Nomadas Virginia Gutierrez

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  • VIRGINIA GUTIERREZ DEPINEDA:

    VE LO QUE TODOS HANVISTO PERO PIENSA LO

    QUE OTROS NO HANPENSADO*

    * Este ensayo recoge aspectos de su vida obtenidos en entrevistas a la autora, notas de artculosbiogrficos y de estudios crticos y analticos sobre su obra cientfica.

    ** Sociloga y antroploga de la Universidad Nacional de Colombia, alumna y colega de trabajo de laMaestra Virginia de Pineda.

    Ligia Echeverri Angel**

    Este ensayo pretende hilvanar las cualidades innatas con las condi-ciones ambientales y educativas que afianzaron y respaldaron el surgimientode una personalidad cientfica de las ciencias sociales y humanas, en unapoca cuando las mujeres tenan bloqueado el acceso a la formacin en estecampo.

    Por cuestin de espacio, apenas s se menciona lo ms destacado dela creacin cientfica y literaria de Virginia Gutirrez de Pineda, privilegian-do aquellas contribuciones que han producido mayor impacto en las comu-nidades acadmicas nacional e internacional.

  • La infancia en las ariscas tierrassantandereanas

    Virginia es la doceava de una frtil cosecha de die-cisis hijos, de los cuales once sobrevivieron a las difcilescircunstancias de una vida campesina en la vereda Barirdel municipio del Socorro, Santander. Comparti con ellosy con su padres -Gamaliel Gutirrez y Mara Cancino-, lalibertad y la independencia de espritu que se respiraba enlas montaas de las haciendas San Vicente y La Quin-ta en donde la familia otorgaba el afecto, la disciplina pa-triarcal, la enseanza de las primeras letras y el ejemplo deuna vida asctica, proyectado por unos padres tan estrictoscomo amorosos.

    De esa poca Virginia tiene claros recuerdos de suentorno social, plasmados, a modo de denuncia, en su li-bro Honor, familia y sociedad en la estructura patriarcal(1988) en el que sugiere la frustracin de futuro posibleque podra sentir una nia que, como ella, naciera en elambiente:

    Es notorio en la sociedad tradicionalsantandereana, el control acentuado sobre la movilidadfemenina, ligado a la funcin reproductiva y a los rolesdiseados para la mujer. La responsabilidad femenina enla funcin reproductiva-filiacin legtima- en la estructurapatriarcal, centra la mujer en el territorio hogareo, paramantenerla preventivamente dentro de los cnonesreproductivos, restndole oportunidades de transgredir lapauta.

    Por esta razn en el agro santandereano, lasimpberes pueden ser enviadas en la comisin de tareasfuera del hogar, como traer agua, lea, recolectar cosecha,llevar alimentos; pero desde adolescentes se les restringela libertad en cualquier rea, campo o ciudad. La joven nopuede andar como bandera de guerra segn el decir po-pular cuando ya es pber, cualquiera sea su clase social. Alcasarse, se dice como un smil, que debe ser como la hor-miga culona... que completado su vuelo nupcial, se cortalas alas y se entierra en el hormiguero a procrear. La jovenesposa tradicional sale con su marido, una parienta, un hijovarn pero nunca sola, menos an sin el permiso del mari-do que siempre est al tanto de su movilidad, motivo, lu-gar y tiempo de ausencia. Es costumbre pedirle permiso,no como informacin, sino como opcin para cualquiersalida del hogar. Las jvenes solteras tambin informan

    sobre sus desplazamientos, lugar, motivo, tiempo, etc.1 .

    Pero sta no fu su experiencia vital. Su persona-lidad demandaba libertad, independencia, tolerancia y co-operacin y rechazaba cualquier restriccin o limitacinirracional. Su padre as lo comprendi y, sin renunciar a sucarcter como autntico santandereano patriarcal, mantu-vo con ella una comunicacin basada en la razn y la ar-gumentacin ms que en la autoridad, y en la confianzams que en la represin.

    Aguzar los sentidos, principio dela creatividad

    Aprende a leer y a escribir con su abuela Tuy, quiencon su abuelo y su padre le ensean historia, geografa,mapas, escritura, ortografa.... Lea de todo lo que mi

    Roberto Pineda en la Escuela Normal Superior

  • pap tena en la biblioteca. La coleccin Salgari, Dumas,Vctor Hugo. Pero ocurre que mi mam era muy conser-vadora, muy catlica y muy creyente, y haba una ta her-mana de mi padre que traa una lista de los libros que esta-ban prohibidos, y venan y los sacaban. Y un da me re-cuerdo quemando libros en el patio de la hacienda... Ayy,me acuerdo como ayer, la ta Isabel y mi mam quemandolibros de mi pap que no estaba!2 .

