Tango y Cultura Popular N° 160

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Recordando editoriales: Kepler y Gardel Poema Dios y yo Nota Los cafés de la calle Corrientes Videos Ánima Buenos Aires Febrero 2016 Rosario La milonga del Playón Alberto Castillo el cantor de los 100 barrios porteños Sobre la esencia del tango Notas Los clichés del tango Desde Rumania: Cómo el tango cambió mi vida 19 19 160 31 TANGO y Cultura Popular Videos - Libros - Música y mucho más en este número

Transcript of Tango y Cultura Popular N° 160

Recordando editoriales:

Kepler y Gardel

PoemaDios y yo Nota

Los cafés de la calle Corrientes

VideosÁnima Buenos Aires

Febrero 2016

RosarioLa milonga del Playón

Alberto Castillo el cantor de los 100 barrios porteños

Sobre la esencia del tango

Notas

Los clichés del tango

Desde Rumania:

Cómo el tango cambió mi vida

1919

Nª160

31

T A N G O y Cultura Popular

Videos - Libros - Música y mucho más en este número

SEGUINOS EN:

En este número:Editorial El Tango y las emociones 4Héctor Negro 6Dios y yo (poema) 7Recordando editoriales: Kepler y Gardel 8Desde Rumania: Cómo el tango cambió mi vida 12Videos Documentales / Testimonios:Alberto Castillo el cantor de los 100 barrios porteños 19 Ánima Buenos Aires 19Los clichés del tango 20Genocidio cultural 26Milongas en Rosario 31Los cafés de la calle Corrientes 32Sobre la esencia del tango 42El Mocho 44Libro - CD Fantasmas del Maldonado 45

Desde el 2000

DIRECCIÓN:Ricardo Schoua

TEMA MUSICAL DE FONDO: BailtangoAUTOR: Pepe Motta

INTÈRPRETE: Pepe Mota Quartet ILUSTRACIÓN CONTRATAPA: Dibujo de Hermenegildo Sábat,

de su libro Pichuco (editado por EUDEBA).COLABORADORES:

Ángel Mario Herreros

DISEÑO: Adriana Rolón

PARA COMUNICARTE CON [email protected]

www.tycp.com.ar- Tel: (0341) - 4355629

ROSARIO - SANTA FE - ARGENTINA

Revista Tango y Cultura Popular Las notas firmadas no reflejan

necesariamente la opinión del editor.

SEGUINOS EN:

El Tango y las emocionesEditorial

La creciente presencia del tango en el mundo tiene, a mi juicio, como eje al baile, aunque el tango es un todo del que forman parte indivisible la música y la letra.

Conviene aclarar que mi punto de vista es el de un bailarín aficionado, poco afecto a los dictados de la técnica, especialmente cuando se exagera su utilización, y a los reglamentos de la milonga.

Pienso que el baile es el que marca la diferencia con otras músicas y es lo que más atrae y conquista a gente de distintos pueblos. Me refiero al baile social y no a lo que se denomina “tango de escenario”. Esto se explica por la capacidad que brinda de expresar nuestras emociones, al potenciar lo que la música nos transmite. Y, sobre todo, la posibilidad de compartir esas emociones.

Aquí el término compartir tiene un sentido muy amplio, porque no solo uno comparte con su pareja, de distinta forma y con distinta intensidad según la conexión que se de entre los dos, sino que es posible transmitir lo que ambos sienten a aquéllos que contemplen el baile, sobre todo si se trata de una exhibición.

Últimamente están de moda las neurociencias cognitivas, que estudian como procesa el cerebro las emociones y como se expresa en la práctica social, de qué manera percibimos lo que sienten otras personas. Muchas de nuestras respuestas emocionales son manejadas por el cerebro por medio del Sistema Nervioso Autónomo (SNA), es decir que no son conscientes.

Resulta que hay gestos que expresan emociones primarias, como la risa, la tristeza, el miedo, el asco, el susto, que son universales: son iguales en absolutamente todas las civilizaciones.

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En ellos intervienen algunos músculos de la cara que no podemos manejar a voluntad, sólo los maneja el SNA. Por eso podemos reconocer una sonrisa falsa.

Y sentimos empatía, comprendemos y compartimos los sentimientos de otras personas, con solo mirarlas.Cuando niños nos expresamos con espontaneidad pero, a medida que crecemos, vamos incorporando reglas sociales que reprimen este tipo de expresiones y nos inducen a fingir. Son limitaciones que, en

lo profundo, nos hacen daño, mayor o menor según sea nuestra personalidad y nuestro grado de aceptación.

El gran atractivo del baile del tango es que nos permite liberarnos y mostrarnos tal como somos, siempre y cuando comprendamos que no es algo que se puede aprender mecánicamente. No se trata de coleccionar pasos o coreografías. Es determinante disfrutar de la música y dejarse llevar por ella. Y lo que hagamos será distinto cada vez, dependerá de nuestro estado de ánimo, de la conexión con nuestra pareja y de

su propio estado de ánimo, del ambiente que nos rodee… Todo este sentimiento no se puede coreografiar, por eso a veces nos asombra la destreza de unos bailarines, pero no nos emociona.

He tratado de explicar lo que experimento personalmente. Posiblemente algunos acuerden y otros no piensen lo mismo, pero así es el tango y todo lo que se mueve por su influjo.

¡Feliz Año Nuevo! ¡Gracias a todos! ¡Hasta el próximo número!

Ricardo Schoua

Te invito a pasear por nuestro colorido portal de tango y a escuchar la más cuidada selección musical.

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Héctor NegroPoco después de la aparición de nuestro número anterior, nos enteramos del fallecimiento del querido Héctor Negro. En dicho número habíamos publicado un poema y una nota que le pertenecen. En la presente edición queremos extender nuestro homenaje a este gran amigo, a quien no pudimos tener el gusto de conocerlo personalmente. Hace unos años, nos había concedido el honor de ocuparse de nosotros en su blog. Lo recordamos:

Hemos recibido por vía electrónica el Nº 116 de la revista “Tango y Cultura Popular” con la que generosamente nos distinguen sus hacedores desde hace muchos invalorables números. Y no quiero dejar de mencionar a su director, Ricardo Schoua, que con tanta idoneidad, sentido común y fervor y

conocimientos tangueros pilotea tan elogiable emprendimiento.Deseo insertar este reconocimiento en este blog porque son muchas

las razones que me hacen recibir este envío con sumo beneplácito. Su valioso y ponderable material informativo; sus ilustrativas y sabrosas notas, reportajes y semblanzas; su información sobre el tango en el exterior; la apertura de sus páginas a toda opinión sensata aunque a veces no sea coincidente con la de la propia revista…; en fin son muchas las razones que me permiten celebrar cada aparición. Pero

quiero destacar por sobre todo, la presencia y el sostenimiento de una línea en relación con el género, que se remite a sus raíces y exhibe una apertura hacia las nuevas experiencias e intentos renovadores, sin conceder por eso la aceptación de cualquier intento que desvirtúe o desvíe lo que llega a caracterizar esa esencia, que por cambiante con el tiempo, sabe responder siempre a cada tiempo.Mucho más podría agregar sobre este emprendimiento, que por experiencia sé que

está construido sobre trabajo, esfuerzo y pasión, sumados a un conocimiento cabal de nuestro querido Tango. Pero a veces las palabras no alcanzan o no abarcan lo que uno pondera y siente. Sólo puedo agregar que quienes tengan oportunidad de acceder a esta publicación electrónica, no la desaprovechen.Y que quede constancia que llega desde Rosario. ¡Felicitaciones hermanos rosarinos!

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Dios y yo

A veces,en las tremendas tardes de Buenos Aires,cuando el delirio y la prisasacuden los grillosque aún quedan,en las cabezas de los hombres;entre la cifra y el horario,entre las frenadas y los mordiscos afiebradosque tratan de sobrevivir en la locura,saco unos papelitospequeños como alas de libélulas,blancos como esas nubesque nadie tiene tiempo de mirar y escriboTrozos de poemas,imágenes, canciones,sueños sin medida,palabras para las muchachasque me escapan apuradase indiferentes,versos...Porque quiero salvarme,salvar algún pedazo,dar de comer a mis pájarosatender a mis grillos Y llenar con toda mi músicay la música que nadie aprovecha,mis bolsillos cansados.Por eso voy silbandoy canto a media voz en plena tarde y sobrevivo a mi manera.Hasta que el crepúsculodesata mi alcancía de sonidos con alma,

mueve mis ramashace flamear mis pájaros ocultos. Y mis papelitos se sueltancomo mariposas,como hojas del otoño,como la pelusa celeste del cielo que se fugay se reparten en el aire de mi ciudad,montan su vientoy me repartendesde la luz agazapada de mis mejores gestos,salvándome,salvándome...Porque siemprevuelvo a encontrarme con ellosotra vezen la tarde siguiente.en medio del estruendoen pleno forcejeocuando solamente Dios y yosabemospor qué es necesario ganar la eternidad,sobrevivir..Dios y yo.Ustedes, los árboles, los pájaros,los grillos las muchachas, las lluvias,mis papelitosy yo. ¿Se dan cuenta? Héctor Negro, La ciudad invadida

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Recordando editoriales

Gardel y Kepler

(Publicado originalmente en TyCP Nº 116 – julio 2010)

Hemos recibido la siguiente nota de un lector: Estimados: siempre es un placer leer su boletín. En esta ocasión me motiva escribirles con motivo de la nota sobre la desaparición de la placa que se colocó en París recordando el lugar donde vivió Gardel. La nota dice que el texto mencionaba “nacido en Toulouse el 11 de diciembre de 1890”. Me parece indignante que un organismo oficial tome partido en la controversia sobre el lugar de nacimiento del cantor. Las investigaciones realizadas por Nelson Bayardo han probado que hay base suficiente para afirmar que Gardel efectivamente nació en Tacuarembó siendo ocultado por su familia debido a un nacimiento ilegítimo y que la pretensión de que haya sido hijo de

Berthe Gardes ha sido una maniobra muy bien efectuada a efectos de repartir su herencia entre sus amigos y allegados (debe recordarse que el testamento de Berthe Gardés nombra al apoderado Defino como su heredero y que este, inmediatamente a recibir esa herencia la comparte entregando por monedas a Razzano los derechos de autor de los temas). Por lo tanto, toda afirmación que dé por sentado el nacimiento de Gardel en Toulouse es una falta de respeto a la verdad histórica en primer lugar, y al pueblo uruguayo en segundo lugar. Cuando mucho, quien no esté convencido de que Gardel efectivamente haya sido hijo ilegítimo del Coronel Escayola lo que debe afirmar es que el lugar de su nacimiento está en discusión, o es incierto, o tomar por lo sano y leer imparcialmente la obra de Bayardo, o la magnífica versión novelada Las dos muertes de Gardel. Mis saludos, Ricardo W. González

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Esta nota me obliga a introducir un tema que hasta ahora había evitado abordar, debido al tono con que se lleva a cabo esta discusión. Después de todo, se trata de un detalle de la vida privada de Gardel, que no afecta a su trayectoria artística y mucho menos es una cuestión nacional. Para mí el problema aquí no es la nacionalidad de Gardel, sino los métodos utilizados para plantear esta polémica. Si aceptamos ciertas concepciones sin analizar su validez, esto afectará nuestro razonamiento frente a cualquier problema (personal, político, histórico, social, laboral) que se nos presente en la vida. No es posible que se de a las conjeturas sin pruebas la misma categoría que a los elementos probados. No es lícito descalificar a todos los que piensan distinto y sobrecalificar a los que están de acuerdo con lo que decimos. Hay un sólo método que nos puede dar certeza sobre la verdad y es el método científico.

