Socio Fobia
-
Upload
enbuscadeixtlan -
Category
Documents
-
view
10 -
download
0
Transcript of Socio Fobia
-
SOCIOFOBIA: ANLISIS CRTICO DE LA IDEOLOGA DE LA RED EL CAMBIO POLTICO EN LA ERA DE LA UTOPA DIGITAL El socilogo Csar Rendueles critica a una generacin tecnofetichista que quiere
reinventar la democracia con herramientas controladas por el poder. El autor sostiene
que la tecnologa por s sola no provocar cambios en las estructuras sociales si no
vienen de la mano de transformaciones polticas, sociales y culturales. Un anlisis
crtico de la ideologa de la Red.
Tras el derrumbe de la utopa neoliberal, el gran consenso ideolgico de nuestro tiempo es la
capacidad de las tecnologas de la comunicacin para inducir dinmicas sociales positivas. La
economa del conocimiento se considera unnimemente como la solucin al deterioro
especulativo de los mercados; las redes sociales son el remedio a la fragilizacin de nuestras
vidas nmadas y globalizadas; la ciberpoltica aspira a regenerar nuestras democracias
exhaustas Nos gusta imaginar Internet como una especie de ortopedia tecnolgica que ha
transformado hasta el punto de su virtual superacin los dilemas prcticos heredados de la
modernidad.
Sociofobia cuestiona, en primer lugar, este dogma ciberfetichista. La ideologa de la red ha
generado una realidad social disminuida, no aumentada. Sencillamente ha rebajado nuestras
expectativas respecto a lo que cabe esperar de la intervencin poltica o las relaciones
personales. Por esoSociofobia, en segundo lugar, realiza una ambiciosa reevaluacin crtica
de las tradiciones polticas antagonistas para pensar el postcapitalismo como un proyecto
factible, cercano y amigable.
Relata Csar Rendueles (Gijn,1975) en las pginas finales de Sociofobia(Capitn Swing,
2013), cmo, al da siguiente de que el 15-M le saltara las costuras a las plazas de todo el
pas, numerosos amigos le interpelaron para asegurarle que lo ocurrido confirmaba sus
distintas teoras sociolgicas, la mayora contradictorias entre s. Anarquistas, leninistas o
postmodernos le echaban en cara al autor recelos previos, pero a ste, a su vez impactado
por aquellas inditas asambleas que mudaban el botelln por la poltica, no lo convencieron.
-
Como tampoco lo hicieron las ilusiones digitales que adjudicaban el xito de las protestas a la
Red. Creo que ocurri exactamente al revs. El 15-M fue un proceso tan tortuoso
porque tuvo que soportar el brutal bloqueo que genera el ciberfetichismo consumista.
Tal es precisamente el corazn de Sociofobia, un ensayo inhabitual por estos pagos en el que
a Rendueles, ante la persistencia de lo que valora como un sistema socioeconmico injusto
que amontona desechos humanos enmegaslums postapocalpticos, no acaban de
convencerle la respuesta que esbozan los nuevos movimientos digitales. Csar Rendueles se
faj como filsofo en las mticas clases de Carlos Fernndez Liria en la Complutense y hoy es
profesor en la Facultad de Ciencias Polticas de dicha universidad. Su azarosa militancia
poltica, de la que, con escepticismo, da cuenta en el libro, estuvo ligada durante un
tiempo a los movimientos de cultura libre. As, entre Karl Marx y Richard Stallman,
despliega lasociofobia.
Pregunta.- Sociofobia: si los ricos odian a la gente, por qu la gente no odia a los ricos?
Respuesta.- Porque nos odiamos a nosotros mismos. Las lites del siglo XIX no ocultaban su
pnico y su asco ante la posibilidad de que las clases trabajadoras accedieran a las
instituciones polticas. Crean que el populacho mancillara la civilizacin occidental hasta
acabar con ella. A principios del siglo XX, durante la poca colonial, ese odio se convirti en
un miedo racista a que los pueblos sometidos por el imperialismo se descontrolaran y
acabaran invadiendo la metrpoli. Hoy hemos internalizado ese discurso. Nos vemos a
nosotros mismos como antes los ricos vean a las clases peligrosas. Hemos incorporado el
elitismo a nuestro genotipo ideolgico. Por eso los proyectos igualitaristas
prcticamente han desaparecido del espacio poltico. Desconfiamos radicalmente de
nuestra capacidad para deliberar en comn, entendemos la democracia como una
competicin entre preferencias privadas. De ah todo ese miasma de cinismo que nos paraliza.
