Stefano de Fiores María, Madre y Discípula

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MARÍA, MADRE Y DISCÍPULA, FORMADORA DE LOS DISCÍPULOS Y MISIONEROS DE JESUCRISTO, EN LA TEOLOGÍA POSTCONCILIAR Stefano De Fiores ESQUEMA INTRODUCCIÓN 01. Un aspecto nuevo de la mariología contemporánea. 02.Los discípulos de Jesús según el NT 1. ITINERARIO DISCIPULAR DE MARÍA (ASPECTO DIACRÓNICO): 1.1. María cree en Cristo anunciado; 1.2. María penetra progresivamente en el misterio de Cristo; 1.3. María llamada a ser discípula de Cristo según el evangelio de Marcos, 1.4. María proto-discípula de Cristo según el evangelio de Juan: parentesco y discipulado. 1.5. María cristiana post-pascual. 2. MARÍA AUTÉNTICA DISCÍPULA DE JESÚS (ASPECTO SINCRÓNICO) 2.1. Respuesta a la vocación; 2.2. Mistagogía permanente y progresiva; 2.3. Anuncio y testimonio. 3. MARÍA PROTO-DISCÍPULA, TIPO DE LOS DISCÍPULOS DE JESÚS 3.1. María representación eminente del discípulo; 3.2. Lazos de María con los discípulos de Cristo; 3.3. María modelo moral del discipulado. 4. INTERPELACIONES DE MARÍA DISCÍPULA DEL SEÑOR: 4.1. ¿Principio primero de la mariología? 4.2. Hacer memoria de María discípula 4.3. Vivir con María como discípulos del Señor. 0. INTRODUCCIÓN El discipulado no es una palabra de moda en el mundo de hoy. Este evoca inferioridad en relación a un maestro, y esto va en contra del principio inmortal de la égalité o igualdad entre todos los seres humanos. Se admite un discipulado cuando pone en común a todos sin distinción; así todos se proclaman con Leonardo discípulos de la experiencia. La cultura occidental y aquella latinoamericana no temen reconocerse discípulas de Cristo, gran maestro de sabiduría, al menos en el

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Stefano De Fiores

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Mara, Madre y discpula,

formadora de los discpulos y misioneros de Jesucristo,

en la teologa postconciliar

Stefano De Fiores

Esquema

IntroduCCIN

01. Un aspecto nuevo de la mariologa contempornea.

02.Los discpulos de Jess segn el NT

1. Itinerario discIPULAR DE Mara (aspeCto diacrnico):

1.1. Mara cree en Cristo anunciado;

1.2. Mara penetra progresivamente en el misterio de Cristo;

1.3. Mara llamada a ser discpula de Cristo segn el evangelio de Marcos,

1.4. Mara proto-discpula de Cristo segn el evangelio de Juan: parentesco y discipulado.

1.5. Mara cristiana post-pascual.

2. Mara autntica discPULA DE jESS (aspeCto sincrnico)

2.1. Respuesta a la vocacin;

2.2. Mistagoga permanente y progresiva;

2.3. anuncio y testimonio.

3. Mara proto-discPULA, tipo de LOS DISCPULOS DE jESS

3.1. Mara representacin eminente del discpulo;

3.2. Lazos de Mara con los discpulos de Cristo;

3.3. Mara modelo moral del discipulado.

4. INTERPELACIONES DE mARA DISCPULA DEL SEOR:

4.1. Principio primero de la mariologa?

4.2. Hacer memoria de Mara discpula

4.3. Vivir con Mara como discpulos del Seor.0. IntroduCCIN

El discipulado no es una palabra de moda en el mundo de hoy. Este evoca inferioridad en relacin a un maestro, y esto va en contra del principio inmortal de la galit o igualdad entre todos los seres humanos. Se admite un discipulado cuando pone en comn a todos sin distincin; as todos se proclaman con Leonardo discpulos de la experiencia.

La cultura occidental y aquella latinoamericana no temen reconocerse discpulas de Cristo, gran maestro de sabidura, al menos en el sentido crociano del por qu no podemos no decirnos cristianos, en cuanto los valores del evangelio habran sido metabolizados a lo largo de la historia por ellas.

Ms an es la Iglesia la que siente la urgencia de seguir a su Fundador, evitando profundizar el abismo no solamente cronolgico entre ella y Jess. El telogo Metz no duda en indicar esta tarea primordial: La Iglesia debe convertirse con absoluta determinacin en una Iglesia del seguimiento. En este sentido ha sonado hoy la hora del seguimiento para la Iglesia.

01. Un aspecto nuevo de la mariologa contempornea

Por diferentes motivos la mariologa tradicional ha tenido rmoras en presentar a Mara como discpula de Cristo. Demasiado fuerte era la conciencia de la maternidad de la Virgen que llegaba hasta el punto de conferir a la madre un poder sobre su Hijo y por lo tanto, tambin, el deber de educarlo, por lo que la madre es maestra antes que discpula. Afirmar que la Madre de Jess es discpula de su Hijo significa, indudablemente, contemplar a Mara de otra manera.

En el post-concilio se pasa a este cambio de perspectiva, como lo apunta la Carta de la Congregacin para la Educacin catlica sobre La Virgen Mara en la formacin intelectual y espiritual (1988): Ha sido advertida [...] la necesidad de acercar la figura de la Virgen a los hombres de nuestro tiempo, poniendo en evidencia su imagen histrica de humilde mujer hebrea (n.15). La Carta atribuye al Concilio la presentacin de Mara como

discpula, que durante la predicacin de Cristo recogi las palabras, con las cuales (el Hijo), exaltando el reino ms all de las condiciones y de los vnculos de la carne y de la sangre, proclam felices a aquellos que escuchan y custodian la palabra de Dios (cf. Mc 3,35; Lc 11,27-28), como haca ella fielmente (cf. Lc 2,19 y 51) (n. 7).

La iconografa nos hace comprender este cambio de sensibilidad. Mientras Rafael en la clebre Madonna sixtina pone a Mara en alto caminando sobre las nubes, Silvio Amelio coloca a Mara arrodillada delante del Hijo que la llama para que sea su discpula (1981).

Raffaello Sanzio, Madonna sistina, Dresda, Pinacoteca

Silvio Amelio, Maria discepola di Cristo, Roma 1981, Coleccin privada

En la lnea del discipulado se ubican algunos marilogos hasta considerarlo el primer principio de la mariologa. Se hace necesario clarificar acerca del tipo de discipulado representado por Mara, sobre el cual no abundan desarrollos profundos, insertndolo en el tratamiento bblico de las diversas categoras en las cuales son clasificados los seguidores de Jess.

02. Los discpulos de Jess segn el NT

En primer lugar emerge la originalidad del NT acerca del discipulado como fenmeno tpicamente cristiano, si se considera que en el AT el trmino mathets (discpulo) se encuentra totalmente ausente del texto griego de los LXX, mientras que el hebreo talmd aparece una sola vez para indicar a los discpulos de los maestros cantores del templo (1Cr 25,8). Por qu? En la primera alianza es el pueblo entero el sujeto del aprendizaje del cumplimiento de la voluntad de aqul que lo ha elegido: En el mbito de la revelacin no hay lugar para que se cree una relacin entre maestro y discpulo; ni tampoco es posible afirmar siquiera una palabra humana junto a la palabra de Dios que es proclamada. Es cierto que surgen tambin en el mbito del pueblo de Israel los maestros o rabinos y por lo mismo discpulos (sin embargo, no mujeres) que se suman a sus escuelas, pero por muy relevante que sea el maestro, permanece la Torh como el motivo dominante: talmd quiere significar exclusivamente aqul que atiende el aprendizaje de la Escritura y de la tradicin religiosa del judaismo.

Diversamente del AT, el NT hace un uso frecuente del trmino mathets, que se encuentra en los evangelios y en los Hechos con una recurrencia de 260 veces. Tiene razn Rengstorf cuando afirma que esto designa a los hombres que Jess reuni en torno a s como maestro y distingue dos grupos entre los discpulos de Jess: un cerco ms amplio de personas que creen en l, y un entorno ms estrecho que est asiduamente con l.

Con mayor precisin y apertura sociolgica es necesario considerar el discipulado como un movimiento o forma socio-religiosa organizada, que surge en torno a Jess y busca modificar la sociedad y cambiar el centro tradicional de la vida religiosa de Israel.

La dinmica del movimiento comportaba situaciones de fuerte integracin, pero no faltaban momentos de conflicto entre los cuales se pueden mencionar aquellos del parentesco. Dentro de este horizonte debera evaluarse el lazo que religa a Jess, la madre, los hermanos y su actitud crtica hacia las instituciones familiares.

El movimiento del discipulado es articulado por los evangelios en tres crculos concntricos constituidos alrededor de Jess: una gran multitud de personas, un grupo numeroso de discpulos y finalmente los doce elegidos dentro de este crculo de discpulos (Lc 6,13.17; cf. Mc 4,10).

Acerca de los discpulos que lo acompaan en las ciudades y poblados de Galilea, debemos precisar que estn en primer lugar los doce, as como tambin los 72 discpulos que Jess enva a anunciar el reino de Dios (Lc 10,1-12), los dos discpulos de Emas (Lc 24,13-35), Jos llamado Barsab y Matas compaeros durante todo el tiempo en el cual el Seor Jess ha vivido entre nosotros (Hch 1,21) y un cierto Mnasn de Chipre, discpulo de la primera hora (archaios mathets) (Hch 21,16). Adems sigue a Jess el grupo de las mujeres: Estaban con l los doce y algunas mujeres que haban sido curadas de espritus malignos y de enfermedades: Mara de Magdala, de la cual haban salido siete demonios, Juana mujer de Cusa administrador de Herodes, Susana y muchas otras, que lo asistan con sus bienes (Lc 8,2-3). A stas es necesario agregar las mujeres que haban seguido a Jess desde Galilea para servirlo y estaban presentes en la crucificcin de Jess: Mara madre de Santiago y de Jos, y la madre de los hijos de Zebedeo (Mt 27,55-56); sta ltima parece coincidir con Salom. Bajo la cruz es nombrada tambin Mara de Cleofs (Jn 19,25), pero no confundirla con Mara casada con Alfeo, padre de Santiago (Mc 10,3 par.; Hch 1,3).

Junto a este grupo de discpulos itinerantes, hace falta distinguir los diversos discpulos residenciales, entre los cuales Lzaro, Marta y Mara de Betania, presentados como amigos de Jess y creyentes en l (Jn 11,1-44; Lc 10,38-42), Jos de Arimatea y Nicodemo discpulo secreto por miedo a los judos (Jn 19,38-39) y tantos otros que, como el ciego de nacimiento (Jn 9,38), creen en Jess.

Despus de pentecosts el trmino discpulo comienza a significar el cristiano que adhiere personalmente al Seor. En los Hechos de los Apstoles aquellos que entran en el camino son llamados creyentes (Hch 2,44; 4,32), hermanos (Hch 1,15), luego prevalece la costumbre de definirlos discpulos, conforme a un uso bien establecido, que a su vez reenva a una autodesignacin de los cristianos palestinenses. En Joppe haba una discpula (mathtria) llamada Tabit, nombre que significa gacela (Hch 9,36): es el nico texto neotestamentario en el que aparece mathtria, aqu con el significado de cristiana. Todava los Hechos remarcan que en Antioqua por primera vez los discpulos fueron llamados cristianos (Hch 11,26), nombre que se impondr a lo largo de 20 siglos hasta nuestro tiempo.

1. Itinerario discIPULAR DE MARA (aspeCto diacrnico)

Despus de haber trazado el cuadro donde se ubican los discpulos de Jess, se puede responder a algunas preguntas concernientes a Mara: Se puede afirmar que a la Madre de Jess le competa legtimamente el ttulo de discpula? Forma parte del movimiento del discipulado organizado en torno a Cristo? Se encuentran en ella las notas caractersticas de los discpulos del Seor? Se la puede llamar primera y perfecta discpula de Cristo?

