Tratamiento antibiótico en la gangrena de Fournier

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Cartas al Director Tratamiento antibio ´tico en la gangrena de Fournier Antibiotic treatment in Fournier’s gangrene Sr. Director: Hemos leı ´do con gran intere ´s el trabajo de Torremade ´ et al 1 que analizan una serie histo ´ rica de pacientes con gangrena de Fournier (GF). Como queda reflejado en el artı ´culo, el tratamiento fundamental de esta enfermedad grave es el control del foco infeccioso, mediante desbridamiento radical con reseccio ´n de todo el tejido necro ´ tico y fasciectomı ´a amplia, asociado a la administracio ´n de antibio ´ ticos de amplio espectro. En este sentido, queremos realizar los siguientes comentarios: En la evolucio ´ n inicial de la infeccio ´ n grave tejidos blandos (IGTB) es frecuente la asociacio ´n con insuficiencia renal aguda, entre 20 y 30% de los pacientes 2 , como queda reflejado en el trabajo de Torremade ´ (22% de los pacientes). En este contexto es poco recomendable la administracio ´ n de amino- gluco ´ sidos como tratamiento empı ´rico inicial. De hecho, en guı ´as clı´nicas relevantes sobre el tratamiento de la IGTB 3–5 la utilizacio ´ n empı ´rica de aminogluco ´ sidos no se recomienda como primera opcio ´ n. Adema ´ s de la conocida nefrotoxicidad de la gentamicina, otro de los argumentos en contra de su administracio ´ n empı ´rica inicial, es la necesidad de adminis- trar dosis elevadas de este antibio ´ tico en pacientes crı ´ticos 6 , en los que la propia fisiopatologı´a de la GF provoca cambios locales (a ´ reas de necrosis, mala perfusio ´n tisular y gran edema intersticial) poco propicios para alcanzar concentra- ciones tisulares antibio ´ ticas adecuadas. En este sentido, si bien en voluntarios sanos 7 se ha observado una adecuada difusio ´ n de los aminogluco ´ sidos al tejido subcuta ´ neo, no conocemos con suficiente exactitud cua ´ l es la farmacocine ´- tica y la farmacodina ´ mica de los aminogluco ´ sidos en los tejidos de pacientes con GF. Por otro lado, la utilizacio ´ n de clindamicina como anaerobicida que aconseja Torremade ´, a nuestro entender hoy en dı´a no es recomendable, dada la alta tasa de aislamientos de ge ´ rmenes del grupo Bacteroides en los pacientes de la serie publicada y la alta tasa de resistencias de e ´ stos a clindamicina (entre 33 y 46%) 8 . La administracio ´ n de clindamicina en estas fascitis es interesante por su efecto sine ´ rgico con otros antibio ´ ticos, al bloquear la sı´ntesis proteica y la produccio ´ n de exotoxinas estreptoco ´ cicas y Clostridium spp. sobre todo cuando el paciente desarrolla sı ´ndrome de shock to ´ xico estreptoco ´ cico 5 . Es patente la dificultad real para poder aplicar los datos de la literatura me ´dica en el tratamiento de IGTB, sobre todo por las frecuentes deficiencias metodolo ´gicas existentes en la mayorı´a de trabajos publicados sobre el tema 9 . Se recomienda 3–5 la administracio ´n en la GF de carbapenems (imipenem-cilasta- tina, meropenem, ertapenem), tigeciclina o piperacilina-tazo- bactam. Esta recomendacio ´n se basa no solo por su sencillez en la administracio ´n, sino, por presentar un muy buen espectro antibacteriano, un gran volumen de distribucio ´n que facilita su dosificacio ´n en estos pacientes, habitualmente crı ´ticos, y finalmente una menor toxicidad renal en compara- cio ´n con los aminogluco ´sidos, hecho importante teniendo en cuenta la frecuencia de esta complicacio ´n. La utilizacio ´n de ta ´cticas poliantibio ´ticas se relegan habitualmente a pacientes con alergias medicamentosas, antibioticoterapia ajustada a antibiograma u otros escenarios concretos, dado que no se han realizado estudios rigurosos sobre su utilidad 5 . BIBLIOGRAFI ´ A 1. Torremade Barreda J, Milla ´ n Scheiding M, Sua ´ rez Ferna ´ndez C, Cuadrado JM, Rodrı´guez J, Franco E, et al. Fournier gangrene. A retrospective study of 41 cases. Cir Esp. 2010;87:218–23. 2. Elliott DC, Kufera JA, Myers RA. Necrotizing soft tissue infections. Risk factors for mortality and strategies for management. Ann Surg. 1996;224:672–83. 3. Treatment guide for skin and soft tissue infections. Spanish Chemotherapy Society, Spanish Internal Medicine Society, Spanish Association of Surgeons. Rev Esp Quimioter. 2006;19:378–94. 4. Stevens DL, Bisno AL, Chambers HF, Everett ED, Dellinger P, Goldstein EJ, et al. Practice guidelines for the diagnosis and management of skin and soft-tissue infections. Clin Infect Dis. 2005;41:1373–406. 5. May AK, Stafford RE, Bulger EM, Heffernan D, Guillamondegui O, Bochicchio G, et al. Treatment of complicated skin and soft tissue infections. Surg Infect (Larchmt). 2009;10:467–99. www.elsevier.es/cirugia CIRUGI ´ A ESPAN ˜ OLA CIR ESP. 2010; 88(5) :347–351