El mejor diagnstico de la catstrofe poltica que se nos ocurre es una broma sin gracia:
disfruten lo votado.
-
P.- Aborda Sociofobia un antiguo dilema, el que se pregunta por el adecuado equilibrio social
entre el peso del individuo y el de la sociedad. Tras miles de pginas de historia, sociologa,
teora poltica no hay acuerdo?
R.- En realidad, no es un dilema tan antiguo, tiene apenas dos o tres de siglos. Pero cuando
sali a la luz tuvo efectos explosivos en muy poco tiempo. Resulta tan urgente que nos cuesta
creer que no sea universal. Ser moderno es estar constituido por esa tensin. Padecemos una
versin del dilema del turista. Esa sensacin que tenemos cuando visitamos sitios que seran
maravillosos si no fuera por toda esa gente que los abarrota en busca de sitios
maravillosos. Queremos ser individuos libres sin ataduras pero que todos los dems
formen una comunidad clida que nos apoye si tenemos problemas. Raymond Williams
deca con bastante gracia que la comunidad es siempre algo que ha sido, que se ha ido. No
creo que ese dilema se pueda resolver. Pero tal vez nos ayude darnos cuenta de que en
realidad no sabemos muy bien qu es un individuo y qu es una colectividad. Casi parecen
extremos de un continuo, antes que opuestos. Aunque como entidades biolgicas estamos
aproximadamente bien definidos, nuestra identidad personal es mucho ms vaga, es una
realidad imprecisa que guarda una relacin muy enrevesada con las sedimentaciones
colectivas.
P.- A las tradicionales bacanales del opio del pueblo, de la religin al ftbol, se suman hoy
las redes sociales?
R.- Al igual que la religin e incluso el ftbol, las redes son demasiado complejas como para
resumir sus efectos con un lema. Digamos que creo que las mquinas no son infinitamente
plsticas ni polticamente neutras, sino que establecen patrones de uso ms rgidos de lo que
nos imaginamos. Por ejemplo, la correspondencia tradicional fue durante mucho tiempo un
buen cauce para cierto tipo de debates de largo alcance. En cambio, hoy me imagino a
Newton envindole un DM a Leibniz: qu pasa con esas ecuaciones, llevo esperando una
hora y nada A veces hablamos de Internet como si fuera una metatecnologa, una
estructura formal vaca que podemos llenar sin ninguna clase de restriccin. Y no es
as. En el mbito educativo abunda un ciberoptimismo muy acrtico. Soy profesor y uso
intensivamente la tecnologa en mis clases, pero no es una panacea. Nada puede sustituir al
esfuerzo, la capacidad de concentracin o la madurez argumentativa. Por eso hay muchsimos
procesos formativos para los que el papel y el lpiz son herramientas mucho ms eficaces que
una tablet. Lo ms reciente no es siempre lo ms avanzado.
P.- Twitter es un gora o ms bien un tribunal revolucionario tan ruidoso como falto de
jurisdiccin?
R.- No creo que los tribunales revolucionarios sean necesariamente ruidosos o faltos de
jurisdiccin. Durante lo que los publicistas burgueses denominaron el terror jacobino muri
-
mucha menos gente que en unos pocos das de represin contrarrevolucionaria tras la
Comuna de Pars de 1871. Lo que quiero decir es que a veces Twitter se parece a esa
caricatura que la reaccin hizo de los demcratas como una masa linchadora. Lo curioso
es que la hemos aceptado con ganas. No es que tenga mayor importancia, en realidad,
recuerda un poco a la tpica fiesta de pueblo en la que los mozos acaban tirando a alguien al
piln. Pero me parece que deberamos ser bien conscientes de sus lmites como herramienta
de deliberacin colectiva.