    Sus cualidades de observadora se vislumbran des-de entonces cuando escapando de la compaa obligadade sus hermanos, se dedica en la soledad a la contempla-cin de las maravillas de la naturaleza. En algunas de susentrevistas, Virginia hace referencia a recuerdos de infan-cia que tiene indeleblemente grabados en su mente y quenos descubren a la cientfica potencial que haba detrs deesa nia curiosa. Tirada a la orilla de la pequea corrien-te, deja pasar las horas inmvil, tensa, silenciosa, en espe-

    ra del momento cuando un batracio situado estratgica-mente, estire velozmente su lengua para atrapar un insec-to. La emociona el espectculo de la supervivencia de se-res en estado natural.

    Otras veces, recorre los caminos apenas percep-tibles por donde trajinan millares y millares de hormigas,observa su laboriosidad y su belicosidad, se fija en su ta-mao, la estructura anatmica, la presencia o ausencia deaguijones inyectores del punzante cido frmico, cuyaquemadura ha sufrido varias veces, las mira detenerse unafrente a la otra y entablar con sus antenas o sus patas de-lanteras un dilogo. Hablarn las hormigas? No tiene dudaque se comunican. Aprende a distinguir las distintas espe-cies y a conocerlas por sus nombres; saquea sus hormi-gueros y se admira frente a las miradas de huevecillos y ala premura con que las obreras o los soldados -qusern?- los recogen y transportan a otros lugares; es emo-cionante alterar la vida ordenada, sistemtica y especiali-zada de estos insectos. Con tantas veces como las ha es-piado, ha llegado a familiarizarse con ellas, y las ha clasi-ficado a su manera; las ha conocido porque ha persistidoen su tarea e insistido en la observacin de lo que anno le quedaba claro. No resolva los interrogantes que sucuriosidad dejaba escapar, o lo haca a su modosistematizando y descubriendo.

    Desde esa poca haba transcurrido toda una vidade estudios e investigaciones y las hormigas no ocupabanya la curiosidad de la niez. Y ocurri que en una de susvisitas de consulta bibliogrfica a la Biblioteca del Con-greso de Washington, trab relacin ocasional con otra lec-tora que result ser una naturalista, una entomloga queinvestigaba sobre las hormigas en Colombia. La conversa-cin se focaliz en el tema central, al cual contribuy Vir-ginia con todo el arsenal de conocimientos adquiridos ensus observaciones indagatoriales, acrecentado posiblementepor lo aprendido en lecturas y en ctedras de colegio. Lainterlocutora estaba segura de que trataba con una espe-cialista en el tema, con una colega, hasta que Virginia lasac de la duda hablndole del proyecto antropolgico quela llevaba a la consulta de fuentes en la biblioteca3 .

    Virginia Gutirrez en la Escuela Normal Superior

  • De observar, describir y clasificarla naturaleza, a un internado enBogot

    Le sucedi a Virginia. Despus de sus aos infan-tiles observando los procesos de la naturaleza, y despusde cursar el primer ao de bachillerato en el Socorro, nece-sitaba ampliar sus horizontes y logr convencer a su fami-lia de que sus aspiraciones la obligaban a dejar su terruo,viajar a Bogot y desarrollar los estudios de bachillerato enel Instituto Pedaggico Nacional (1935-1940). Para ha-cerlo, tuvo que competir en Bucaramanga por una de lasdos becas ofrecidas por el Estado, para varios cientos decandidatos de todo el departamento. Su padre la trajo. Pri-mero dos das a caballo y luego tomar el tren desde Barbosahasta Bogot. Desde entonces, con doce aos, se someticon tesn a la disciplina de un internado durante un lustro,con tal de lograr su ms caro anhelo.

    De esta poca recuerda que era muy pila enmatemticas y que la enseanza del bachillerato fu exce-lente, ...Iba la Sinfnica a dar conciertos, se enseaba gim-nasia rtmica, gimnasia alemana... Tenamos un laborato-rio de qumica precioso con su anfiteatro, un museo debiologa completsimo, con el cuerpo humano, desarm-bamos ojos... Todo era maravilloso; contbamos con unabiblioteca de muchsimos volmenes de literatura y de cien-cia que podamos consultar en las horas libres... Tenamosradio y nosotros hacamos algunos programas para estemedio... De qu no disponamos!. Presentbamos revis-tas de gimnasia y asista el Presidente. Yo recuerdo habervisto a Lpez, a Santos... Creo que si no d algo ms fuporque no quise, porque poseamos un transfondo educa-tivo maravilloso4 .