La primera constatacin de frente al discipulado del NT es que Mara no entra plenamente en ninguna de las categoras en las que el mismo se subdivide. La Madre de Jess no pertenece al grupo de los doce apstoles, en cuanto que su nombre est ausente de esa lista, y ni siquiera forma parte de los discpulos itinerantes que siguen a Jess por todas partes, por lo que es innegable el hecho que ella no segua a Jess como una discpula durante el ministerio. Mara no se confunde ni siquiera entre la multitud, sino que emerge de ella formando parte del grupo de los parientes de Jess que no lo siguen sino que se interesan por l con actitudes que ser necesario especificar.

Mara es, al mismo tiempo, una discpula atpica y arquetpica, que an compartiendo tantas actitudes de los discpulos de Jess, no puede reducirse a la medida de ellos: indudablemente los supera. No puede ser reducida ni al discipulado residencial o domstico ni a aqul itinerante, porque participa de ambos. An sin vivir en el seguimiento de Jess, no habiendo sido llamada por l a la itinerancia, est presente al menos al inicio del ministerio del Hijo en las bodas de Can, luego durante su predicacin y finalmente bajo la cruz.

Ser ms conveniente definir el tipo de discipulado vivido por Mara y sus caractersticas (aspecto sincrnico) despus de haberlo profundizado desde el punto de vista evolutivo (aspecto diacrnico). Veremos luego el significado del discipulado de Mara para la Iglesia (aspecto tipolgico).

De los evangelios se puede percibir sin dificultad que la fe de Mara est sujeta al tiempo, por lo que el Concilio Vaticano II interpreta bien la Escritura cuando afirma que tambin la bienaventurada Virgen avanz en la peregrinacin de la fe (LG 58). An manteniendo el contenido esencial de la fe como abandono conciente y responsable a Dios que se revela, Mara pasa del Antiguo al Nuevo Testamento llegando a ser verdadera discpula de Jess. Y tambin como tal cumple un camino desde la anunciacin a pentecosts.

1.1. Mara cree en Cristo anunciado

As como Juan el Bautista supera a todos los profetas nacidos de mujer (Mt 11,11) porque anuncia a Cristo presente, del mismo modo Mara supera a los creyentes de la primera alianza porque su fe se desarrolla en un sentido cristiano. Esto surge de la clebre pgina de la anunciacin (Lc 1,26-38). Ms all de las analogas con los esquemas veterotestamentarios de anuncio, de nacimiento maravilloso o de vocacin, la narracin lucana se distingue por dos elementos de gran relieve.

En primer lugar el contenido del anuncio no tiene que ver con un evento particular de la historia de la salvacin, sino con el ncleo de tal historia, o sea, con la venida del mesas davdico con funcin de rey escatolgico (Lc 1,30-33), ms an con la concepcin virginal del Hijo de Dios en sentido verdadero y propio (Lc 1,31-32.35).

Si el ngel se hubiera limitado a anunciar a Mara que habra llegado a ser la madre del Hijo de David sin ninguna alusin a su condicin divina, el anuncio habra escondido un dato esencial de la identidad del neonato y Mara se habra descubierto Madre del Hijo del Altsimo sin saberlo. Esto no conviene ni a la veracidad de Dios, ni a la maternidad responsable de Mara.

En segundo lugar el anuncio a Mara se diferencia de aquellos precedentes por el nfasis dado a la respuesta de la Virgen, que reacciona a la propuesta divina pronunciando un consentimiento pleno y definitivo: He aqu la esclava del Seor, hgase en mi segn tu palabra (Lc 1,38). Despus de los estudios de A. Serra, es fcil desentraar de este versculo la repeticin de la frmula de la alianza con la cual el pueblo daba su asentimiento a la propuesta divina de comunin. Como el pueblo en la estipulacin y en la renovacin de la alianza responde diciendo: serviremos al Seor (Jos 24,24) o haremos cuanto Yahveh ha dicho (Es 19,8; Esd 10,12; Ne 5,12), as Mara hace suyas las frmulas de la alianza declarando: Soy la sierva se haga en mi segn tu palabra (Lc 1,38). Lo que el texto permite traslucir del contraste con la incredulidad de Zacaras (Lc 1,18), es evidenciado por Isabel bajo el influjo del Espritu en la bienaventuranza conclusiva que subraya de manera nica la fe de Mara, interpreta su consentimiento al ngel como ejemplar acto de fe: feliz aquella que ha creido en el cumplimiento de las palabras del Seor (Lc 1,45).

Podemos concluir con J. Galot:

La maternidad virginal, que justifica el nuevo ttulo de Hijo de Dios, coloca a este Mesas concebido mediante el Espritu Santo, por encima de las expectativas de la esperanza judaica. Justamente en un tal Mesas superior, Mara cree sin ninguna duda ni titubeo. [...] Su fe es al mismo tiempo un acoger la palabra y un adherirse a la persona de Cristo. [...] Mara comienza a abandonarse totalmente a su Hijo. Antes de ver a Jess, Mara ha creido en l.

La analoga entre la creyente y la discpula no deja de ser evidenciada por la exgesis.

1.2. Mara penetra progresivamente en el misterio de Cristo

A partir de la respuesta de Mara al anuncio del ngel comienza para ella un camino hacia Cristo ritmado por contnuos contragolpes seguidos por un trabajo de asimilacin. No se trata de un itinerario pacfico y obvio, porque las convicciones que Mara adquiere son trastornadas por sucesivos mensajes que obligan a elevarse hacia nuevos mbitos y metas no imaginados.

Mara procede por crisis, cumpliendo saltos y pasajes dolorosos y traumticos, que se expresan en los as llamados episodios de incomprensin o escenas de rechazo en las cuales Jess toma distancia en relacin con la familia y su misma madre. Podemos incluso afirmar que Mara avanza por lisis, esto es, mediante una asimilacin gradual del misterio de Jess y de sus palabras, hasta llegar gradualmente a la confianza total en el Hijo manifestada en las bodas de Can.

En el perodo de la infancia de Cristo crece el conocimiento de l en el corazn de Mara. El acontecimiento terreno de la Madre de Jess, se desanuda a la sombra de l, cuya figura se delnea continuamente con nuevos trazos.

Es cierto que aprende maravillada que Isabel conoce en el Espritu el misterio acaecido en Nazaret, porque la proclama en alta voz Madre de mi Seor (Lc 1,43). Es una confirmacin de su fe en el Mesas anunciado. As tambin el cntico de Zacaras colinda con la presentacin del mesas obrada por Gabriel: descendiente de David y juntamente redentor y liberador de su pueblo, l ser un sol que nace de lo alto para iluminar a los que estn en tinieblas y en las sombras de la muerte y dirigir nuestros pasos por el camino de la paz (Lc 1,79). El tema de la paz, unido a la venida del Mesas, regresa en el mensaje a los pastores que es posteriormente transmitido a Mara: el primer ttulo atribuido al nio es Salvador (Lc 2,11), que es la traduccin del mismo nombre de Jess; por lo tanto es subrayado el origen davdico de Jess: Les ha nacido hoy un salvador que es Cristo Seor, en la ciudad de David (Lc 2,11); finalmente es predecido el pastor de la humanidad que har el don de la paz, sntesis de los bienes mesinicos: Paz en la tierra a los hombres que Dios ama (Lc 2,14). Observa un comentador:

Mara haba confiado en la palabra del ngel Gabriel en la Anunciacin. En esta escena de la natividad, no escucha ni el anuncio del ngel ni el coro del ejrcito celestial. Podra parecer extrao, incluso chocante, que los ngeles no se hayan dirigido a ella y a Jos. Era, tal vez, necesario que, como el lector, confiara incluso en la palabra de los hombres, que fuese conducida a creer que stos narraban la verdad, que eran mensajeros divinos.

Llega el momento del segundo anuncio despus de aqul del ngel Gabriel. El tono es totalmente diverso. Es cierto que Jess sigue siendo el consuelo de Israel... mesas del Seor (Lc 2,25-26) y viene para la redencin de Jerusaln (Lc 2,38), pero el rayo de su influjo salvfico es notablemente extendido segn una perspectiva universal: ser luz para iluminar a las naciones y gloria de su pueblo Israel (Lc 2,32). Se comprende cmo Mara y Jos queden asombrados (Lc 2,33). Pero todava ms sorprendente es el orculo que Simen dirige solamente a Mara: Jess ser signo de contradicho (semion antilegmenon: Lc 2,34) y la oposicin (antilogha) de parte de muchos del pueblo har coalicin contra Jess hasta hacerlo morir. El orculo de Simen ilumina con una luz nueva y siniestra el futuro de Jess, que no ser un rey glorioso, sino un profeta incomprendido y contestado por los corazones malvados. El destino del Hijo repercutir en la madre, sobre cuya alma se desatar el dolor mortal como una espada de gran dimensin (romphia: Lc 2,35). Es como una nube roscea y amenazante en el cielo azul anunciando un huracn que terminar por descomponer el horizonte completo. Aqu podemos slo imaginar el estado del alma de la Virgen en base al realismo humano, faltando en los evangelios ulteriores informaciones de naturaleza psicolgica. Algn autor pensamos en R. Guardini - no ha dejado de interpretar el caso interior de Mara en trminos existenciales de tragedia, drama, salto en lo impenetrable

El episodio del hallazgo de Jess (Lc 2,41-50) constituye el vrtice de la cristologa del evangelio lucano de la infancia, porque revela la identidad de Jess como Hijo del Padre. El primer loghion de Jess en respuesta a la angustia expresa de Mara, reenva a su origen divino y reivindica la exigencia de hacer cuanto quiere el Padre: No saban que tengo que estar en la casa de mi Padre? Jess permanece en el templo entre los doctores: no discpulo sino maestro de sabidura, no se sienta a sus pies sino entre ellos suscitando la maravilla de todos (Lc 2,47) y despus el estupor de los padres (Lc 2,48). Jess responde al interrogatorio de la madre a partir de tu padre y yo para precisar la propia identidad de hijo no de Jos, sino de otro Padre cuya casa es el templo. Y hasta aqu Mara y Jos deban saberlo. Aquello que no podan comprender es el anuncio velado del misterio pascual que est presente en el vocabulario de la narracin. En esta perspectiva la prdida/reencuentro de Jess en el templo no parece un simple episodio, mucho menos un capricho, sino un acto cargado de significado tipolgico. Las acciones y palabras de Jess son una profeca de su futuro de pasin y resurreccin.

Lucas remarca un detalle respecto a la actitud sapiencial de Mara despus del encuentro del Hijo en el templo: Su madre conservaba todas estas cosas en su corazn (Lc 2, 51). Mara custodia (dieterei=reflexiona activamente), con el ejercicio de la memoria, en el corazn, esto es, en el ncleo interior y central de su persona, las palabras y eventos (rmata) que tienen que ver con Cristo. El mismo estribillo se encuentra despus de la visita de los pastores a Beln, con el agregado del modo con el cual Mara conservaba cuanto se deca acerca del niomeditando (symbllousa=poniendo junto, confrontando), poniendo en confrontacin los diversos elementos de una situacin para interpretarla. Es la actitud del sabio, que medita sobre las enseanzas de la ley para entrar en la lgica de Dios y poner en prctica su palabra (cf. Sir 50,27-29).

1.3. Mara llamada a ser discpula de Cristo segn el evangelio de san Marcos

Un innegable cambio de situacin se da con el pasaje de Jess de la vida escondida, caracterizada por la obediencia a los padres (Lc 2,51), a la vida pblica en la cual l reivindica la propia independencia preanunciada en el hallazgo en el templo (Lc 2,49). Cristo se libera, de la atadura materna para dedicarse a su vocacin mesinica e imparte la leccin sobre la superioridad de los lazos espirituales derivados de la fe obediente a la Palabra de Dios. Mara entonces como madre que ejerce los derechos maternos es llamada a ser discpula del Hijo, adhiriendo con fe a l y a su proyecto de instauracin del reino de Dios en el mundo.