P.- Cuando los militantes contra el copyright despierten en un mundo libre de derechos de
propiedad intelectual, el dinosaurio seguir estando all?
R.- No necesariamente. Algunos defensores del copyleft, no todos, adoptan una actitud
bastante olmpica respecto a los trabajadores de la industria cultural. Vienen a decir, las
editoriales, los cines, los peridicos, las discogrficas y las libreras deben adaptarse o morir.
Como si ese fuera el veredicto de una especie de darwinismo tecnolgico. No slo me parece
un poco ruin sino que es contraproducente. Creo que para aprovechar las inmensas
potencialidades de la tecnologa no slo necesitamos herramientas jurdicas que nos permitan
compartir los contenidos, sino tambin cambios institucionales profundos que protejan la
creacin y la mediacin. Una intervencin pblica a gran escala en este terreno podra tener
efectos positivos explosivos. Necesitamos un Plan Marshall para el copyleft que
complemente la espontaneidad colaborativa. Sabemos que es posible. Hace tiempo la
investigacin cientfica era una tarea que slo estaba al alcance de unos pocos ricos. Pero
encontramos la forma de remunerarla vinculndola a instituciones pblicas, como las
universidades.
P.- En su crtica de las ilusiones digitales suenan ecos de denuncias como la de Jaron Lanier
del maosmo digital. Lanier vindica al individuo frente a un comunitarismo wikipdico real. Pero
para usted la ficticia es la comunidad digital. Siembra el ciberfetichismo la semilla de un
nuevo socialismo utpico?
R.- Internet rebaja el umbral de lo que esperamos de las relaciones sociales. Algo as como:
ya que no podemos hacer cosas juntos, al menos hagmoslas a la vez. En s mismo, tampoco
me parece un mal plan. La verdad es que no soy nada nostlgico de las comunidades
tradicionales. El problema es que eso afecta a las posibilidades de transformacin poltica. No
creo que un proyecto de emancipacin igualitaria sea posible con unos mimbres
sociales tan dbiles. Es curioso porque al socialismo utpico histrico le pas un poco lo
contrario. Como proyecto poltico era un mal chiste, pero los saint-simonianos que recorran
Francia parecen la materializacin misma de la fraternidad.
P.- Una reciente novela de Ciencia Ficcin (2312, de Kim Stanley Robinson) imagina un
sistema solar futuro cuyo sistema econmico se llama Acuerdo Mondragn. Usted tambin
-
cita la cooperativa vasca como alternativa econmica sensata.
R.- Kim Stanley Robinson es uno de los escritores ms interesantes de la literatura
anglosajona reciente. Lleva aos embarcado en una reflexin de largo recorrido acerca de las
posibilidades de organizacin postcapitalista. Me gusta porque no es nada empalagoso y
aborda con mucha honestidad los conflictos de todo tipo que podran surgir en ese entorno
social. Hace tiempo que se fij como ejemplo de organizacin econmica en el Grupo
Mondragn, que es una de las mayores cooperativas del mundo. El cooperativismo
constituye una enorme potencia econmica a nivel global, aunque no es algo de lo que
nos hablen mucho los sicarios de los banqueros del Parlamento.
P.- Un pequeo ejercicio ucrnico. Si usted se equivocase y el mundo fuera hoy un lugar ms
prspero y pacfico de lo que lo ha sido jams, como defienden por ejemplo optimistas
racionales como Steven Pinker o Matt Riddley, no sera estupendo poder cerrar el
mercadillo de las ideologas y disfrutar de la vida buena, que decan los atenienses?
R.- Sin duda. Hay una argumentacin procedente de Walter Benjamin que Terry Eagleton
elabor en alguna ocasin. Viene a decir que todas estas despiadadas luchas polticas son un
malentendido. El anticapitalismo es en realidad un proyecto muy modesto que slo
aspira a cosas nimias y razonables, como alimentar y educar a la totalidad de la
poblacin mundial. Que para conseguir esas minucias se necesiten cambios polticos
descomunales pone de manifiesto la fascinante irracionalidad de la economa capitalista.
