque alguien estaba conmigo.
24 de Febrero Me despert a las 4 de la maana, encend la luz y all estaba Crescncia con la desconocida junto a mi cama. Le pregunt:
"Querida Crescncia, de dnde vienes?". Ella: "Del espacio interme-
dio"8. Yo: "Cmo me encontraste?". Hizo un movimiento en el aire
con la mano. Le dije: "No te acerques a m. Te prometo que estar
orando por ti. Alabado sea Jesucristo!". Se fue y, con ella, la descono-
cida.
8 Ms adelante las almas aclaran a Eugenia esto del espacio o lugar intermedio (N.T.).
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Eugenia von der Leyen
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28 de Febrero A las 4:30 vino la desconocida. Qu horror! Permaneci por ms de diez minutos. Le di agua bendita y rec; no se
movi, slo me miraba enojada. Sent mucho miedo, no s por qu. No
contest nada. Finalmente se fue. Estaba mal vestida; tena un pauelo
en la cabeza y un delantal como para trabajar. No me es agradable. Me
recuerda a la mujer que vi en A..., que describir ms adelante. Siento
miedo de ella porque tiene cara como de viciosa; no lo puedo expresar de
otra manera9.
3 de Marzo Son las 2:00 de la madrugada. Me despert nueva-mente con aquella sensacin de saber que algo me esperaba. Es algo tan
vil, tan fuerte. Fui capaz de encender la luz slo gracias a mi buen Dios
que me infunde valor. De un momento a otro se apareci aquel repug-
nante rostro casi inclinado sobre m, pero enseguida se alej. Yo: "En
nombre de Jess, te ordeno que me respondas: "Por qu rondas por
aqu?". Ella: "Asesin a mi beb!". Yo: "Cmo te llamas?". Ella:
"Margarita". Yo: "Mandar celebrar una S. Misa por ti. No me olvidar
de ti. No tienes necesidad de volver". Rec con ella y desapareci. Fue
algo bien duro de soportar, mas sea como Dios quiera. Sin embargo, si
vinieran durante el da sera ms fcil para m.
Miguel, el carpintero
En el verano, en A..., vi tres veces a una mujer en la Villa, yendo de
un lado para otro. Su rostro reflejaba una tristeza indescriptible. Cuando
la interrogu, respondi: "Nadie reza por m!". A las dems preguntas
se mantuvo en silencio.
Hasta entonces ningn alma me haba dicho que yo deba orar con el-
las. Cuando rezo con ellas, su visita se vuelve ms suave. La oracin
9 El lector encontrar a lo largo de todo el Diario el significado de aquellas palabras espi-
rituales: "El pecado es horrible, la virtud es hermosa". La vista de la fealdad del hombre
en pecado la encontraremos en todas las apariciones. Debemos pensar qu forma de vida
nos presenta la actualidad. Una vida que con las imgenes y msica moderna nos refuer-
zan y sostienen ms en el pecado y la abominacin.
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Mis Conversaciones con las Pobres Almas
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tambin es un alivio para m, porque despus de orar siento menos mie-
do.
11 de Marzo (1923) 11 de la noche. Acababa de acostarme, cuando, de repente, sent que algo entr. Pens que se trataba de mi
hermana y por eso no encend la luz; poco despus supe que no se trataba
de ella. En la puerta se encontraba Miguel, nuestro viejo carpintero y an-
tiguo Sacristn. No s cundo muri. Le pregunt de inmediato: "Di-
me, Miguel, qu es lo que quieres de m?". Al instante lanz un grito y
desapareci. Ahora es a mi nio (Wolfram) a quien debo cuidar. Ha
empezado a venir cada noche; siento miedo, pues no s qu pueda ocur-
rir con l. Estuvo como media hora, de 4 a 4:30. Camina alrededor de la
habitacin suspirando; la expresin de su cara es desagradable. Yo s
que el buen Dios me ayudar.
13 de Marzo 11:30 de la noche. l volvi. Le dije: "El Sbado se celebrar una S. Misa por ti! Djame en paz! Qu hiciste? Respn-
deme, por favor!". Respondi gritando: "Sacrilegio!". Y se puso a llo-
rar. Yo: "Puedo ayudarte?". Afirm con la cabeza y desapareci.