La reivindicacin de la trascendencia mesinica de Jess, el cual ya no recibe rdenes sino solamente del Padre, y la instauracin de una nueva familia a la cual se pertenece no por descendencia de estirpe sino mediante la fe y el discipulado, aparece en Marcos y en los otros dos sinpticos.

El episodio de la madre y de los hermanos de Jess referido por Marcos y los otros dos sinpticos (Mc 3, 20-21.31-35; Mt 12,46-50; Lc 8,19-21) ha recibido sustancialmente dos interpretaciones.

1.3.1. Mara en el recinto de la apista. La primera, con carcter radical, es sostenida generalmente por la exgesis protestante. Aparece en la narracin de Mc 3,20-21 el hecho histrico de una oposicin irreducible entre Jess y su familia, la cual intenta incluso reapropiarse con la fuerza de aqul miembro considerado fuera de sentido; de frente a esta posicin de los suyos y tambin a la actitud aturdida de Mara y de los familiares que quieren verlo (Mc 3,31-35), Jess sostiene haber cortado con la familia de origen para fundar una nueva sobre la base de la adhesin a la voluntad de Dios. Esta distancia de la familia, que permanece fuera del crculo de los discpulos, concierne tambin a la Madre de Jess. Marcos, de hecho, parece incluirla, a pesar de no nombrarla, en el frente de la incredulidad (=apista) o de la incomprensin: Un profeta no es despreciado sino en su tierra, entre sus parientes y en su casa (Mc 6,4). De aqu la conclusin de cualquier evanglico o catlico, que Mara permanece extraa al movimiento de Jess, ya que adherira junto al clan familiar solamente despus de la resurreccin del Hijo.

1.3.2. Solicitud materna de Mara. La segunda tendencia interpretativa, menos rgida y ms humana, rechaza la exgesis precedente en cuanto que basada sobre

un criterio hermenutico, dado por descontado demasiado frecuentemente, por el cual los estratos ms arcaicos de la tradicin ofreceran la mayor verdad histrica de los hechos, la que vendra, en cambio, comprometida por los desarrollos posteriores de la fe eclesial internos al mismo NT (Lucas, Juan). Entonces, si se debe aceptar la idea que Marcos nos refiera un dato real de la misma historia de Jess, el cual habra iniciado su ministerio pblico sin la ayuda y la simpata de la propia familia, este dato no puede ser ni generalizado indiscriminadamente con relacin a todos los parientes de Jess, ni radicalizado. Sera un error considerar que el evangelio de Marcos sea ms histrico mientras que los otros ms teolgicos.

Tambin Marcos acenta un aspecto del acontecimiento de Jess segn la propia perspectiva teolgica, segn la cual ninguna persona o grupo (fariseos, herodianos, escribas, muchedumbre, familiares y discpulos) ha comprendido a Jess antes de la pascua. En cuanto a Mara, la imagen aqu ofrecida por Marcos es aquella de una mujer maternalmente solcita por la suerte de su hijo. No causa asombro que incluso Mara, un da, cuando ya se tramaba contra la vida de Jess (Mc 3,6), acudiera casi para inducirlo a tomar mayores precauciones. Sern Lucas y Juan quienes especificarn la fe de Mara en su progresiva adhesin a Cristo y su mensaje.

Si es bien entendido, el pasaje de Marcos da relieve no tanto

a la incredulidad de los parientes de Jess, cuanto a su preocupacin, suscitada por el afecto por l, que los llevaba a unrsele tal vez para exhortarlo a una mayor cautela. Y Jess no les llama la atencin por esto, sino que aprovecha la ocasin del comportamiento de ellos, no sugerido por una postura de fe, para indicar cual debera ser la verdadera actitud hacia l, representada por aquellos que lo estaban escuchando.

A esta conclusin llega el descubrimiento en Mc 3,31-35 del esquema literario del pronouncement story (Taylor, Wilson, Lane, Harrington), que es una narracin orientada a evidenciar un dicho de Jess. Esto significa que la percopa en cuestin est compuesta por una parte principalmente narrativa y por otra sobre todo discursiva: la primera es funcional a la segunda, que tiene el fuego y el ncleo central en las palabras de Jess, en su pronouncement. En la prctica la llegada de la familia de origen es solamente la ocasin para proclamar la identidad de la nueva familia:

los familiares apenas llegados y su pedido son de tal manera funcionales que, una vez dada la ocasin a la pregunta de Jess, y no habiendo ms razones a ser mencionadas, se dejarn caer. Sostengo que, si la interpretacin de funcionalidad de la primera parte es correcta, no puede ser demasiado insistido o acentuado el discurso, que se escucha frecuentemente, sobre la dureza de Jess hacia sus familiares. En otras palabras, en lnea con el pronouncement story, la presentacin de los nuevos hermanos no tiene que ver tanto con la neta distincin entre estos y los familiares, sino que est orientada a introducir las caractersticas de la verdadera fraternidad: la sintona esencial con la voluntad de Dios y su apertura universal, hasta comprender a todos, incluso los miembros de la familia de origen de Jess.

1.4. Mara proto-discpula de Cristo segn el evangelio de san Juan: parentesco y discipulado

Mientras el mundo exegtico admita con una cierta convergencia la teora de la separacin entre Jess y Mara con el inicio de la vida pblica, lo que comportaba un eclipse del rol de Mara y de los familiares, Adriana Destro y Mauro Pesce en un estudio para el III simposio de feso (1993) se preguntan si sea hipotizable alguna forma de compenetracin del discpulo con la parentela. La investigacin de ellos llega a la conclusin de que al menos en el evangelio de Juan la contraposicin no surja en trminos de exclusin entre parentela y discipulado.

Es cierto que

la identidad y la misin salvfica de Jess no son mediadas, ni siquiera definidas, por criterios de pertenencia parental (hijo de Jos) ni de pertenencia geogrfica (proveniencia de Nazareth). Tambin la participacin de los discpulos en el movimiento no depende de la parentela o de otros criterios de pertenencia social, sino de una eleccin de Dios que pasa a travs de Jess.

Todava, aunque si no en primer plano, la relacin parental no desaparece ni se contrapone a la identidad religiosa.

Tpico ejemplo es la narracin de las bodas de Can. Mara es introducida en la escena segn las usuales categoras socio-parentales, esto es, segn una relacin de consanguinidad, como Madre de Jess (Jn 2,1). Al mismo tiempo la madre de Jess aparece como aquella que conoce los poderes hasta ahora ignotos del Hijo y est segura de ellos. Ms an aparece como la nica que los conoce. [...] Iniciativa, expectativa y autoridad parecen caracterizar la fisionoma de la madre. Mientras los discpulos son presentados como meros destinatarios de la manifestacin de la gloria de Cristo, Mara es percibida como una presencia dramtica y necesaria, tanto que la potencia del Hijo es mediada por la Madre hacia los discpulos. Es de notar que aparece tambin un encuentro o cruce entre discipulado y parentesco, en cuanto el grupo de los discpulos no tiene dificultad en insertarse en el contexto parental de una fiesta de bodas, y Mara se mueve a su gusto entre los discpulos, tanto que en el versculo 12 (comnmente dejado de lado) se habla de una nueva comunidad unida en el discipulado: Despus de este hecho descendi a Cafarnam, l y su madre, los hermanos y sus discpulos y se quedaron all slo por pocos das (Jn 2,12). Los dos grupos iniciales, Mara y los parientes por una parte, y Jess y los discpulos por otra, ahora convienen en la nica comunidad de Cafarnam. Es una situacin que desmiente la teora de la separacin entre Madre e Hijo:

La presunta disociacin de Jess de su madre y de su ambiente familiar se consuma, sin embargo, de una manera particular porque, inmediatamente despus, la madre aparece agregada a Jess y a sus discpulos en el viaje a Cafarnam, esto es en el cuadro de la actividad religiosa de Jess hacia un centro que, en la tradicin evanglica, juega un rol crucial para la actividad pblica de Jess. El evangelio subraya que tambin la madre se detiene en Cafarnam. Por lo tanto, no surge del evangelio que la separacin de la madre, obrada por Jess, en el dilogo se consuma en una separacin fsica. Ms an la disolvencia en la escena deja unidos a Jess y su madre en Cafarnam.

Si Juan conoce una comunin entre Mara y Jess, se puede decir lo mismo de sus hermanos? Ciertamente tenemos un texto joaneo que los coloca en el crculo de la incredulidad: Ni siquiera sus hermanos, de hecho, crean en l (Jn 7,5). Pero es necesario, sobre todo, recordar que despus del signo de Can los hermanos descienden con Jess a Cafarnam, presumiblemente como creyentes a la par de los discpulos (Jn 2,12), y hace falta, adems, situar este pasaje en su contexto, donde aparece que los hermanos no se desinteresan para nada de la suerte de Jess, por eso el mandato de ellos: Parte de aqu y vete a Judea para que tambin tus discpulos vean las obras que t haces (Jn 7,..), presupone que ellos conocen directamente o por haberlo escuchado, la actividad taumatrgica de Jess y creen en ella. Adems, el hecho de que proyecten junto a l la peregrinacin a Jerusaln para la fiesta de las Tiendas, implica que los hermanos forman parte del movimiento [...], ya son parte de su compaa o tienen la costumbre de verlo y de hablarle delante de todos.

Sin llegar a considerar a los hermanos como miembros del grupo itinerante de Jess, la posicin de ellos no es aquella de la incredulidad sino, sobre todo, de una fe imperfecta y encima equivocada en la concepcin del mesianismo encarnado en Jess. El maestro, de hecho, se disocia de los hermanos, an cuando termine por seguir el consejo de otra manera. Como en Can, existe un pedido-solicitacin (de parte de los parientes), una negacin de parte de Jess sostenida por una justificacin casi idntica todava mi tiempo no ha llegado y finalmente la ejecucin de aquello que ha sido solicitado, si bien de una manera diversa. El hecho de que Juan no mencione a Mara entre el grupo de los parientes incrdulos, indica que su identidad de discpula del Hijo no es negociable, sino que permanece y es confirmada por su presencia al pie de la cruz.

En el importante y solemne episodio de Jn 19,25-27 los hermanos no aparecen como as tampoco los discpulos, excepto el discpulo amado, pero alrededor de Jess crucificado se encuentra un grupo constituido por figuras femeninas: en primer lugar la Madre de Jess, no llamada por nombre sino interpelada como mujer, despus una consangunea suya (no es hipotizable que se trate de una hermana verdadera de Mara con el mismo nombre) y otras dos Maras la de Cleofs y la de Magdala como parte itinerante de los discpulos. Inmediatamente aparece que estas mujeres no son las destinatarias de las palabras de Cristo, sino ms bien las testigos que eventualmente las transmitirn.

En general es aceptado por los exgetas que aqu se trata de un esquema de revelacin, en el que es develada la verdadera identidad teolgica, ya sea del discpulo amado como as tambin de Mara: He ah tu hijo! He ah tu madre! No obstante el apelativo mujer con el que Jess llama a la madre, alejndose de los usos familiares y cargndolo de significado histrico-salvfico, el contenido del discurso de Jess reutiliza plenamente el significado del parentesco. Aqu la mujer es instituida como madre del discpulo de Jess. A aquella que llama mujer le ofrece un hijo y subraya la maternidad. Al discpulo le ofrece una madre asimilndolo a un hijo. Vale la familia nueva donde los lazos no son aquellos de la sangre sino de la fe; sobre el Calvario Mara es declarada madre de esta nueva familia, de tal manera que se podra incluso sostener [...] que el discipulado resulta remodelado en base a los criterios y a las lgicas del parentesco. Y, sin embargo, las palabras hijo-madre trascienden el nivel natural para expresar la realidad del renacimiento en el orden del Espritu, esto es, de la nueva familia de los hijos del Padre anunciada y creada por Jess en sus misterios. Cristo de hecho, ha venido para comunicar en abundancia (Jn 10,10) la vida nueva a cuantos nacen del agua y del Espritu (Jn 3,5). Se da aqu un inesperado traspaso en el que los discpulos de Jess se transforman en hijos del Padre, con la cooperacin divina del Espritu y humana de Mara y de la Iglesia.