A LA INDUSTRIA EDITORIAL LE VA A OCURRIR LO MISMO QUE A LA DISCOGRFICA
CON INTERNET
Csar Rendueles critica a una generacin tecnofetichista que quiere reinventar la democracia
con herramientas controladas por el poder.
El autor sostiene que la tecnologa por s sola no provocar cambios en las estructuras
sociales si no vienen de la mano de transformaciones polticas, sociales y culturales.
No tenemos Wifi, hablen entre ustedes. Esta frase de un cartel colgado en un bar lleva
circulando por las redes sociales durante los ltimos meses. Es la paradoja que
constata Sociofobia. El cambio poltico en la era de la utopa digital, el ltimo ensayo de Csar
Rendueles (Gijn, 1975) publicado por Capitn Swing. En l, este profesor de Sociologa en la
Universidad Complutense sostiene la idea contempornea de nuestro pnico a la deliberacin
en comn, pese a estar ms interconectados que nunca y la imposibilidad de que sean las
tecnologas las que por s solas provoquen un cambio poltico y social. De hecho para l el
15M fue un movimiento basado en algo muy poco tecnolgico como fueron las asambleas
populares. En el libro hace un repaso por las guerras del copyright y el copyleft y critica las
estrategias de los Gobiernos para que sea la industria privada la que gestione los contenidos
culturales valiosos cuando deberan formar parte del universo pblico. Una mirada distinta al
cibercapitalismo y un rechazo a los que creen que Facebook, Twitter, Amazon o Google
-
transformarn nuestro mundo a mejor. Una utopa que como todas, segn Rendueles, est
condenada al fracaso.
En Sociofobia desarrollas una teora de la que llevamos un tiempo hablando: estamos
muy comunicados, pero cada vez nos comunicamos menos entre nosotros.
Llamo sociofobia a nuestro pnico a la deliberacin en comn. La valoracin que hacemos de
nuestro sistema poltico como econmico es catastrfica. Y, sin embargo, nos resulta
extremadamente difcil pensar en acometer transformaciones de esos dos mbitos. Y no tanto
porque nuestros enemigos sean poderosos, sino porque no nos creemos capaces de
ponernos de acuerdo o de gestionar nuestros conflictos. Llamo sociofobia a ese vrtigo que
nos produce la posibilidad de la democracia. Me da la sensacin de que se ha generalizado un
discurso que antes, en el siglo XIX, tenan las lites que consideraban que la posibilidad de
que los trabajadores accedieran a las instituciones polticas era peligrossimo. Creo que hoy
hemos internalizado ese discurso. No somos capaces de deliberar en comn.
Pero este anlisis choca con las manifestaciones en pos de una democracia
participativa, con las actividades en pos del procomn y con las crticas, precisamente,
a la democracia representativa y al funcionamiento que tenemos, en definitiva, del
sistema poltico actual.
S, pero todos esos discursos son el fondo muy atvicos. Se remontan a prcticas muy
antiguas, no encuentran modelos en nuestra cotidianidad ms inmediata. Toda la tradicin
emancipatoria del siglo XX tena sus propias prcticas cooperativas. Ahora necesitamos
buscar ejemplos en el bazar persa. Y eso indica que tenemos un problema para pensar cmo
realmente queremos cooperar.
Pero Internet y las redes sociales tambin estn mostrando nuevos modelos de
cooperacin, aunque en tu libro te muestras bastante escptico ante este fenmeno.
Yo no soy tan optimista con esto. Muchas veces Internet no hace que acometamos ms
acciones conjuntas, sino que hace que no nos importe hacer acciones juntos. Muchas veces
creemos que estamos haciendo cosas juntos cuando lo que hacemos es hacer cosas a la vez,
y eso es diferente. Lo que hacen las redes sociales ahora me recuerda a lo que haca el
valium en los aos cincuenta, es decir, tienen una cierta capacidad para apaciguar. Por
supuesto, son una herramienta de comunicacin estupenda y las uso, pero creo que muchas
veces hay un tecnoutopismo extrao que es poco realista, porque adems es muy
hegemnico. Y creo que el discurso del poder incide mucho en eso. La nica solucin que se
nos propone es la economa del conocimiento, algo que bsicamente no existe, pero es un
mantra. En ese sentido me parece que hay una cierta solidaridad entre ciertos discursos
antagonistas muy ciberutpicos.