Muchos hombres y muchas mujeres
21 de Marzo (1923) Por la noche vino Vctor B... y me mir con tristeza. No respondi a mis preguntas y desapareci.
22 de Marzo Me despert a la 1:00 de la madrugada. Escuch que alguien pregunt: "Te gustara ayudarlos como me ayudaste a m?".
Encend la luz y me pareci haber visto junto a mi cama al Padre S...; no
puedo decir con seguridad, pues apenas le hice una pregunta desapareci.
Al instante vi mi habitacin repleta de hombres y mujeres. Entre ellos
tambin estaba Vctor. Fue muy pesado para m; sin embargo no dura-
ron mucho. No pude contar cuntos eran.
23 de Marzo De noche. Otra vez aquella gente. Son diecisis personas. Se demoraron largo rato. Reconoc a cinco de ellos: Vctor,
Mara M..., Perpetua R..., aquel zapatero que viva diciendo "Ay Dios
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mo!", y Baptista B... Les pregunt: "Qu quieren ustedes?". Ninguna
respuesta. Entonces dije: "Si rezo por ustedes, no tendrn que venir
ms". Al instante Vctor respondi: "Tenemos que hacerlo!". Yo:
"Quin lo quiere?". No hubo respuesta. Se quedaron un rato ms; to-
dos clavaron sus ojos en m, y se fueron. Vienen todas las noches, pero
nada que hacer con ellos. Rezo y despus de un poco tiempo todos se
van.
26 de Marzo Slo vinieron nueve almas. No pude reconocer a ninguno. Pregunt: "Dnde estn los dems?". No hubo respuesta
10.
Esos nueve ahora vienen todas las noches. Ya no es tan pesado. Re-
zo y luego de un momento se retiran.
29 de Marzo Vinieron todos los diecisis. Uno de ellos se me acerc y me dijo: "Te lo agradecemos". Me extendi ambas manos, pero
no fui capaz de tocrselas. Le pregunt: "Para Pascua estarn en el Ci-
elo?". Respondi claramente: "Hacia la luz!". No pudo decir nada ms.
Luego se me acercaron todos, algo para nada cmodo, los roci con agua
bendita y desaparecieron al instante. Me resulta extrao que los diecisis
ocupaban muy poco espacio; eran un pequeo montn y, sin embargo, de
distintos tamaos.
La que me habl era muy joven, me mir con rostro muy alegre; tena
un traje negro y un pauelo blanco. Todos llevaban ropa de trabajo.
Nicols, el secretario
Desde hace algn tiempo veo al secretario Nicols, quien trabaj hace
mucho con mi abuelo; slo lo veo en el primer piso dando vueltas por las
habitaciones. Parece como si estuviera buscando algo. No he podido
hablarle, pues las veces que lo he visto no he estado sola.
10 A las preguntas curiosas no hay respuesta. El lector se dar cuenta de esto en el trans-
curso del Diario.
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Mis Conversaciones con las Pobres Almas
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Estas noches de Pascua han sido muy terribles. Siento algo junto a
m, pero no veo nada; siento que caminan, que respiran, siempre cerca de
m, incluso escucho murmullos y ruidos, como si alguien estuviera gol-
peando la pared. Esto me causa ms angustia que ver algo. Una noche
comenz desde las 11 y no termin sino hasta las 5 de la maana. Impo-
sible dormir en tales condiciones. Me levant y fui a sentarme en el cor-
redor, pero me siguieron. Cuando pregunt: "No pueden hablarme?",
algo me toc por detrs y me asust muchsimo.
Babette
21 de Abril (1923) Durante el rezo del Santo Rosario vi por se-gunda vez dos mujeres arrodilladas en la Iglesia. Desaparecieron, pero
un momento despus regresaron. Ms tarde, al entrar de nuevo con el
Padre, tena la esperanza de que l tambin pudiera ver aquellas dos mu-
jeres. De hechos ellas estaban all, pero cuando quise hablarles desapa-
recieron.
Vi cuatro veces a Nicols. Pas como de carrera cerca de m.
Durante algunos das, por las noches, tuve fiebre. No consegua con-
ciliar el sueo. En ese tiempo no vi ni o nada. Ahora, que estoy bien,
han vuelto.
