Museo del Árbol No.21

Publicación mensual de arte y culturadel árbol en Costa Rica

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Año 2 No. 21 M ayo 2012museo del árbol


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Publicación independiente sobre arte, cultura y sostenibilidad en Costa Rica, circula en Internet a través de la plataforma Issu.com.Por la calidad de diseño y con-cepto, obtuvo el Sello de Respaldo de la Presidencia de la Asociación Latinoamericana de Diseño, 2010.

Fotografía de LFQ, 2012,árbol de poró de cuchillitos rojos.


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Cerros en Paraíso, Santa Cruz, Guanacaste, fotografía LFQ,

museo del árbol


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Museo del Árbol brota como un espacio contemplativo, reflexión crítica y valorativa, y sensibilidad acerca de la figura del árbol en la naturaleza y en nuestras vidas. No es un museo físico, sino virtual, se acceder a su espacio en la red y movernos por sus páginas-salas.


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Grupo editorLuis Fernando QuirósRodolfo Uder

PeriodistaNelson Moya

Amigos de la publicaciónRolando CastellónIlse UderMiwako SuzukiCarmen CubillosCecilia ParedesLuis ChacónHelen TempleGiancarlo PucciOscar PamioAna María SavareikasAurelio HortaPaolo BergomiRodolfo MoralesNaín ArtjoyJoaquín MurilloRoberto CastilloIrina YébenesFermín NavascuésRicardo Ávila Javier GuerraMauricio BianchiFranca RosiCecilia BrugniniTom Crown

Carolina ValenciaLucía MadrizJorge PovedaAlfredo GonzálezDunia MolinaRodrigo QuirósDinorah CarballoCarlos PovedaFUNDECONGO Mundo ForestalAbelardo MoralesManrique SuárezMarco Mora von Rechnitz

Colaboran en esta edición:Maurizio BianchiEdgar SoleraJenny ArroyoDaniel RosalesLina RosasMarco ChiaJoaquín MurilloManrrique SuárezEugenie Murillo

Créditos:Revisión textos, Ilse UderDiseño: Rizoma Diseño S .A.Mundo ForestalFundación Árboles MágicosParaíso, Costa RicaMayo 2012

Museo de ÁrbolCr

édit

os


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Cont

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os

Museo del Árbol, Créditos, pág. 6

Contenidos, pág. 7

Los Editores: Impacto del verano y las quemas, pág. 8

Fernando Quirval: Cerros de Paraíso, Santa Cruz, pág. 16

Jenny Arroyo: Parque Nacional del Agua Juan Castro

Blanco, pág. 24

Maurizio Bianchi: Maravilla del mundo vegetal, pág. 34

Nelson Moya: Cobrizos, pág. 44

Daniel Rosales: Mi manera de mirar, pág. 50

Lina Rosas: El corteza de Jacó, pág. 56

Edgar Solera: Ciclos del árbol, pág. 64

Joaquín Murillo: Entre las espumas, pág. 74

Para contemplar el árbol: con fotografías de Dunia

Molina, Manrique Suárez, LFQ, Marco Chia y Eugenie

Murillo, pág. 82.


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Impresiona, el estado de sequedad del bosque durante el punto más alto del verano, sobre todo, cuando lo ataca el fuego de esas quemas que, con el fuerte viento de inicios de año, se vuelven peligros incontrolables, muchas veces provocadas por distintos factores, entre otros, por la mano terrorista del mismo

Impacto del verano y las

quemas

Los

edit

ores

Árboles después del fuego y el verano guanacasteco. Fotografía L.F.Q. 2012.


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ser humano. Sí, así se le puede llamar a aquellos quienes encienden fuegos en la montaña para acorralar sus presas -cazadores-, o, en casos inverosímiles, por revancha hacia algún propietario de los terrenos. El robo de maderas preciosas y protegidas como es el caso del cocobolo, es una realidad en algunos bosques de Guanacaste y Zona Norte, se dice que si el propietario de la finca pone la acusación ante el Tribunal Ambiental, denunciando el robo y corta de árboles protegidos, esos criminales ambientales, por revancha, incendian la propiedad. Es una forma más de delito por trasiego de maderas clandestinas.