LEE UN CAPTULO
Publicamos Ciberfetichismo, el segundo ensayo del libro de ensayos de Csar Rendueles.
Le Corbusier propuso demoler la totalidad del centro histrico de Pars, apenas unas dcadas
despus de que el Barn Haussman lo hiciera por primera vez. Sus argumentos eran tanto
-
tcnicos como poticos: Para crear las entidades arquitectnicas orgnicas de los tiempos
modernos es preciso volver a dividir el suelo, liberarlo y que quede disponible. Disponible para
la realizacin de las grandes obras de la civilizacin de la mquina
Precisamente ha sido la izquierda la que ms se ha apropiado de este discurso. Una
equivocacin?
S, y es llamativo. Yo he participado de esto tambin, pero creo que ninguna tecnologa,
ninguna red social nos va a librar de acometer esos desafos que en el fondo son polticos.
Tenemos que buscar las instituciones necesarias para acometer los cambios que
necesitamos. Ninguna tecnologa nos va a librar de ese vrtigo de ponernos de acuerdo.
En el libro dices que los cambios tecnolgicos no influyen en las estructuras
sociales, pero lo cierto es que desde la revolucin industrial las estructuras han
cambiado.
Yo me eduqu en la tradicin marxista y para un marxista la tecnologa es crucial. Lo que no
genera la tecnologa son cambios automticamente. Pensar eso me parece muy ingenuo. La
tecnologa es esencial, pero combinada con otras transformaciones sociales, polticas y
culturales. Desde mi punto de vista la tecnologa saca a la luz posibilidades enormes de
emancipacin, pero para aprovecharlas tiene que haber cambios polticos, sociales y
culturales. Se habla mucho de la importancia de las redes y cmo estn cambiando los
contactos, pero lo que est pasando es precisamente lo contrario: los contactos cara a cara
cada vez son ms valiosos y cada vez son un bien ms escaso. Y, adems, los estn
dominando las lites. Es decir, aunque hayas mandado un curriculum a una cuenta de
recursos humanos corporativa, el que conoce al director de recursos humanos es el que tiene
ventaja. Por tanto, la idea de que se estn generando nuevas formas de sociabilidad tiene
algo de verdad, pero tambin hay que relativizarlo mucho.
De hecho, hay otro discurso en tu libro donde criticas que, a pesar de estas redes, cada
vez somos ms individualistas puesto que el contacto en las redes sociales es muy
frgil. De hecho, quin conoce, por ejemplo, a todos sus seguidores en Twitter.
Yo no tengo nada en contra del individualismo tico. Me parece una herencia muy valiosa de
la modernidad. Y tampoco soy una persona particularmente sociable. Lo que yo creo es que el
individualismo y la fragmentacin social son dos cosas diferentes. La fragmentacin social es
esa sensacin de que nuestras vidas no tienen ninguna coherencia y son un mero deambular
de aqu para all sin tener la capacidad para dotarlas de un cierto sentido. A veces las redes
sociales nos transmiten la sensacin de que estn solucionando ese problema, pero yo creo
que no es real.
Es ms, segn tu teora, las redes sociales, Internet, no estn revalorizando el discurso
poltico sino mitigndolo, aunque lo cierto es que Twitter a veces parece un foro
enfurecido hablando de poltica al que se suman los comentarios a los artculos en los
medios digitales. No s si la palabra justa es mitigar o banalizar el discurso poltico.
-
S, s, sin duda, pero los efectos prcticos son escasos. Hay dos cosas que se confunden.
Internet es muy eficaz cuando la gente sale a la calle, pero no para sacar a la gente a la calle.
Los efectos para movilizar a la gente son escasos y a menudo tiene efectos desmovilizadores.
Pero en las revoluciones rabes, segn los analistas, Internet tuvo un poder aglutinador
muy importante.
Tengo serias dudas de esa lectura. Por ejemplo, en Egipto la brecha digital es inmensa.