26 de Abril A la 1:00 de la madrugada lleg la Ama de llaves, muerta hace un ao, de quien no s el nombre. Tena una expresin muy
triste. No se qued mucho tiempo. Iba de un lado para otro.
27 de Abril Hoy ella estuvo conmigo bastante tiempo. Con mu-cha insistencia clavaba sus ojos en m, mas no respondi a nada de lo
que le pregunt.
Vi dos veces a Nicols, el cual como siempre parece buscar algo.
29 de Abril La Ama de llaves permaneci junto a m desde las 3 hasta las 4:30 de la madrugada. Estaba muy triste. Ella quiso hablar, pe-
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ro no pudo. No me agrada verla mucho porque todo el tiempo me mira
con unos ojos muy abiertos.
Vi tambin las once "columnas de niebla".
1 de Mayo La encontr en mi cuarto cuando me dispona ya a dormir. Le ofrec un pauelo para que imprimiese la seal de su mano.
Se me acerc, pero no hizo nada.
4 de Mayo Ella vino dos veces durante la noche; se inclin sobre m, cosa que me desagrada demasiado. Tambin vi a Nicols. Le pre-
gunt a la Amas de llaves11
su nombre; volv a preguntar, pero no me
contest. Despus grit espantosamente: "Ba....e!". Estaba muy triste.
Se alegra con el agua bendita (siempre llega muy alterada).
5 de Mayo Ha vuelto. Ahora s que se llama Babette. Estoy muy cansada. Por qu tiene que permanecer tanto? Su vestido se ve
muy desgastado. Tiene algo en la boca, pero no puedo ver bien qu es.
9 de Mayo Vino dos veces por la noche.
Volv a ver a los "Los once".
12 de Mayo He visto todos estos das a Nicols en el pasillo. Si-empre muy contento.
13 de Mayo La Ama de llaves de nuevo aqu. Nada agradable. Siempre se inclina sobre m. Su boca es repugnante, parece tenerla re-
pleta de lceras; el labio inferior todo negro. Sus ojos son horribles.
Quisiera ayudarla, pero no s cmo; no consigo hacerla hablar. Ella de-
sea hablar, pero le es imposible.
11 El Padre Sebastin Wieser conoci muy bien a la difunta (Babette Z.) cuando estaba
viva. Segn su descripcin, ella era soltera, aparentemente piadosa, pero muy histrica y
sensual, quien escriba largas cartas a los Sacerdotes y enga a uno de ellos con mucha
sutileza. Con el tiempo tuvo un beb, que en menos de un ao muri.
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Mis Conversaciones con las Pobres Almas
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14 de Mayo Ella se dio la vuelta y abri la puerta que yo, a pro-psito, haba cerrado para ver su reaccin.
15 de Mayo Vi nuevamente a Nicols.
18 de Mayo Desde la 1:00 hasta las 3:30 de la madrugada la Ama de llaves estuvo conmigo. Corra por todo el cuarto. Es terrible, pues no
s cmo ayudarla. Me esfuerzo por rezar lo mejor posible, pero as es
muy difcil. Su boca es un horror.
19 de Mayo Otra vez ella, pero por poco tiempo.
21 de Mayo Ella estuvo conmigo desde la medianoche hasta las 4:30 de la madrugada. Me despert con un lamento. Por recomendacin
de alguien puse la reliquia de la S. Cruz delante de ella y le pregunt:
"Ests condenada?". Respondi que no, moviendo su cabeza. Luego le
dije: "Te ordeno decirme qu es lo que quieres, no quiero verte ms!".
Con una voz que casi no entenda, dijo: "Siempre enga... Prroco...".
Le ped que repitiera la frase, pues no le encontraba sentido, pero abri la
puerta y se fue.
22 de Mayo Lleg corriendo a la habitacin, como huyendo de algo. Estaba muy perturbada y tena un aspecto que daba miedo. Le di-
je: "Te ordeno que me digas por qu sigues viniendo a m". Al instante
se me acerc y seal su boca. Me espant muchsimo. Luego desapa-
reci.