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Las quemas no solo dejan daños a los árboles y sus maderas, sino a la rica diversidad de fauna que se mueve entre matorrales dejando bajas sensibles y sotobosque, y esto ocurre, como se dijo, durante los días más ventosos que



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dispersa el fuego al azar, devastando verdaderos corredores silvestres en la montaña y el bosque. Aun hay mucho que hacer para proteger la naturaleza, pero hay que hacerlo a tiempo, sin premuras, con verdadera conciencia y poniendo el mejor pensamiento en la prevención. Ahora viene la época lluviosa y por lo menos ahí el fuego dará un respiro, aprovechemos para establecer estrategias de cómo controlar las quemas, preguntarnos qué hacer ante estas emergencias, apaguémoslos desde ahora con tácticas y pensamiento inteligente y no lo dejemos para cuando esté conflagrado, y como lo hacen las autoridades gubernamentales ir a ver simplemente cómo quedó.


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Subir a los cerros de Paraíso de Santa Cruz, nos premia con un regalo de la naturaleza y del Creador; trepar es agobiante si se hace a pié, se sienten los jadeos y el sol nos vuelve cobriza la piel, las piernas parecen no tener más fuerzas para impulsarnos a subir, pero ya arriba, nos olvidamos de todo ante aquel panorama: por un lado, los valles

Cerros de Paraíso, Santa

Cruz

Foto

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ía

Por Fernando Quirval


17Fotografía L.F.Q. 2012.


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que siguen a los cerros hacia el lado de Pinilla, son nacientes de varios ríos de la zona; están coronados de bosques y es otra la calidad del clima, refrescado por las brisas que corren desde la cercana costa.


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Arriba, los bejucos se enredan entre los ramajes y florean en un amarillo intenso; se observan árboles de yayo, cocobolo y otras especies como el pochote, la teca, la melina de cultivo forestal. Hacia el otro lado, y desde esas alturas de unos

Cerros de Paraíso de Santa Cruz. Fotografía L.F.Q. 2012.


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trescientos metros sobre el nivel del mar, aparece la inmensa planicie que se extiende por Junquillal, Playa Lagarto, Marbella y San Juanillo. Ahí las planicies se topan con el contrafuerte de las montañas del Parque Nacional Diriá y las



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mesetas de Florida. Son un verdadero museo dedicado a la contemplación del árbol, el bosque y la naturaleza.

Mucho más cerca -y de ahí provienen las brisas que nos refrescan-, se observan las llanuras de Playa Blanca, Callejones, Playa Negra y Avellanas.

Nadie dijo que era fácil la subida, pero encontramos muchos árboles que observar, aves, y sonidos del bosque seco que le son propios como el calor y las brisas marinas.

Playa Callejones

vista desde los cerros.

Fotografía L.F.Q. 2012.


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La colaboradora Jenny Arroyo, en esta oportunidad, viajó a la zona de San Carlos, y caminó por los linderos del Parque Nacional del Agua Juan Castro Blanco; ahí, al pié de los cerros, captó imágenes del “Platanar” y el “Porvenir”. Ella expresa que es ahí en esos perímetros donde inicia el bosque secundario, con árboles de “achiotillo” -especie nativa-,

Jenny Arroyo:Parque Nacional del Agua Juan Castro Blanco

Foto

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Parque Nacional Juan Castro Blanco.

Fotografía Jenny Arroyo

2012.


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Parque Nacional Juan Castro Blanco. Fotografía Jenny Arroyo 2012.


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el cual utilizaban los indígenas para obtener un tinte que tiñe a las fibras de color amarillo. También -relata Jenny-, pudimos observar la floración del “cacho de venado”, el árbol María (florcitas blancas),



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árboles de guayabón y un árbol gigante de “tirrá”. La finca que colinda con estos cerros se llama “La Milagrosa”, y está localizada en San Vicente de Ciudad Quesada, comunidad ganadera que da sus primeros pasos en el turismo rural, en forma de cooperativas, que están generando importantes recursos para sus pobladores.