Cuando se produjo la revolucin egipcia, menos del 20% de la poblacin tena acceso a
Internet. Evidentemente jug su papel, pero creo que se ha sobrevalorado muchsimo y en
cambio no se ha prestado atencin a varias caractersticas del contexto egipcio muy
relevantes: Egipto era un pas donde segua existiendo una estructura poltica antagonista,
donde haba sindicatos fuertes, donde el islamismo haba tejido redes comunitarias muy
tradicionales. Es decir era un pas donde haba un tejido comunitario muy intenso. A m lo que
me parece significativo es que nos interese mucho ms ese 20% de gente conectada que el
80% de gente no conectada.
Pero las revoluciones liberales que hubo en Europa en el siglo XIX tambin las
protagonizaron la gente ms cercana a las lites, al poder y al dinero.
Digamos que ah hubo una dinmica entre los procesos de democratizacin radical, jacobinos
de las clases populares y los intentos de fagocitar esos movimientos desde las elites
burguesas.
S, pero la revolucin empez por quienes estaban ms cerca de cambiar el sistema.
Yo no estoy de acuerdo con esa lectura. Creo que hay realidades en conflicto y lo que me
parece relevante es que nos interese ms slo una parte de esa historia.
Y, en cualquier caso, por qu es as?
Yo creo que hay un punto de eurocentrismo. Como nos parece imposible que los egipcios
tengan una realidad poltica slida, interesante y activa, nos gusta imaginar esas revoluciones
como un subproducto tecnolgico. Es un punto de eurocentrismo y de lites.
Volviendo a Europa, y al 15M, tampoco crees que las redes jugaron un papel
importante en este movimiento?
Para m lo importante del 15M fueron las asambleas, que son lo menos tecnolgico del
mundo. Fue un proceso de descubrimiento de la democracia para mucha gente, de prdida de
miedo a la democracia. Por supuesto que para eso las redes sociales, y el telfono y las
palomas mensajeras pueden ser muy tiles, pero lo valioso de esa experiencia me parece tan
poco ciberntico que me extraa que tanta gente insista en ello. Y yo creo que las
transformaciones que han instituido, que son muy importantes, consisten en eso. Lo
importante del 15M fue hablar de poltica con las madres con las que coincido en el parque
con mis hijos.
Pero algo de miedo o respeto debe de dar lo que sucede en Internet cuando se
producen bloqueos y cortes de algunas pginas como est sucediendo por ejemplo
ahora en Rusia tras la ley anti-gay. Es decir, no es algo que no tenga valor.
S, yo no pretendo infravalorar esa realidad. Son un medio de comunicacin ms e igual que la
censura de los medios tradicionales fue importantsima lo es ahora en Internet. El papel de
-
Internet como medio de comunicacin me parece esencial y no creo que sepamos todava
muy bien cul es el alcance del medio. Yo creo que el papel de los cambios polticos es sacar
todo el partido que las tecnologas pueden dar de s, pero para eso es ms interesante mirar
fuera de esas tecnologas. Cuando se habla de copyleft me llama la atencin lo poco que se
dice cmo podra beneficiar a esas iniciativas cambios que no son tanto digitales o cognitivos
sino muy institucionales y polticos. Por ejemplo, una mayor presencia de instituciones
pblicas con estudios de grabacin pblicos, con editoriales pblicas que saquen libros en
copyleft daran un impulso brutal a esas iniciativas. O una sociedad de gestin de derechos de
autor pblica. Todo eso dara un impulso brutal al copyleft, pero no se habla nunca de ello.
En una lnea muy parecida a la de Jaron Lanier en Contra el rebao digital criticas el
discurso del contenido free (libre o gratis) en Internet, que ha contado con numerosos
apstoles, muchos desde la izquierda.
Uno de los problemas del movimiento del conocimiento libre ha sido lo que llamo formalismo,
el creer que estableciendo ciertas condiciones jurdicas y formales la cosa se solucionaba. Yo
creo que hay que atender a las condiciones materiales y polticas que pueden permitir que
esos efectos de la libertad cognitiva sean beneficiosos para todos, para el pblico, los autores
y los mediadores. Y si no se atiende a eso lo que se est difundiendo es una estrategia muy
solidaria del neoliberalismo. Yo soy muy partidario del copyleft, pero solamente si es
congruente con cambios polticos y sociales importantes.