23 de Mayo Estaba apenas durmindome cuando ella lleg. Le dije: "Si no me dices ahora mismo qu es lo que quieres de m, no vol-
ver a rezar por ti!". Se qued largo rato en silencio. Despus empez a
murmurar algo, pero no entend nada. Exclam: "Dime de nuevo qu
clase de mentiras dijiste!". Se me acerc y dijo con mucha claridad:
"Tengo que sufrir! He mentido mucho, he difamado, dcelo al Prro-
co!". Yo: "Y por qu no vas t misma y se lo dices?". No respondi
nada.
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24 de Mayo Vino con alguien ms, pero no le pude identificar. Yo estaba muy asustada. Puse la reliquia de la S. Cruz frente a ella y le
grit: "Por favor, no vuelvan ms. Se celebrar una S. Misa por uste-
des!".
Vi de nuevo a las dos mujeres en la Iglesia.
La mujer en el gallinero
28 de Mayo de 1923 Al pasar por el gallinero vi una mujer que buscaba algo entre un montn de ramas. Pensando que se trataba de una
mendigo, me aproxim a ella. Se me acerc un poco y de un momento a
otro desapareci en el aire.
Por la tarde, mientras rezaba la Corona de las Cinco Llagas, se me acerc un hombre con una mochila, como esos mendigos que buscan
alimentos. Dio unos pasos hacia m y de repente se esfum.
Otro da vi a las dos mujeres arrodilladas en la Iglesia. Enseguida lleg una mujer (viva) al mismo banco. Como no me encontraba muy le-
jos de ellas, pude ver muy bien que ambas eran casi transparentes como
un velo y no ocupaban espacio.
29 de Mayo La mujer estuvo de nuevo en el gallinero, pero por poco tiempo.
Cerca de la liberacin
30 de Mayo Me encontraba ayudando a las Hermanas en el Hos-pital a preparar las flores (era vspera del Corpus Cristi). Tan pronto
como estuve sola, entr Benito y se me acerc. Le pregunt: "Benito,
sufres mucho?". Respondi que no con la cabeza. Continu: "Estars
pronto en el Cielo?". Un gesto afirmativo. Yo: "Y siempre ests por
aqu?". De nuevo el movimiento afirmativo con la cabeza. Tena un as-
pecto muy agradable, como cuando viva. Llevaba el delantal azul y su
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Mis Conversaciones con las Pobres Almas
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camisa de mangas de siempre. Me mir, luego sali por la puerta y de-
sapareci.
Gracias a Dios no ha vuelto la Ama de llaves. He podido dormir
tranquila.
31 de Mayo Durante la procesin del Corpus Cristi, cuando nos arrodillamos ante el altar cercano a la casa del carpintero Fischer, vi salir
de esa casa a Miguel, el otro carpintero. Tena un aspecto tan diferente
de como lo haba visto antes! Sus ojos demostraban mucho gozo, e irra-
diaba luz! Pareca estar envuelto en un pauelo blanco. Durante el
Evangelio estuvo de pie justo en frente de m. No entiendo por qu los
dems no perciben nada. Permaneci casi hasta el final y luego, hacien-
do una seal de despedida, desapareci entre la multitud.
4 de Junio La mujer estuvo de nuevo en el gallinero. Tiene el rostro muy triste. Ahora, durante la noche, escuch mucho ruido, pero
no vi nada. Siento pasos y crujidos sobre el suelo y en los muebles.
Francamente preferira ver lo que causa todo aquel ruido, que slo estar
escuchando.
7 de Junio Vi nuevamente a la mujer en el gallinero. Me mir detenidamente. Hasta ahora nunca la haba visto con tanta nitidez. No
pude hablar con ella.
Volv a oir los mismos ruidos en las dems habitaciones y en las pa-redes.
Federico, el pastor asesinado
11 de Junio de 1923 Al despertarme, se inclin sobre m una fi-gura alta y oscura, toda envuelta en niebla. No sabra decir si era hombre
o mujer. Nada agradable. Me asust mucho.
No he vuelto a escuchar aquel ruido.
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14 de Junio Encontr al fantasma de nuevo en mi habitacin cuando fui a dormir. Empec a rezar en voz alta y "aquello" se acerc a
m. Si no fuera porque "aquello" tiene brazos, dira que es como un r-
bol del bosque. Permaneci conmigo unos veinte minutos y se fue, pero
a las 4 regres.