33Parque Nacional Juan Castro Blanco. Fotografía Jenny Arroyo 2012.


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Curioseando entre libros, me he dado cuenta, del porque los científicos nos dicen que los vegetales son tan importantes para nosotros los humanos. A lo largo de toda su vida, los árboles y todas las demás plantas, limpiarán la atmósfera el CO2, sin costo alguno. Al chupar agua de la tierra, y después liberarla en forma de vapor, las plantas y árboles se mantienen frescos a través de los poros de sus hojas (estomas), pero además formarán las nubes,

Maurizio Bianchi:

Maravilla del mundo vegetal

Foto

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ía


35Alrededor del Morazán. Fotografía Maurizio Bianchi, 2012.


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y éstas, movidas por el viento, regarán otros lugares del planeta. Una pequeña parte, de esa misma agua absorbida del suelo, la dividen en hidrógeno y oxígeno, para que nosotros podamos respirar el aire. También nos regalan constantemente sombra y frescura, y una, o más veces al año, también frutos; finalmente, al morir, todo su cuerpo servirá como material para construir nuestros hogares. Las especies vegetales como los árboles, son los únicos seres vivientes, en la superficie de la tierra, capaces de autoalimentarse por sí solos (síntesis clorofílica). Esta capacidad es única, repito, en la superficie de la tierra, porque en el fondo marino, donde no hay sol, la vida surge de la quimio síntesis en las fumarolas, tubos de escape de aguas negras a alta temperatura y ricas en minerales.


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Alrededor del Morazán. Fotografía Maurizio Bianchi, 2012.


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En resumen, las plantas son la única forma de subsistencia que tendremos en la superficie de la tierra, al ser ella la única especie del planeta autotrófica: comen sin la ayuda de nadie, y nos regalan los sobrantes de este proceso vital, repito, que solo las plantas pueden cumplir. Son tan buenas en esto, que son capaces de generar lo que se conoce, como la cadena alimenticia global, y no solo construyen su propia comida, sino que alimentan a todo ser


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viviente de la superficie, sin exclusión alguna, de las bacterias aeróbicas a las ballenas, todos lo que necesitamos oxígeno para vivir, dependemos de ellas. Aunque sigamos teniendo el sol en el cielo, sin los árboles no tendremos más


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Fotografías de Maurizio Bianchi, 2012.


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cadena alimenticia ni oxígeno, por lo tanto, sin ellos no habrá vida que requiera este elemento que pueda sobrevivir en la superficie de nuestro mundo. Respétenlos, cuídenlos y no los maltraten, y por nuestro propio bienestar futuro, sembremos más de ellos.



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Si de verdad existen los extraterrestres, ellos son buenos candidatos a escoger, nos permiten vivir al lado de ellos, y nos regalan todo lo demás, sin pedir nada a cambio, y sin rebelarse ni siquiera al ser maltratados por los mismos seres que ellos alimentan bondadosamente y de manera gratuita.



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Nombre científico: Euphorbia cotinifoliaFamilia botánica: Euphorbiaceae

El cobrizoEd

ucat

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Por Nelson Moya, PeriodistaA solicitud de Carlos Paniagua.

Fotografías de Nelson Moya, 2012.


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Es un árbol nativo de estos países de la llamada “Cuenca del Caribe”, se dice que fue cultivado desde nuestros ancestros prehispánicos; la savia es utilizada para quitarse mezquinos y verrugas. Posee hojas redondeadas de brillante color vino tinto, con la corteza clara, caracteres



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útiles para diseñar parques y jardines. El nombre de cobrizo se debe a que cuando la luz del sol baña su follaje, se observan reflejos metálicos parecidos al cobre, también se le llama “sapo”. Su capacidad de reproducirse y desarrollarse por medio de postes y estacas vivas es asombrosa, no sólo porque las estacas plantadas comienzan a producir brotes y raíces en menos de una semana, sino porque los



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postes y estacas son capaces de mantenerse vivas hasta 3 meses antes de plantarse. La savia es blanca y espesa, y se pide cuidado al manejar las estacas pues puede producir irritaciones y quemaduras en la piel. En localidades al este del Valle Central, son abundantes en las cercas que desde lejos tine de color cobrizo al paisaje.