1.5. Mara cristiana post-pascual

As llegamos a la primera comunidad cristiana en la espera de pentecosts, descripta por los Hechos de los Apstoles: Todos estos [los once apstoles] eran asiduos y concordes en la oracin, junto con algunas mujeres y con Mara, madre de Jess, y con sus hermanos (Hch 1,14).

Como se observa, el grupo resulta formado y distinguido en cuatro categoras de personas: a. los apstoles, citados en primer lugar y que constituyen el ncleo fundamental del nuevo pueblo escatolgico; b. las mujeres vienen en segundo lugar y si bien innominadas son aquellas presentes en la crucifixin, sepultura y resurreccin de Jess (Lc 8,1-3; 23,49.55; 24,10). c. Mara es la nica mujer presentada con su nombre y con su funcin cristolgica: madre de Jess. Plenamente integrada en la comunidad post-pascual, es el elemento de continuidad entre Cristo y la Iglesia, entre el grupo de las mujeres y el clan familiar de Jess. Est presente como lo sabemos por el cuarto evangelio (Jn 19,25-27) como madre de todos los discpulos porque es as declarada y constituida por Cristo crucificado. d. Los hermanos de Jess, o sea sus parientes, han pasado de una inicial incredulidad a la fe en el Resucitado.

Estas diferentes categoras convergen en una nica comunidad cristiana post-pascual, reunida en Jerusaln a la espera del Espritu, segn el expreso deseo de Jess (Hch 1,4) y unida en la oracin. Este evento establece de manera inequvoca que no solamente los apstoles y las mujeres, sino tambin Mara y los parientes deben ubicarse, no ya fuera del crculo de los no creyentes en el Mesas (si bien llamados a formar parte), como apareca en Marcos 3, sino al interior de la comunidad caracterizada por la fe en Cristo y la obediencia a sus deseos. Sobre este punto no existen divergencias en el campo ecumnico, justamente porque tambin los ms rgidos biblistas protestantes admiten como punto mnimo e innegable que Mara es una cristiana post-pascual, junto a los hermanos de Jess.

2. Mara autntica discpula de Jess (aspecto sincrnico)

Despus de haber trazado el itinerario discipular de la madre de Jess, se hace til buscar una sistematizacin de los datos, encontrando el ncleo central y los aspectos consecuentes, en vistas de la ejemplaridad de ella en orden al pueblo de Dios. Puntualizaremos antes que nada los aspectos que hacen de Mara una verdadera discpula de Cristo segn la perspectiva neotestamentaria; luego pasaremos a la presentacin de ella como tipo del discpulo sobre la base de los elementos requeridos por la tipologa. Es claro que de estos puntos firmes surja la funcin comparativa, crtica y estimulante de Mara en relacin con el discipulado cristiano.

Mara participa en primer lugar del discipulado bblico, personalizando sus tres notas distintivas.

2.1. Respuesta a la vocacin

A la Virgen le convienen las caractersticas de los seguidores de Jess en su vida terrena. Como ellos, Mara es destinataria de una llamada divina, que se inicia con la narracin de la anunciacin basada sobre el mdulo veterotestamentario de la vocacin en vistas a la misin (Lc 1,26-38). Como en el anuncio a Geden (Jue 6,11-24) all encontramos siete elementos estructurales: el saludo, la turbacin, un primer mensaje, una dificultad, un segundo mensaje, un signo y finalmente el consentimiento. Esto ltimo est voluntariamente subrayado por Lucas en trminos de servicio y de obediencia: He aqu la sierva del Seor, que se haga en m segn has dicho (Lc 1,38). Es la respuesta pronta y generosa de Maras a la vocacin, a travs de la cual ella es invitada a tomar parte en la realizacin del plan de salvacin querido por Dios. Cuando Jess inicia la vida pblica no consta que haya llamado a su madre a seguirlo, abandonando la vida ordinaria de Nazaret y el clan familiar. Pero se puede hablar igualmente de vocacin de Mara a seguir a Jess en la nueva familia constituida por todos aquellos que cumplen la voluntad de Dios. Y en realidad encontramos a Mara en la comunidad de Cafarnam despus del signo de Can y en aquella de Jerusaln despus de la resurreccin.2.2. Mistagoga permanente y progresiva

An estando los discpulos de Jess unidos a l por una confianza obediente, amistad e ntimo afecto, ellos hallan difcil seguirlo en base a dos niveles: entrar en comunin con su vida que implica cargar con la propia cruz (Mt 16,24-25 par.) y asimilar su enseanza que transmite los misterios del reino de Dios (Mt 13,11-12). Por el contrario, ellos muestran dificultad en el seguir el ejemplo del maestro y en el comprender su enseanza (Mc 6,52. par.; Mt 16,4-12. par.; Mt 15, par.; Mc 4,13). Los tres aos transcurridos con Jess constituyen para los discpulos una iniciacin para introducirlos en la comprensin y en la prctica del evangelio.

En Mara encontramos una actitud que no resulta en los apstoles y en los discpulos de Jess, en los cuales a la incomprensin no sigue una clara y profunda reflexin. Tambin para ella Jess sigue siendo un enigma y sus palabras no son comprendidas. Pero se trata de una incomprensin provisoria, ya que Mara es presentada dos veces por Lucas como mujer del corazn memorioso que no pierde en el flujo del tiempo hechos y palabras concernientes a Jess, sino que los recuerda, interioriza y custodia.

Despus del mensaje de los ngeles a los pastores, el evangelista anota una doble actividad interior de Mara, mediante los verbos syntr, que no significa un custodiar pasivo, sino un conservar activo para comprender, y symbll, que no indica el simple ponderar, sino un trabajo interpretativo de sntesis para llegar a la justa comprensin mediante una cuidadosa confrontacin (e d Mara pnta synetrei t rmata tata symbllousa en t karda auts: Lc 2,19). Del mismo modo despus del hallazgo de Jess en el templo, delante de su palabra no aferrada en toda su dimensin, Mara no la deja perder sino que la custodia (dieterei= reflexiona activamente) en su corazn, esto es, en su centro personal. Cuando Lucas afirma que su madre conservaba todas estas cosa en su corazn (kai e meter auto dietrei pnta t rmata en t karda auts: Lc 2,51), quiere atribuir a Mara la actitud del sabio, que medita sobre las enseanzas de la ley para entrar en la lgica de Dios y para poner en prctica su palabra (cf Sir 50,27-29).

En Mara, entonces, se opera una verdadera mistagoga (o introduccin en el misterio) permanente y progresiva que le permite penetrar en la verdadera identidad de Cristo y seguirlo en la comunin de vida hasta compartir el misterio pascual. Pre-avisada acerca del futuro del mesas que se desarrollar bajo el signo de la contradiccin u oposicin (semion antilegmenon: Lc 2,34) de parte de los adversarios, ella participa del sufrimiento de Jess incomprendido y finalmente asesinado por mano de los impos, como si una espada le traspasase el alma (Lc 2,35). El orculo de Simen, adems de expandir la misin de Jess hasta llegar a ser luz de las gentes, cambia el registro acerca del reino preanunciado por Gabriel: ste se realizar no bajo el signo del triunfo sino del sufrimiento. Se perfila en el horizonte la figura del Siervo de Yahveh que carga con los pecados de los otros y los expa. Y todava el cuadro del futuro de Jess se completa con la experiencia anticipada de dolor y de gozo que ser propio del triduo pascual, cuando Mara reencuentra al hijo perdido y es invitada por l a no olvidar que tiene un nico Padre: aqul que est en los cielos. La identidad del Hijo se hace alcanzable por ella solamente en una madurada conciencia trinitaria, que ser confirmada por los acontecimientos de la resurreccin y del envo del Espritu.

2.3. anuncio y testimonio

Lucas identifica la trada los doce, los apstoles y los testigos, transmitiendo como esencial a ellos la tarea del anuncio y del testimonio. Como resulta de las percopas de la ascensin (Hch 1,1-14), de la eleccin de Matas (Hch 1,15-26) y de pentecosts (Hch 2,1-47), los doce apstoles son tambin los verdaderos testigos de Cristo. En sentido estricto los testigos deben haber hecho experiencia del Jess pre-pascual del bautismo de Juan en adelante, deben haberse beneficiado del encuentro con Jess resucitado y finalmente deben haber recibido la fuerza del Espritu.

Sin entrar en el grupo de los doce ni poder reivindicar la oficialidad de ellos, ninguno mejor que Mara puede ejercer la tarea de testigo: adems de garantizar con su misma presencia el realismo de la encarnacin del Hijo de Dios, fundamento de todo su acontecer terreno, la Madre de Jess se encuentra entre aquellos que regresaron a Jerusaln del monte llamado de los Olivos, donde haban visto a Jess resucitado subir al cielo, y entraron en la habitacin alta asiduos y concordes en la oracin (Hch 1,12.14) en la espera del cumplimiento de la entrega de Jess: Tendrn la fuerza del Espritu que descender sobre ustedes y sern mis testigos (Hch 1,8).

El envo misionero de Jess supera el crculo de los doce y se extiende al conjunto de los discpulos (basta pensar en el discurso a los 72 discpulos: Lc 10,1-12), ms an a aquellos que creen (Mc 16,17) se les prometen signos extraordinarios, como confirmacin del anuncio. En realidad el testimonio est injertado en la fe cristiana que no puede ser considerada una prerrogativa personal, sino que debe ser comunicada. As vemos a Mara, inmediatamente despus de la anunciacin, mover los pies misioneros hacia la montaa para llevar a Cristo a Isabel provocando la efusin carismtica del Espritu sobre ella y el gozo mesinico sobre Juan Bautista todava en el vientre materno (Lc 1,39-45). De la misma manera, despus de pentecosts, Mara se encuentra entre todos aquellos que llenos de Espritu Santo... comenzaron a hablar en otras lenguas y a profetizar realizando las palabras de Joel (Hch 2,4.18).

3. Mara proto-discpula, tipo de los discpulos de Jess

No cabe ninguna duda que a la Madre de Jess pertenezca, como a Tabit de Joppe (Hch 9,36), el ttulo de discpula (mathtria), por el simple motivo que el mismo corresponde como ya hemos recordado a un uso bien establecido, que a su vez reenva a una auto designacin de los cristianos palestinenses. Considerando, sin embargo, la alta cualidad del discipulado de Mara, muchos exgetas terminan por reconocer en ella una tipologa que la hace ejemplar para todos los discpulos del nico maestro que es Cristo (Mt 23,8). Baste por todos, el siguiente testimonio a modo de sntesis:

Muchos concuerdan en relevar el valor paradigmtico que la reflexin de la Virgen tiene para quien, sobre su ejemplo, entiende penetrar el sentido velado de la palabra de Dios y su misteriosa presencia en la historia y en la vida de todos los das. [...] En este sentido Lucas la propone como modelo de la Iglesia y de los discpulos de todos los tiempos: presentndola en una actitud concreta e histricamente documentable, capaz de infundir confianza en quien como ella, madre de Cristo vive situaciones y acontecimientos en los cuales Dios, si bien est presente, lo est de una manera tan misteriosa que parece incomprensible.