No basta con que un hombre de ciencia elabore una teoría, por más que éste tenga antecedentes brillantes y que la teoría resulte muy atractiva, para darla por válida: es necesario que observadores independientes realicen experiencias rigurosas para probar su veracidad. No es una cuestión de opiniones, o de creer o no creer: es una cuestión de pruebas basadas en hechos. Carl Sagan (*) cuenta que Johannes Kepler tenía una teoría sobre los movimientos de los planetas de la que estaba muy convencido. Para probarla obtuvo las mediciones más confiables de que se podía disponer en su época. Resultó que había diez mediciones que coincidían perfectamente con su teoría, pero... había dos que no. Podía haberlas descartado, así todo encajaba, pero se dió cuenta de que no era lo correcto y que, por lo tanto, su teoría estaba errada y la cambió, enunciado lo que luego se conocería como leyes de Kepler y convirtiendose en precursor del método científico.

¿Y qué tiene que ver esto con Gardel? Yo diría que tenemos que preguntarnos si lo que queremos es demostrar a toda costa que Gardel era uruguayo (o francés), para lo cual vamos a ignorar todas las pruebas que se opongan, o estamos determinados a llegar a la verdad, no importa cuál sea, analizando todos los elementos en juego, cada uno con su peso específico.

Como he dicho en otra oportunidad, yo considero que Gardel nació en Francia. Para ello me baso en las siguientes pruebas documentales. 1.- Partida de nacimiento en Tolouse. 2.- Testamento en el que declara su nacionalidad francesa. 3.- Fotos con sus familiares franceses y

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postales enviadas a los mismos. Sobre el testamento en particular se afirma que sería falso. No basta con decirlo: hay que probarlo. Mientras eso no ocurra, es un documento válido y aprobado por la Justicia. Existe un documento, a nombre de Carlos Gardel, que lo da como nacido en Tacuarembó, pero no hay una partida de nacimiento que lo respalde. Sobre éste hay dos interpretaciones: 1.- Los “francecistas” afirman que lo consiguió a través de algún amigo y su objeto era evitar ser detenido en Francia como desertor. 2.- Los “uruguayistas” deducen -como no pueden negar la partida francesa- que este Carlos Gardel era una persona distinta a Carlos Gardes, e infieren, a partir de esa deducción, que Gardes murió tempranamente, cosa que no está documentada, y crean toda una historia en la que Gardel no sería hijo de doña Berta, sino del Coronel Escayola, lo que tampoco está respaldado por elemento probatorio documental alguno, ni siquiera fotografías con los presuntos familiares. A mi criterio, mientras no aparezcan documentos que la contradigan, la primera interpretación es la más sencilla y lógica. Me pregunto: si era uruguayo, ¿qué necesidad tenía Gardel de nacionalizarse argentino? Otras grandes figuras del tango de origen uruguayo, como Francisco Canaro, que presidió la Sociedad Argentina de Autores y Compositores, Julio Sosa, y el actual presidente de la Academia

del Tango argentina, Horacio Ferrer, no lo hicieron. Por lo tanto, uno podría interpretar esa actitud de Gardel como una falta de consideración al pueblo uruguayo. Esto dicho más que nada para resaltar que basar la discusión en las “faltas de respeto” nos puede internar en un terreno pantanoso. Después se pueden escribir ríos de tinta, impresa y “electrónica” sobre supuestas conspiraciones o detalles “sospechosos”, pero nada de eso es un elemento probatorio. Pensemos en un juicio sucesorio: ¿es posible probar, con los elementos de que se dispone, que Gardel y Gardes eran dos personas distintas? A mi me parece que ningún jurado independiente lo aceptaría. Ahora, no corresponde calificar de “indignante” la posición oficial, dado que la del nacimiento en Toulouse es la única versión oficialmente aceptada y, que yo sepa, no existe una presentación formal ante la Justicia para cambiar esa versión: la polémica es sólo mediática. Si esto llegara a cambiar y se aportaran pruebas serias, me comprometo solemnemente a retractarme. En un mundo en que los medios de difusión manipulan la información, ocultando hechos considerados inconvenientes, resaltando cuestiones enteramente banales para distraernos de las importantes, o mintiendo directamente, nuestra única defensa

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es aplicar rigurosamente el método científico para poder determinar la verdad, sin influencias ni concesiones. Aquellos a quienes interese abordar en profundidad la polémica sobre Gardel, pueden ingresar a los siguientes sitios, que reflejan las posiciones de unos y otros: “Francecistas”: http://www.quienesgardel.com.ar/ “Uruguayistas”: http://www.geomundos.com/cultura/gardeloriental/ Espero sinceramente que los amigos que sostienen la posición “uruguayista” no me descalifiquen por pensar distinto, de la misma manera que yo mantengo mi respeto por todos los que se preocupan por investigar seriamente la verdad, aunque no acuerde con algunos. No niego que pueda haber, en ambos “bandos”, quienes sólo busquen notoriedad e inventen hechos o situaciones. Por eso insisto en el método. Disentir no es faltar el respeto. Muchas gracias. Hasta el próximo número. Ricardo Schoua (*) Astrónomo y difusor científico norteamericano, autor y productor de la serie televisiva Cosmos y de libros como Sombras de antepasados olvidados y El cerebro de Broca.

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Desde Rumania

Cómo el Tango cambió para siempre mi vida profesional y personal Tango: esta manera maravillosamente adictiva de conectar personas totalmente desconocidas, transformándolos en artistas que pintan una historia con sus emociones en un lienzo llamado la pista de baile. Esto es algo más que una simple danza social. Puede fácilmente convertirse

en una forma de vida. Puede, literalmente, traerte a la vida, y al mismo tiempo traer alegría a lo mundano. ¿Qué mejor manera de desconectarte de tu yo típico? ¿Qué mejor manera de dejarlo ir? ¿De qué manera más fácil puedes ser fiel a ti mismo? En pocas palabras, el tango es vida.

Te reto a que leas este artículo y te reto a probar el tango al menos por un mes. ¿Desafío aceptado?

El Tango de un vistazo, ¿o debería decir de una mirada?Mirada, en el tango, implica hacer contacto visual con una potencial pareja de baile en la misma habitación

y amablemente invitarla (si eres hombre) o aceptarlo (si eres mujer). Luego, los dos se unen y comienzan a contar una historia a través de sus movimientos corporales y expresiones faciales. La “mirada” tradicional también se conoce como “cabeceo”. Esta es la manera de la vieja escuela de invitar a una mujer a bailar. Todavía se usa ampliamente en las milongas, fiestas de tango donde la gente se viste bien, se quitan sus máscaras y simplemente disfrutan de la música y la compañía de los demás, mientras bailan. Pero veamos todo paso a paso, ocho por ocho.

Mi primer encuentro con el tango fue hace un par de meses. Dragos Roua, quien también es un contribuyente superior aquí en LifeHack no paraba de hablar de tango y de la forma en que se convirtió en un profesor de tango. Me presentó a la magia del tango, en un tiempo en el que yo había perdido mi sentido de la orientación en la vida. Creo que todos pasamos por eso. Yo tenía 24 años en ese entonces. Yo podría haber tenido 30, 40 o 50 - y habría tenido el mismo efecto - el tango. Me sentí transformada con cada lección. Sentía alegría y felicidad en el comienzo de la clase y una gran tristeza cuando terminaba.

Mis primeras lecciones de tango. Mi primer Milonga. Mi primera lección de vida. A diferencia de otras escuelas, estas clases se desarrollaban rápidamente: en dos meses aprendí lo que otros enseñan en un año. Si hay emoción y el tiempo, ¿por qué no acelerar el proceso? No me arrepiento de una cosa: se abrió una experiencia totalmente nueva.

Primeras Clases de TangoAl final del primer mes, ya podía hacer un par de movimientos de Tango Nuevo (abrazo abierto, ganchos y movimientos coquetos), que es más acrobático de Tango Argentino (el baile del abrazo cerrado). Mi pareja de tango en aquel entonces era tan nuevo como yo en esto. También fue mi compañero de vida. Teníamos clases dos días a la semana, dos horas por clase. Cuatro horas de tango por semana es más que suficiente para mantenerte conectado con la idea de tango. No fue suficiente para enamorarme del tango o para determinar que quería más de lo que ya tenía. Y sólo hicimos cuatro horas por semana, porque eso es lo que mi compañero podía hacer. Yo era dependiente de su tiempo y disposición para bailar un tango. Y yo quería más. Siempre he querido más de lo que actualmente tenía. Historia de mi vida.

La primera lección que el tango me ha enseñado era que no se puede tener todo lo que se quiere desde el principio: es un proceso paso a paso, que mejora a medida que pasa el tiempo. Siempre y cuando realmente lo quieras y siempre que lo practiques. Hice todo lo que pude ese momento. Y así…

Mi primera MilongaEmpecé en septiembre de 2013. Yo asistí a mi primera Milonga, tradicionalmente un evento o lugar donde se baila el tango, a finales de octubre. Fue una hermosa noche de otoño, cálido y delicioso, como una típica noche de Bucarest en octubre. Me vestí muy bien con un vestido negro, me maquillé y salí. Mi pareja

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en el tango y en la vida no quería asistir a la Milonga. Yo no quería darme por vencida, así que fui por mi cuenta. Un amigo cercano asistió a la fiesta conmigo, pero no sabía bailar tango.

La milonga tuvo lugar en un antiguo edificio en Bucarest, probablemente del año 1900. Todo el mundo estaba vestido como en una película excepcional de los ‘60s. El aire era fascinante. Los hombres con trajes de etiqueta, las mujeres con vestidos elegantes, esperando vulnerables a ser invitadas por una buena mirada de un extraño. Una orquesta tocaba la mejor música de tango que he oído nunca. Melodías del piano interferían, suavemente, de vez en cuando, cambiando del tango al vals.

Yo era una principiante, pero podía sentir el tango a mi alrededor. Bailé con dos personas esa noche, ambos principiantes como yo. Me sentí viva. Me sentí como si tuviera sentido de la orientación. Y entonces llegó:

Mi primera lección de vida. El Tango transforma en todos los niveles: personal, mental, emocional, profesional. Mi primera lección de vida llegó poco tiempo después de haber terminado los cursos de iniciación: empecé a enamorarme del tango y dejar el amor con la persona que supuestamente era el “amor de mi vida”. Cuando empezamos a bailar tango, pensé, “esto hará nuestra relación más sólida.” No esperaba que me alejara de él. El Tango me mostró cuan incompatibles éramos.