Sin embargo, para muchos lo que estn haciendo los Gobiernos con las leyes de
propiedad intelectual es una demonizacin del usuario.
Lo que estn haciendo los Gobiernos es incrementar o defender su apuesta por la industria
privada como gestora de los contenidos culturales valiosos. Creo que hay que revertir la
estrategia de los Gobiernos. Lo comn del copyleft necesita de lo pblico. La estrategia de los
Gobiernos es una estrategia fracasada porque en el contexto digital no funciona, pero por otro
lado la estrategia de establecer unas condiciones formales y que cada cual se las apae
buscando publicidad parece tambin bastante absurda. A los Gobiernos se les ha criticado
mucho por esas estrategias censoras o por no estar a favor de licencias libres y menos por
tener iniciativas proactivas en ese terreno. En qu mejor momento que ahora recuperar las
editoriales pblicas?
Pero dirn, esto es rentable?
S, pero por ejemplo ya hay orquestas pblicas. Los msicos son funcionarios. Qu fcil sera
grabar eso y ponerlo con copyleft en dominio pblico. Qu fcil sera utilizar toda la estructura
universitaria para publicar clsicos y traducciones en libro electrnico. S que va a
contracorriente pero me fascina lo ciego que est el mundo del conocimiento libre a todos
esos cambios institucionales.
Se han establecido soluciones como las plataformas de pago con suscripciones, como
Spotify, sin embargo, ya hay artistas que no quieren estar ah porque las retribuciones
que reciben son mnimas. Ante esto, qu podemos hacer los usuarios?
Este es un caso evidente de fallo del mercado. No hay manera de financiar la produccin de
los bienes digitalizados a travs del mercado. Y eso es algo que se saba. Pero cuando hay
-
fallos del mercado es que hace falta una intervencin pblica. Siempre ha sido as. Las
intervenciones pblicas pueden ser de dos tipos, a veces represivas, pero en este caso es
imposible.
Pero cmo puede intervenir el Estado en la retribucin a los autores, dndoles una
parte a travs de los impuestos?
No lo s, pero por ejemplo la investigacin en el siglo XIX era privada, era cosa de aristcratas
y nos hemos inventado una forma de financiarla a travs de la docencia universitaria. A m me
pagan por dar clase y me reservan un tiempo para investigar. Yo creo que se pueden inventar
mtodos similares.
No crees que estas plataformas digitales sean la solucin? Como te deca, qu
hacemos entonces los usuarios?
No, cuando hay fallos del mercado, seguir insistiendo en el mercado cerrilmente es un error y
yo creo que estas plataformas irn cayendo una tras otra. Yo creo que los usuarios estamos
en un momento de desconcierto. Hay por ah proyectos cooperativos en los que a veces
participamos Lo que ocurre es que ser usuario es formar parte del mercado y cuando
actuamos como usuarios lo racional es pagar lo menos posible, entonces si se nos pide otra
cosa, si se nos pide compromiso y lealtades, eso no tiene nada que ver. Ah hay una dialctica
complicada porque se nos interpela como clientes, pero se nos piden compromisos propios de
otro tipo de redes, y claro, cmo nos comportamos? La lgica del mercado es otra. Estamos
en un momento de transicin de una lgica mercantil a otra que tendr que ser diferente.
En el libro hablas de la industria editorial como una industria de casino, el entorno
digital puede ayudar a revertir la situacin o insistir en esta forma de negocio
destinada nicamente a la rentabilidad sin tener mucho en cuenta el producto cultural?
Los ebooks van a recalentar el mercado. De hecho ya lo estn haciendo. Como bajan mucho
los costes de produccin eso te permite lanzar ms novedades. Yo creo que la industria del
libro es la prxima industria discogrfica. Le va a ocurrir lo mismo.
Pero en ciertos aspectos est siendo ms cauta.
