Tema 15. - El Sintagma Verbal

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TEMA 15. EL SINTAGMA VERBAL 1.Introducción. 2. La estructura del sintagma verbal 2.1. El núcleo del sintagma verbal: el verbo 2.1.1.La conformación diacrónica del verbo español. 2.1.2. La descripción del verbo. 2.1.3. Los morfemas extensos 2.1.3.1. Número y persona. 2.1.3.2. La voz 2.1.3.3. El modo 2.1.3.4. El aspecto. 2.1.3.5. El tiempo. 2.1.4. La estructura del verbo español. 2.1.4.1.Tiempos simples. 2.1.4.2.Tiempos compuestos. 2.1.5. El auxiliar del sintagma verbal: las perífrasis verbales. 2.1.5.1. Las perífrasis de infinitivo. Tipos. 2.1.5.2. Las perífrasis de gerundio. Tipos. 2.1.5.3. Las perífrasis de participio. Tipos. 3.- Bibliografía 1-.INTRODUCCIÓN. EL CONCEPTO DE SINTAGMA. La unidad sintagma posee, fundamentalmente, dos acepciones diferentes en la lingüística contemporánea, al margen de la utilización que el término puede recibir en el modelo saussuriano, relativa a la dimensión combinatoria de los signos lingüísticos en cualquier nivel. En modelos estructurales como los de A. Martinet o B. Pottier, al margen de las variantes de denominación, se utiliza como unidad categorial de extensión variable que es capaz de contraer las distintas funciones sintácticas. En los modelos generativos, por el contrario, los sintagmas son elementos metalingüísticos que poseen una dimensión no puramente categorial, sino también, y Tema 15. El sintagma verbal 1/34

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TEMA 15. EL SINTAGMA VERBAL

1.Introducción.2. La estructura del sintagma verbal

2.1. El núcleo del sintagma verbal: el verbo2.1.1.La conformación diacrónica del verbo español.2.1.2. La descripción del verbo.2.1.3. Los morfemas extensos

2.1.3.1. Número y persona.2.1.3.2. La voz2.1.3.3. El modo2.1.3.4. El aspecto.2.1.3.5. El tiempo.

2.1.4. La estructura del verbo español.2.1.4.1.Tiempos simples.2.1.4.2.Tiempos compuestos.

2.1.5. El auxiliar del sintagma verbal: las perífrasis verbales.2.1.5.1. Las perífrasis de infinitivo. Tipos.2.1.5.2. Las perífrasis de gerundio. Tipos.2.1.5.3. Las perífrasis de participio. Tipos.

3.- Bibliografía

1-.INTRODUCCIÓN. EL CONCEPTO DE SINTAGMA.

La unidad sintagma posee, fundamentalmente, dos acepciones diferentes en la lingüística contemporánea, al margen de la utilización que el término puede recibir en el modelo saussuriano, relativa a la dimensión combinatoria de los signos lingüísticos en cualquier nivel.

En modelos estructurales como los de A. Martinet o B. Pottier, al margen de las variantes de denominación, se utiliza como unidad categorial de extensión variable que es capaz de contraer las distintas funciones sintácticas.

En los modelos generativos, por el contrario, los sintagmas son elementos metalingüísticos que poseen una dimensión no puramente categorial, sino también, y fundamentalmente, sintáctico-funcional; es decir, que son utilizados como medio de representar indirectamente las relaciones sintácticas funcionales.

En tales modelos, el sintagma verbal constituye una categoría metalingüística que, como indicamos, es sinónimo de función predicado, a la par que, secundariamente, denota o recubre la estructura de ciertas secuencias de clases de palabras en las que dicha función se encarna.

Para evitar los riesgos de ambigüedad que la utilización de este concepto lleva aparejados en los modelos generativos, y por considerar a la vez que la existencia en el programa que regula estas oposiciones de un tema específico diferente dedicado al estudio del predicado oracional hace preferible esta opción, utilizaremos en lo que

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sigue el concepto de sintagma en la acepción en que es propuesto por modelos estructurales como los mencionados; es decir, como aquella unidad mínima capaz de contraer las funciones sintácticas oracionales elementales.

2. EL SINTAGMA VERBAL. LA ESTRUCTURA DEL SINTAGMA VERBAL

Consideraremos, desde un punto de vista funcional, un sintagma verbal a toda secuencia de palabras que se comporta como una unidad y que es capaz de contraer la función oracional de núcleo del predicado.

No obstante, estas secuencias de palabras han de obedecer a una determinada estructura interna, cuyos papeles concretos no pueden, a su vez, ser desempeñados por cualesquiera elementos.

Como N. Chomsky ha propuesto, todo sintagma puede ser definido internamente como una estructura funcional de la forma de:

Sintagma = (Especificador) Núcleo (Complemento)

Definir el sintagma verbal obligará, en particular, a determinar cuáles son los elementos que pueden ocupar las funciones de especificador y núcleo.

2.1. EL NÚCLEO DEL SINTAGMA VERBAL. EL VERBO.

2.1.1. LA CONFORMACIÓN DIACRÓNICA DEL VERBO ESPAÑOL.

Desde una mirada diacrónica, Emilio Alarcos ha estudiado los procesos de reorganización del paradigma verbal latino que han llevado a la constitución de los paradigmas verbales del español. Así:

La voz. Los cambios producidos fueron los siguientes:

Desaparición de los significantes propios de la voz pasiva.

Desaparición de la voz media y aparición de las formas con se: fiat lux >>> se faciat lux.

Modo, tiempo y aspecto.

Disolución de la oposición infectum/ perfectum, quedando los valores aspectuales asignados a las perífrasis de nueva creación.

Abandono de las unidades caracterizadas por los morfemas de futuro que, en la lengua hablada, fueron sustituidos por el presente de indicativo o por perífrasis que señalan sustancias modales.

Cambios fonéticos añadidos.

Sólo un fonema separaba el futuro perfecto de indicativo y el pretérito perfecto del subjuntivo potencial: amavero, is, it...../ amaverim, is, it...

Lo mismo ocurría con el presente de subjuntivo y el futuro imperfecto de indicativo en las conjugaciones 3ª y 4ª: legam, as, at.../ legam, es, et...