Es por eso que el Tango no es para cualquiera: se debe estar preparado para abrazar la realidad que esta danza revela, incluso si no se ajusta a “su realidad”.

Mientras él decidió no continuar con la clase para intermedios, yo opté por seguir. Me encontré rodeada por amigos, por música, por la magia del tango, por personas que comparten perspectivas similares y una profunda pasión por este baile. Se convirtieron en una parte viva de mi presente.

Yo no estaba destrozada por la realidad del tango distinta a como yo pensaba que iba a ser. Tuve el tango y amigos que me apoyaron.

Una introspección En 10 Meses de TangoEl tango no implica sólo desarrollo personal, sino también desarrollo profesional y levantamiento de las fronteras y limitaciones auto-impuestas. Para las mujeres, es la oportunidad de estar en contacto con su femineidad interna; para los hombres, la oportunidad de aprender cómo conectar con las mujeres y construir momentos juntos.

Desarrollo Personal en otras danzas y en el Tango

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¿Suena como un cliché? Sin duda alguna no. El tango es el desarrollo personal en su forma más pura. Antes de tango, hice ballet durante muchos años. Quería alcanzar el nivel profesional. Con el tiempo cedí a razones independientes de mí.

El nexo común entre el tango y el ballet u otras danzas es que te enseña a aceptarte a ti mismo. ¿Las diferencias? Pues bien, en otras danzas, cuando estás en el momento, estás casi siempre solo. El compañero tiene que dejarte de lado en un momento determinado. Sucede en el ballet, en salsa, en el patinaje sobre hielo, etc.

Pero con el tango, es diferente. No te va a cambiar de una manera en que no puedas reconocerte mirándote en el espejo. Te transformará. El tango es como un amigo que amas desde el fondo de tu corazón, pero no encuentras las palabras para expresarlo. Lo aceptas tal como es, porque tenerlo en tu vida te hace una mejor persona.

Con el tango, la persona que ves en el espejo sigues siendo tú, sólo que más hermosa, más sensible, más humana, más emocional. De repente te das cuenta de que no has cambiado, sólo mejorado significativamente. Con el tango, se aprende a (a veces literalmente) a cerrar un ojo y olvidar el pasado o el futuro: sólo el momento importa.

Nadie te va a aplaudir porque todo el mundo está ocupado disfrutando de

su momento. Compartes la felicidad con otro ser humano, ya sea un total desconocido o un amigo. La pista de baile es este lugar mágico donde el tiempo se detiene. No es un escenario vacío: todo el mundo está pintando su historia de amor y vulnerabilidad, de emociones ancestrales compartidas. Tu corazón no sangra. Tu corazón sonríe.

El Tango te enseña a sentir el presente con todos los músculos de tu cuerpo. Te enseña que puedes ser graciosa, que puedes aceptar a otras personas en su espacio personal, que puedes dejarte ir y estar en el mismo momento. ¿Y lo mejor? No estás solo en ese momento. Compartes el momento con otra persona.

Cuando el momento se ha ido, no estás perdida: te encuentras en la siguiente pareja, en la siguiente historia de amor de 3 minutos. Y siempre hay alguien que te tomará de la mano, para darte las gracias por ser parte de su momento también, y te llevará de vuelta a su asiento.

¿Lo mejor en el tango? Abrazos genuinos gratis.

Desarrollo Profesional en TangoCreo que el tango también nos puede enseñar lecciones importantes en el desarrollo profesional. Esto es lo que aprendí después de 10 meses:

1. ¿Mucha competitividad? - Cuando “trabajas” con alguien y compartes el momento, aprendes a ser menos

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competitivo con la otra parte. No hay ninguna razón para ser competitivos con la persona que es una presencia complementaria en tu vida. Podría ser una simple pareja de tango, o podría ser fácilmente un socio de negocios. No hay punto en ser competitivo con los demás, de verdad. Sólo tienes que competir contigo mismo. Recuerda: ¡Eres tu mejor amigo y tu peor enemigo!

El Tango me ha enseñado cómo ahorrar tiempo, dinero y energía. Y guardar amistades.

2. Se necesitan dos para el tango - sí, la idea de que necesitas apoyo y no puedes hacerlo todo solo es otra importante lección aprendida. En algún momento, incluso si comienzas por tu cuenta, necesitas un compañero de equipo, necesitas una segunda opinión. Incluso en un one-man-show, todavía necesitas amigos y familia a tu lado.

El Tango me ha enseñado a ser más agradable con mi familia a valorar mis

amigos: aquellas personas que me aman incondicionalmente, incluso cuando no saben cómo demostrarlo. ¡El Tango me ha enseñado a sentir el calor de los demás!

3. No es todo acerca de los negocios - es necesaria la interacción humana. No se puede hacer negocios sin socializar. Lo social es importante, especialmente fuera de sus círculos profesionales. ¿Por qué? Porque después de todo, su negocio está hecho con la gente común, por lo que no tiene que rodearse de personas influyentes. La gente normal que no comparte la misma experiencia profesional que tí puede ser justa, también. Vas a aprender cómo interactuar con cualquier tipo de personas.

El Tango me ha enseñado cómo comunicarme mejor con los demás.

4. La diversidad es buena - es decir, al igual que te ayuda a convertirte en un mejor bailarín si bailas con diferentes personas, también ayuda a ser

un mejor hombre de negocios (o mujer, para el caso) si diversificas tu vida profesional. Si tienes un negocio que va muy bien, trata de añadir un producto, servicio diferente o incluso iniciar un segundo negocio en otro lugar / industria.

El Tango también me enseñó que la diversidad no le dejará caer en el aburrimiento.

5. Un paso fuera de tu zona de confort - Esta es la lección más importante de todas. Sí, el tango te enseña a hacer eso. Hay tantos estilos de tango como bailarines. Y cada vez que bailas con una nueva pareja, es un paso fuera de tu zona de confort. Cada vez que intentas un nuevo movimiento o un nuevo abrazo, es un paso fuera de tu zona de confort.

Como empresario, tienes que salir de tu zona de confort y aceptar el reto. Esto es lo que tiene que ver con la evolución. Todos tenemos las semillas de la evolución plantadas en nosotros, ¿por qué matan a la planta antes incluso dándole la

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oportunidad de crecer? Reinvención y transformación suceden en un continuo que está lleno de desafíos. No hay zona de confort en la carretera entre el punto A y el punto B, siempre hay algo impredecible por ahí, incluso si haces el viaje cien veces, una y otra vez.

¿Qué sucede cuando tomas un descanso del Tango?Esta es una pregunta difícil. Nunca es fácil tomar un descanso de las cosas que te gustan, pero nos sucede a todos.

Es un sentimiento de soledad difícil de describir. No imagino el tango 40 horas por semana. Ahora actualmente bailo alrededor de 10 horas por semana, en prácticas (lugares de práctica de tango, de formato más informal que la milonga) y una milonga / semana. Tengo una rutina de baile que practico en casa o en el parque de unos 60 minutos / día, la combinación de pasos de tango (los que puedo hacer por mi cuenta), el ballet y la gimnasia. El momento de tomar un descanso de la rutina de baile, se mostrará de inmediato en tu cuerpo y tu estado emocional.

Bailar y bailar el tango en concreto tiene que ser hecho con regularidad. Creo que lo mismo se aplica con las empresas y con la vida en general: para tener éxito en las cosas que haces, es necesario tener una cierta ética y los principios que mantener de forma regular, sin excepciones. Además, la práctica y un horario regular hace al crecimiento.

Establecimiento de objetivos y remodelación de tu vidaEstas dos están entre las lecciones más valiosas de la vida que un baile me ha enseñado nunca. Fijar metas nunca ha sido lo mío y me he dado cuenta que las personas suelen tener problemas con distribuir su trayectoria personal y profesional en hitos alcanzables.

El Tango me enseñó a remodelar mi vida y añadir valor a la misma, cómo mantener lo que importa y dejar de lado todo el equipaje innecesario (que tendemos a traer a cada nueva relación que empezamos - personal o profesional). Empecé a establecer metas para mí misma en la realidad proporcionada por el tango: la de la interacción humana. Esto es lo que sucedió:

1. Me di cuenta de que no puedo vivir sola, me gusta decir buenos días o buenas noches a alguien. Vivir en un piso por mí misma no era beneficioso. En lugar de obtener más información y socializar más, empecé a aislarme en todos los aspectos. Mi negocio sufrió tanto como mi vida social. Comenzó a ser doloroso bailar tango e interactuar con la gente en lugar de ser feliz y disfrutar del momento. Después de las lecciones proporcionadas por el tango, me mudé al centro de la ciudad en un piso compartido. Con un compañero de piso.

2. Me di cuenta que no estaba en contacto demasiado con mi lado femenino. Yo sólo lo activaba de vez en cuando durante el tango. Esto sucedió debido a mi modo

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RoxanaFuente: http://www.lifehack.org/articles/lifestyle/how-tango-forever-changed-life-both-professionally-and-personally.html

de negocio, en el que yo estaba sola. Era difícil separar la parte comercial del lado vulnerable en el tango. En algún momento, no pude bailar incluso correctamente y esto se convirtió en una gran frustración. Entonces comprendí que necesitaba un descanso para ordenar mi vida en orden: conseguir socios de negocios, formar un equipo, no hacer todo por mí mismo. La idea de “tomar dos para bailar un tango” se convirtió en una solución de negocio claro para mis luchas.

3. Me di cuenta que estaba demasiado atraída por la perfección. Recuerdo que un blogger - amigo mío - me dijo una vez que “Perfecto es el enemigo de conseguir hacer cosas”. Al igual que en el tango, sólo tienes que dejarte llevar y disfrutar del momento: no bailas para que sea perfecto, bailas para sentirse libre y expresar tu verdadero yo. Dejé de tratar de dar forma a mi vida para ser perfecta y establecer mis metas a ser tan imperfecta como sea posible.

El Tango cambió mi vida de una manera personal y profesional, probablemente más que cualquier otro tipo de danza o arte. Desafió y me sigue desafiando a convertirme en una mejor persona, a abrirme, a no tener miedo de hacer las cosas en mi propio ritmo. Me ha enseñado cómo todo es adaptable y a revalidar la idea de que las cosas que se hagan con pasión sobre una base regular pueden crear momentos maravillosos. Todo lo que necesitas hacer es permanecer fiel a ti mismo y conquistar todos los desafíos con un corazón abierto.

¿Cuáles son mis retos, te preguntarás?

1. Aprender Tango Argentino de la manera correcta (en el abrazo cerrado - una conexión más íntima entre los compañeros), ahora que tengo lo que se necesita para bailar Tango Nuevo.

2. Encontrar un compañero de tango estable y viajar por el mundo para bailar juntos, enseñar a la gente todo acerca del tango (mi plan de 5 años)

¿Cuáles son los tuyos?

PD: Si alguna vez vas a Bucarest, Rumania y quieres probar el tango, ponte en contacto conmigo y te conectas con la gente adecuada.