El concepto de tipo (del griego typtein dar un golpe pulsante sobre una materia plstica de tal modo de dejar una impresin) incluye tres elementos: a. Representacin de un contenido espiritual de parte de una figura concreta; b. Vnculo real interno, fundamento de la representacin; c. Ejemplaridad o carcter de modelo moral consiguiente a la representacin. El tipo es por lo tanto la representacin viva, eminente y concreta de una realidad de orden espiritual a la que est ntimamente unida. Designando a Mara tipo del discpulo de Cristo, entendemos atribuirle un significado tan rico y subrayarle las notas. 3.1. Mara representacin eminente del discpulo

Indudablemente cada fiel, como tambin cada apstol y seguidor de Jess, manifiesta y hace visible el discipulado cristiano, pero ninguno es idneo en el representarlo y dar una experiencia viva como lo es Mara. En su persona, completamente dedicada al servicio de Dios y perfectamente unida al Hijo Salvador, la Virgen es la representacin singular y transparente de la ntima esencia del discpulo del Seor. Ciertamente, es necesario reconocer en Mara una anterioridad respecto de los dems discpulos, en cuanto ella ha precedido a todos los otros en la fe en Cristo, tanto en la respuesta al anuncio mesinico del ngel (Lc 1,38), como en el episodio de Can donde transmite a los siervos su confianza en el Hijo y coopera en el surgimiento de la fe en los discpulos (Jn 2,1-12).

Ms que a aquel Mnasn de Chipre, que hosped a Pablo en su viaje de Cesarea hacia Jerusaln, el ttulo de discpulo de la primera hora (archaios mathets) (Hch 21,16) le compete a Mara, ya que ella ha credo en el Hijo del Altsimo en el momento en el que estaba por encarnarse en su seno por obra del Espritu Santo. La fe constituye la verdad sobre Mara, que ha llegado a estar verdaderamente presente en el misterio de Cristo, justamente porque ha credo (RM 12). Mara de Nazaret no precede a los discpulos slo desde el punto de vista cronolgico, sino tambin y sobre todo desde la ptica de la cualidad. A Mara le compete una preeminencia de perfeccin en cuanto que ella, despus de Cristo, es la parte preponderante, mejor, ms influyente y ms elegida de toda la Iglesia. Su total confianza en el Hijo del Altsimo presenta dos notas: no es una fe dbil como aquella de los apstoles y de los discpulos lentos para creer (cf. Lc 24,25), sino una fe ejemplar que impulsa a Isabel a exclamar en el Espritu: Feliz aquella que ha credo! (Lc 1,45); es una fe que crece y persevera hasta el final, como atestigua su presencia junto a la cruz (Jn 19,25) y en el cenculo en espera del Espritu (Hch 1,14).

3.2. Lazos de Mara con los discpulos de Cristo

Como perfecta discpula Mara no se separa de los fieles, porque ella no es extraa a su grupo, ni a la Iglesia universal y ni siquiera a la misma humanidad. En la anunciacin el gnero humano est como personificado en ella, segn la ley histrico-salvfica de la representacin, segn la cual la comunidad se condensa en un representante individual o constituye la expansin de un miembro singular del grupo. Interlocutora del Padre en su proyecto de enviar su Verbo al mundo para la salvacin humana, Mara con su fe llega a ser el primer miembro de la comunidad de los creyentes en Cristo, y tambin se hace colaboradora en el renacimiento espiritual de los discpulos.

Justamente porque el Hijo engendrado por Mara es colocado por Dios como primognito entre muchos hermanos (LG 63), la Madre de Cristo entra en relacin materna con cada uno de ellos. Mara es madre espiritual porque coopera con amor de madre [...] en la generacin y formacin de los fieles (LG 63), segn la revelacin cumplida por Jess en la cruz. Como sostiene Agustn, Mara ha cooperado mediante el amor a engendrar los fieles de la Iglesia, que forman los miembros de aqul cuerpo. Se trata entonces de una intervencin de la Virgen en el acto mismo del Bautismo con el cual los hombres son regenerados a la nueva vida en Cristo. El Concilio alcanza aqu la fe de la Iglesia primitiva: Mara en la fuente bautismal, de esta manera podramos titular un captulo dedicado al amor por la Madre divina en el cristianismo antiguo .Habiendo colaborado en el surgimiento de la vida sobrenatural, Mara contina su obra materna acompaando a los fieles en el crecimiento y maduracin de la misma vida con el fin de que Cristo sea plenamente formado en ellos (cfr. Gal 4, 19). La maternidad de Mara es maternidad educadora: ella no tiende a bloquear a los fieles en un estrado de infantilismo espiritual, sino que mira al desarrollo de los mismos hacia un cristianismo adulto y responsablemente comprometido. Mara coopera en la formacin de los cristianos: suscita con su influjo y su ejemplo una actividad de asimilacin a la vida de Cristo y una disponibilidad a los designios divinos que movilizan al hombre a lo largo de toda su existencia terrena.

3.3. Mara modelo moral del discipulado

Como lo ha recordado Pablo VI, Cristo es el nico camino al Padre (cf. Jn 14,4-11). Cristo es el modelo supremo al cual el discpulo debe conformar la propia conducta (cf. Jn 13,15) hasta tener sus mismos sentimientos (Fil 2,5), vivir de su vida y poseer su Espritu (cf. Gal 2,20; Rom 8,10-11): esto lo ha enseado la Iglesia en todo tiempo y nada en la accin pastoral debe oscurecer esta doctrina (MC 57). Sin embargo Mara no se pone en alternativa o en competencia con el Hijo Salvador sino que se coloca a su servicio, en cuanto que su misin est orientada como agrega Pablo VI a reproducir en los hijos los lineamientos espirituales del Hijo primognito (MC 57). Particularmente cumple esta tarea con la fuerza del ejemplo como discpula de Cristo; justamente porque motivada por su preeminencia se establece una relacin de ejemplaridad por la conducta moral y espiritual de los discpulos del Seor. Dirigen los ojos a ella, que refulge como modelo de virtud delante de toda la comunidad de los elegidos (LG 65), los cristianos aprenden el estatuto del discpulo, o sea las actitudes fundamentales requeridas a quien se pone en el seguimiento de Jess. Mara las transparenta en su persona.

3.3.1. El primado de la escucha de la Palabra. Para el cristianismo, ser discpulos es esencialmente colocarse en la escuela de la escucha de Cristo maestro (Mt 23,8; Jn 13,14), revelador del plan de salvacin del Padre actuada en el Espritu. El camino para acceder a esta escuela es la fe, que proviene de la escucha de la Palabra (Por lo tanto la fe depende de la escucha, y la escucha, de la palabra de Cristo Rm 10,17) y produce la salvacin Tu fe te ha salvado (Lc 7,50; 8,48; cf. Hch 14,9; 16,31).

As como es retratada en la anunciacin, Mara es la Virgen en la escucha, que acoge la palabra de Dios con fe (MC 17). Como tal ella emerge ejemplarmente en la comunidad de los discpulos, cuando se entiende que el escuchar es la forma esencial en la que la religin bblica se apropia de la revelacin. El suyo no es un simple or acstico, sino un escuchar atento y reflexivo (cf. Lc 1,29) que se nutre de silencio y se transforma en una escucha obediente, segn la obediencia de la fe (Rm 1,5) pedida a las gentes delante del misterio revelado (cf. Rm 16,26). Ella goza la bienaventuranza de la fe y organiza su proyecto de vida a la luz de la palabra de Dios, que le transmitiera Gabriel. Como puntualiza Benedicto XVI,

el Magnificat un retrato, por decirlo as, de su alma est enteramente tejido por los hilos de la Sagrada Escritura, los hilos tomados de la Palabra de Dios. As se revela que ella en la Palabra de Dios se encuentra de verdad en su casa, de donde sale y entra con naturalidad. Ella habla y piensa con la Palabra de Dios; la Palabra de Dios se le hace su palabra, y su palabra nace de la Palabra de Dios. Adems, as se revela que sus pensamientos estn en sintona con los pensamientos de Dios, que su querer es un querer junto con Dios. Estando ntimamente penetrada por la Palabra de Dios, ella puede llegar a ser madre de la Palabra encarnada.

Finalmente se trata de una escucha fecunda, porque precede y es camino hacia la generacin del Hijo de Dios en la naturaleza humana, como magnficamente lo interpreta Agustn: La Virgen Mara dio a luz creyendo a aqul que concibi creyendo. La simbologa patrstica e iconogrfica ha interpretado este evento con la conceptio per aurem, que no es una expresin mtica sino una ilustracin eficaz del pensamiento agustiniano y todava anterior a Efrn, segn el cual la muerte entr a travs del odo de Eva, por esto la vida entr a travs del odo de Mara. En la Capilla de la paz de El-Baghat en Egipto (s. IV-VI), la Virgen aparece en la postura de una orante mientras una paloma en vuelo se le acerca al odo reclamando justamente el tema de la conceptio per aurem.

Como autntica discpula Mara habita en la palabra, que la acompaa toda la vida, segn la promesa de Jess: Si permanecen fieles a mi palabra sern verdaderamente mis discpulos (Jn 8,31). No ha llegado hasta nosotros su reaccin verbal despus de la invitacin implcita de Jess a formar parte de su comunidad ecumnica, constituida por la escucha de su palabra y poner en prctica la voluntad del Padre. Sobre todo su silencio se eleva altsimo al pie de la cruz, cuando el corazn es golpeado por la espada proftica y se encuentra totalmente inclinada para escuchar las palabras misteriosas de su Hijo, que le revelan una nueva maternidad en el renacimiento de los discpulos.

3.3.2. La concentracin cristolgica. Adems del reclamo preciso a la escucha como premisa para una fe autntica y obediente al divino maestro, Mara sensibiliza a los discpulos sobre el contenido de la fe cristiana, que no es un conjunto de verdades o prescripciones, sino, en primer lugar una persona: Jesucristo en sus misterios.

De esta manera el perfil espiritual de Mara consiste en una actitud que transforma la historia en conciencia, pero la historia tiene que ver con los acontecimientos de Cristo. En Mara contemplamos el icono eclesial de la sabidura que anticipa aquello que toda la Iglesia debe realizar: ser memoria de los misterios de Cristo e intentar comprenderlos y actualizarlos cada vez ms. Mara crece en sabidura en contacto con su Hijo, que la eleva del nivel de la sabidura humana al nivel superior de la sabidura del evangelio (Jn 2,4; Mc 3,33-35; Lc 11,27-28). Con modalidad discipular, ella entra cada vez ms en el diseo salvfico de Dios y adquiere lazos especiales con la Sabidura: se coloca entre los hijos de la Sabidura que comprenden el plan divino y justifican las obras de Jess Sabidura (cf. Lc 7,35). Como tal, Mara puede guiar a los fieles a la inteligencia del misterio de Cristo que sigue siendo para todos un enigma permanente.

Mara conduce a la consideracin de Cristo en el misterio de la encarnacin, que se ha actuado por obra el Espritu en ella y por medio de ella. Su espritu, como surge del Magnificat, est impregnado por la alabanza de Dios omnipotente, santo y misericordioso, que ha cumplido en ella el gran misterio de la concepcin virginal, fulcro innombrado pero claramente indicado por el cntico de Mara (Lc 1, 46-51). El Magnificat reenva a la anunciacin de la cual es un comentario potico-pneumtico, y llama a todos los que lo cantan con la Virgen a proclamar a Jess mesas davdico e Hijo del Altsimo, concebido por obra del Espritu. El Jess de Mara es relacional al Padre y al Espritu, sin los cuales permanece incomprensible. En Can, nuevo Sina de la alianza definitiva, Mara reconoce en Jess al Dios con nosotros, al cual es necesario darle la respuesta del esfuerzo por realizar todo aquello que nos dir.