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La confusión entre estos futuros antedichos y los presentes respectivos: leges, leget.../ legis, legit... tras las desfonologización de la cantidad vocálica que abocaría a un mismo resultado: lees, lee.

Confusión de consonantes entre el pretérito perfecto de indicativo: amauit y el futuro amabit de la primera conjugación.

Las síncopas ayudaban a la confusión: ama(ue)ris / amares.

Así pues, el sistema del latín vulgar

pierde las distinciones de la voz (es preciso recordar que Alarcos y los funcionalistas no reconocen la existencia de la voz pasiva en español

y del aspecto, debido al predominio de la lengua hablada que, para las designaciones aspectuales utilizó los recursos expresivos del latín arcaico que se generalizaron en el latín imperial y hoy conocemos con el nombre de perífrasis resultativas.

Perduraba la oposición modal entre el indicativo y el subjuntivo, aunque confluían ambos en amarem.

La distinción entre infectum /perfectum persistía, aunque las relaciones importantes serán las de anterioridad /posterioridad.

Se fusionaron los valores temporales absolutos y relativos.

Se perdió el futuro.

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2.1.2. LA DESCRIPCIÓN DEL VERBO.

El verbo combina un elemento de referencia léxica y un signo de referencia gramatical compleja.

Ambos signos se presuponen mutuamente.

Sus significantes suelen estar amalgamados, pero en los tiempos compuestos no.

El signo léxico no posee, en principio, ningún rasgo verbal: son los morfemas gramaticales los que confieren a la unidad esa categoría verbal.

A esas dos partes se les llama raíz y desinencia,

a las que hay que añadir la característica.

La raíz + la característica constituyen el tema.

Los lexemas verbales se dividen, según Alvar y Pottier, en tres clases:

Lexemas arbitrarios fijos, que constituyen los llamados verbos regulares. Así, cant- para el verbo cantar.

Lexemas arbitrarios polimorfos, que constituyen los lexemas de las llamadas conjunciones irregulares. Dentro de ellos, Alvar y Pottier distinguen tres series:

Serie viva. Cada una de las formas del lexema tiene una actividad para la formación de derivados. Así, contar, que cuenta con dos lexemas: cuent- y cont-.

Serie muerta, a la que pertenecen los verbos del tipo poder, con tres tipos de alternancias: pued- / pod- / pud-.

Serie semiviva, a la que pertenecen verbos del tipo caer, con dos lexemas: ca- /caig.

Consecuencia de esta tripartición es la división entre verbos regulares e irregulares y, dentro de estos, distingue las siguientes la Real Academia Española:

Irregularidades vocálicas:

Variación e /i. Pedir. Pido / pides.

Var. e/ ie. Acertar. Acierto/ acertamos.

Var. o/ ue. Sonar. Sueno /suenes.

Var. e / i + var.e / ie. Sentir. Siento / sentimos / sintamos.

Var. o/ u + o / ue. Dormir. Duermo / dormimos / durmamos.

Var. i / ie. Adquirir. Adquiero / Adquiramos.

Var. u / ue. Jugar. Juego /jugamos.

Irregularidades consonánticas.

Var. /0/ - /g/ (grf.: c, g). Hacer. Hago / haces.

Var. b/ y. Haber. Haber (Habemos) / haya.

Var. /0/ - /0k/ (grf. c/cz). Parecer. Parezco /pareces.

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Var. /0/- /0g/ (grf. c, cg. Var. zc). Yacer. Yazgo (yazco) / yaces.

Var. n / ng. Poner. Pongo / pones.

Var. l /lg. Salir. Salgo / sales.

Var. u / uy. Huir. Huyo / huimos.

Irregularidades mixtas (vocálicas y consonánticas)

Var. /e0/ - /ig/. Decir. Digo / dices.

Var. a / aig. Caer. Caigo / Caes.

Junto a ellas, existen otras irregularidades que afectan al tema, los verbos incluidos dentro de este grupo son estar y dar.

Los verbos con más de una raíz, que son ser e ir.

Otros muchos verbos tienen más de una raíz, como los que conservan en español su perfecto fuerte: traer, decir, venir, andar, conducir, caber, haber....

Por último, es preciso hablar de aquellos verbos que tienen un participio de pasado llamado fuerte por ir acentuado en la raíz como dicho, puesto, visto

y de verbos deponentes o defectivos como abolir

dentro de los que cabe mencionar a los llamados verbos meteorológicos: llover, nevar...

2.1.3. LOS MORFEMAS EXTENSOS.

Emilio Alarcos ha definido los morfemas extensos como aquellos que pueden regir a distintos elementos de la oración, más allá del lexema con que se asocian.

2.1.3.1. Número y persona.

En el verbo se manifiestan variaciones de número y persona por necesidades de la función gramatical de sujeto, (la llamada concordancia).

Los pronombres personales también conllevan la noción de persona, pero la llevan inscrita en el tema.

Las personas gramaticales del verbo son tres: las llamadas primera, segunda y tercera persona, según se refiera al hablante, al oyente o a una tercera persona que no es el hablante ni el oyente o cuando no interesa o no se puede puntualizar la referencia al sujeto gramatical.

El concepto de 3ª persona ha sido muy discutido.

Para Benvéniste era, simplemente, la no persona y las llamadas formas de tercera persona como las aludidas de los verbos meteorológicos son en realidad ajenas a la idea personal, aunque se les llame unipersonales, como lo muestra que las oraciones a que dan lugar sean llamadas impersonales.

K. Heger considera a estas formas "terciopersonales" como las formas no marcadas en las oposiciones del paradigma correspondiente.

En las formas no personales del verbo no hay flexión nominal. Tema 15. El sintagma verbal

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Las desinencias personales del verbo son:

1ªp. -o -mos

2ªp. -s -is

3ªp. -o -n

El español no necesita, a diferencia del francés, explicitar la persona por medio del pronombre, pues la distinción sufijal (las desinencias) es clara. La presencia del pronombre responde a factores expresivos o al semantismo del verbo.

La persona gramatical no tiene que concurrir con la persona real: "el que suscribe, expone...", tan usado en el lenguaje oficial y la forma de la 3ª se refiere a la segunda en las formas de tratamiento.