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https://www.youtube.com/watch?v=6puWYbxfmbs

Documentales / Testimonios: Alberto Castillo el cantor de los 100 barrios porteños

Ánima Buenos Aireshttps://www.youtube.com/watch?v=G8-7z3uJWug

“Una película que revela el alma de Buenos Aires, a través del humor y la sutil mirada de los más destacados artistas de la animación y la gráfica argentina”

Dirección General: María Verónica RamírezUna producción de Caloi en su Tinta

Música: “Farra” de Gustavo Mozzi & Orquesta Matiné

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LOS CLICHÉS DEL TANGO (*)El Tango, como expresión popular, ha sido, en su momento, duramente censurado por las elites dominantes, especialmente en épocas de gobierno autoritario y extranjerizante (por ejemplo prohibición de términos lunfardos y determinadas imágenes y temáticas) con evidente propósito de vaciamiento cultural, cuando querés someter a un pueblo tratás de quitarle sus insignias y socavar su identidad.También, y hasta la fecha, el Tango ha sido injustamente descalificado con clichés tales como: prostibulario, compadrito, triste, machista, lamento del cornudo, y una larga lista de etcéteras… Hay otros clichés, asimismo, que si bien no implican una descalificación, no se compadecen con la verdad, como el supuesto origen negro del género. Yo pienso que la incesante repetición de lugares comunes e inexactos respecto de la naturaleza del Tango obedece a varias causas, entre las cuales podríamos aislar:a) La tendencia por parte de muchos lectores de pensar que porque algo está escrito en letras de molde

es verdad.b) la pereza y facilismo de muchos autores que se limitan a repetir lo ya escrito, reemplazando a la investigación y aún el mero razonamiento por la más cómoda tarea de recopilación.Si a lo antedicho le agregamos algunas gotas de mala intención y otras de estupidez, la ecuación cierra.Uno de los pilares de mi tarea de difusión y esclarecimiento es desmitificar algunos conceptos sobre el Tango, erróneamente enquistados en el imaginario popular y que tanto daño hacen a la tanguedad al desvirtuar muchos aspectos del género, en especial frente a los neófitos, que son mayoría… SÓLO SE AMA LO QUE SE CONOCE, y mi bandera es, desde hace tiempo, FOMENTAR EL CONOCIMIENTO DEL TANGO, más allá de un baile que puede resultar más o menos exótico, más allá del encuentro semanal de miles de bailarines, convocados por un abrazo sin obligatorias implicancias.Lamentablemente muchos

escritores –no me refiero a los historiadores e investigadores, que suelen producir excelentes ensayos que en general no llegan al común de la gente- se repiten hasta el hartazgo describiendo la milonga según antojadizas descripciones sin ir más allá, porque ir más allá implica trabajo, estudio, reflexión... y ellos prefieren optimizar la relación costo-beneficio. Es que les resulta trabajoso ir más allá de las fronteras de las referencias obvias. Por mi parte, y a título personal siempre he preferido el camino legítimo, evitando, escrupulosamente, los atajos.Yo creo que los escritores serios nos deben un libro que arroje luz sobre estos clichés, en forma didáctica y amena, poniendo negro sobre blanco rótulos que no por repetidos resultan veraces. Digo escritores serios, dejando de ex profeso fuera de la cuestión a algunos “escritores milongueros” que pasean su imagen patética por nuestros bailongos, borrando con el codo lo que escriben con la mano, a poco que uno los vea

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actuar en ese ámbito; estafando a los desprevenidos con textos edulcorados y caprichosos, que brindan una lectura absolutamente distorsionada de la realidad y naturaleza del Tango. También excluyo a unos cuantos “escritores consagrados” que aprovechan la volada y producen textos impresentables haciendo casi inevitable referencia a la figura consular de Don Carlos Gardel. No, de ninguna manera me refiero a estos impúdicos fabricantes de refritos.¿Cuándo se escribirá este libro tan necesario? ¿Quién lo escribirá? Mientras esperamos a ese autor y a esa obra, permítaseme producir este artículo, aunque sea a manera de aperitivo.En mérito a la brevedad (aún así descreo que más del 10% de los lectores lea esta nota en su totalidad) nos referiremos tan sólo a tres de los clichés: Tango Prostibulario, Negro y Compadrito. Vamos, entonces, al análisis de estos clichés:TANGO PROSTIBULARIOSobre los antecedentes prostibularios del Tango, no debe descartarse que, seguramente muchas de las primeras piezas del género fueron concebidas en ese ambiente, pero hubo otros lugares y otras ocasiones… es más, resultaría insostenible la afirmación de que los músicos populares rioplatenses sólo trabajaban en casas de tolerancia.Es cierto que durante las dos últimas décadas del siglo 19 y aún durante la primera del siglo 20, la población argentina registraba una mayor proporción de hombres, a resultas de que la corriente inmigratoria registrada

en esa época estaba integrada por masculinos que venían en busca de nuevos horizontes, dejando atrás –en una Europa asolada por el hambre y las guerras- a sus novias y a sus esposas, que muchos casos jamás volverían a ver.Así, para satisfacer las necesidades sexuales de estos hombres “solteros”, se hizo evidente la necesidad de crear burdeles, y para trabajar en ellos se “importó” a mujeres francesas, españolas, italianas, polacas, alemanas. Pero la demanda fue superior a la oferta, de modo que en esos lugares se formaban largas filas de hombres esperando ser atendidos, de modo que los patrones pensaron en divertir a la clientela contratando músicos para amenizar la espera, generalmente tríos formados por guitarra, flauta y violín, aunque no era raro que con estos instrumentos alternaran el arpa, el mandolín, la armónica y aún el clarinete. Estos primitivos conjuntos ejecutaban la música en boga en ese momento: polcas; mazurcas; habaneras, valses, guajiras y chotis.Con el tiempo la polca devendría en chamamé; la mazurca en ranchera y la guajira en milonga, que posteriormente, junto a la habanera, quizás con un toque de africanismo (esto es discutible), alumbraron los primeros tangos. A medida que el Tango fue teniendo más y más aceptación -y esto fue bastante rápido- comenzó a escucharse (y bailarse) no sólo en los “peringundines” sino también en salones como Las Carpas de la Recoleta, el Café Tarana luego conocido como lo de Hansen, El Kiosquito, El Velódromo, el Tambito, la Glorieta, El Pasatiempo y Tancredi. En estos lugares el pueblo

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porteño pudo hacer gala de su agilidad y elegancia con sus cortes y quebradas.Los “niños bien”, por su parte, quisieron imitar a las clases bajas, quizás por algo de esnobismo y espíritu de aventura. Algunos se atrevieron a visitar los peringundines; otros optaron por establecer sus reuniones en casas donde alternaban los momentos de música con los picantes momentos que les proporcionaban “mujeres de la vida”. Así tomaron notoriedad lugares como lo de María La Vasca, lo de La Parda Adelina o lo de la Gringa AdelaAvanzada ya la primera década del siglo 20 el Tango seguía siendo considerado música prohibida, prostibularia, a pesar de que en 1904 el bailarín Casimiro Aín actuó en el Teatro Ópera junto a su esposa Marta. También de las filas de los famosos de aquel entonces comenzaron a salir grandes bailarines, como Jorge Newbery, Florencio Parravicini, Vicente Madero Álzaga y Ricardo Güiraldes.No podemos omitir el papel que el modesto organito callejero tuvo en la difusión del género. Este instrumento mecánico, al parecer originario de Italia, llegó al país a mediados del siglo 19 y consistía en un cilindro con púas, movido por un manubrio, que produce la percusión en una serie de cuerdas que representan determinadas notas, todo ello encerrado en una caja. Podían ser pequeños, transportados por un hombre, colgando de su cuello, o en carritos empujados a mano, o tirados a caballo, cuando eran muy grandes, en forma de pianos.A comienzos de siglo había, en Buenos Aires, talleres especializados en la construcción y reparación de organitos. En estos talleres también se

preparaban los cilindros. Este sistema requería conocimientos musicales para la selección y adaptación de las obras, teniendo en cuenta las limitaciones de notas.Los organitos durante las postrimerías del siglo 19 y las primeras décadas del 20 conquistaron las calles de la ciudad, sobre todo en sus arrabales, trayendo alegría a la gente de los barrios, ya que era la única forma de reproducción de música, Los organitos trajeron el Tango a los zaguanes, las plazas y hasta en los lugares cerrados, cuando las restricciones económicas impedían contratar músicos.De lo antedicho se desprende que el Tango no sólo vio la luz en los prostíbulos. También se tocó en los circos, teatros, plazas ¡y hasta en reuniones sociales y, porqué no, familiares! Y guste o no a los sostenedores de la “teoría prostibularia”, fue ejecutado y grabado incluso por bandas militares y municipales.¿Por qué, entonces, este empeño en enunciar una relación bi-unívoca entre tango y proxenetismo? Yo pienso que, entre otras cosas, se trata de una cuestión marketinera… resulta mucho más atractivo vender un Tango fuertemente enraizado en lo prohibido, con una fuerte impronta sexual, que decir que nació en el comedor de la casa de Doña Eulalia. Es mucho más novelesco. No por algo, un escritor como Mario Benedetti dice, en su libro La borra del café:“Cuanto mejor se lleve en el baile (de tango) la pareja, cuanto mejor se amolde un cuerpo al otro, cuanto mejor se correspondan el hueso del uno con la tierna carne de la otra, más patente se

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hará la condición erótica de una danza que empezó siendo bailada por rameras y cafishios del novecientos, y que sigue siendo bailada por el cafishio y la ramera que unos y otros llevamos dormidos en algún rincón de las respectivas almitas y que despiertan alborozados y vibrantes cuando empiezan a sonar los acordes de El Choclo o Rodríguez Peña”.Muy poético, pero, a mi juicio, inexacto. NO HAY PEOR MENTIRA QUE UNA VERDAD DICHA A MEDIAS.