Finalmente la Madre de Jess penetra en el misterio pascual, del cual ha tenido una experiencia anticipada en el triduo del hallazgo del Hijo en el templo donde pasa de la angustia a la alegra. Ella se trasforma en una llamada al misterio pascual del Seor, en particular al sacrificio de Cristo, que se renueva cada da en la celebracin eucarstica, porque Mara estaba presente en el Calvario sufriendo profundamente con su unignito y asocindose con nimo materno a su sacrificio (LG 58). El seguimiento de Cristo, al cual reclama Mara, se mueve hasta la inmolacin y el anonadamiento de s mismos segn el mandamiento de Cristo (Mt 16,24). Pero este anonadamiento es imposible fuera de la atmsfera de amor que caracteriza la nueva alianza. Por esto Mara es tambin una llamada al amor del Padre. Sus virtudes y su santidad reenvan a la benevolencia de Dios que la ha llenado de gracia (Lc 1, 28). Su vida es la de una discpula que responde con coherencia y amor a la palabra de Dios. Justamente Mara puede ser llamada la primera cristologa viviente, en cuanto ella enlaza los misterios de Cristo de la encarnacin a la ascensin y refiere necesariamente a los mismos.

Ejemplo de religiosa meditacin de tales misterios (cf. Lc 2, 19 e 51), la Virgen cumple una tarea providencial: abre tambin un camino nuevo y eficaz para penetrar en el misterio de Cristo. De hecho, la Virgen, segn el pensamiento conciliar, es como un prisma o un microcosmos que rene y reverbera los mximos datos de la fe (LG 65).

3.3.3. La koinona eclesial. El icono de la Madre de Jess en la asamblea pentecostal, como ama reproducirla la iconografa cristiana, restituye a los discpulos del Seor al gran bien evanglico de la comunin fraterna. De hecho las cuatro categoras de personas a la espera del Espritu, esto es, los once, las mujeres, Mara y los hermanos (Hch 1,14), estn unidos entre ellos por la perseverancia o asiduidad en la oracin, en una expresa actitud mediante el adverbio omothymadn que significa unnimemente o concordemente.

Este adverbio regresar en los otros tres sumarios de los Hechos (2,46; 4,24; 5,12) que lo especifican en el significado ms exacto:

La ilustracin ms eficaz de omothymadn (unnimemente) la encontramos en 4, 32 donde se afirma que la multitud de los creyentes era un solo corazn y una sola alma. omothymadn (unnimemente) se ha transformado, por decirlo as, en un trmino tcnico, incluso en una expresin estereotipada de la comunidad (H. W. Heidland). En este adverbio est condensado cuanto Pablo requiere a todos los creyentes: adquirir una mentalidad comn para que unnimes (omothymadn), con una sola boca glorifiquen a Dios (cf. Rm 15, 6). La concordia debe ser entendida as para tender a la realizacin y manifestacin de la unidad querida por Cristo (cf. Jn 17, 22). Esto se cumple sobre todo en la oracin y en la Eucarista.

La unanimidad pre-pentecostal en la oracin, que se hace unin profunda de los corazones, se explica mediante diversos principios que la originan y la conservan: el principio eucarstico, que rene a los convocados alrededor de la misma mesa y los hace un solo cuerpo y hermanos entre ellos; el principio pneumtico, que vence la dispersin bablica para hacer posible la comunicacin entre las diversas lenguas; el principio petrino, que se expresa en el ministerio y unifica en la enseanza apostlica; el principio mariano, porque la comunidad no slo est unida en el s de Mara a la alianza, sino que en ella encuentra a la madre de los discpulos revelada por Cristo crucificado, esto es, la Jerusaln que acoge y rene a sus hijos para hacerlos habitar en el templo de Cristo resucitado.

Mara es unnime con la comunidad de los orgenes en el amor, la oracin, en el testimonio de Cristo resucitado, en el partir el pan... Se podra agregar con H.U. von Balthasar que el elemento mariano en la Iglesia abraza al petrino sin pretenderlo para s, pero tambin que Mara reasume en s los otros elementos (Eucarista, Espritu Santo...), no en el sentido de sustituirlos, sino de indicarlos, dirigiendo a ellos y valorarlos.

3.3.4. El testimonio misionero. Motivo central de los Hechos de los Apstoles es el testimonio del Seor Resucitado, que concierne sobre todo a los doce (1,22; 10,39-42) pero se extiende a todos los miembros de la comunidad, que deben hacer lo mismo con su ministerio (diconos) y con sus carismas (glosolalia y profeca). Incluso si el icono de una Mara misionera es extrao al imaginario colectivo de los cristianos, sin embargo es conforme a los datos neotestamentarios que hacen de ella, naturalmente despus de Cristo consagrado y enviado al mundo (cf. Jn 10,36) y en comunin con los apstoles, la primera y ms alta expresin de la Iglesia evangelizadora.

En realidad, ya desde el anuncio del ngel, emerge que la consagracin-vocacin de Mara fue ordenada esencialmente a la maternidad mesinica (cf. Lc 1,30-33). Lo cual no significa que la misin de la Virgen Madre se haya limitado a dar a luz al Salvador, ya que en la visitacin ella como protomisionera anticipa a la Iglesia en la dinmica consagracin en el Espritu-misin apostlica. Cubierta y consagrada por el Espritu (cf. Lc 1,35), Mara se pone en viaje hacia la Judea llevando en su seno al Salvador anticipo del gran viaje de Jess hacia Jerusaln (cf. Lc 9,51; 19,28); viaje misionero y salvfico en cuanto el saludo de Mara provoca la efusin carismtica del Espritu sobre Isabel que discierne en la joven prima a la Madre del Seor, sobre Juan que se sobresalta de alegra en la presencia del Mesas, sobre la misma Mara de cuyo corazn desborda el cntico pneumtico del Magnficat.

En pentecosts el Espritu desciende sobre Mara y sobre los otros miembros de la comunidad de Jerusaln, los consagra y los hace testigos de Cristo resucitado. Tambin la Madre de Jess es parte de aquellos todos que fueron colmados por el Espritu Santo y comenzaron a hablar en otras lenguas como el Espritu les permita expresarse (Hch 2,4). La exgesis descubre en este fenmeno de las lenguas una cierta familiaridad con el carisma de la glosolalia frecuente en los orgenes de la Iglesia (ver 10,46; 11,15; 19,6; 1Cor 12-14; cf. Mc 16,17) [...] La glosolalia utilizaba palabras derivadas de lenguas extranjeras.

No debemos encontrar dificultad en ver a Mara en medio del grupo de los orantes dejarse conducir por el Espritu a dar testimonio y alabar a Dios mediante un lenguaje pre-racional en contacto con el misterio divino. Ciertamente la glosolalia como recuerda Pablo dice por inspiracin cosas misteriosas que necesitan ser interpretadas; por eso quien habla con el don de lenguas, rece para poder interpretarlas (1Cor 14,2.13). Este intrprete puede ser el profeta (1Cor 14,5).

Ahora bien, Mara aparece entre los discpulos como gloslala y profetisa, no slo a causa del Magnficat considerado como signo de su profunda espiritualidad bblica, sino porque como sostiene Pedro en su discurso a la multitud segn la profeca de Joel el Espritu se infunde sobre Mara y sobre las otras mujeres hacindolas capaces, a la par de los hombres, de profetizar: Yo infundir mi Espritu sobre toda persona; vuestros hijos y vuestras hijas profetizarn [...]. Y tambin sobre mis siervos y sobre mis siervas en aquellos das infundir mi Espritu y ellos profetizarn (Hch 2,17-18). La profeca post-pentecostal indica la historia de la salvacin que se concentra en la resurreccin de Jess, pero tambin anuncia el da de su regreso, provocando en los oyentes la invocacin del nombre del Seor y por lo tanto la salvacin (cf. Hch 2,20-21).

4. Interpelaciones de Mara discpula del seor

De los datos ofrecidos por la tradicin eclesial a partir del NT acerca del discipulado de Mara, pasemos a recoger las interpelaciones que bajo este aspecto provienen de la Madre de Jess.

4.1. Principio primero de la mariologa?

Una primera interpelacin es dirigida a la mariologa que ha ignorado prcticamente el ttulo de discpula del Seor, concentrando excesivamente el discurso sobre Mara como Madre de Dios. Entonces la ventaja del subrayado y del desarrollo de tal ttulo consiste en el acercar mayormente a la Virgen a nuestra condicin de discpulos del nico Seor. Mara aparece como una de nosotros, plenamente inserta en la comunidad eclesial, acomunada en la escucha de Jess, en la fe en l y en el comportamiento de vida segn sus enseanzas. La valoracin del acontecer terreno de Mara viene al encuentro de las exigencias de nuestros hermanos y hermanas reformados, que con Lutero prefieren verla situada delante de Dios como su perfecta adoradora y no delante de nosotros.

Ya que el ttulo de discpula atribuido a Mara est fundado sobre los evangelios, ste debe ser aceptado ecumnicamente, venciendo las dificultades que Garca Paredes encuentra en campo catlico: Hablar de Mara como de la perfecta seguidora y discpula de Jess puede resultar extrao para cuantos, segn la tradicin teolgica, estn habituados a comprender la relacin entre Mara y Jess en base a la clave de la maternidad. El mismo autor pone el problema de si no sea el caso de proponer el discipulado mariano como primer principio o ncleo organizador del tratado mariolgico:

Se dice tradicionalmente que el principio fundamental de la mariologa es la maternidad divina, en la cual se condensa y de la cual deriva todo aquello que se puede decir teolgicamente sobre Mara. Sin embargo, sobre la base de los ms recientes estudios exegticos acerca de la figura de Mara en el NT, algunos telogos proponen como paradigma ms actual de la mariologa su ser discpula perfecta. [..] El paradigma de Mara perfecta discpula y seguidora de Jess, ahora propuesto, es la clave para entender unitariamente todas las verdades eclesiales sobre Mara. En este paradigma adquiriran, para nosotros, un sentido todos los atributos marianos.

Nos parece que la cuestin no est correctamente presentada. De hecho, quien hoy habla de principio primero o fundamental, muestra su anclaje en el mtodo deductivo, sustitudo en la OT 16 por la estructuracin histrico-salvfica. En realidad W. Beinert, citado por Garca Paredes, presenta su propuesta de un modo ms articulado y aceptable:

La bsqueda de un principio fundamental como eslabn lgico sobre el cual edificar esta disciplina ha quedado sin resultado. En cambio, se revela fructuosa, la idea de un paradigma como principio hermenutico normativo, que consienta poder ver los datos de la tradicin bajo un aspecto unitario y ayude a la teloga y a la Iglesia a mantenerse en la actitud de la Madre de Cristo. En este sentido el pleno discipulado de Mara hacia Cristo permite igualmente el desarrollo de nuevos impulsos en el seguimiento del Seor.

En esta lnea, pensamos que nada impida asumir el discipulado como esquema de comprensin del caso de Mara, sin pretensin de sistematicidad orgnica y completa. Tarea ardua aquella de unir con el discipulado todas las prerrogativas marianas con sus reclamos a la protologa (Inmaculada) y a la escatologa (Asunta), a la cristologa (siempre Virgen Madre de Dios) y a la eclesiologa (tipo de la Iglesia), pero ciertamente fructuosa en orden a la percepcin del nexus mysteriorum.

7.2. Hacer memoria de Mara discpula

En mbito vital es todava ms fructuoso hacer memoria de Mara discpula, no en el sentido de un puro recuerdo intelectual o de una nuda commemoratio, sino de una actualizacin de la misma mediante la concientizacin de su valor frecuentemente sedimentado y sin influjo en la vida, y sobre todo, mediante su celebracin litrgica. Se trata de recorrer dos itinerarios: el primero parte de la vida y cultura actual y llega a Mara discpula, tal como es presentada por los evangelios; el segundo parte del acontecimiento discipular de la Virgen como parte integrante del misterio de la vida de Cristo maestro y lo actualiza insertndolo en el rito litrgico mandado por Jess. En el primer movimiento nosotros intentamos hacernos contemporneos de Mara en su seguimiento del Hijo, en el segundo movimiento Mara en plena comunin con Cristo se hace nuestra contempornea.