    Tambin recuerda que tuvo los mejores profeso-res de la poca: Rafael Maya de literatura; el doctor RodolfoLow (padre de Enrique Low Murtra) de fsica, y su espo-sa, profesora de qumica; la mam de Rudolf Hommes(exministro de Hacienda y actual rector de la Universidadde los Andes) tambin fu su profesora. La mayora habasido formada en Alemania. Otros profesores que recuerdacon mucho cario fueron Alfonso Jaramillo, pedagogo queluego fundara el colegio que lleva su nombre, el profesorAljure de idiomas y el profesor Baltasar Guevara de biolo-ga5 . Tal vez por esta formacin estricta en ciencias, la ca-rrera de medicina ejerca sobre ella una especial atraccin.

    Como ocurre frecuentemente con los bachilleresrecin graduados, la duda sobre la verdadera vocacin seacrecienta a medida que se acerca el momento de asumiruna decisin. Gracias a una apreciacin oportuna de EsterAranda, directora del Instituto Pedaggico Nacional, Vir-ginia se decidi por las ciencias sociales. As recuerda ellaese episodio cuando Ester Aranda le dijo: Las cienciassociales son las ciencias del porvenir. No se ha empezadoa estudiar al hombre ni a las sociedades. Adems, a mate-mticas no ingresan sino mujeres muy feas. Era el con-cepto de entonces. -A ella le pareci que no estaba tanfeita para estudiar matemticas-; me sent halagada por esasdos razones y me met a estudiar sociales sin saber qufuturo me esperaba6 .

    Y si en la infancia se senta obsesionada por ob-servar a las hormigas, por describir la trayectoria de lasnubes o por clasificar las plantas, al terminar su bachillera-to Virginia quera indagar sobre el origen, las causas y losefectos de los problemas, las relaciones y los vnculos en-tre los seres humanos. Por eso quiere desentraar cadafenmeno y resolver los enigmas que la desvelan. Y esacualidad innata en ella se revelar ntidamente en su obracientfica. Sus descripciones detalladas de las estructurasfamiliares colombianas en distintas pocas histricas, re-giones y estratos sociales, las precisas imgenes de las per-sonalidades femenina y masculina de cada momento na-cional y los estrictos anlisis de los orgenes, las causas ylas repercusiones de tales procesos, son prueba de este atri-buto particular de su carcter, moldeado metdicamentedesde la infancia.

    Del internado a la escuelaNormal Superior

    En la dcada del 40, las mujeres con vocacin in-telectual deban contentarse con hurgar en las bibliotecasfamiliares- cuando ellas existan- para leer novelas, poesao libros de decoracin o de filosofa. Si queran una for-macin en un arte u oficio tenan que optar por la enfer-mera o por la pedagoga, disciplinas muy nobles que ade-ms se identificaban con el quehacer de la mujer idealcomo una prolongacin sofisticada del papel femenino decuidar y de educar a la prole. La Universidad mantenasus puertas cerradas para la mujer, en concordancia con laideologa dominante en la poca.

  • Por eso, cuando Virginia supo que Jos FranciscoSocarrs, mdico psiquiatra Rector de la Escuela NormalSuperior, iba a los colegios de bachillerato buscando per-sonal idneo para realizar su proyecto pedaggico y, des-pus de sus charlas con Ester Aranda, se prepar para com-petir por este nuevo espacio educativo en una institucinque desde el ao 1936 practicaba la coeducacin. De nue-vo logr por concurso una beca nacional y otra departa-mental para estudios universitaios e ingres a la EscuelaNormal Superior. All, persistiendo en su empeo entre1941 y 1944, obtuvo su Licenciatura en Ciencias Socialesy Econmicas.

    La Escuela Normal Superior, crisolde pedagogos y humanistas

    La Escuela Normal Superior traz como una desus principales metas la preparacin de maestros con un

    alto nivel acadmico, buscando perfilar en ella los rasgosde intelectuales formados en un dilogo permanente entrelas ciencias y las humanidades. Para este propsito seretomaron las experiencias de la Escuela Normal Superiorde Pars y de la Facultad de Ciencias de Alemania. Segnsus inspiradores, en Europa, en pases como Alemania eInglaterra, el profesorado para la enseanza se formaba enlas facultades de Filosofa y Letras, Ciencias y Matemti-cas, lugares en los que se desarrollaba el estudio de lasletras y de las ciencias sin finalidad pragmtica; esto, enoposicin a otras instituciones de formacin profesionalen donde a pesar de la buena calidad acadmica, el conoci-miento impartido buscaba aplicaciones a corto plazo y conmayor carcter utilitario....