La persona se repite en cada verbo, en cada oración y, a veces, en más de una ocasión.

Las 3 personas, repetidas, representan a la vez al hablante, al oyente y al mensaje.

El número es solidario con la persona dentro del verbo.

El verbo necesita uno o varios referentes o entes de la realidad.

En los sustantivos el plural señala a varios objetos de la misma clase

y el singular designa a un ente único o al conjunto indiferenciado de los entes de la clase, en los casos de neutralización de la oposición (el hombre habita la tierra desde hace millones de años=los hombres habitan...).

En el verbo cantamos no se refiere al conjunto de varias primeras personas sino que abarca a la primera persona y a otras personas que np son primeras, lo mismo que cantáis denota la suma de tu + otros; cantan, por el contrario, señala solamente terceras personas.

2.1.3.2. La voz.

La voz afecta a la relación que se establece entre el sujeto y la idea verbal.

Para Amado Alonso es el accidente verbal que denota si la significación del verbo es producida o recibida por el sujeto.

En latín y en griego existían morfemas propios de la voz media y pasiva, pero no es así en español, lo que ha llevado a cuestionarse la existencia no sólo de la voz pasiva, sino de la media y la reflexiva, al no disponer el español de una forma específica para la voz pasiva, no existir ningún formante específico:

Según Alarcos,

se habla de voz activa cuando el agente es el sujeto de la oración;

de pasiva, cuando el sujeto lo desempeña el sintagma que evoca el sujeto paciente.

Pero éste no es un buen criterio para él, pues el sujeto lo es por sus relaciones lingüísticas que establece el predicado.

Es amada

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persona, frente a soyaspecto, frente a ha sidoes indica tiempo, frente a eramodo, frente a seanúmero, frente a sonnúmero, frente a amadosgénero, frente a amado

Puede ocurrir, además, que la misma combinación de ser + participio tenga sentido activo, como se desprende de las combinaciones La chica fue acomplejada y la edición fue reducida, o en Juan es admirado y Juan es osado.

Ello lo lleva a la conclusión de que el español puede expresar los distintos tipos de voces que en griego se distinguían de modo claro, pero que la lengua española carece de morfemas específicos.

Es cierto que la experiencia comunicada, dice Alarcos, comporta un actor de la actividad designada por el verbo y un paciente afectado por ella, que se llama "sujeto paciente". La diferencia entre El campeón fue vencido y el campeón fue vencedor nace de la significación de vencido y vencedor y en ningún caso de la forma verbal.

En ambos casos, según Alarcos, vencido y vencedor pueden ser conmutados por lo en estas oraciones consideradas primeras de pasiva.

En las llamadas segundas de pasiva como La noticia fue divulgada por los periódicos o El puente fue volado por la aviación el sintagma compuesto por la preposición por + el Agente delimitaría el atributo de esos predicados y forma con ellos una unidad sintáctica que puede elidirse en su conjunto: lo fue, de donde se infiere que el valor de agente no afecta para nada a las relaciones gramaticales.

Compárense esas oraciones con El puente era inútil por su estado o La noticia es falsa por ciertos indicios donde la aparición de términos adyacentes no depende de la estructura oracional como en las llamadas segundas de pasiva, sino por el alcance que se quiera dar al atributo.

Así pues, no existen diferencias entre los llamados sujetos agentes y los complementos circunstanciales.

Las únicas diferencias entre las oraciones atributivas y las pasivas se deben al valor semánticos de los respectivos atributos.

2.1.3.3. El modo.

De forma tradicional se llama así al accidente gramatical que expresa la actitud mental del hablante respecto de los hechos que enuncia.

Tal relación puede ser objetiva o subjetiva.

Si es objetiva, nos hallamos ante el indicativo; si es subjetiva, ante el subjuntivo.

La gramática tradicional habla, además, de los modos imperativo, potencial e incluso del infinitivo.

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Desde el punto de vista de la distinción modus /dictum, pertenecerían al primero las variaciones morfemáticas que son conocidas como modos.

Las variaciones del verbo no son todas compatibles con las modalidades asertivas, interrogativas y apelativas del enunciado.

Hay formas incompatibles con la interrogación como cantas, cantaras, cantares, canta,

como lo son cantas, cantabas, cantantes y cantarías con la modalidad apelativa.

Y, con respecto a la asertiva, todas las formas verbales son compatibles menos las formas del imperativo. (Es preciso decir aquí que las formas del infinitivo, del gerundio y del participio no deben ser consideradas formas verbales, sino formas derivadas del verbo, al no poder funcionar como núcleos de la oración y carecer de los morfemas verbales. Se las ha llamado formas nominales del verbo, funcionando como los sustantivos, los adjetivos y los adverbios, aunque conservan las posibilidades combinatorias del signo léxico verbal, es decir, son capaces de llevar adyacentes.)

El imperativo no es sino una variante del subjuntivo, dado que el mandato no es otra cosa que una expresión subjetiva de deseo, constatando tan sólo con una persona específica, la 2ª, y para la llamada 2ª de plural, se echa mano en la lengua hablada del infinitivo: marcharos. La única diferencia del imperativo son los suprasegmentos tonales y sirve para la función apelativa del lenguaje.

Según Alarcos, el contenido propio del imperativo es la apelación y se diferencia por ello por su peculiaridad fónica. Es la única forma que añade enclíticos pronominales átonos (cómpralo, temednos) y está restringido por tres condiciones:

debe tener sujeto en segunda persona,

ha de situarse en la perspectiva de presente

y su oración debe ser afirmativa.

Ignacio Bosque ha señalado la existencia en español de construcciones sintagmáticas gracias a las cuales es posible la creación de fórmulas de imperativo de pasado: (haber venido).

Con respecto a la relación de los modos indicativo, subjuntivo y potencial, Alarcos cree que no es suficiente con los criterios de combinabilidad con la modalidad interrogativa y las diferentes dependencias de las unidades transpuestas para determinar el modo, sino que debe someterse a las siguientes indicaciones:

La de los hechos estimados reales o cuya realidad no se plantea por ser indiferente en la situación del hablante.

La de los hechos cuya realidad es factible siempre que se cumplan ciertas condiciones; y

La de los hechos ficticios, cuya realidad se ignora o cuya irrealidad resulta evidente.