16 de Junio Fue duro, muy duro. "Aquello" me sacudi por los hombros. Qu horrible momento! Le di un puetazo y le dije: "T no
puedes tocarme!". De inmediato se fue a un rincn. Cuando le di el pu-
etazo no sent nada corpreo: sent ms bien como un pauelo mojado
en agua caliente. No creo que sea capaz de soportar con frecuencia tales
sustos.
18 de Junio De nuevo aquella cosa monstruosa. Intent estran-gularme. Yo temblaba de miedo. En mi angustia oraba. Tom la reli-
quia de la S. Cruz. A pesar de su gigantesco tamao, permaneci quieto
frente a m. A mis preguntas no respondi; luego sali por la puerta, de-
jndola abierta.
19 de Junio Ahora s que se trata de un hombre. No permaneci mucho tiempo.
Volv a ver aquellas dos mujeres en la Iglesia. Parecen ser de otra poca. Les pregunt si tal vez haban robado velas, pero no respondieron
nada.
21 de Junio Aquel terrible hombre permaneci por ms de una hora conmigo. No dejaba de correr por la habitacin. Tiene pelo negro
y desgreado, y ojos que producen horror y espanto.
Vi aquella mujer sentada en el gallinero. Se ha vuelto ms agrada-ble, pero no dice nada. Mientras la miraba sucedi algo extrao: un gato
se acercaba a ella y, de un momento a otro, salt a un lado como espan-
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Mis Conversaciones con las Pobres Almas
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tado, como si hubiese percibido a la mujer. Me sent muy feliz por cons-
tatar que al menos el gato ve lo mismo que yo!12
12 Es un hecho que los animales demuestran miedo a ciertos lugares donde han ocurrido
apariciones. Fue muy conocida la cierta y comprobada aparicin en el patio de la Iglesia
donde el perro evitaba la parte alta de una escalera, sobre la cual Eugenia tuvo ms de
una aparicin. Mientras ste, por lo general, segua a su dueo por todas partes.
El parapsiclogo estadounidense Robert Morris experiment con animales (un perro,
un gato, una serpiente de cascabel y una rata) metindolos en una casa "embrujada", justo
en la habitacin donde se haba cometido un homicidio. Segn report, el perro gru y
sali de ah, y fue imposible convencerlo para que entrara de nuevo. Al gato, en su turno,
se le eriz el pelo y de puro miedo le clav las uas a su amo, que lo cargaba en brazos,
al tiempo que miraba a un punto concreto. En cuanto a la serpiente de cascabel, adopt
una postura de ataque dirigida hacia el mismo lugar de la habitacin que haba estado
mirando el gato. Por ltimo, slo la rata se mostr totalmente indiferente a aquella
habitacin (N.T.).
Le preguntaron a Mara Simma, la mstica que vea las almas purgantes: "Los
animales son sensibles a la presencia de las nimas del Purgatorio?", a lo que respondi:
"S, especialmente los caballos, los perros y las gallinas. Conozco muchos casos en que
los caballos claramente rehusaron pasar frente a edificios en donde luego se descubri
que las nimas se manifestaban para llamar la atencin [a fin de que se intercediera por
ellas] (N.T.)".
Por su parte, el padre Gabriel Amorth, exorcista de Roma, dice que en un lugar con
presunta manifestacin de espritus "es importante el comportamiento de los animales
domsticos. Sucede a menudo que, cuando se tiene la impresin de que alguien se
encuentra en nuestra propia estancia, el gato o el perro mantienen fija la mirada hacia un
cierto punto; y puede que tal vez huyan aterrorizados, como si aquel ser misterioso se
acercara a ellos. Podra narrar muchos casos interesantes... Por el momento me basta
decir que, en mi opinin, los animales no ven nada en concreto, sino que poseen una
mayor sensibilidad que el hombre para notar una eventual presencia"(N.T.).
La Biblia, por cierto, narra el caso de una burra que pudo ver una presencia espiritual,
pero no terrorfica, sino de un ngel; se narra en el libro de los Nmeros. A Balaam le
haba encomendado el rey de Moab la tarea de maldecir a los israelitas. Balaam mont su
burra para hacer el encargo, pero un ngel se interpuso en el camino para estorbarle y el
animal no avanzaba o se sala del camino a pesar de los golpes que le daba su amo (cfr.