TANGO NEGROUnas palabras sobre el supuesto origen negro, y específicamente candombero del Tango: el estudioso tipógrafo uruguayo Vicente Rossi, de quien Jorge Luis Borges llegó a decir “este ahora inaudito y solitario Vicente Rossi, va a ser descubierto algún día, con desprestigio de nosotros sus contemporáneos y escandalizada comprobación de nuestra ceguera... algunas de sus páginas perdurarán famosamente en las antologías”... Este autor, en su libro “Cosas de negros”, publicado en 1926, afirma, rotundamente: “El vocablo TANGO sonó en el Río de la Plata desde los tiempos lamentables de la colonia. En esa época decir “los tangos de los negros” refiriéndose a los tambores de los negros, se hizo equivalente a decir “los bailes de los negros”. Al decir “tangos”, englobaban local, instrumentos y baile, de allí viene el famoso Tocá Tangó, cuando invitaban a reunirse para candombear... y llegamos a 1898, cuando se baila la primera milonga (¿o tango?) en escenarios del Plata, durante una visita a Montevideo del famoso Circo de los Podestá, sin que

nuestro Tango haya contado entre sus homónimos anteriores ningún pariente, ni lejano”.Por su parte, el antropólogo Norberto Pablo Cirio, del Instituto Nacional de Antropología, explica: “es conocida la raíz negra de la palabra TANGO, aunque resta probar la incidencia negra en la gestación de esta música, si es que la tuvo. Aunque existe en el repertorio tanguero una profusa producción de autores afro descendientes (11 compositores con un total de 277 obras), resulta sintomático que ninguna trate sobre la “negritud” o, lo que es lo mismo decir, todas las obras tangueras que expresan algún vínculo con lo afro argentino, corresponden a autores blancos”.Una reflexión adicional, y esta de mi cosecha, si estimaciones (algo optimistas) arrojan un total de aproximadamente 15.000 piezas tangueras, las 277 obras referidas por Cirio no llegan a representar el 2% de las mismas.No obstante lo señalado, Héctor y Luis Bates (no eran hermanos), en su libro “Historia del Tango”, señalan que el Tango tiene:de la Habanera, la línea melódica sentimental y la fuerza emotiva.de la milonga, la coreografía.del candombe, el ritmo.Sobre lo antedicho, cabe aclarar que, de la misma forma en que la aparición de la escritura marca el límite entre Prehistoria e Historia, casi todo lo que se diga acerca del Tango en sus orígenes en el plano estrictamente musical, es motivo de controversia, por la sencilla razón de que en la etapa inicial, precursora, las

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obras musicales que podrían definirse como tangos surgían de instrumentos solistas, se improvisaban, y eran sus propios autores, en su mayoría “orejeros”, vale decir, totalmente ayunos de conocimientos musicales formales. los encargados de ejecutarlas y difundirlas. Lo hacían dentro de su limitado radio de acción y raramente sucedía que otro músico, copiándolas de oído, las llevasen a otros lugares.Estas composiciones raramente pasaban al pentagrama. Pero tomando en cuenta exclusivamente las obras registradas y publicadas, resulta evidente que la incidencia negra en la música tanguera, resulta prácticamente imperceptible. Es más, sostengo que el término Tango aplicado a nuestra música ciudadana no viene del vocablo negro sino, por extensión, del Tango Andaluz que desembarcó en los teatros de Buenos Aires, en el marco de la zarzuela, a posteriori de la caída de Rosas, en 1852. TANGO COMPADRITOEntrando de lleno en la historia del Tango, haremos una primera afirmación: Más allá de las distintas teorías sobre las razones de orden sociológico que dieron origen al gotán, no caben dudas acerca de que el avance de esta incipiente forma musical se dio desde la periferia (tanto social como geográfica) de la ciudad de Buenos Aires. El camino a recorrer fue arduo y lento, comenzó durante la década iniciada en 1870, hasta su aceptación por las clases altas, a regañadientes, a partir de, digamos 1910/1915.El tango no sólo implica una mixtura de ritmos, de géneros musicales, sino que también implica un hibridaje de clases

sociales, de pautas culturales, de objetos de interés... Dice Ernesto Sábato: “Los millones de inmigrantes que se precipitaron sobre este país en menos de cien años, no sólo engendraron esos dos atributos del nuevo argentino, que son el resentimiento y la tristeza, sino que prepararon el advenimiento del fenómeno más original del Plata: el tango... que ha sido sucesivamente reprobado, ensalzado, satirizado y analizado, pero del cual Enrique Santos Discépolo da la definición más entrañable y exacta: Es un pensamiento triste que se baila... Pero si es cierto que el tango es un producto del hibridaje, es falso que no sea argentino, ya que, para bien o para mal, no hay pueblos platónicamente puros, y la Argentina es (a nivel social), el resultado, muchas veces calamitoso, es verdad, de sucesivas invasiones... Negar la argentinidad del tango es un acto tan patéticamente suicida como negar la existencia misma de Buenos Aires”Si bien el padre del tango, el tanguillo andaluz, llega a los teatros porteños desde España, no es menos cierto que la madre del tango, la milonga, viene desde la campaña, junto a la payada... ambos se encuentran en el suburbio... donde conciben al Tango que, cuando ya esta en condiciones de hacer camino, llega a Buenos Aires, donde es rechazado por las clases media y alta... y es recién a partir de la aceptación del nuevo género por la sociedad europea, que es recibido, con bombos y platillos, por el “tout Buenos Aires”...Este contacto entre payada y tango es explicable, pues en muchos cafés porteños, luego de escucharse la orquesta, un poco más allá de medianoche, tallaban los payadores, que cantaban hasta la madrugada. Dice

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José Gobello, fundador y presidente de la Academia Porteña del Lunfardo:“El campo estaba demasiado cerca del centro y el tango, por muy centrero que fuera no podía ignorarlo... ¿Centrero o arrabalero? Caray... el arrabal estaba en cualquier conventillo del centro. El primer tango canción, “La morocha”, más que tango cuplé, pero de todos modos tango, es campero, aunque de un campito próximo al puerto. El tango canción es una prolongación del canto criollo. Tiene al menos eso de genuino el tango campero. Literariamente nunca alcanzó la fuerza del tango arrabalero (Viejo rincón), ni la belleza del tango urbano (Sur, La última curda). Sus mejores páginas, realmente muy bellas, pertenecen a un estado intermedio entre el tango campero y el tango urbano, un escenario de muy ardua localización geográfica, por donde Manzi (Tapera, Milonga triste) y Homero Expósito (Trenzas, Yuyo verde), se desplazan cómodamente.Entre el paisaje campero y el urbano existía un territorio intermedio, marginal, si se lo mira desde el centro de la

ciudad, este era el arrabal, el mundo del compadrito. Cuando llegó el alambre de púas limitando las grandes extensiones, cuando la tierra comenzó a repartirse entre los poderosos, a menudo beneficiarios del poder de turno, parte del gauchaje comenzó a desplazarse hacia la ciudad, habitando, en general, zonas suburbanas... el gaucho aporteñado comenzó a denominarse, a si mismo compadre, y sus descendientes fueron llamados compadritos, el compadrito siguió, como su antecesor, el gaucho, rindiendo culto al coraje. Pero la

existencia cotidiana no le permitía, como había ocurrido con aquel, poner a prueba su potencia en el combate con el semejante, o con la naturaleza. Para curarse con el desahogo de la hombrada nació la provocación, pero esto no conformó su naturaleza, de ahí su tristeza oscura e indescifrable, mezcla de arrepentimiento personal y resentimiento social, que halló su expresión en el tango. Fue en el arrabal, en la barriada, donde creció su destino castigado. El arrabal, siendo la confluencia de dos fuerzas, la rural –que pugnaba por entrar- y la ciudadana –que pugnaba por salir-, retenía al débil, que hallaba en sus aguas turbias el modo de subsistir”.De modo que en el Tango tal como lo conocemos, el compadrito del arroyo no influyó más que el inmigrante del conventillo. Precisamente el Tango es producto de dos vectores, dos fuerzas formidables, irresistibles, una venía desde la periferia geográfica. de la mano del compadrito; la otra venía desde el corazón mismo de la ciudad, de la mano del inmigrante y, por qué no, del oriundo de la capital. Seguramente se encontraron en el arrabal, de ese vernáculo big Bang nació el Tango urbano.(*) Este texto incluye material difundido en mis seminarios dictados durante los años 2009 a 2011 en distintas tribunas de Argentina y el exterior.En otras notas, exploramos al Tango como lamento del Cornudo (nota del mismo nombre) y su supuesto carácter triste (nota titulada “Spleen”). A su debido tiempo escribiré un artículo sobre el supuesto carácter machista del Gotán.Ángel Mario Herreros

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El Tango y el genocidio culturalSin lugar a dudas, el pueblo argentino generó una identidad clara y definida, pero pareciera que reniega de ella. Han surgido diversas expresiones musicales, pero ciertamente el tango es lo que nos representa en todo el mundo como música argentina.

Buenos Aires es la ciudad a la que mas tangos se le han dedicado, pero paradójicamente no es el lugar donde más se escucha el género. Sino mas bien que se reniega de él.

Cada año se realiza el Festival y Mundial de Tango de Buenos Aires, y las plazas hoteleras están colmadas y nuestros chicos, siguen sin conocer el TANGO como CULTURA GENERAL dentro de la Educación Nacional. Somos reconocidos mundialmente por este género rioplatense, pero sin embargo en Literatura no se menciona siquiera un solo autor, en Música no se toma como género musical, ni se mencionan Troilo, Pugliese, etc. Se enseñan algunos pasos de folclore pero

no se enseña ni el caminar del Tango. Tampoco está en Historia Argentina. ¿Cuántos chicos mas van a desconocer su identidad? El TANGO es ARGENTINO pero nuestros chicos aprenden la cultura de otro país La historiadora y periodista Nélida Rouchetto, nos explica cómo fue el proceso de lesión cultural que se deflagró en la década del sesenta:“A fines del 50 y en la década ‘nefasta´del 60. La grabadora RCA Victor envió un nuevo gerente extranjero, un tal Ricardo Mejías, para que se ocupara de destruir con total impunidad el material original (las matrices) de la música argentina (tango y folclore). Este señor inventó la llamada ‘Nueva Ola’, elenco al que ingresaban sólo aquellos que aceptaban las reglas del juego”.“Con un estudio a fondo de ‘mercado’ fueron consumando el ‘genocidio cultural’, al amparo, además, de la desidia gubernamental cuando se trata de la Cultura de nuestro pueblo”.“Esa gran industria musical digitó un proceso de desmantelamiento de la música argentina (tango y folclore). En 1967 con el gran cómplice en la persona del director general de Radiodifusión Federico Frischnecht, desde su despacho en Radio Nacional (entonces en Ayacucho 1547) eliminó los elencos estables de las emisoras oficiales (cuyas ondas cubrían todo el país), no por onerosos, sino

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porque ejecutaban tango y folclore por propia elección, sin el aval de las grabadoras ni de las empresas gráficas de ediciones musicales. Al mismo tiempo que borraban la imagen del intérprete en contacto con su público, quedaba despejado el terreno radial para una discrecional ‘dictadura del disco comercial’ manejada por las empresas”.

En la década del cincuenta, entre las direcciones artísticas y comerciales de las radios, con las empresas comerciales de la música (Editoriales y grabadoras) presionaban a los artistas para su control en los temas. Aceitado el proceso, en 1967, decretaron el despido en masa, sin indemnización, de músicos, cantores, actores, libretistas, dejando acéfalas todas las radios oficiales. Oportuno y barato para privatizarlas. En el período (60/67) fue tal el abuso de “atenciones” por pasadas radiales a los técnicos de cabina, los conductores de programas y promotores publicitarios, que al no poder justificar esos gastos, debieron facturarlos, por las exigencias del control económico de las casas multinacionales (ej. CBS), así fueron desplazando del conocimiento “popular” la música argentina: Tango y Folclore.