    Segn sus impulsores, la Escuela Normal Supe-rior Colombiana fusion en una sola entidad las faculta-des de Letras, Ciencias y Matemticas, queriendo aventa-

    Los esposos Pineda Gutirrez en la biblioteca de su casa en Bogot

  • jar al sistema europeo en lo que atae a la preparacinpedaggica y humanista; de este modo Jos FranciscoSocarrs, rector de la institucin entre 1937 y 1944 y qui-zs uno de sus ms importantes idelogos, afirmaba queel programa de estudios de la institucin permita formarcientficos que fueran pedagogos especializados en una uotra disciplina...7 . De esta manera se apropiaban riguro-samente de un saber y por ello mismo podan ser capacesde ensearlo.

    Esa meta se logr con la mayora de sus egresadosy obviamente con Virginia Gutirrez, quien paralelamentecomplementa su formacin en el Instituto Etnolgico Na-cional(1942-44) donde comparte la experiencia del cono-cimiento con Roberto Pineda, Milciades Chaves, JaimeJaramillo Uribe, Blanca Ochoa y otros compaeros, figu-ras todas de la intelectualidad nacional. Aunque su dispo-sicin innata la lleva a la investigacin sobre el qu, elcmo, el dnde y el cundo de todo cuanto se le apareceinsuficientemente explicado o entendido, la enseanza tam-bin es para ella un ejercicio necesario y permanente en sufructfera existencia.

    Refirindose a Francisco Socarrs y Ester Aranda,afirma: Son las figuras ms lindas de maestros en el pas...Socarrs era un hombre de izquierda, pero con unas ideasmaravillosas en la preocupacin por los fenmenos del pas,en abrir horizontes hacia afuera, pero conociendo lo deadentro... El facilit el que hombres y mujeres pudira-mos ser amigos... Porque en mi generacin las mujerestenan padre, hermanos, primos tos, novio, pero no ami-gos...8 .

    Ciencia y pedagoga: unmatrimonio indisoluble

    Cuando era maestra profesional, requera investi-gar para responder a las preguntas inquisitivas de una ju-ventud vida de respuestas sobre nuestra realidad social,entonces tan desconocida. Pero si estaba investigando, noresista la tentacin de reunir a sus amigos, o de volver a lactedra para contar sus hallazgos y para analizar con suspares y con sus alumnos los descubrimientos que le per-mitan, ahora s, entender y explicar el comportamiento delas gentes colombianas. Varios de sus escritos son el resul-tado de sus investigaciones y del material elaborado parael desempeo de la docencia universitaria. Nos referimosa obras publicadas entre 1961 y 1985, como El pas rural

    colombiano, ensayo de interpretacin, Causas culturalesde la mortalidad infantil, Causas de la renuencia a la erra-dicacin de la malaria, Llanos Orientales y MagdalenaMedio, Medicina Popular en Colombia, o Medicina Tradi-cional en Colombia (2 volmenes), amn de artculos,conferencias y ensayos sobre esta temtica, a la que sededic durante varios aos como investigadora y catedr-tica.

    En 1953 Virginia viaja a los Estados Unidos, encompaa de su esposo Roberto Pineda, para continuar susestudios en antropologa. All se prepara en antropologasocial y mdica, y en geografa social en la Universidad deBerkeley, California, especialidades entonces desconoci-das en nuestro mbito acadmico y profesional. A su re-greso al pas, se vincula a la Escuela de Salud Pblica y ala Facultad de Medicina de la Universidad Nacional deColombia. El rechazo al temor reverencial que infundael mdico sobre el hombre comn de aquella poca, leimpuso a esta antroploga la misin de demostrar el papelfundamental de las ciencias sociales; por esto se propusosealar las resistencias socioculturales en juego frente a lanocin de salud, requisito necesario para alcanzar el xitoen las campaas de salud pblica, as como para eviden-ciar las causas culturales de la persistencia de la medicinatradicional y popular, pese al esfuerzo gubernamental porimponer la medicina cientfica. No contenta con esta laborpionera, incursion en archivos y crnicas, indag sobrelos legados mdicos de la Espaa del siglo XVI, mezcla detradiciones hipocrticas, ayurvdicas, judaicas y rabes ysu posterior mixtura con las tradiciones indias y las con-cepciones africanas, intentando con ello el reconocimien-to social y poltico de lo que se denominaba medicinatradicional.