Pensar en Mara como discpula responde a una exigencia para la Iglesia interpelada hoy a vivir la hora del seguimiento. En realidad recuerda nuestros orgenes, porque es considerada, y lo fue realmente, iglesia naciente. En ella comenzamos a existir como comunidad de fieles y seguidores. Mara es saludada como miembro excelente de la Iglesia, su prototipo y modelo eminente en la fe y en la caridad (LG 53). Mara concentra en s la utopa de los orgenes, es la Nueva Eva que hace de modelo de la Iglesia. Adems hacer memoria de Mara es particularmente significativo para la Iglesia porque en ella encuentra un estilo de seguimiento de Cristo que se contradistingue por la coherencia y la fidelidad. Sobre todo, aprendemos de Mara a meditar en el corazn el Misterio de Cristo, a crecer en su conocimiento vital y a testimoniarlo en la alabanza y la profeca.

En cuanto a la actualizacin litrgica, Pablo VI ha recordado que en la liturgia, la Iglesia asume a Mara como modelo espiritual con el cual celebrar y vivir los divinos misterios (MC 16). En particular, la liturgia busca inspirarse en la Virgen de la escucha, que acoge la palabra de Dios con fe, cuando con fe escucha, acoge, proclama, venera la palabra de Dios, la dispensa a los fieles como pan de vida y a su luz escruta los signos de los tiempos, interpreta y vive los eventos de la historia (MC 17).

El aspecto especfico del discipulado de Mara, aqu implcitamente resumido, se hace explcito en el formulario n. 10 titulado Santa Mara discpula del Seor, perteneciente a la Collectio missarum de beata Maria Virgine promulgada el 15 de agosto de 1986. Colocado en el tiempo de cuaresma, el formulario profundamente original y rigurosamente unitario, celebra a la Virgen como modelo de escucha de la palabra de Dios. En su conjunto, el formulario constituye una excelente exposicin en clave litrgica del dinamismo a travs del cual el discpulo vive de la Palabra: la escucha, la acoge y conserva en su corazn, la pone en prctica y ayudado por la fuerza del Espritu, la hace fructificar. En el centro del formulario est la palabra de Dios como palabra de salvacin, que Mara custodia en su intimidad, como recita la antfona de entrada: T bienaventurada Mara, que acogiendo el anuncio del ngel, has llegado a ser Madre del Verbo; t bienaventurada, que meditando en el silencio del corazn las palabras celestes has llegado a ser discpula del divino Maestro. El prefacio, de sabor agustiniano, privilegia el discipulado por sobre la maternidad: Todas las gentes la proclaman bienaventurada, porque en su seno pursimo llev tu Hijo unignito; y todava ms la exaltan, porque fiel discpula del Verbo hecho hombre, busc constantemente tu voluntad y la cumpli con amor. Este aspecto a ser actualizado en la vida est formalizado en la oracin colecta:

Seor Dios nuestro, que has hecho de la Virgen Mara el modelo de quien acoge tu palabra y la pone en prctica, abre nuestro corazn a la bienaventuranza de la escucha y con la fuerza de tu Espritu haz que nosotros tambin lleguemos a ser lugar santo en el que se cumpla hoy tu palabra de salvacin.

El objetivo de la celebracin sigue siendo la experiencia del misterio que pasa a travs del lenguaje del rito y busca vivir en profundidad el misterio mismo porque si la celebracin del misterio no constituye un verdadero momento de crecimiento; si la misma no se hace una experiencia de fe y de vida que se vuelca inmediatamente en la existencia cotidiana ... no logra el objetivo para el cual fue puesta en acto.

4.3. Vivir con Mara como discpulos del Seor

Si el seguimiento es un principio estructurante y jerarquizante de toda la vida cristiana, segn el cual se pueden y se deben organizar todas las otras dimensiones de tal vida, Mara es una ayuda preciosa para entenderla y realizarla. Como discpula radical y fiel de Cristo, ella representa un acercamiento funcional a tal seguimiento. Tanto que, Mara nos hace apuntar no a un seguimiento material de Jess, imposible para nosotros, y ni siquiera sobre un discipulado itinerante que no puede ser abrazado por todos. Ella apunta a los valores fundamentales y permanentes: Mara es un discpulo, no en el sentido histrico de haber acompaado a Jess durante su ministerio, sino en el sentido existencial de haber escuchado la palabra de Dios y actuado en consecuencia.

Para asimilar tales valores es conveniente aplicar al discipulado la doctrina conciliar que invita a contemplar e imitar a Mara, modelo de virtud (LG 65), como exigencias de la Iglesia que quiere realizar fielmente la misin que Dios le ha confiado.

Contemplar a Mara no es una exclusividad de los santos y de los msticos. Pensar en ella como primera y perfecta discpula del Seor es posible y un deber para cada cristiano.

Mara es fragmento significativo y transparente de la trama histrico-salvfica tejida por Dios en el Antiguo Testamento, que asume la mxima intensidad en Cristo, para luego reproducirse en la Iglesia. Contemplando a Mara conocemos la historia de la salvacin en sus dinamismos ms ntimos y por lo tanto percibimos a Dios que se manifiesta en ella.

En particular Mara como un espejo refleja nuestra vocacin esencial a ser como discpulos de Cristo, sin condiciones y fielmente. Este conocimiento de Mara florece en el clima de oracin bajo la accin iluminadora del Espritu Santo, que conduce a la Iglesia hacia la plenitud de la verdad (cf. Jn 16,12). En la meditacin, ms que en el estudio tcnicamente esforzado, la admiracin hacia Mara discpula de Cristo se transforma en dilogo y se hace dinamismo y vida: la Virgen deja de ser, por decirlo de alguna manera, un objeto para llegar a ser una persona viviente, que sigue al Hijo de la encarnacin a la ascencin, y por lo tanto, puede introducir a la ntima comunin con l y en el Espritu con el Padre, y hacer de gua para el encuentro con los hermanos.

Imitar a Mara es la consecuencia de quien ha reconocido el carcter ejemplar de su vida y de su testimonio de discpula. La idea de imitacin no debe ser tomada en el sentido de una reproduccin mecnica, servil y despersonalizante de los actos del modelo. La verdadera imitacin de Mara, como la de Cristo, consiste en reproducir el orden interno de su vida en una situacin siempre nueva y diversa de persona a persona. En trminos bblicos, imitar a Mara es caminar con ella y seguirla en el sentido de adoptar su gnero de vida toda proyectada hacia Cristo, nico maestro y hacia el anuncio misionero. El cristiano que mira a Mara discpula, comprende que el apostolado tiene un carcter materno. Ello es de hecho, respuesta activa a la iniciativa paterna de Dios en la regeneracin de los hombres, que se ejercita con vivo sentido de bondad, misericordia, indulgencia y delicadeza y que incluye esfuerzos, sufrimientos, sacrificio. San Pablo se compara con una madre que da a luz a los hijos e imprime en ellos los rasgos de Cristo (Gal 4, 19). En esta lnea se comprende la recomendacin del Concilio: Incluso donde en su obra apostlica, la Iglesia justamente mira a aquella que engendr a Cristo ... La Virgen, de hecho, en su vida fue modelo de aquel amor materno, con el cual tienen que ser animados todos aquellos que en la misin apostlica de la Iglesia cooperan en la regeneracin de los hombres (LG 65). Cada cristiano es llamado a hacer propia la actitud de Mara para animar maternalmente su apostolado y para traducir en la propia situacin la fecundidad virginal de la Iglesia.

Podemos concluir con el card. Dionigi Tettamanzi:

Ha llegado la hora del seguimiento y del testimonio. Para estar, como cristianos, a la altura de la hora que estamos viviendo, se requiere de nosotros asemejar cada vez ms a Mara discpula, buscando inspirar nuestra vida [...] en el estatuto discipular que ella nos ha dejado.

Bibl. - A. Amato, Maria, la Theotkos, discepola educatrice di Cristo e dei cristiani nella riflessione teologico-sistematica, in M. Farina-M. Marchi (ed.), Maria nelleducazione di Ges Cristo e del cristiano. 1. La pedagogia interroga alcune fonti biblico-teologiche. Atti del seminario di studio promosso dalla Pontificia Facolt di scienze delleducazione Auxilium, Roma, 14-15 dicembre 2001, Roma 2002, 61-83; P.J. Bearsley, Mary the Perfect Disciple: a Paradigm for Mariology, in Theological Studies 41 (1980) 461-504; A.M. Calero, Maria: de Madre a discipula, in EstMar 64(1998)415-453; J.L. Espinel, Mara como discpula responsable y fiel en el evangelio de S. Lucas, in La figura de Mara. Primer simposio de teologa y evangelizacin, Salamanca 1985, 185-192; J.C.R. Garca Paredes, maria nella comunit del regno. Sintesi di mariologia, Citt del Vaticano 1997, 178-198; Id., Mara primera discipula y seguidora de Jess, in EphMar 47(1997)35-56; G. Leonardi, Apostolo/discepolo, in NDTB 106-123; A. Martnez Sierra, Maria, discipula del Seor, in EstMar 63(1997)203-217; G.M. Masciarelli, La discepola. Maria di Nazaret beata perch ha creduto, Citt del Vaticano 2001; P. Nepper-Christensen, mathets, scolaro discepolo, mathteu, fare discepolo; pass. divenire discepolo, in H. Balz-G. Schneider (ed.), Dizionario esegetico del Nuovo Testamento, Brescia 2004, 240-246; G.P. Peron, Seguitemi! Vi far diventare pescatori di uomini (Mc 1,17). Gli imperativi di Ges ai discepoli come elementi di un loro cammino formativo, Roma 2000; A. Queralt, Maria prima discepola, Quaderni mariani 2, Roma 1986; K.H. Rengstorf, mathets, in GLNT 6(1970)1121-1238; S. Silva Retamales, Discpulo de Jess y discipulado segn la obra de san Lucas, Bogot 2005.

Cf. El clebre artculo de B. Croce, Perch non possiamo non dirci cristiani, en Scritti di varia filosofia, I, Bari 1945, 11-23.

J.B. Metz, Las rdenas religiosas. Su misin en un futuro prximo como testimonio vivo del seguimiento de Cristo, Barcelona 1978, 38.

J.C.R. Garca Paredes, Mara primera discipula y seguidora de Jess, en EphMar 47(1997)35.

As lo afirma A. Martnez Sierra, Maria, discipula del Seor, en EstMar 63(1997)203.

J.A. Fitzmyer, Luca teologo. Aspetti del suo insegnamento, Brescia 1991, 98 (cf. cap. V: Il discepolato negli scritti lucani).

K.H. Rengstorf, mathets, en GLNT 6(1970)1161.

El vocablo se aplica solamente a hombres, dada la posicin de la mujer en el tardo judaismo donde ella ocupa, en el plano religioso, un puesto inferior, de tal modo que la enseanza y el aprendizaje de la religin no son para ella (Rengstorf, mathets, 1168).

Rengstorf, mathets, 1164.

Segn la suma del cmputo de G. Leonardi, Apostolo/discepolo, in NDTB 115, que as reparte las presencias de mathets: 45 veces en Mc, 71 en Mt, 38 en Lc, 78 en Jn... en Hch 28 veces.

Rengstorf, mathets, 1187 e 1197.

Cf. A. Destro-M. Pesce, Ges, sua Madre, i fratelli e i suoi discepoli nel vangelo di Giovanni, en L. Padovese (ed.), Atti del III simposio di Efeso su S. Giovanni apostolo, Roma 1993, 49-82.