Yo pagara gustosamente por libros digitales a un precio razonable, pero me niego a pagar lo
mismo que por un libro en papel. Me parece un timo. Sera fcil crear una industria con menos
beneficios y tener libros digitales a un precio razonable, pero no se ha aprendido nada de
experiencias anteriores. La estrategia ahora mismo es al pardillo que va a pagar, estacazo. Y
es un problema serio. Parte de la industria editorial o del mundo discogrfico puede vivir de la
autoedicin, pero en la industria editorial es muy difcil que eso sea sustituido. Por ejemplo,
piensa en las traducciones. Es muy difcil que sean sustituidas por una dinmica amateur o
meramente colaborativa. Yo creo que la industria editorial ha jugado un papel de filtro
importante, por supuesto que con la red puedes llegar a muchsimos ms libros, lo que no
estoy muy seguro es de que eso sea bueno.
Tambin afirmas en el libro que la crtica literaria en Internet est dando lugar a
imposturas y una prdida de no s si llamarlo canon, puesto que son los propios
autores quienes se alaban a travs de nombres ficticios Sin embargo, la crtica
-
tradicional ha alabado libros porque eran de la editorial a la que perteneca su medio de
comunicacin. Es decir, esto no ha cambiado.
Tienes toda la razn. Yo no soy nada complaciente con el estado de la industria editorial
tradicional y mucho menos con la crtica tradicional. Me parecen instituciones deplorables. Lo
que creo es que la euforia con el mundo colaborativo y la autoedicin me parece injustificada.
No lo ha cambiado por otra cosa, sino que ha fragmentado ese problema. Ahora ya no
tenemos al crtico de turno hablando de su grupo editorial sino al crtico de turno hablando de
su libro. Por otro lado, creo que hay que abordar tambin el problema de las condiciones de
produccin y financiacin de esos contenidos. Parte de ello puede ser amateur, parte se podr
financiar con publicidad, pero me resulta difcil de creer que todo eso se pueda financiar. Es lo
que ha ocurrido con la prensa. Podr haber medios amateur y est bien que existan, pero
pensar que todo eso que tenamos podr ser sustituido ventajosamente por eso yo no me lo
acabo de creer.
Hablas tambin en el libro de la cibersociabilidad. Qu consecuencias puede traernos
esa disolucin de la frontera entre lo pblico y lo privado?
Seguramente no lo sepamos. Internet est cambiando las cosas. Est generando cambios
culturales, sobre todo. Como son muy evidentes muchas veces los exacerbamos. Lo que no
tengo muy claro es cmo estn cambiando nuestras vidas. Por el lado de los cambios ms
profundos uno sea ese, vivir ms pblicamente nuestros gustos, nuestras preferencias, incluso
nuestras relaciones. A m me fascina la forma en la que uno comparte imgenes en Internet.
Para m es algo muy personal y privado. Eso seguramente nos diga algo sobre la comprensin
de nuestra vida privada. Pero yo no s muy bien hacia dnde ir todo eso. Nos cuesta mucho
pensar a medio plazo en los cambios sociales. Tendemos a fijarnos en los ltimos seis meses
y diagnosticar un cambio social.
Pero s se observa ya que a mucha gente le crea desasosiego por ejemplo escribir un
comentario o subir una foto y no obtener retuits o me gustas.
S, la bsqueda de popularidad y prestigio siempre ha existido, pero pensar que eso es en
algn sentido una nueva forma de vnculo social o relacin social ms o menos estable o que
pueda ser el fundamento de una nueva relacin social a medio plazo siempre me ha resultado
extrao. Suena ms a competicin de popularidad adolescente como de instituto, y eso s es
llamativo.
Cierras el libro hablando del postcapitalismo. No parece que vayamos hacia eso.
Hablo de postcapitalismo para no hablar de esas tradiciones emancipatorias que son el
comunismo, el socialismo y el anarquismo, no porque tenga algn problema con ellas, pero s
que mucha gente s y piensa que son productos muertos que no les proporcionan respuestas.
Para encontrar un punto de encuentro hablo de postcapitalismo. Nunca ha parecido que
vayamos hacia eso, pero las transformaciones polticas ms importantes de los 200 ltimos
aos siempre han surgido muy de improviso. Nadie se las esperaba. Y yo creo que no nos
deberamos dejar amedrentar por los diagnsticos que surjan de los poderosos. Muchas veces
estn pasando cosas, pero no sabemos hasta qu punto estn pasando.