    Esto tuvo repercusiones profundas en nuestra cul-tura. Transform notoriamente la formacin impartida enlas escuelas de medicina y ciencias de la salud. Sin lugar adudas, ya no hay en el pas mdicos, enfermeros o terapistasque desconozcan el papel prioritario de los factoressocioculturales en la prevencin, tratamiento o curacinde la enfermedad, ni existen quienes duden sobre laintegralidad del concepto de salud.

    Las primeras salidas de campo

    Antropologa y trabajo de campo se identifican.Estimulada por la orientacin del fundador del Instituto

  • Doa Mara Cancino, madre de Virginia Gutirrez. Virginia con su primera nieta, Washington.

    La Famlia Pineda Gutirrez.

  • Etnolgico Nacional, profesor Paul Rivet, los primeros tra-bajos de campo los realiza Virginia Gutirrez entre 1946 y1950 en compaa de Roberto Pineda Giraldo su compa-ero de estudios, con quien se casara en 1945.

    Previamente y de acuerdo con el mtodo de co-educacin que se imparta en la Escuela Normal Superior,Virginia hizo sus primeras salidas de campo con los varo-nes que compartan las aulas. Esta modalidad pedaggicafu duramente criticada por los columnistas y editorialistasde la prensa conservadora de los aos 40, para quienes laeducacin mixta era una provocacin a la promiscuidad,tildando de inmorales a las mujeres que estudiaban ydepartan con varones sobre temas inadecuados einapropiados para la personalidad femenina, como lo erantodos los que trataban sobre la vida misma o sobre nues-tras realidades.

    Eso debi ocurrir en 1942 o 1943. Pero noso-tros no promiscubamos; era, hagamos de cuenta, lasmonjitas adoratrices en la pureza ms completa. Viendoahora lo que son las universidades y las relaciones hom-bre-mujer del momento, nosotros ramos las vrgenes delSol, de acuerdo con las normas del momento. Nosotrosqueramos era saber, estudiar, avanzar, y all no se haca

    ninguna rumba. Eramos ascticos, con votos de pobreza,castidad y obediencia, como se nos inculcaba que debaser el maestro9 .

    Escudriando la identidadnacional

    De este perodo quedan trabajos etnogrficos, al-gunos inditos y otros divulgados a travs de artculos, perotodos ampliamente conocidos por los alumnos de sociolo-ga y de antropologa. Se destacan Organizacin Social dela Guajira y Etnografa de los Indios Choc, investigacio-nes que constituyeron aportes fundamentales para el co-nocimiento de las comunidades indgenas, para el rescatede lo amerindio y su reconocimiento como entidades cul-turales legtimas y copartcipes de la identidad nacional.

    Altern sus trabajos de campo con la docencia y la admi-nistracin, primero como profesora-directora de CienciasSociales en el Instituto Pedaggico Nacional, el mismo quela tuvo becada durante su bachillerato, y luego, como pro-fesora investigadora del Instituto Etnolgico Nacional(1946-50), convertido ms tarde en el Instituto Colombia-no de Antropologa, donde continu laborando hasta elao 55.

    Iglesia de San Gil /Santander) donde se cas doa Virginia

  • Del compaerismo al amor. Unmatrimonio antropolgico

    Esta poca fu muy especial para Virginia. Entrelibros, debates y no pocas peleas, comparti su forma-cin con Roberto Pineda Giraldo -antroplogo antioqueo-con quien conform un hogar que adora y que siempreluce cmodo y acogedor, disciplinado, con comidas a lahora; hogar en que acogen a parientes, amigos y colegas,escuchando secretos y confesiones, opinando y aconse-jando, o recogiendo esas experiencias humanas para plan-tearse nuevos interrogantes, que siempre quieren despe-jar.

    Aunque Virginia no sigui las pautas de fertilidaddel pas, ni de su familia de origen, di a luz cuatro hijosvarones que cri mientras trabajaba como docente e in-vestigadora. Con ellos iba a los trabajos de campo. Peropara emprender la aventura de viajar a Estados Unidos consu esposo y culminar estudios en la Universidad deBerkeley, gracias a una beca Guggenheim, tuvo que ape-lar al apoyo de las familias extensas. Con la suya dej atres de sus hijos y con la de Roberto a uno. La revista Se-mana, vea as el mundo familiar de Virginia en 1956:

    Jos Fernando, Edgar, Carlos Jaime y DaroAlonso, ya saben dnde encontrar a mam al regresar delcolegio. Cuando suben atropelladamente las escaleras desu casa, hay una competencia por saber quin entra pri-mero al pequeo cuarto, a la izquierda, donde les esperauna escena ya familiar. All, enmarcada por arrumes delibros que parecen trepar las cuatro paredes hasta el techo,y duea y seora de un escritorio lleno de papeles, estmam. Mam es una seora morena, de vivsimos ojosnegros que jams estn quietos. A los 9, a los 7, a los 5 y alos 4 aos, el hombre tiene ya graves problemas y ella losindaga y los resuelve rpidamente, con su pedaggica in-tuicin maternal. Los nios van quedando satisfechos conel fallo y la dejan otra vez con sus lpices, sus estadsticas,sus cuartillas, su mquina de escribir, sus ficheros... Laescena ha sido observada en silencio, desde la estanteradonde le disputan el espacio los libros, por los ojillos obli-cuos de varias mscaras indgenas.

    Agregaba en otro prrafo: Virginia est conven-cida de que una mujer, mientras ms capacitada est inte-lectualmente, mayores garantas ofrece para el hogar, comoesposa y como madre. El hogar y las actividades femeni-

    nas fuera de l (profesionales, laborales, cientficas...) noson para ella trminos de un antagonismo insoluble, sinopiezas de un mismo juego... Roberto y Virginia forman elnico matrimonio antropolgico, dicen bromeando losamigos de la pareja... El amor surgi de la amistad y lacamaradera. Antes de formar el equipo conyugal, ya cons-tituan un equipo de discusin y de investigacin cientfi-ca10 .

    La familia como foco de susintereses profesionales

    Desde finales del decenio del 50 Virginia de Pine-da se propone responder a los interrogantes que se plan-teara ella misma y que surgan en las tertulias con susamigos y colegas, referidos al devenir y las transformacio-nes de la institucin familiar. En esta poca ingresa comodocente a la recin fundada Facultad de Sociologa de laUniversidad Nacional. Se viva en ese entonces un am-biente de permanente agitacin de ideas. Esta Facultadcreada por Orlando Fals Borda y Camilo Torres Restrepo,era el paradigma de la sensibilidad ante el acontecer nacio-nal. Se comenz a destacar por sus publicaciones seriadassobre las instituciones, las relaciones sociales, la estructu-ra social y el cambio sociocultural. All, Virginia encontrel apoyo y el acicate para emprender la obra cumbre sobrela familia colombiana.

    El objetivo central de su primera publicacin so-bre este tema, La Familia en Colombia, transfondo histri-co, se orienta a indagar por la multiplicidad de formas defamilia que coexisten en nuestro pas; en ella trata de re-construir, hasta donde los documentos lo permitan (archi-vos histricos y cronistas de Indias), lo que los grupostnicos intervinientes en la conformacin de la nacionali-dad colombiana -indio, blanco, negro- aportaron a la insti-tucin familiar y cmo fu el proceso de reelaboracincultural para llegar a lo que eran las familias en 1960. Es-tudio transgresor, pues no solamente evidencia la necesi-dad de emplear una ptica transdisciplinaria para dar cuentade la relacin cultura-institucin, sino que irrumpe criti-cando las miradas tradicionales de los cientficos socialesde la poca que intentan imponer una praxis cultural comomodelo, desconociendo la multiplicidad. Virginia, en efec-to, hace etnografa, al reconocer la existencia de la culturamarginal.

    El estudio, de carcter histrico, refleja su amplia

  • formacin en ciencias sociales ya que, adems de confor-mar un cuerpo de conocimientos indispensable para pro-yectar las imgenes de dicha familia, seala a los profesio-nales de la Historia, el camino para penetrar en la cultu-ra cuando aborden sus investigaciones.

    En esta obra comienza a perfilarse la conceptuali-zacin original de los complejos culturales que ms ade-lante se convertira en una estrategia metodolgica, corro-borada y empleada por diversas disciplinas cientficas paraexplicar mltiples problemas regionales.

    El proceso de gestacin de la obrafamilia y cultura en Colombia

    Esta es la obra ms conocida y varias vecesreeditada de Virginia Gutirrez de Pineda, continuacindel trabajo anterior y resultado de largos aos de estudiosde campo, de consultas bibliogrficas y de anlisis de ladocumentacin en archivos nacionales y extranjeros, faci-litados por el estmulo y el apoyo de las directivas de laFacultad de Sociologa de la Universidad Nacional de Co-lombia.

    El equipo docente de esta Facultad se propuso es-tudiar la realidad nacional tal como era, analizarla y bus-car alternativas para la solucin de los problemas socialesque entonces aquejaban al pas.