“En connivencia con las agencias publicitarias, se controlaban las 24 horas del día. Con el

colmo de que empleados de las empresas actuaban dentro de las emisoras organizando programas musicales, asistiendo a los pasa-discos que tenían programas propios, y se llegó a la prebenda también entre los operadores de las radios (habrá que aceptar alguna excepción) para que en los ‘baches’ incluyeran el disco de la promoción”.“Así, el disco se convirtió en el competidor desleal del intérprete en vivo, y esto se extendió a todos los géneros (tropical, jazz, español, italiano, boleros, etc.) Se generalizó también la corruptela al “fabricar” autores e intérpretes que fueron deformando la sensibilidad de nuestro público”.“Agreguemos que después, como si esto fuera poco, adquirieron importantes y antiguas Editoriales de música para su vaciamiento, con el propósito de anular repertorios artísticos arraigados con prestigio.

Ejemplo: La grabadora Philips compró todo el repertorio de Julio Korn (que actualmente fusionada es Korn-Interson-Warner/Chappel Music Inc.) y no editó más temas de música argentina (salvo la excepción –como de contrabando- cuando la gerencia estuvo a cargo de Nélida López French, quien pensaba que era una mínima conservación de la creación de ese momento-1970 al 85”.

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El hecho de destruir todas las matrices de tango y folclore es, en si mismo, un acto criminal que fue “adoctrinando” culturalmente a un pueblo para luego someterlo. En esos años sobrevolaba el “fantasma comunista” y, con esa buena excusa, el imperio del norte, se instaló prácticamente en toda América Latina, derrocando gobiernos democráticos, ante el inminente “peligro rojo”.

No solo se trataba de un copamiento cultural y de costumbres sino un plan específico de desindustrialización y dependencia ante los grupos económicos, generando una deuda externa fraudulenta, que resultó en una dependencia absoluta de los organismos de crédito internacionales.

Lo alarmante y verdaderamente grave, es que se instaló en la mente del pueblo argentino la idea que todo lo que venía de afuera era lo bueno, lo actual, lo “moderno”, y lo nuestro era antiguo, decadente, obsoleto. A punto tal que se entendió que el tango era “música de viejos” y el folclore era para los “cabecitas negras” . Incluso era popular el dicho, que el tango era el “lamento del cornudo”.

Ciertamente el plan fue contra toda la cultura nacional aunque los mas atacados fueron el tango y el chamamé, particularmente porque

querían instalar que la Argentina no tenía “música alegre o divertida”. Y sabemos claramente que el chamamé de por sí, lo es. Y el tango tiene infinidad de tangos “alegres o divertidos” (por supuesto excluidos de la difusión). Había que instalar la idea que el chamamé era vulgar y grosero y para ello se nutrieron de personajes como el “soldado chamamé”.

Con asombro observo expresiones de ferviente apoyo al “rock nacional”, como si éste fuera un género autóctono, o propio. Incluso se ha llegado al contra sentido de decir que es originalmente nuestra música. Creo que la expresión “rock nacional”, es como decir “tarantela alemana” o “candombe paraguayo”.

El rock es originario de Estados Unidos, y mal puede existir un “rock nacional”, sino que éste es nada mas y nada menos que el mismo género estadounidense, con ligeras adaptaciones, y con obras compuestas, por autores argentinos. Pero componiendo un género musical foráneo.

Se han elaborado las excusas más rebuscadas, a fin de encontrar el “justificativo” a semejante agravio cultural, y lo peor es que fue aceptado voluntariamente por gran parte de la población. Una de las excusas más increíbles es la

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de decir que “el arte no tiene fronteras”, o que “no existe la música nacional”, o que “ la música es patrimonio de la humanidad”. Todas conceptos verdaderamente ciertos, pero que nada tienen que ver con lo que ha pasado, y con la agresión brutal que ha tenido nuestra música y por cierto el daño que ha sufrido.

El plan fue sistemático y preciso. Hoy se festeja St Patrick’s Day, o Halloween, y los locales de comidas rapidas (Fast Food) están repletos de gente, y de chicos que se envenenan a cambio de la “cajita feliz”. No me imagino a un andaluz renunciando al flamenco, o a un mexicano abdicando de la música ranchera. Pero he visto a muchísimos argentinos renegar del tango y del folclore.

Los medios proponen a los Wachiturrros, o la cumbia villera, mientras el mundo viene a Buenos Aires a nutrirse de tango. Algo no anda bien. Alguien dirá: “La gente no consume tango, por eso no hay tango en la televisión”. Es “anti comercial”.Nélida Rouchetto, lo definió con claridad: “Son los anticuerpos culturales”.

Y es verdad, tantas dosis de “anti tango” hay generado anticuerpos, en contra de nuestra propia cultura, y nos hemos convertido en los más acérrimos enemigos de lo nuestro.Perder la identidad es lo peor que puede pasarle a un pueblo, pues sin identidad no podemos construir nada.

Jorge Espósito

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Milongas en Rosario

Milonga PerCantaSábados desde las 20:30

Entre Ríos 266Organizan Diego y Soledad

0341 155 477 908

GarufaLunes 21 hs.Bar Olimpo

Corrientes y MendozaOrganiza Omar Sánchez

Milonga El Encuentro

Rosario, Bar El Cairo, enero de 2016Organiza Martín PiñolMartes desde las 22https://www.youtube.com/watch?v=XSSjSNxUcV8&feature=youtu.be

La milonga del Playón

Rosario, Plaza Montenegro, enero de 2016.Organiza Juan Di Benedetto.https://www.youtube.com/watch?v=1Qt_5bKs8tA&feature=youtu.be

MÁS LUGARES PARA BAILAR

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Los Cafés de la calle CorrientesNo podemos dejar de mencionar los numerosos cafés de la avenida Corrientes, ya que ellos también son y han sido parte de la historia de Buenos Aires. Los primeros abrieron hacia 1760, pero su mayor gloria la alcanzaron durante el siglo XX. Pese a que importantes políticos, escritores, periodistas, músicos y actores vistieron sus mesas; muchos de estos locales ya no están, y los que aún perduran, ya no son lo que eran antes... Por Corrientes, desde la avenida Callao y hasta la calle San Martín abundaron los cafés con sabor a tango, a política y disquisiciones psicologistas, a conquistas y engaños, y a todo tipo de movidas artísticas. La bohemia porteña se dio cita a lo largo y a lo ancho de esta avenida, pletórica de ilusiones y anhelos. En

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los distintos cafetines se pronunciaron panegíricos manifiestos acerca de la libertad y los intelectuales de la época evocaron con gran lirismo la autenticidad del alma artística, alejada de los hábitos burgueses y de la mediocridad. A continuación recordaremos algunos de ellos con la intención, en fin, de suspenderlos con la memoria en un presente vivo.

Los Pinos: Este café estuvo ubicado en Corrientes y Rodríguez Peña. Era el lugar de encuentro de políticos

y actores. Fue también el preferido de estudiantes y compañías de teatro. Entre sus habitués se puede recordar a los actores Luis Sandrini, Pepe Cibrián y Ana María Campoy. Pernambuco: Ubicado en la misma intersección de calles, pero de la vereda de enfrente. Relevó a Los Pinos, cuando este último cerró en 1987. Sus habitués solían ser, en su mayoría poetas, músicos y periodistas que además de compartir una charla y un café, también llegaron a navegar por Internet. La Paz: Fue netamente de

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Los Cafés de la calle Corrientescorte político; aunque su estilo fue denominado “psico-bolche”. Ubicado en Corrientes y Montevideo fue un lugar emblemático durante los ´60, cuando el hipismo vistió sus mesas con flores y ondas de amor y paz. Y también fue la época en que el ahora mítico Tanguito visitó el billar del primer piso. Se reunían en este café David Viñas; Ricardo Piglia; Enrique “Mono” Villegas y Rodolfo Walsh, entre otros. Dominguez: Estuvo en Corrientes y Paraná y fue el primer café 24 horas de Buenos Aires. Lo mejor de la poesía rea y “mistonga” de la ciudad se reunió allí; y el gran escritor Celedonio Flores lo inmortalizó en su poema “Tristezas” (“Cuando pasa el organito”, página 81, Editorial Freeland, Buenos Aires, 1965). Corrientes, la amable, la calle Corrientes de los sueños locos, los sueños ardientes pintoresca calle, noctámbula ideal del viejo Montmartre, del Café Domínguez y el rante Pigall... Continuamente dio cita a los amantes del tango. Enrique Cadícamo en un poema homónimo le cantó en su época de mayor éxito -1918-, cuando Buenos Aires se refugiaba en los teatros de la avenida:

Bar Domínguez de la vieja calle Corrientes que ya no queda... De cuando era angosta y la gente se mandaba el saludo de vereda a vereda... Hombres como Francisco Canaro, Noli, Roberto Firpo y Juan Maglio (Pacho) silenciaron también las voces de los parroquianos que se extasiaban con la música de sus conjuntos tangueros. En el mostrador del Café Domínguez se instaló una de las primeras máquinas Express que importó la firma La Cosechera S.A., inaugurando con ella el sinónimo de café. Los mozos, de ahí en más no pidieron tal o cual cantidad de café, sino que sus voces entonaron el “¡marche un express!”.

En su salón se estrenaron dos tangos de grandes valores musicales, como lo fueron Tierra Negra, de Graciano De Leone y Un lamento, de Numa Córdoba. Iglesias: Era vecino del café Domínguez y también supo ser

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tanguero. En él se estrenó La Cumparsita. Lo visitaron entre otros, Pedro Maffia y Roberto Firpo. El Foro: Ubicado en Corrientes y Uruguay, un café de corte político. En los ´70 reunía a la plana mayor del Partido Comunista. Lo transitan un sinnúmero de abogados y hasta el polémico árbitro de fútbol, Javier Castrilli. Tango Bar: Estuvo en Corrientes y Talcahuano y podría decirse que fue “hermano” del Marzzotto y del Nacional, por su palquito pasaron una cantidad innumerable de orquestas típicas que alcanzaron el pináculo de la gloria. El local era alargado y angosto y una mampara de madera y vidrio dividía el salón de familias del salón general. La entrada del establecimiento tenía dos puertas; de una de ellas pendía un

cartelito en el que se leía: “Exclusivamente para Familias”. Las orquestas que actuaron con sus vocalistas en el Tango Bar fueron las siguientes: Edgardo Donato, con la destacada actuación del pianista y compositor Carlos Figari, quién luego integrara el conjunto de Aníbal Troilo; Elvino Vardaro; Anselmo Aieta; Cristobal Herrero; Eduardo Del Piano; Pedro Laurenz, con Alberto Podestá; Raúl Kaplún; Miguel Caló; Horacio Salgán, con Edmundo Rivero; Osmar Maderna con Raul Iriarte; Osvaldo Pugliese con Roberto Chanel y Alberto Morán; Francisco Rotundo; Francini Pontier con Roberto Rufino y Julio Sosa; Ástor Piazzolla, quien debutó en el Tango Bar con la colaboración del vocalista Aldo Campoamor y por último, José Sala.