De aquí se deduce que existen tres modos:

El indicativo, que designa la no ficción de lo denotado.

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El condicionado, que incluye las formas cantarás y cantarías y que designa que los hechos denotados por la raíz verbal están sometidos a factores varios que los harán posibles.

El subjuntivo, el modo de menor capacidad de aplicación y que señala el carácter no real, ficticio, de la denotación de la raíz verbal.

Así pues, el modo potencial no debe ser considerado como modo, ya que es un calco del optativo griego.

Gili Gaya lo considera un futuro hipotético.

Su inclusión como futuro de indicativo de debe a Andrés Bello, pero a aveces tiene valores indudables de pasado: "serían las cinco", en cuyo caso, sería un futuro del pasado, como quiere Hernández Alonso.

Para Pottier expresa una hipótesis, una hipótesis que, de nuevo, llamaría al pasado: "Cuando llegó serían las diez".

A Emilio Alarcos, las formas en -ría le plantean tres problemas:

¿Indica aspecto? Cantaría es la forma sincrética de cantaré, según la oposición canté /cantaba.

Este futuro hipotético omite toda referencia al momento en que se habla y toma como punto de partida el pasado: "Dijo que llegaría hoy martes / el domingo pasado / el próximo jueves", con lo cual sus valores serían los del futuro considerados desde el pasado.

¿Es una forma del indicativo? Alarcos advierte matices modales en cantaré y en cantaría, distintos de las demás formas de indicativo como los presentes y los pasados que indican una situación en el tiempo, frente a los futuros que expresan una relación de posterioridad y no una extensión temporal.

Para Alarcos, tanto cantaré como cantaría podrían ser incluidos en el modo potencial, pero refiere seguir llamándolos futuros, al colocar su referencia no tanto en lo por venir sino después de algo o según algo.

¿Cuál es el valor temporal de cantaría? No indica propiamente tiempo, sino "perspectiva". Más que tiempo "por venir", los futuros y el llamado potencial expresan posibilidad y posterioridad, diferenciándose cantaría por añadir una alejamiento del hablante con respecto al futuro cantaré.

2.1.3.4. El aspecto.

El Esbozo de la Real Academia Española recoge una tradición gramatical de verbos cuya acción denota la manera de aparecer su acción en la mente de los hablantes. Habla, así, de verbos que representan

actos momentáneos (saltar, besar, firmar);

otros, reiterativos (golpear, frecuentar);

otros, durativos (conocer, saber, querer);

también anota los incoativos (enrojecer, amanecer)

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y otros el momento en que la acción está acabada (nacer, morir, concluir) que el Esbozo llama clases de acción.

La naturaleza de estas representaciones es semántica y dichos verbos carecen de morfemas específicos. No obstante, el contexto suele modificar la significación abstracta de un verbo y así, escribir, que es algo permanente, puede ser una acción que comienza y acaba en escribir una carta.

Entre estas modificaciones contextuales coloca el Esbozo los medios gramaticales, morfológicos o perifrásticos, que reciben así el nombre de aspectos. Así, enojarse, donde la aparición del se añade un aspecto incoativo al verbo enojar, que no lo tenía. No pocas perífrasis o locuciones verbales con gerundio denotan aspectos durativos, perfectivos, etc. de la acción, como ir saliendo, ir entrando...

Junto a esas modificaciones, considera el Esbozo la existencia de las formas verbales temporales que llama tiempos perfectos e imperfectos.

En los imperfectos, la atención se centra en la continuidad de la acción y no en su comienzo o final. Así, cantaba.

Por contra, los tiempos perfectos se refieren a la terminación o conclusión de la acción.

Las gramáticas distinguen entre

Aktionsart, modo de la acción, y

Aspekt, aspecto de la acción.

Las primera pertenece al plano léxico

y la segunda al gramatical.

Según J. Holt, el aspecto expresa el término o la no-terminación del proceso y se logra mediante ciertas formas de cada verbo y mediante ciertos morfemas verbales. Así, cantaba y canté indican el proceso sin término y el proceso terminado.

En español, las formas no personales tendrían, en el caso de quienes las consideran formas verbales, un miembro positivo (cantado), que indica el final del proceso, la forma que indica el no término (cantando) y la forma neutra (cantar).

En las formas verbales del paradigma español, el aspecto sintagmático está servido por dos tipos de aspecto:

el que presentan las formas simples y compuestas.

La diferenciación de los dos tipos de aspecto permiten agrupar las formas entre las aspectuales que delimitan el proceso y las que no.

El pretérito imperfecto de indicativo no marca término del proceso, frente al indefinido que sí lo marca, aunque ambos se refieran al mismo tiempo pasado.

Para Emilio Alarcos, las diferencias entre cantabas y cantaste son, además de referirse al indicativo y al pasado, pertenecientes a una oposición entre el sentido imperfecto durativo y el puntual, que

el primero es no terminativo

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y el segundo sí lo es.

A esta diferencia se le llama aspecto, que, como se ve, alude a otra realidad diferente de la esbozada arriba sobre los modos de la acción.

Para Alarcos, la referencia terminativa o no de los morfemas verbales temporales de cantabas y cantaste es compatible tanto con significados durativos como puntuales. Los morfemas enfrentados no implican que la raíz tenga un sentido terminal o durativo, sino el cese, en un momento dado del pasado, de esa noción.

Una cosa es la significación de las raíces verbales y otra el aspecto bajo el que el hablante enfoca sus valores terminativos o no terminativos.

Además de esos valores, la forma cantaste se utiliza como significante de hechos sucesivos aislados,

mientras que cantabas sirve para mostrar el fondo indiferenciado sobre el que destacan los hechos aludidos por cantaste. Por eso los llamó Bello pretérito y copretérito.

Las relaciones entre cantaste y has cantado se basan en que el hablante no sitúa los hechos como más o menos próximos al acto de habla, sino que explícitamente o no, el hablante los inserta en un periodo común o ajeno a este momento.

Es decir, que la acción que colocamos en pretérito perfecto la seguimos considerando actuante en el momento del habla,

mientras que la del indefinido la damos por concluida y los efectos de su terminación ya no están presentes en el momento de la elocución.