    En este contexto y con rigor metodolgico, Virgi-nia Gutirrez de Pineda muestra por primera vez que elpas tena no una familia, sino una variedad de tipos fami-liares que clasifica y describe con minuciosidad, para con-cluir que cada variedad tipolgica responde a la interde-pendencia con contextos ambientales, sociales, econmi-cos, religiosos, culturales y psicolgicos de caractersticasespecficas en cada complejo cultural, delimitados y di-bujados por ella en el mapa de Colombia, para luego se-guir clasificando con ms detalle sus particularidades enlos diversos estratos socioeconmicos de cada regin. Esun trabajo de filigrana que exige una mente curiosa, atentay reflexiva, adems de una inmensa capacidad organizativa.

    El gnero como ncleo. Avancesmetodolgicos

    Aunque las relaciones hombre-mujer estn pre-sentes de una manera implcita y explcita en la obra Fa-

    milia y Cultura en Colombia, Virginia de Pineda acepta elreto que le present la Universidad de Notre Dame paradirigir un estudio nacional, que a su vez fuera comparablecon lo que ocurra en las familias de varios pases america-nos en los que se iniciara un megaproyecto en 1965; elfoco central de estos estudios era las relaciones de gnero,variable principal para referenciar actitudes, comportamien-tos, posiciones y roles frente a variables secundarias intray extrafamiliares.

    La metodologa empleada combina mtodos y es-trategias investigativas sociolgicas, antropolgicas y de-mogrficas, el empleo de tcnicas cuantitativas y el usodel computador para sistematizar el cmulo de datos y fa-cilitar la clasificacin y el posterior anlisis de los mismos.Desde su ingreso a la Facultad de Sociologa, Virginia seactualizaba en las nuevas tecnologas que lentamente seintroducan en la academia.

    Paciencia y claridad de objetivos

    Los resultados del trabajo iniciado en 1965 ven laluz en 1975, en dos volmenes auspiciados porASCOFAME, Estructura, funcin y cambio de la familiaen Colombia, publicacin que permiti demostrar la efec-tividad de la aplicacin del mtodo antropolgico. Los re-sultados cuantitativos de esta investigacin coinciden conlos meramente cualitativos de las obras anteriores. Hay unaconfirmacin de las definiciones, de las clasificaciones yde las apreciaciones de aquellas, pero avanza en el conoci-miento en cuanto a la visualizacin de nuevos rumbos dela institucin familiar, en la revelacin de los cambios enla actitud de la mujer frente a las relaciones con el gneromasculino, en la vitalidad que adquiere el movimiento delcontrol natal y en otras transformaciones que se percibencomo revolucionarias de la concepcin de la familia co-lombiana.

    Pero, mientras Virginia de Pineda con paciencia yclaridad de objetivos golpeaba puertas para obtener los re-cursos que le permitieran terminar y publicar el trabajoaludido en el prrafo anterior, no tuvo reposo. Elabor unensayo que surge de sus estudios previos. Se trata de unavisin histrica global del cambio de la familia, ubicandotres grandes perodos que analiza tericamente. En Tradi-cionalismo y familia (1973), la autora incluy el resultadode una investigacin sobre el transfondo familiar del me-nor con problema civil, en Bogot. Tal vez el resultado

  • ms importante de este trabajo sea el de concluir que, sibien la cultura influye decisivamente en la situacin delas familias, son stas y su entorno los que determinan elcomportamiento del nio callejero.

    Paso a paso Virginia teje una obrade creacin cientfica

    Estos trabajos son reconocidos no slo a nivelnacional sino que sobrepasan las fronteras patrias. UNICEFse interesa en estimular la formulacin de polticas del Ins-tituto Colombiano de Bienestar Familiar para el tratamien-to de la niez callejera (gaminismo) y llama a Virginia paraque despus de estudiar la situacin, formulara recomen-daciones. De esta tarea surge un nuevo libro en dos tomossobre El Gamn, su albergue social y su familia, que corro-boran a nivel nacional lo encontrado para Bogot.

    Desde 1968 cuando se cre el ICBF hasta bienentrada la dcada de los 80, Virginia fu permanentemen-te solicitada como consultora o asesora de entidades na-

    cionales que se ocupaban de la familia y de la salud. Perosu carcter independiente y rebelde y su manifiesta voca-cin de investigadora, la mantuvieron a una prudente dis-tancia de todo lo que significara burocracia o politiqueray continu formulando hiptesis, relacionando situacio-nes , creando conceptos y tejiendo teoras.