Café Japonés: Fue un café literario, sin embargo pasó un tanto desapercibido hasta que el gran escritor, Roberto Arlt lo extrajo del anonimato (Los siete locos, página 20, Editorial Futuro, Buenos Aires, 1950). Se dice que este lugar era el “refugio de la mala vida”, pues se reunían en él cocheros y rufianes de la zona, esperando alguna muchacha perdida en la noche sin destino. También fue el sitio donde gran parte de la camada de taximetreros se reunían a beber café, para ahuyentar el sueño que los asaltaba a la medianoche. Cabildo: Estaba ubicado en Corrientes y Esmeralda. Fue un café tanguero, a tal punto que a esta esquina se la denominó “la esquina del Tango”. Paradójicamente fue el lugar que unió en la puja a dos sectores

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sociales: “cajetillas” y guapos. A esta esquina, el escritor Celedonio Flores le escribió una sonatina; y una de sus estrofas apunta: Esquina porteña, tu rante canguela se hace una “melange” de caña, gin fitz pase inglés y monte, “bacará” y quiniela, curdelas de grapé y locas de pris. Café Guaraní: Estuvo en la misma esquina y también fue netamente tanguero. Este café, todas las noches tenía reservada una mesa para Carlos Gardel y José Razzano, que actuaban en el Teatro Esmeralda -hoy conocido como el Maipo-. Bar de Rosendo: Estuvo en la esquina de Corrientes y Esmeralda. Reagrupó a toda una troupe de políticos, periodistas y escritores; hasta que se produjo el ensanche de la avenida y con dicho acontecimiento

desapareció. Fue contemporáneo del cine Empire y del Cabaret L’Abaye, de Esmeralda al 500; y contó con la presencia de Bartolito Mitre y Vedia, Eustaquio Pellicer, José S. Álvarez (Fray Mocho), mientras meditaban la aparición de la revista de mayor trascendencia en Buenos Aires, “Caras y Caretas”. (El 8 de octubre de 1898 aparece el primer numero). En este mismo bar nacieron también las revistas “El Hogar” y “Mundo Argentino”. La Richmond: Ubicada en Florida y Corrientes. Desde siempre, supo ser un café literario; albergó a figuras de la talla de Horacio Quiroga, Hector Blomberg y A. Gerchunoff. En el año 1943, la banda de jazz de Eduardo Armani y su cantante Helen Jakson desplegaron sus melodías y a partir de ese momento, el público cultivó este

género con gusto predilecto. El Ramos: Estaba ubicado en Corrientes y Montevideo. Fue el bar artístico por excelencia. En los ´60 fue el refugio de actores, periodistas y cineastas. Durante la última dictadura militar, era común que muchos artistas e intelectuales se reunieran por tandas en este lugar, aunque las razzias de la policía y los “Falcon verdes” -recuerdo funesto de los militares de la época- aparecieran subrepticiamente a altas horas de la noche... Rafeto: Ubicado en Corrientes y Paraná, fue también un café tanguero; el último de la ronda de los años ´40, cuando la “vieja guardia” del 2 x 4 hacía furor. Esta fue otra de las esquinas reas de Buenos Aires, la de los “cafiolos”, de los “pungas” y de las patotas policiales, donde la bohemia encumbrada repartía

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sus noches en el Rafeto. Pascual Contursi fue uno de sus habitués, junto a Ivo Pelay, Bayón Herrera y Alberto Novión. La Giralda: En Corrientes 1453. Este café permanece intacto y afortunadamente, aún conserva sus lucecitas de neón. Es famoso por chocolate con churros, y sus mesitas de mármol, sobre todo por su aroma a nostalgia.

Café Apolo: Estuvo en Corrientes y Uruguay, contiguo del Teatro Apolo. El café data de la época en que fue inaugurado el escenario del Apolo, es decir, el 9 de julio de 1892. La gente de la farándula teatral se reunía frecuentemente en este lugar. Fue muy destacada la presencia de los hermanos Podestá -Pepe, Pablo y Antonio- acompañados también por Atilio Supparo,

director teatral uruguayo. La participación de las tertulias celebradas en el Apolo eran sinónimo de consagración, fundamentalmente, para los autores y actores. El cenáculo teatral, siempre estaba presidido por Pablo Podestá. El Telégrafo: Ubicado en la misma esquina, fue junto al Apolo un verdadero “hogar alternativo”, para la farándula durante los anos ´50. La

Café La Giralda

Notas

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desaparición del café Apolo motivó el traslado de los artistas a las salas del Telégrafo. Angelina Pagano, Roberto Casaux, Arsenio Mary y Lola Membrives lo frecuentaron. Antes de iniciar los ensayos, o a la hora del aperitivo, pasaban por el café Joaquín de Vedia, Alberto Novión, Alejandro Berruti, Alberto Ballesteros, Carlos Osorio o Rodríguez Acasusso, prestigioso periodista del diario La Nación y hombre de teatro. El Estaño: Ubicado en la esquina de Corrientes y Talcahuano, aún hoy continúa siendo un café tanguero y teatral, pese a que nada queda ya de estaño y mucho sobra de fórmica y acrílico. Pocos saben que precisamente en El Estaño trabajó el conocido magnate del petróleo, Aristóteles Sócrates Onassis, cuando solo era un adolescente y residía

en nuestro país como un simple refugiado. Llegó al almacén, paradójicamente acompañado por un amigo turco que lo contactó con Juan Katapodis, un griego mayorista de quesos, quien le suministró empleo en una frutería y verdulería de Leandro N. Alem y la Avenida Córdoba. En El Estaño, no solo trabajó Onassis, sino que también tuvo la oportunidad de servirle un café a Carlos Gardel (Revista “Panorama”, febrero de 1966). La Real: Fue el lugar predilecto, entre tantos otros de la bohemia tanguera. El estilo de la decoración era art nouveau. Su salón poseía grandes columnas marmoladas, espejos biselados y las mesas y las sillas eran de madera maciza. Por lo general, la afluencia del público se concentraba a la hora del vermouth. Por sus mesas pasaron

hombres como Cátulo Castillo, Aníbal Troilo, Ernesto Ochoa, Juan Carlos Cobián, Julio De Caro, Ángel D’Agostino, José Razzano, Tito Lusiardo, Gerardo Matos Rodríguez y Carlos Raúl Muñoz y Pérez -poeta máximo del lunfardo, que fuera más conocido como el “Malevo” Muñoz-. Aunque, sin lugar a dudas, el personaje que se llevaba todos los laureles, por aquellas épocas, era Carlos de la Púa. El mismo Enrique Cadícamo lo recordó en uno de sus poemas: Confitería de ambidiestros, de Corrientes y Talcahuano. Nosotros somos los maestros y de la Púa el gran decano. Se dice que Carlos de la Púa era famoso por su algarabía y también por ser uno de los hombres de mayor cultura alcohólica de las

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barras trasnochadas de la Avenida Corrientes. El Nacional: Estuvo ubicado en Corrientes y Carlos Pellegrini. Fue conocido como “La Catedral del Tango”. Concurrieron a el, entre otros grandes personajes: Juan D’Arienzo y Anselmo Aieta. Los Inmortales: Estaba en Corrientes y Suipacha. Fue un café literario. El Café de los Inmortales no siempre se llamó así: anteriormente se había llamado “Café Brasil”, en honor a Santos Dumont, quién cumplía sus hazañas en el continente europeo. Don Calixto Milano adquirió este local por mil doscientos pesos. Pero con el tiempo las cuentas demostraron que el negocio no había dado buenos resultados, Milano decide entonces ofrecer el café Brasil a don León Desbernats -hasta ese momento, vendedor de corbatas de la casa Gath y Chaves-. La correcta administración, el empeño y la buena calidad de servicio a la clientela hicieron que el café Brasil ocupara uno de los primeros puestos dentro de la larga lista de locales de la avenida. Allí se reunía la bohemia literaria, que noche tras noche postergaba la cena por las tertulias y una taza de café. Desbernats rebautizó este local gracias a la ocurrencia de Florencio Sánchez y Evaristo Carriego, quienes le otorgaron la

nueva denominación, porque quienes lo frecuentaban nunca comían, y por tal motivo, debían ser “inmortales”... Lo visitaban José Ingenieros, Alfredo Palacios, Horacio Quiroga, Enrique García Velloso, entre tantos otros. Royal Keller: Fue un café político y “bacán”, el lugar elegante de algunas familias distinguidas. Mientras que en él se organizaban reuniones literarias a las que concurrían, generalmente, la gente del teatro, en otras oportunidades este café funcionaba como pequeño estadio, donde se hacían las primeras exhibiciones de boxeo. Hacia la década del ´30 solían reunirse los nacionalistas de derecha, quienes propiciaban el derrocamiento del Presidente Yrigoyen, y aprovechaban para organizar una cena a beneficio del general Uriburu, después jefe del golpe triunfante el 6 de septiembre de 1930. Café de Suárez: En Corrientes y Maipú. Desde siempre, ha sido un café político y literario. Asiduamente era frecuentado por escritores y políticos de distintas facciones, que de reojo se miran por entre el humo del café y el cigarrillo. Café Gerard: Estuvo en la esquina de Corrientes y Florida y fue un verdadero reducto político y musical.

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Café Los Inmortales

Durante varios años fue también el refugio de muchos periodistas, que iniciaban su recorrido noctámbulo en La Helvética. A propósito de esto recordamos que su dueño, un ingles, llamado Eugenio Gerard sentía gran aprecio por Charles de Soussens, a quien cambiaba los tickets o vales que le daban en el diario La Nación como contraprestación por sus servicios periodísticos. (“Critica”, 10 de julio de 1925). Este lugar fue el primero de la zona céntrica donde tocó una orquesta de jazz. La Helvética: Fue el café periodístico por excelencia. Antiguamente este terreno había sido un solar de la calle Corrientes y Catedral. En el año 1844 el lote fue vendido en 92.000 pesos. Aquel solar, del que solo se conservaba un horno pare masa y facturas junto a otros enseres del local, pasaría con el tiempo a convertirse en uno de los cafés más famosos y viejos de Buenos Aires. Se lo denominó la “trinchera intelectual” y el “refugio hogareño de los periodistas del diario La Nación”. Fue el santuario, donde muchos reporteros, por la noche, preparaban las notas que leerían los porteños a la mañana siguiente en uno de los principales matutinos. De las muchas anécdotas que se guardan de La Helvética, rescatamos la siguiente: “Otro acontecimiento vivido de los hombres de letras y de prensa es el que aconteció en una entrevista entre Bartolomé Mitre y Roberto J. Payró. Lo habían llevado a la entrevista Emilio Becher, que era el alma viva del tránsito de La Helvética a La Nación. Sentados en una de las mesas del angosto local, Mitre le preguntó al autor de “La Australia Argentina.” - ¿Dígame, Payró, usted para qué cree que nos puede ser más útil en “La Nación”?” - Para nada - fue la respuesta. - Entonces, para que cree que nos puede ser menos útil?