Nm 22, 22-23). Finalmente, la burra habla a Balaam, reclamndole, y Dios abre los ojos
de Balaam permitindole ver al ngel (N.T.).
Nota del traductor [al italiano]: En A. F., donde fui Prroco durante 22 aos, se
escuchaban ruidos por la tarde y por la noche; slo por algunos cortos perodos de
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22 de Junio Permaneci cerca de m en mi habitacin desde la 1 hasta las 5. Fue muy penoso. Varias veces se inclin sobre m, y se sen-
taba en mi cama. Llor de terror y angustia. Luego, para no verlo ms,
me puse a recitar el Oficio Divino. Se alej de m y empez a suspirar
pavorosamente. Ahora se me presenta un poco ms reconocible, pero no
s quin es. Me he vuelto muy cobarde. A veces, por la noche, tengo
que hacer un verdadero esfuerzo para entrar a mi habitacin. Sin embar-
go el resto de tiempo puedo descansar y dormir bien.
24 de Junio l regres nuevamente y me tom por los hombros. Exclam: "Por favor, dime lo que quieres y no vuelvas ms!". Ninguna
respuesta. Volvi a correr por la habitacin y luego se fue. No pude
tranquilizarme. Retorn a las 6 de la maana. De da produce an ms
miedo: es repugnante. Se resiste a la lucha. Es una de las almas ms mi-
serables que han venido hasta ahora. Le dije: "No me molestes, debo
prepararme para la Sagrada Comunin!". Se me acerc y levant las
manos como suplicando. Sent tanta compasin que le promet toda la
ayuda posible, y luego le pregunt: "No puedes hablar?". Neg con la
cabeza. Continu: "Sufres mucho?". Entonces gimi terriblemente. Le
di bastante agua bendita y desapareci.
27 de Junio Vino de nuevo por la noche. Creo conocerlo; me parto la cabeza pensando quin podra ser, pero no lo consigo. No es pa-
ra nada agradable.
28 de Junio Regres.
Tambin volv a ver aquellas dos mujeres en la Iglesia.
29 de Junio Cuando iba a dormir, lo encontr de nuevo en mi ha-bitacin. Podra tratarse de Federico, aquel pastor asesinado. De inme-
tiempos cesaban. Una tarde estaba en la cocina con mi sobrino y con dos gatos que
dorman en el calentador del horno, eran aproximadamente las nueve y treinta; se
escuch un ruido afuera y luego se sacudi muy duro la manija de la puerta de la cocina.
Los dos animales, casi volando, se fueron muy espantados hacia el tico. Afuera no haba
nada, no fue ninguna imaginacin!
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diato se lo pregunt, pero no reaccion. Or con l, luego se qued mi-
rndome tan serio que sent mucho miedo. Le rogu que se fuera y re-
almente me hizo caso.
30 de Junio Estuvo poqusimo tiempo. Sus sollozos me desperta-ron. Su cara es tan negra que en verdad me es muy difcil reconocerlo.
Sin embargo la estatura, la nariz, los ojos: estoy casi segura de que es l;
yo lo vi muchas veces cuando estaba vivo.
2 de Julio Vino de nuevo, pero ya no tena ese aspecto tan feo y duro. No permaneci mucho tiempo. Lo llam: "Pastor Federico!", co-
sa que encontr al parecer muy natural.
3 de Julio Slo estuvo unos minutos. Lo interrogu: "Eres Fede-rico, el pastor asesinado?". Respondi muy claramente: "S!".
4 de Julio Vino a m por la maana. Me mir con tristeza y se fue. No me dio ninguna respuesta.
5 de Julio Tengo la impresin de que se ha vuelto ms claro. Du-rante la oracin se hizo la seal de la cruz.
6 de Julio Estoy muy contenta porque por fin puede hablar. Le pregunt: "Por qu siempre vienes a m?". l: "Porque siempre has re-
zado por m" (Era cierto, pues siempre sent compasin por ese pobre
Cristiano. Ya de nio l se comportaba de una forma