    Volver al terruo para entendersus races

    Es entonces cuando Virginia se siente fuerte y se-gura para comprender el patriarcalismo que mencionabaen sus anteriores trabajos. Se plante como hiptesis detrabajo que el patriarcalismo familiar, relacin dispar dehombre y de mujer, se estructura mediante un doble entor-no, la sociedad expresa [da] en cada una de sus institucio-nes, que le proporciona definicin y complemento a susprincipios y la cultura que hace efectivos los postuladosautocrticos masculinos, controla su vigencia y les da per-manente aliento11 .

    Celebracin de los 50 aos de matrimonio de los esposos Pineda Gutirrez

  • Santander, su tierra natal, es el laboratorio paraeste trabajo de investigacin que despeja incgnitas, abrenuevos caminos para entender e interpretar el sistema pa-triarcal colombiano. El anlisis de los resultados permitedescifrar y explicar las consecuencias sociales, econmi-cas, polticas y culturales de su derrumbamiento.

    Virginia: Maestra y lder de lneasy grupos de investigacin

    Entre el terreno, su familia y sus archivos, Virgi-nia saca tiempo para dictar conferencias e hilvanar el pasa-do con las tendencias de futuro observables especialmenteen las ciudades. Para ella, la familia no est en disolucin,aunque s en crisis de reacomodacin a las nuevas circuns-tancias, pues su estructura es una resultante de las demsinstituciones y de los valores culturales predominantes encada poca.

    En 1997 la encontramos trabajando intensamen-te con su esposo Roberto, dedicados a cerrar el ciclo de lafamilia colonial con un trabajo indito auspiciado porCOLCIENCIAS sobre Miscegenacin y Cultura en laColombia Colonial 1750-1810.

    En su paso de ms de 30 aos por la UniversidadNacional de Colombia como profesora y lder de gruposde investigacin, orient varias generaciones que hoy con-tinan sus pasos, porque quienes han conocido a Virginiade Pineda la respetan, la escuchan con atencin, la admi-ran y la quieren, en tanto ella ha sabido usar sus conoci-mientos y su fuerza de carcter con prudencia y equidad.

    Los estudiosos de los problemas de la salud, de lafamilia, del gnero o quienes abordan los temas regionaleso se interesan por la niez desprotegida o por comprenderlas races de nuestra nacionalidad, han debido digerir lostrabajos de Virginia y se han nutrido de su sabidura.

    Y aunque ella sabe lo que es y lo que vale, loshalagos no la enfatuan. Sus reacciones frente a ms de 18homenajes y premios brindados a su vida y obra, por enti-dades nacionales y extranjeras, son de una modestia y equi-librio tales que causan, por ello mismo, nuevo motivo deadmiracin entre quienes la gratifican. Creo que la pru-dencia ha sido otra de sus mejores cualidades porque, gra-cias a ella, ha logrado meterse a fondo en la vida de lasgentes que observa o a quienes entrevista para entender

    los motivos del comportamiento humano y para dilucidardiferencias de toda ndole. No requiere que nadie le sealesus virtudes o defectos. Ella es su mejor crtica y, Robertosu esposo y compaero, su gran apoyo y mayor admirador.

    Citas

    1 Gutirrez de Pineda Virginia y Vila Patricia. Honor, familia y socie-

    dad en la estructura patriarcal. El caso de Santander. UniversidadNacional de Colombia, Bogot,1988. Presentacin de la autora. pp..30-31.

    2 Entrevista realizada por Humberto Cubides y Nelly Valbuena, Depar-

    tamento de Investigaciones Universidad Central. (DIUC). mm., enero15 de 1997, pg. 3.

    3 A.C.A.C. Premio Nacional al Mrito Cientfico 1994. Virginia

    Gutirrez de Pineda. Editado y recopilado por Ligia Echeverri Angelpp. 55-56.4 Entrevista DIUC. Op. Cit. pp. 8-9.

    5 Ibid. pg. 9.

    6 A.C.A.C. Premio Nacional al Mrito cientfico. op. cit. pg.54.

    7 A.C.A.C. Op. Cit. pg. 61.

    8 Apartes entrevista Universidad Central. Op. Cit. pg. 11.

    9 Entrevista publicada en el Boletn Cultural y Bibliogrfico del Banco

    de la Repblica.Vol.24, No. 10, pp. 19-34, Bogot, 1987.10

    Revista Semana Vol XX, No. 488, marzo 19 de 1956.11

    Gutirrez de Pineda Virginia y Vila Patricia. Honor, familia y socie-dad en la estructura patriarcal. El caso de Santander. Op. Cit. pg.15.

  • Virginia Gutirrez y Roberto Pineda, 1996