Para Alarcos, las diferencias entre el perfecto simple y compuesto se basarían en los puntos siguientes:

El perfecto compuesto se emplea con adverbios que indican que la acción se ha realizado en un momento del tiempo en que está comprendido el momento actual: hoy, estos días, este año...

El perfecto simple con adverbios indica que el tiempo presente no está incluido: ayer, el mes pasado...

Con adverbios o complementos temporales indican duración o repetición las dos formas: la compuesta indica que la duración llega hasta el presente: "Nunca me ha faltado qué comer" o que acabó: "Nunca me faltó qué comer".

La forma compuesta conserva, pues, la significación temporal de presente que tuvo en su origen antes de convertirse en forma auxiliar.

2.1.3.5. El tiempo.

Con la idea de verbo siempre ha ido unida, desde Aristóteles, la idea de tiempo: Palabra significante con tiempo. Pero los filósofos no se han interesado especialmente en serie el tiempo del lenguaje, tal vez porque, como indica José Andrés de Molina, Platón consideraba en el Timeo que los tiempos lingüísticos son inadecuados para el ser, eterno y ajeno al devenir.

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Para E. Bull, durante siglos se ha acostumbrado en las gramáticas a decir que el tiempo de un verbo nos indica cuándo ha ocurrido un proceso, pero ahora debería resultar evidente que no es así, que ninguna forma localiza un suceso en el tiempo.

Como subraya Weinreich, los tiempos no señalan el tiempo de la acción, sino el orden y aspecto de la misma en el tiempo.

El hecho de que los morfemas temporales se repitan machaconamente en la frase en cada formal verbal indica que no es así. Además, no sólo los verbos indican tiempo. También los sustantivos, los adverbios, pueden expresarlo.

De manera general, pueden indicarse tres grandes zonas de señalización en el tiempo: anterioridad, simultaneidad y posterioridad, o con otros nombre, pasado, presente y futuro.

Varias formas recubren estos contenidos, siendo las más abundantes en el verbo español las del pasado, menos las del presente y menos aún las del futuro.

El presente.

Puede coincidir con el momento en que se habla

o extenderse a lo que se llama "presente ampliado".

Se distingue del pasado y del futuro.

Es un tiempo imperfectivo; con verbos "perfectivos" indica tendencia y acercamiento a la finalización del proceso.

Suelen distinguirse:

Presente actual, coincidente con el acto de habla;

Presente histórico, aplicado al pasado mediante una traslación imaginaria;

presente habitual, indicando intemporalidad;

presente pro futuro, frecuente en los verbos de movimiento;

presente perseverativo, "hace tiempo que no fumo"

y presente resultativo: el jefe manda que trabajemos.

Desde el punto de vista de las oposiciones estructurales, es el tiempo no marcado.

Pasado.

El el más rico en valores temporales y aspectuales:

perfecto e indefinido son tiempos absolutos; los que se sitúan solos en nuestras representación sin conexión alguna con el contexto u otras situaciones del habla. Están medidos directamente desde nuestro presente

imperfecto, pluscuamperfecto y anterior son relativos, es decir, se miden por el contexto o por relación a otro tiempo o adverbio de tiempo.

Los tiempos del subjuntivo han perdido su valor temporal, salvo el pluscuamperfecto.

Futuro.

Expresa un matiz de inseguridad, por lo que puede considerarse a medio camino entre el indicativo y el subjuntivo.

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Suele expresarse mediante formas sintéticas y perifrásticas o analíticas.

Puede extremar su carácter modal y, usado con intención volitiva, adquiere el valor de imperativo: "No matarás".

2.1.4. LA ESTRUCTURA DEL VERBO ESPAÑOL

2.1.4.1. Tiempos simples.

Tras repasar los diversos morfemas extensos del español, Alarcos construye la siguiente estructura del verbo español. Dejando de lado las formas compuestas, define las simples mediante las siguientes oposiciones:

Formas que no indican modo, tiempo ni persona frente a las que los indican: Infinitivo, Gerundio y Participio frente a las demás.

Dentro de las formas no personales: Formas que no indican distensión frente a las que la indican: Infinitivo / Gerundio y Participio. Eso explica el significado de las perífrasis verbales. (Para Guillaume, las formas no personales contienen el tiempo en potencia: el infinitivo tiene el máximo de tensión y el mínimo de distensión (no ha gastado nada) el gerundio, tensión y distensión medias; el Participio, tensión cero, extensión máxima).

Función apelativa frente a las formas que no la realizan: el imperativo frente a las demás formas.

Las 7 formas restantes formas, excluido por su rareza el futuro de subjuntivo, se organizan estructuralmente del siguiente modo:

Formas que no indican irrealidad frente a las formas que sí la indican: el indicativo frente al subjuntivo. Esta correlación se cruza con otra:

Formas que no indican la realización del tiempo (prospectivas) frente a formas que sí la indican (remotospectivas): Presente y futuro frente al pretérito y al futuro hipotético.

Formas que no indican virtualidad del tiempo frente a las que lo indican: Presente, pasado frente al futuro y al futuro hipotético.

Correlación aspectual terminativa: Formas que no indican inexistencia de tensión frente a las que sí la indican: Imperfecto y gerundio frente al pasado simple y el participio.

Los valores de cada tiempo quedan así:

Canto. Miembro no marcado en todas las correlaciones. Todas sus características son negativas: No indica modo, no indica tiempo pasado ni futuro.

Cantaba. (Bello: copretérito). Tiempo marcado en cuanto a la correlación temporal, pero en todo lo demás es negativo: no indica modo, no indica futuro, no indica término del proceso.

Canté. (Bello: pretérito). Opuesto al anterior por su correlación aspectual terminativa. Término marcado por indicar la terminación del proceso.

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Cantaré. Tiempo marcado en la correlación temporal. Indica futuro. No indica modo ni pasado.

Cantaría. Virtualidad dirigida hacia el futuro. Se opone al pasado y puede señalar tiempo, pasado respecto al presente. No indica modo, indica a la vez tiempo pasado y tiempo futuro.

Cante. Presente de subjuntivo. Miembro marcado de la correlación modal, indiferente a la correlación pasado temporal. Positivo en cuanto al modo; negativo en cuanto al tiempo.