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El artista fotógrafo Daniel Rosales subió a nuestra página de Facebook algunas fotografías de su recorridos por las vías de Tilarán en la provincia de Guanacaste, y la Fortuna, San Carlos, provincia de Alajuela; captó un árbol de corteza amarilla que solitario aparece entre los matorrales de los potreros bajo un clima candente como el croma amarillo de las flores de

Daniel Rosales:

Mi manera de mirar

Foto

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Atardecer, Daniel Rosales, 2012.


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ese tabebuia ochracea; además capturó unos atardeceres con las siluetas de los árboles a trasluz, y, a lo lejos, sus imágenes nos permiten observar el imponente volcán Arenal, sin dejar fuera los ramajes de algún árbol que él encontró a su paso.

Tilarán, fotografía de Daniel Rosales, 2012.


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Corteza amarilla Daniel Rosales, 2012.


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Asume la misión del fotógrafo: ser fiel observador de la naturaleza, donde encuentra diversidad de grados de luz según sean las situaciones atmosféricas; en esos escenarios los aires y ventiscas los sacuden para hacerlos distintos a cada momento, todo conjugado con su propia poesía interior que en diálogo con lo que encuentra al otro lado de la retina


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–lo que su ojo ve y él siente con alma apasionada de artista-, le permite edificar un lenguaje propio, y una visión que nos regala a nosotros sus espectadores y nos dice que esa es –con sus propias palabras- “mi manera de mirar”.

Arenal, fotografías de Daniel Rosales, 2012.


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Lina Rosas encontró, en un viaje por el Pacífico Central del país, un árbol floreado de corteza amarilla tabebuia ochracea, y ahí se detuvo a explorar sus matices y brillantez, tomando fotografías de una y otra manera, con la mirada fija en aquella vibración luminosa que la cautivó, como nos cautiva ahora a nosotros los lectores y seguidores de esta revista web.

Lina Rosas:El corteza de Jacó

Foto

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57Pacífico Central fotografía de Lina Rosas, 2012.


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Corteza, fotografía de Lina Rosas, 2012.


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Ella subió estas fotos a la página de Museo del Árbol en Facebook, escribiendo al pie de foto “árbol en Jacó”, para compartirlas con todos nuestros seguidores y amigos. Esta dinámica de las redes sociales nos anima aún más, cuando se puede sacar mayor provecho a todo lo que vemos, todo lo que nos llega, lo que avistamos con la mirada de la imaginación avivada con una foto, y que podemos decir que aunque no estuviéramos en ese preciso sitio sentimos la fuerza del color, los aromas, las texturas, la temperatura estimulados por nuestra capacidad humana de percibir.


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Las fotografías de Edgar Solera nos invitan a mirar y a trasladarnos -con los ojos de la imaginación-, hacia un paraje

Edgar Solera:Ciclos del árbol Fo

togr

afía


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natural que él recorre constantemente, el de Velmont, Estados Unidos, con sus lagos, cerros, lomas, caminos y recodos

Fotografías de Edgar Solera, 2012.


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donde dejamos también nosotros -tanto como él-, un ápice de nuestra memoria. Aún sin conocer el lugar, pero gracias



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a la maravilla de la cámara –aunque sea la del celular-, y la pasión por la fotografía de los árboles de quien engatilla el



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obturador, es que ya esos lugares parecen nuestros porque los hemos visto en verano, en otoño cuando sus hojas

Fotografía de Edgar Solera, 2012.