B. Amata, Parentela e discepolato. Rilettura patristica di Mt 12,46-50 e par., en Theotokos 2(1994)325.

El discipulado, en sentido inverso del menos al ms, se distingue igualmente en tres zonas siempre ms amplias: un primer ncleo estaba constituido por l mismo [Ges] y sus seguidores ms cercanos que compartan la itinerancia, una segunda franja de seguidores sedentarios, un tercer mbito, mucho menos organizado y ms fluctuante, era aquel de la muchedumbre o de los simpatizantes que ocasionalmente o intencionalmente se reunan en momentos y lugares precisos (Destro- Pesce, Ges, sua Madre, i fratelli e i suoi discepoli nel vangelo di Giovanni, 49).

Es la distincin que hace G. Leonardi, Quattro componenti principali nellorditura letteraria e narrativa di Luca, en Credere oggi 20(2000)n. 119-120, 52-55.

Rengstorf, mathets, 1230.

R.E. Brown et alii (ed.), Maria nel NT, Assisi 1985, 307.

Es la distincin que hace G. Leonardi, Quattro componenti principali nellorditura letteraria e narrativa di Luca, en Credere oggi 20(2000)n. 119-120, 52-55. Garca Paredes precisa la posicin de Mara: Mara puede ser llamada discpula de Jess en el primer significado que hemos indicado. No ha seguido literalmente a Jess como discpula ni resulta que Jess se lo haya pedido. Mucho ms, formaba parte del grupo de los discpulos domsticos, aquellos que permanecan en casa y all esperaban y proclamaban en reino de Dios entre los propios vecinos (J.C.R. Garca Paredes, maria nella comunit del regno. Sintesi di mariologia, Citt del Vaticano 1997, 184).

De manera similar Mara contina yendo a Jerusaln para la pascua, como era su costumbre (Lc 2,41), y participa con las otras mujeres que seguan a Jess a la celebracin de la cena del Seor.

En el v. 32 la condicin de hijo del Altsimo est en relacin con la entronizacin mesinica de Jess; en el v. 35 la filiacin divina est unida a su nacimiento, por obra del Espritu, de la Virgen (A. Valentini, Editoriale, en Theotokos 4[1996]288). El paralelo de este doble nivel se encuentra en Rm 1,3-4: Nacido de la estirpe de David segn la carne, constituido Hijo de Dios, con potencia, segn el Espritu de santidad de la resurreccin de los muertos. Tambin el anlisis retrico llega a este resultado: Encuentra as una expresin narrativa la afirmacin de la filiacin divina de Jess, de su divinidad, confirmada de maneras diversas en tantos otros lugares del Nuevo Testamento (R. Meynet, Il vangelo secondo Luca. Analisi retorica, Bologna 22003, 53). En el mismo sentido R.E. Brown, La nascita del Messia secondo Matteo e Luca, Assisi 1981, 418; G. Ross, Il vangelo di Luca. Commento esegetico e teologico, Roma 31992, 57.

Entre tantos estudios del autor, cf. Al menos A. Serra, Lannunciazione a Maria (Lc 1,26-38). Un formulario di alleanza?, en Parole di vita 25(1980)3, 6-10.

R. Schrmann, Il vangelo di Luca. Parte prima, Brescia 1983, 170.

J. Galot, Marie, premire dans la foi, en Esprit et vie 97(1987)386.

Lo que el evangelista describe en Lc 1,38 corresponde a la definicin del discpulo ideal que l ve realizado en la madre de Jess. Lucas permanece fiel a esta imagen de Mara en el resto de su evangelio (Lc 8,19-21; 11,27-28), insertndola siempre entre aquellos que escuchan la palabra de Dios y la ponen en prctica (Lc 8,21; cf. Dt 30,14) (Ross, Il vangelo di Luca, 59).

En 1986 los Siervos de Mara proponen, junto a la enunciacin tradicional de los siete dolores, un nuevo formulario estructurado sobre la base de la categora bblica del rechazo, de profunda valencia teolgica y tan presente en la vida de Jess: nace en el pesebre (Lc 2,1-7), signo de contradiccin (Lc 2,22-35), perseguido por Herodes (Mt 2,13-18), rechazado por los nazaretanos (Lc 4,28-29), arrestado por los sumos sacerdotes y abandonado por los discpulos (Mt 26,47-56), muere en la cruz (Jn 19,25-27), perseguido en sus discpulos (Hch 12,1-5). Cf. Corona dellAddolorata. Celebrazione della Compassio Virginis, Romae 1986, n. 65.

R. Meynet, Pace in terra agli uomini che egli ama. Una lettura di Lc 2,1-20, in in W. DallAglio - E. Vidau (ed.), La Madre di Dio per una cultura di pace, Atti del 10 colloquio internazionale di mariologia, Parma 19-21 aprile 2001, Roma 2001, 46-47.

No solo respecto al Benedictus, sino tambin en relacin al Magnificat, el universalismo del Nunc dimittis es notable: en este breve cntico est presente una teologa ms desarrollada y una perspectiva universal en armona con la concepcin lucana de la salvacin que no se encuentra en el cntico de la Virgen (A. Valentini, I cantici di Lc 1-2 nel contesto dellopera lucana, en G. Leonardi-F.G.B. Trolese [ed.], San Luca evangelista testimone della fede che unisce. Atti del congresso internazionale, Padova, 16-21 ottobre 2000, I, Padova 2002, 388)

Acerca de la espada profetizada a Mara, la exgesis registra varias interpretaciones: duda de fe (Orgenes), palabra de Dios (Ambrosio), pasin (Agustn), el sufrimiento proveniente de la oposicin a Jess (Schrmann, Valentini). Cf. El anlisis de las distintas posiciones en A. Valentini, Editoriale, en Theotokos 6 (1698) 3-16. Todo el nmero de la revista est dedicado a una espada atravesar tu vida en perspectiva interdisciplinar.

El texto griego da a entender que Mara est de parte de Jess e incluida en su suerte: l es [...] signo de contradiccin y tambin a ti una espada te atravesar el alma para que sean revelados los pensamientos de muchos corazones (Lc 2,34-35). Cf. A. Valentini, Il secondo annuncio a Maria (RM 16), en Mar 50(1988)205-307.

Cf. La imgen existencial de Mara segn R. Guardini, en S. De Fiores, Maria nella teologia contemporanea, Roma 31991, 69-73.

Este sentido local corresponde a la expresin griega einai en tois, que nunca tiene un sentido activo (como atender a los asuntos del Padre). As R. Laurentin, Jsus au temple. Mystre de Pques et foi de Marie en Luc 1-2, Paris 1966, 47-72. Otros autores, entre los cuales J. Dupont, an sosteniendo fundamentalmente el sentido local, juzgan la frmula intencionalmente ambigua y abierta a un sentido ms amplio, esto es, el involucrarse de Jess en los designios del Padre. Cf. A. Valentini, La rivelazione di Ges dodicenne al tempio (Lc 2,41-52), en Estudios biblicos 50(1992)288-290. 261-304; L. Mazzinghi, Perch mi cercavate? Non sapevate che io devo occuparmi delle cose del Padre mio?, en E.M. Toniolo (ed.), Maria e il Dio dei nostri padri, Padre del Signore nostro Ges Cristo. Atti del XII Simposio internazionale mariologico (Roma, 5-8 ottobre 1999), Roma 2001, 187-219.

Y no sin motivo es encontrado despus de tres das en el templo [...] y esto deba demostrar que, tres das depus de su pasin de triunfador, l, resucitado, se habra presentado a nuestra fe en su trono celestial... (Ambrogio, Esposizione del vangelo secondo Luca 2,63, TMPM 3, 190).

Cf. R. Laurentin, Qu ensea sobre Mara el hallazgo de Jess en el templo? (Lc 2,41-52), en A. Aparicio Rodriguez (ed.), Mara del evangelio. Las primeras generaciones cristianas hablan de Mara, Madrid 1994, 220.

Per questo versetto cf. il noto studio di A. Serra, Sapienza e contemplazione di Maria secondo Luca 2,19.51B, Roma 1982.

F.M. Braun, La Mre des fidles. Essai de thologie johannique, Tournai-Paris 21954, 57-62.

Es Bundy, por ej., quien afirma el as llamado hecho histrico segn el cual Jess ha iniciado y continuado la obra de su ministerio pblico sin la ayuda y la simpata de la propia familia (W.E. Bundy, Jesus and the First Three Gospels, Cambridge-Mass. 1955, 217) Y Taylor confirma la razn: ningn narrador primitivo habra afirmado que la familia de Nazaret consideraba a Jess fuera de s y que habra ido a recuperarlo, si esto no fuese correspondido por la verdad de los hechos (V. Taylor, Marco. Commento al vangelo messianico, Assisi 1977, 249).

M. Bordoni, Maria madre e sorella in cammino di fede, en Theotokos 2(1994)380-381

Cf. K. Kertelge, Lepifania di Ges nel vangelo di Marco, in Introduzione letteraria e teologia al NT, Roma 1982, 273.

A. Serra, Bibbia, en NDM 237.

Bordoni, Maria madre e sorella in cammino di fede, 378-379.

O. Tini, La fraternit e la famiglia di Ges in Mc 3,31-35, Roma 2003, 45.

Tini, La fraternit e la famiglia di Ges, 46-47.

Tini, La fraternit e la famiglia di Ges, 47-48.

Tini, La fraternit e la famiglia di Ges, 48.

Destro-Pesce, Ges, sua Madre, i fratelli e i suoi discepoli nel vangelo di Giovanni, 51.

Destro-Pesce, Ges, sua Madre, i fratelli e i suoi discepoli nel vangelo di Giovanni, 50 nota 3.

Destro-Pesce, Ges, sua Madre, i fratelli e i suoi discepoli nel vangelo di Giovanni, 55.

Destro-Pesce, Ges, sua Madre, i fratelli e i suoi discepoli nel vangelo di Giovanni, 57-58.

Destro-Pesce, Ges, sua Madre, i fratelli e i suoi discepoli nel vangelo di Giovanni, 58.

Destro-Pesce, Ges, sua Madre, i fratelli e i suoi discepoli nel vangelo di Giovanni, 66.

Destro-Pesce, Ges, sua Madre, i fratelli e i suoi discepoli nel vangelo di Giovanni, 71.

La frase precedente en la misma pgina explica: El evangelista parece presentar una accin dividida en dos tiempos: en primer lugar la negacin (vayan ustedes a esta fiesta, yo no voy, permaneci en Galilea 7,8-9); en un segundo momento, la ejecucin de la sugerencia de los hermanos, pero con modalidades y objetivos divergentes: habiendo ido sus hermanos a la fiesta, fue tambin l, no abiertamente, sino ocultamente (7,10). La escena presenta un cruce interesante que reclama aqul de Can, e incluso el evangelio de los Nazarenos (Destro-Pesce, Ges, sua Madre, i fratelli e i suoi discepoli nel vangelo di Giovanni, 73).

M. De Goedt, Un schma de rvlation dans le quatrime vangile, en New Testament Studies 8(1962)142-150; Id., La mre de Jsus en Jean 19,25-27, en Kecharitomne. Mlanges Ren Laurentin, Paris 1990, 207-216; Id., En Marie, Sion devient mre de la nouvelle cration inaugure par le Christ, en Aa. Vv., Marie, fille dIsrael, fille de Sion, Paris 2003,85-95.

Destro-Pesce, Ges, sua Madre, i fratelli e i suoi discepoli nel vangelo di Giovanni, 76-77.

Destro-Pesce, Ges, sua Madre, i fratelli e i suoi discepoli nel vangelo di Giovanni, 78.

A. Serra, Dimensioni ecclesiali della figura di Maria nellesegesi biblica odierna, en Id., E cera la Madre di Ges... (Gv 2,1). Saggi di esegesi biblico-mariana (1978-1988), Cernusco (MI) - Roma 1989, 337.

I. de la Potterie, Maria nel mistero dellalleanza, 41. Con acentuacin diversa otro exgeta afirma: La narracin de Lc 1,2