Cantara - cantase. Pretérito imperfecto de subjuntivo. Pretérito). Indica matiz modal y tiempo pasado.

Neutralizaciones.

Para José Andrés de Molina, en ciertas situaciones cesan las invariantes morfológicas y se suprimen las características distintivas.

En la correlación modal, cesa la oposición entre cantara /canté en el futuro de probabilidad y concesivo: "estará en su casa (acaso esté)".

También cesa la oposición cantaría / canatara, cantase en las construcciones de posibilidad y concesivas: "Tendría 50 años".

En la correlación pasado- temporal, cesan las oposiciones entre canto / cantaba, canté en el presente histórico.

En la correlación aspectual terminativa, cesa la oposición entre cantaba / canté: "Al amanecer salió el ejército y poco después establecía contacto".

En la correlación futuro temporal, la oposición prospectiva del subjuntivo se ha descategorizado en la lengua moderna. Sólo existe en indicativo.

2.1.4.2. Tiempos compuestos.

Su ordenación es totalmente diferente de los tiempos simples.

Formas no personales frente a las formas personales. Se oponen el infinitivo y el gerundio, haber cantado, habiendo cantado frente a los demás.

Dentro de las primeras, el infinitivo no tiene distensión frente al gerundio, que sí la tiene. Haber cantado frente a habiendo cantado.

Formas sin matiz modal frente a las formas con él. Opone esta correlación las formas del indicativo a las del subjuntivo.

Formas que indican pasado frente a las que no indican pasado tanto en el indicativo como en el subjuntivo.

En el primero, he cantado, habré cantado frente a había cantado, hube cantado y habría cantado;

Haya cantado frente a hubiera /hubiese cantado en el subjuntivo.

Formas que indican no futuro frente a las que sí lo indican.

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En el indicativo, he cantado, había cantado y hube cantado frente a habré cantado;

No existe esta correlación en subjuntivo.

Entre las formas del no futuro del indicativo, y especialmente entre el pretérito pluscuamperfecto y el antepretérito o pretérito anterior, existe una última correlación: la que opone la señalización del término del proceso, hube cantado a la que no lo señala, había cantado.

Las formas compuestas siempre han planteado el problema de si pertenecen al sistema morfológico o son sólo procedimientos sintácticos, porque, en último extremo cantar -é es una forma compuesta.

Como se observa, la principal diferencia con la estructura de las formas simples es la del aspecto. La explicación viene dada por la formación de los tiempos compuestos. Para Guillaume, el participio carece de tensión temporal, como los adjetivos. Para actualizarlo verbalmente hay que darle una carga temporal, lo que se consigue mediante el auxiliar haber.

De esta manera debemos entrar en el problema del aspecto. Para Tesnière, los valores semánticos de la forma canto se transmiten al participio de los tiempos compuestos, mientras que los valores gramaticales recaen sobre el verbo auxiliar. Ya hemos aludido arriba a la distinción Aktionsart / Aspekt, los primeros de los cuales serían derivativos o radicales, mientras que lo segundos serían flexionales y sintagmáticos.

Como en los tiempos compuestos, según José Andrés de Molina, volvemos a encontrarnos ciertas neutralizaciones:

Correlación modal. Se produce entre habré cantado / haya cantado: "Es probable que haya cantado"

Igualmente, entre habría cantado y hubiera cantado: "Si hubiera tenido ocasión".

Correlación remotospectiva. "Cuando llega a casa, su amigo ha salido ya".

Correlación de prospeccción. "En un momento he acabado" (habré acabado).

Correlación sintagmática aspectual: "Están esperando a que se levante" (haya levantado).

2.1.5. EL ESPECIFICADOR DEL SINTAGMA VERBAL. LAS PERÍFRASIS VERBALES.

Desde el punto de vista funcional, una perífrasis verbal es la unión de dos o más verbos que constituyen un solo núcleo del predicado.

El primer verbo, llamado auxiliar, comporta las informaciones morfológicas del número y persona

y el segundo verbo debe aparecer en gerundio, infinitivo o participio, formas llamadas no personales. Ej.: Esto viene a costar mil pesetas, Te tengo dicho que no hables tanto, Esos pisos vienen costando treinta millones.

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Habrá que distinguir, pues, entre la significación léxica de toda la perífrasis y el valor de los medios gramaticales.

Las construcciones perifrásticas se caracterizan porque el verbo auxiliar no es prescindible, por el carácter unitario del conjunto desde el punto de vista semántico y porque admiten conmutación léxica pero no estructural.

Para evitar equívocos, y no confundirlas con los formas verbales de tiempos compuestos y la llamada voz pasiva, R. Seco las llama frases verbales.

Entre los intentos de clasificación general, B. Pottier distingue entre

Construcciones de incidencia directa, y,

Construcciones de incidencia indirecta.

Según la ausencia o presencia de preposición o conjunción entre el término auxiliar y el auxiliado.

Esta distinción es simplemente formal.

La tradición gramatical española (Gili Gaya, Roca Pons...) distingue tres grandes grupos de perífrasis verbales según el verbo predicativo esté en infinitivo, gerundio o participio, clasificación que responde al sentido general que cada uno de los grupos ha tenido en la lengua. Así pues, las perífrasis se clasificarán en:

Verbo auxiliar + infinitivo, que marcan un carácter progresivo de la acción orientada hacia el futuro.

Verbo auxiliar + gerundio, con carácter denotativo de la acción dirigida hacia el presente.

Verbo auxiliar + participo, con carácter perfectivo de la acción orientada hacia el pasado.

2.1.5.1. Perífrasis de Infinitivo

Pruebas para comprobar la existencia de una perífrasis.

Para que pueda hablarse de perífrasis es necesario, según Gómez Torrego, hacer la prueba de la conmutación. En el caso de las de infinitivo, si puede ser sustituido por otra parte de la oración, no formarían una perífrasis. Ejemplo: Juan tiene que presentar el carné >>>> *Juan lo tiene. Obsérvese lo que sucede con Juan desea presentar el carné. >>> Juan lo desea

Otra forma de comprobarlo. Transformarlas en interrogativas de la forma no personal con qué. En el ejemplo anterior, no cabe la construcción *¿Qué tiene Juan?