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caen, en invierno cuando el blancor de la nieve los colma con sus espumosas florecillas, y en la primavera, como ahora,



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cuando florecieron y se llenaron de vida y que dan muestra de que esos ciclos del tiempo nos dicen de que también



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nosotros cambiamos. Los atardeceres sobre un lago, las montañas a lo lejos, los árboles que



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entretejen una trama verde y los ramajes nos vuelven hacia nuestro espacio interior donde añorar, donde sentir crujir



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las hojas secas del maple y recordar cuan grande y rica es la naturaleza cuando además nos ofrece sus frutos.



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Nuestro colaborador Joaquín Murillo viaja al Pacífico Central y Sur: Playa Manuel Antonio, Dominical, Bahía Ballena, y -como es costumbre en un fotógrafo y diseñador de profesión-, carga su equipo fotográfico pues para su mirada, nada pasa desapercibido: el reventar de las olas en los riscos y escolleras de la costa, las raíces y ramajes de un almendro, el

Joaquín Murillo:

Entre las espumas

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Fotografía de Joaquín Murillo, 2012.



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tronco sinuoso que quedó desguarnecido y va a la deriva recogiendo las memorias del mar y las abrasivas arenas costeras; además, capta las imágenes cuando el firmamento todo lo tiñe con los colores del celaje al caer el sol desapareciendo detrás del infinito horizonte.



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No da tregua a su constante trabajo de buscar, de afinar el gusto al encontrar, a definir lo que busca con los encuadres, a preguntarse dónde está lo genuino con que carga a sus fotografías para brindarles interés, estética pura y minimalista. Él es un constante caminante en el camino



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Fotografías de Joaquín Murillo, 2012.


79 Fotografía de Joaquín Murillo, 2012.


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que no existe, pues para él la ruta lo es todo: el espacio abierto a la imaginación y al deleite de engatillar la mirada tanto como disparar el botón de su cámara



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para captar ese ir y venir del tiempo; no se trata del tiempo reloj y su métrica lógica sino del tiempo sin tiempo donde ocurre lo (im)posible.



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Esta es una sección de hermosas fotografías que nos envían los colaboradores por correo electrónico o que suben a nuestra página de facebook con el espíritu de compartir y de valorar el sujeto de la imagen: el árbol, que como componente de lo creado merece aprecio y contemplación de todo aquello que Dios creó para nuestro beneficio.

Para Contemplar

el árbol

Foto

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Dunia Molina, árbol de malinche, 2012


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Dunia Molina, ave sobre árbol de malinche, 2012


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Dunia Molina, las vainas del árbol de malinche, 2012


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Manrique Suárez, porós y montañas, 2012


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Manrique Suárez, porós y montañas, 2012


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Manrique Suárez, roble sabana, 2012


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Manrique Suárez, corteza amarilla, 2012


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LFQ, a punto de florecer, 2012


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Marco Chia,la ceiba de Relaciones Exteriores, óleo sobre tela, sf.


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Eugenie Murillo, Roble sabana y sandal en el Pacífico Central, 2012


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Eugenie Murillo, Flores de la cañafístula, 2012


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Catálogo de la muestra Museo del Árbol / Arte Contemporáneo 2 Instituto de México, Marzo 2012, Ruta de Museos y Galerías del Festival Internacional de las Artes 2012.

http://issuu.com/museodelarbol/docs/museodelarbol_arte__contempor_neo_2


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http://issuu.com/museodelarbol/docs/museodelarbol_artseum

Catálogo de la muestra en ARTSéum La Garita, de Rolando Castellón con el tema central del árbol.


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Paraíso, Cartago, Costa Rica< [email protected] >


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Sentido del diseñoInvestigaciónComunicación(In)formación(Trans)formaciónConsultoría

Árbol flor blanca, Fotografía LFQ, 2012.


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El proyecto de la publicación web Museo del Árbol es posible gracias al apoyo de la empresa costarricense OPTYMA INDUSTRIAL

Paraíso, Cartago, Costa Rica< [email protected] >


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Poró de cuchillitos rojos, Fotografía LFQ, 2011


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