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- Para todo -respondió de inmediato Payró. (... ) Con este diálogo llegaron a conocerse íntimamente Bartolomé Mitre y Roberto J. Payró, motivo por el cual, este último ingresó inmediatamente a la redacción del diario”. (Los Cafés de Buenos Aires. Página 154 y 155. Editorial Schapire). Concurrían a este recinto Julio Piquet, Carlos García Lauda, Enrique Loncán, Enrique Méndez Calzada, Ángel Falco, José Ingenieros, Pedro Angelici, Joaquín de Vedia, Enrique Hurtado y Arias, Enrique González Tuñon, Héctor Blomberg, Alberto Caprile, Eduardo Mallea, Álvaro Melián Lafinur, Pedro Raggio, etc. En 1955, el local fue baleado con 24 proyectiles; eran tiempos turbulentos donde no solo temblaban los ladrillos de La Helvética, sino también los cimientos de toda la nación. Pese a que el local reabrió sus puertas años más tarde, el renacimiento fue prematuro, y no tardó en llegar el final... El remate de sus pertenencias se realizó en julio de 1958, aunque se conservaron muy celosamente objetos cuyo valor es incalculable, tales como las antiguas cocteleras de plata o los vasos de licor, cuyo tamaño los asemejaba más al de un florero que al de un recipiente para bebidas. Entre las tantas

finísimas bebidas, se guardaron el coñac Martell, en botella de un litro, imposible de encontrar en la Argentina; el Curvoisier legítimo; el Eduardo VII; el Biscuit; el Napoleón ¡1870!; el champagne Perré Jouet y un oporto rarísimo en nuestro tiempo, el Zabaleta del año 1844. Entre los whiskies se conservó el Dry Sack; Morgan; Old Band; Grand Munich; John Heise y el Procurable. La Fragata: También estuvo en la intersección de las calles Corrientes y San Martín. Fue el café de la “city”; el aroma del ambiente de la Bolsa y las cotizaciones impregnó el local y el recuerdo de quienes lo visitaron. Cuenta uno de los mitos populares que en la Avenida Corrientes hubo una época en que existió un discutidor profesional: discutía sobre cualquier tema; se sentaba a las mesas y por un precio fijo discutía de lo que uno quisiera... La lista de cafés es por demás extensa e imposible de citar en una sola nota. La memoria nos lleva a recordar lugares como La Opera; Premier; Politeama; El Ateneo; Café Callao; Café Biarritz; el San Bernardo; El Dorado; El Petit y El Julián; etc., etc., etc. Lo cierto es que esta avenida ha sido considerada por Enrique Cadícamo como la “calle que nunca duerme”, sin embargo desde hace poco más de una

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década bosteza largamente, mientras padece pesadillas edilicias, que poco a poco van diluyendo nuestra identidad. porteña y por que no también, nacional. Los cafés en la historia de Buenos Aires han significado una verdadera institución; la salida de la muchachada; la sede de la expectativa, ya que hasta las cosas mas insólitas podían pasar. También han sido y continúan siendo el escenario de las citas amorosas (ya sea de las primeras o de las últimas), donde la atmósfera se impregna de seducción y confidencia. Los cafés son lugares donde se pautan y se cierran acuerdos comerciales; donde se entretejen discusiones; donde se invita a la nostalgia; donde se producen los reencuentros, tantas veces postergados, con amigos; donde se llama al recuerdo y donde planea el futuro. En fin, son el lugar por donde pasa la vida, y todo esto, mientras bebemos un café. Evocar el espíritu de los viejos cafés de Buenos Aires y salvaguardar los que quedan debería ser para nosotros, los porteños, casi una obligación. Porque mantener la identidad cultural de un pueblo es lo que verdaderamente reafirma el hecho de que “Globalización”, no es sinónimo de “Neo-colonización”. Y “Modernidad”, tampoco implica desmedro de nuestro pasado.

Karina Donángelo

Buenos Aires, antes y ahora

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SOBRE LA ESENCIA DEL TANGOpor Héctor NegroLa capacidad de evolución y de renovación a través de diferentes épocas, ha sido una de las características fundamentales y permanentes del tango, lo que le ha permitido actualizarse en función de los cambios y de la sensibilidad popular. Esto es bien sabido por quienes distinguen las expresiones representativas de cada época y el curso de su evolución. Hasta el más común de los devotos y oyentes habituales de las expresiones del género, puede advertir la variedad de estilos y formas expresivas tanto en el aspecto instrumental como en el cantado. Lo que suele no tenerse en cuenta es que desde sus primeras etapas, cada aporte, cada intento de cambio, provocaron las consiguientes críticas y rechazos provenientes de los “retardatarios” de turno. Abundan los testimonios al respecto y tales

cuestionamientos existen desde poco tiempo después que el tango naciera y consolidara su ritmo y estructura. Uno de los argumentos más meneados fue la preservación de la “esencia”, sin que por lo general se aclarara en qué consistía esa “esencia”, la cual por otra parte fue siendo distinta a medida que el tango mismo iba cambiando. Uno de los pocos que se ha referido a esa “esencia” y la definió e indagó en su breve trabajo titulado “La esencia del tango” (editado en 1980 por “Cuadernos de Tango y Lunfardo”), ha sido José Gobello. Y una de las conclusiones principales a la que llega en su análisis, es que esa mentada y zarandeada “esencia” es algo mutantede acuerdo a cada época y a los accidentes de la porteñidad que el tango expresa (porteñidad entendida en amplio sentido, no limitada sólo al espacio geográfico), según influyen los

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cambios culturales, de costumbres, de ritmo de vida, lenguaje, gustos, etc., además de las consiguientes influencias musicales y/o poéticas predominantes. O sea, que tal esencia no es algo fijo, inmóvil, sino cambiante, como lo es el tango según su historia y evolución lo demuestran a través de tantísimas obras.

Es fácilmente advertible que entre los tangos de Bevilacqua, Greco o Pacho y los de Julio y Francisco De Caro o Joaquín Mora, hay una evidente diferencia. Esto, sin llegar a comparar con producciones posteriores (cuarentistas, pre-vanguardistas o vanguardistas) que moverían a juicios y conclusiones reveladores. Un ejemplo sería confrontar los tangos de Villoldo o Poncio con los de Troilo o Salgán. Se hallará la misma esencia, sí, pero a la vez distinta, del mismo modo que nosotros podemos ser los mismos que en nuestra adolescencia, pero a la vez somos otros, porque el tiempo y la vida nos cambiaron y nos siguen cambiando.

Quizás la aparición de obras en las distintas etapas mencionadas (tal su diversidad de estilos) suscitara la exclamación de más de un inmovilista: “Esto no es tango. Tangos eran los de…” (y aquí coloquemos los nombres de acuerdo a los gustos personales y épocas).

Entonces, ¿dónde está la esencia si todos son diferentes? Allí está la clave, en entender que el fenómeno del tango, tal cual se ha dado y se da, reconoce en el devenir a su sustancia y a la evolución como su signo característico. Y esa es su esencia verdadera: su fidelidad a la característica esencial de cada época (con su carga histórica), nutriéndose siempre con su raíz y con las aguas de sus fuentes corriendo por su savia. La ciudad de 1910 no es la del 2010, obviamente. Es posible que un habitante de entonces traído hasta hoy por un hecho milagroso, diga al ver este paisaje: “Esta no es Buenos Aires”. Y tendrá razón, no es aquélla, es ésta. Y el tango que hoy nace no ha de ser seguro el que él conoció, sino el nuestro (si es tango, agrego). En este aparente juego está otra de las claves. A ciudad nueva, tango nuevo (y por lo tanto, distinto). No neguemos a los habitantes del futuro la posibilidad de saber como fuimos – artísticamente expresados en tango -, en esta década del siglo 21. No congelemos la esencia, prolonguémosla con la misma raíz. Y el tango así mantendrá su vigencia a través del tiempo. (*) (Nota publicada en el Boletín de SADAIC, Nro.3-Abril 2010)

Sobre la esencia del Tango Notas

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Susam, nost, saperovid quam faciasitatur alit exero beaque lam, quam, corro corpos iur,

sundae nobitatque sunto dolore nimil idus repe ped magnimp erciur, nonseq

El MochoConfió Ángel D´Agostino, director de orquesta que vivió en Buenos Aires del 1900 a 1991, solterón y escolaseador para más datos que “soy milonguero, siempre lo fui, en el mejor sentido del término; fui buen bailarín y trabajé acompañando a los mejores, como “El Mocho” y “La Portuguesa”, también a Casimiro Aín –el de la leyenda Vaticana sin documentos-. Así que –siguió D´Agostino- formé mis orquestas con dos conceptos que jamás abandoné: respeto por la línea melódica y acentuación rítmica para facilitar el baile.

Calzando este cartel de proveedor de música para bailar y sabedor de los secretos de la danza del tango –la “Danza Maligna” según Horacio Pagano-, Ángel D´Agostino sentenció que después de tantos años de ver bailarines y encerados “El Mocho” era el mejor, un cajetilla que no necesitaba coreografía y era

la representación más auténtica y más acabada de un milonguero” afirmó.

Rescataba a David Undarz, “el Mocho”, citado en el tango “Adiós Arrabal” en versión de D´Agostino-Vargas cuando dice: …el Mocho y el Cachafaz/ de la milonga porteña/ que nunca más volverá…”.

Fue “el Mocho” porque le faltaba un dedo. Y alcanzó en el cabaret Royal de la calle Corrientes -entre Suipacha y Esmeralda, después el teatro “Tabarís”- la cumbre de su renombre, aunque también bailó en los teatros en los años ’20.

Con su mujer como compañera de baile, Amelia, o “Amelia la Portuguesa”, formaron una de las parejas a ir a ver durante el auge de los cabarets porteños entre 1915 y 1930. Cuentan que su estilo partía de la improvisación aunque, por la categoría de los salones en los que

se presentaban, los Undarz introdujeron técnica coreográfica para avanzar en la estética de sus presentaciones.

La historia de la danza del tango relata que “el Mocho” y su pareja mostraron la esencia de este baile: el lucimiento de la mujer a partir de sus movimientos y expresión, mientras la postura elegante y la marca segura y sutil de los desplazamientos de la pareja quedaba a cargo del hombre. Que de esto se trata.

“El Mocho” y su mujer, nacidos en Avellaneda y muertos en Córdoba de tuberculosis, dos nombres entre otros empolvados en las estanterías del recuerdo._______Tomás Buenos Aires, tragos de tango en clave de chamuyos porteños. Más sorbos los encontrás en nuestra página tomasbuenosaires.com.ar

Notas

Libro - CDFantasmas del MaldonadoLucas CármineLa temática refiere a unasuerte de FantasmasErrantes del ArroyoMaldonado (el Maldonadofue una de las cunas deltango, de los arrabales, hoycorre entubado por debajode la ciudad de Bs. As.).Estos fantasmas al rumbearpor la ciudad van, de alguna manera,“desentubando el tango”,como una alegoría de lo quehoy sucede con el tango:aparecen nuevos letristas,nuevas formas, concompromisos sociales ypopulares, y en relación a las realidades actuales.Guardando siempre laimpronta cultural deaquellos fantasmas del pasado.

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