Otra propiedad básica de las perífrasis es la capacidad selectiva del infinitivo. Sólo él puede seleccionar el sujeto y el complemento de las perífrasis. En caso contrario, la construcción no es perifrástica. Los ríos van a desembocar al mar no es una perífrasis, pues puede decirse Los ríos van al mar y, además, al mar es un complemento circunstancial de van y no de desembocar, que exige a sus complementos un cambio de preposición: en el mar.

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En el caso de que exista su transformación en pasiva, sólo puede ser pasivizable el infinitivo, frente a las construcciones no perifrásticas: Juan tiene que leer la carta >>> La carta tiene que ser leída por Juan. Pero en Juan deseo leer la carta, si la pasamos a pasiva nos sale una oración agramatical: * Juan tiene que la carta sea leída.

La pasiva refleja afecta a toda la perífrasis, por que si el SN aparece en plural, el auxiliar debe hacerlo también. Se tienen que celebrar las elecciones, cuyo SN son las elecciones. Pero si digo Se desea celebrar pronto las elecciones no es posible decir * Se desean celebrar las elecciones, al ser las elecciones el complemento directo del infinitivo.

La posición de los clíticos. Los clíticos pueden anteponerse al primer verbo en las perífrasis o posponerse al infinitivo. Fue a contármelo, Me lo fue a contar.

Por otra parte, y aunque parezca contradictorio, sólo el infinitivo puede seleccionar al sujeto de la perífrasis, al ser el verbo auxiliar un mero instrumento gramatical del infinitivo. Por la misma razón, la pasiva refleja afecta a toda la perífrasis. Se van a celebrar las elecciones.

Con respecto al estatuto "verbo auxiliar", sólo el verbo soler puede ser calificado de tal, porque solo él se combina siempre y únicamente con infinitivos.

Los demás verbos "auxiliares" presentan otros usos fuera de las perífrasis, y el verbo haber sirve de auxiliar en los tiempos compuestos de todos los verbos en español, además de ser un verbo "pleno" en construcciones impersonales con complemento directo.

Así pues, "auxiliar" presenta un carácter contextual. Compárense: Vino a decirme a mi casa que me buscaban con Vino a decirme que yo era tonto. Por todo ello, "auxiliar" es aquel verbo que forma parte de la perífrasis verbal como verbo conjugado, con los morfemas que aportan información modal, temporal, aspectual, de número y persona y que se encuentra inhabilitado para seleccionar sujetos y complementos directos, al ser un mero auxiliar morfosintáctico.

Clases de perífrasis verbales de infinitivo.

Perífrasis modales.

Estas construcciones son aquellas que presentan la acción del infinitivo como obligatoria, necesaria, posible, probable...

Deber + infinitivo. Obligación.

Deber de + infinitivo. Probabilidad.

Tener que + infinitivo. Obligación.

Haber de + infinitivo. Posee, además de su valor modal, un claro valor temporal de futuro. Con valor obligativo rivaliza con tener que + infinitivo.

Haber que + infinitivo. Rasgo fundamental de esta construcción es su carácter encubridor del actor, aparte de su valor obligativo, de necesidad o conveniencia

Poder + infinitivo.

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Otras perífrasis modales: Lograr, conseguir, intentar, tratar de, querer + infinitivo.

Perífrasis aspectuales.

Tienen que ver con la acción verbal en sí mismas. Puede abordar su inicio, la anterioridad a su inicio, su transcurso, su repetición, su final o un punto de la acción.

Dos rasgos las definen frente a las modales:

Son incompatibles con los infinitvos compuestos.

Son compatibles con imperativos.

Clasificación:

Ir a + infinitivo.

Empezar, comenzar a + infinitivo.

Ponerse a + infinitivo.

Echar a + infinitivo.

Echarse a + infinitivo.

Romper a + infinitivo.

Estar a punto de + infinitivo.

Volver a + infinitivo.

Soler /acostumbrar a + infinitivo.

Acabar, terminar de + infinitivo.

Dejar de + infinitivo.

Otras perífrasis de infinitivo.

1.- Venir a + infinitivo.

2.- Llegar a + infinitivo.

3.- Acertar a + infinitivo.

4.- Alcanzar a + infinitivo.

5.- Tardar en + infinitivo.

6.- No tener por qué + infinitivo.

7.- No haber por qué + infinitivo.

Es evidente que existe una pormenorizada diversidad entre la diversa manera de gramaticalización de las perífrasis verbales de infinitivo, una selección de matices según los verbos auxiliares y un diverso grado de interpretabilidad de los significados de la perífrasis según el significado de los infinitivos. (La descripción pormenorizada de todas y cada una de las interpretaciones debiera de hacerse con ocurrencias de cada una de ellas.)

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También es preciso recordar que algunas son más antiguas que otras en la lengua (la más antigua es ir a + infinitivo) y que algunos de los verbos auxiliares han creado los futuros románicos. En español, por ejemplo, habeo, es, et... se ha transformado, tras el infinitivo, en el morfema de los futuros, y habebam, as, at... forma los morfemas del llamado potencial, y esos tiempos conviven con Hay que, había que...

2.1.5.2. Perífrasis de gerundio.

Para que existan perífrasis de gerundio se necesitan un verbo auxiliar conjugado y un gerundio, y ambos deben formar una unidad léxico-semántica, es decir, deben constituir una sola unidad verbal. Para que ello se posible, dicha unidad debe cumplir tres condiciones:

Que el gerundio posea carácter verbal y no adverbial ni adjetival.

Que el sujeto del gerundio sea el mismo que el del verbo auxiliar; y

Que no existan complementos que modifiquen exclusivamente al auxiliar.

Las perífrasis de gerundio presentan la acción vista en su desarrollo. Se le llama "aspecto cursivo", por lo que estas perífrasis reciben el nombre de cursivas.

A veces, suelen coincidir sus significados y usos con las perífrasis de infinitivo: Esto viene a salir por unas doscientas pesetas ,Esto viene saliendo por unas doscientas pesetas.

En determinados contextos, ir, venir, andar, pierden su independencia sintáctica para formar un núcleo verbal complejo con un gerundio. Se convierten, así, en verbos instrumentales, en portadores de todos los morfemas extensos, además de añadir su propio matiz significativo. Estos verbos añaden a la duración la idea de movimiento que, en el caso de ir, es movimiento desde el presente, lo que explicaría el matiz de lentitud que caracteriza estas expresiones. Por contra, venir indica movimiento hacia el presente.

Desde el punto de vista tradicional, estas perífrasis son analizadas desde dos puntos de vista:

El semántico, y entonces sólo se incluyen las perífrasis con estar, ir, andar, venir, llegar y quedar.

El sintáctico, y entonces se añaden acabar, seguir, continuar, terminar, empezar y comenzar.

Según Alicia Yllera, los criterios sintácticos que debe cumplir una perífrasis verbal con gerundio son los siguientes:

El verbo flexionado no debe ser unipersonal: Esta haciendo mucho frío, pero no *Concluyó lloviendo.

Si ambos verbos pueden ser sustituidos por dos verbos flexionados, no existe perífrasis verbal: Anda malviviendo, pero no +Anda y malvive

En las perífrasis se interroga con qué y se cambia, en la respuesta, el gerundio por haciendo. Si no existe perífrasis, entonces se debe responder a cómo: Están levantando demasiado polvo. )Qué están haciendo? Mi gabardina está chorreando. )Cómo está mi gabardina?

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No pueden separarse ambos verbos: *Apretando el paso es como caminan.

La pasiva afecta a todo el conjunto.

Si el gerundio puede permutar por un adverbio, no hay perífrasis.

En el caso de la existencia de clíticos, éstos pueden anteponerse al auxiliar: Andaban buscándolo. Lo andaban buscando.

Tipos de perífrasis con gerundio.

Llevar + gerundio.

Estar + gerundio.

Ir, venir, andar, llevar + gerundio.

Quedar (se), seguir, continuar, proseguir + gerundio.

Acabar, terminar, empezar y comenzar + gerundio.

Según Alicia Yllera, las perífrasis de gerundio expresan una acción vista en su desarrollo.

Con estar + gerundio se presenta una visión actualizadora del predicado, sin indicar su culminación. Los significados incoativos, progresivos e iterativos son contextuales.

Ir + gerundio presenta una visión progresiva y gradual. Se suelen añadir adverbios que indican una marcha lenta. Aspectos como el progresivo o iterativo son contextuales.

Venir + gerundio designa una acción en curso que se ha iniciado en un momento anterior y, en ocasiones toma un sentido aproximativo.

Andar + gerundio modaliza la acción verbal.

Llevar + gerundio expresa una visión retrospectiva-acumulativa, previendo su posible continuación.

Las demás perífrasis expresan una acción que se prolonga en la época indicada por el auxiliar, arrancando en un momento anterior y presuponiendo que se deseaba o esperaba su cese, por lo que aportan una visión continuativa. Otras presentan una visión culminativa (terminar, acabar) o de iniciación y continuidad (empezar, terminar).

La naturaleza durativa de estas perífrasis depende del significado del verbo en gerundio. Con verbos imperfectivos el gerundio refuerza el sentido durativo que el verbo tiene de por sí: estoy escribiendo.

El carácter durativo las hace aptas para la expresión de procesos verbales como de estados considerados en su duración, acepción a que se llega a través de un proceso de desdibujamiento de su significado fundamental para pasar a indicar una situación activa o pasiva del sujeto. Así, en Anda enfadado estos días conserva apenas una leve idea de movimiento que desaparece gradualmente.

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Si, además, se añade un gerundio de un verbo que indica movimiento, la forma personal del verbo auxiliar aporta una idea de movimiento aplicada al tiempo, es decir, sirve de auxiliar a la acción, al aspecto durativo o a otros matices.

2.1.5.3. Perífrasis de participio.

Precedido de un verbo auxiliar, los participios forman frases verbales de significación perfectiva, sentido que tiende a evolucionar hacia la representación de un tiempo anterior en el cual se produce la perfección o terminación del proceso. Por eso la idea de pretérito, de anterioridad personal, acompaña al significado perfectivo y, a veces, se sobrepone a él.

En español, el verbo haber+ participio forma las perífrasis denominadas tiempos compuestos.

Manacorda de Rosetti prefiere separarlos de las perífrasis, aunque otros prefieren incluirlos todos en una llamada conjugación perifrástica.

Los tiempos compuestos significarían, en principio, acción acabada en el presente, en el pasado y en el futuro, por lo que estas perífrasis se convirtieron en tiempos del verbo. Pero, en la lengua moderna, con un auxiliar distinto de haber, el participio mantiene la concordancia con el complemento directo: Llevo andados 15 kilómetros, o con el sujeto, si el auxiliar es ser o estar.

Como sucede con las demás perífrasis, ambos verbos ejercen juntos una misma función sintáctica.

Los verbos instrumentales que pueden constituir perífrasis en español son de dos tipos, según Alicia Yllera:

Verbos intransitivos o instrasitivizados: estar, ir...

Verbos transitivos: tener, llevar...

Se han propuesto, como exigencia para constituir perífrasis, cuatro pruebas:

Criterios:

Si la construcción responde a la pregunta con cómo, el participio tiene carácter adjetival y no forma perífrasis: Está muy satisfecho.

Si el participio puede ser sustituido por un adjetivo, adverbio o locución circunstancial, tampoco será una perífrasis: Dejé dicho (claro) que me negaba a hacerlo.

Cuando el participio puede coordinarse con un adjetivo, tampoco será una perífrasis: Anda enamorado y contento.

El auxiliar estará más gramaticalizado si la perífrasis es capaz de seleccionar un sujeto que no puede hacerlo el verbo auxiliar sólo: Llevan marcados veinte punto.

Pero no siempre resultan definitivas estas pruebas, salvo para mostrar la mayor cohesión de la perífrasis debido a la mayor o menor gramaticalización de un auxiliar en un contexto dado.

Tipos de perífrasis de participio:

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Con verbos intransitivos o intransitivizados.

Estar + participio.

Hallarse, encontrarse + participio.

Verse, sentirse + participio.

Llevar + participio.

Andar + participio.

Quedar + participio.

Resultar, venir + participio.

Seguir + participio.

Con verbos transitivos.

Tener + participio.

Llevar + participio.

Dejar + participio.

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