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Cartas al Director

Tratamiento antibiotico en la gangrena de Fournier

Antibiotic treatment in Fournier’s gangrene

Sr. Director:

Hemos leıdo con gran interes el trabajo de Torremade et al1

que analizan una serie historica de pacientes con gangrena de

Fournier (GF). Como queda reflejado en el artıculo, el

tratamiento fundamental de esta enfermedad grave es el

control del foco infeccioso, mediante desbridamiento radical

con reseccion de todo el tejido necrotico y fasciectomıa

amplia, asociado a la administracion de antibioticos de

amplio espectro. En este sentido, queremos realizar los

siguientes comentarios:

En la evolucion inicial de la infeccion grave tejidos blandos

(IGTB) es frecuente la asociacion con insuficiencia renal

aguda, entre 20 y 30% de los pacientes2, como queda reflejado

en el trabajo de Torremade (22% de los pacientes). En este

contexto es poco recomendable la administracion de amino-

glucosidos como tratamiento empırico inicial. De hecho, en

guıas clınicas relevantes sobre el tratamiento de la IGTB3–5 la

utilizacion empırica de aminoglucosidos no se recomienda

como primera opcion. Ademas de la conocida nefrotoxicidad

de la gentamicina, otro de los argumentos en contra de su

administracion empırica inicial, es la necesidad de adminis-

trar dosis elevadas de este antibiotico en pacientes crıticos6,

en los que la propia fisiopatologıa de la GF provoca cambios

locales (areas de necrosis, mala perfusion tisular y gran

edema intersticial) poco propicios para alcanzar concentra-

ciones tisulares antibioticas adecuadas. En este sentido, si

bien en voluntarios sanos7 se ha observado una adecuada

difusion de los aminoglucosidos al tejido subcutaneo, no

conocemos con suficiente exactitud cual es la farmacocine-

tica y la farmacodinamica de los aminoglucosidos en los

tejidos de pacientes con GF.

Por otro lado, la utilizacion de clindamicina como anaerobicida

que aconseja Torremade, a nuestro entender hoy en dıa no es

recomendable, dada la alta tasa de aislamientos de germenes

del grupo Bacteroides en los pacientes de la serie publicada y la

alta tasa de resistencias de estos a clindamicina (entre 33

y 46%)8. La administracion de clindamicina en estas fascitis es

interesante por su efecto sinergico con otros antibioticos, al

bloquear la sıntesis proteica y la produccion de exotoxinas

estreptococicas y Clostridium spp. sobre todo cuando el paciente

desarrolla sındrome de shock toxico estreptococico5.

Es patente la dificultad real para poder aplicar los datos de la

literatura medica en el tratamiento de IGTB, sobre todo por las

frecuentes deficiencias metodologicas existentes en la mayorıa

de trabajos publicados sobre el tema9. Se recomienda3–5 la

administracion en la GF de carbapenems (imipenem-cilasta-

tina, meropenem, ertapenem), tigeciclina o piperacilina-tazo-

bactam. Esta recomendacion se basa no solo por su sencillez

en la administracion, sino, por presentar un muy buen

espectro antibacteriano, un gran volumen de distribucion

que facilita su dosificacion en estos pacientes, habitualmente

crıticos, y finalmente una menor toxicidad renal en compara-

cion con los aminoglucosidos, hecho importante teniendo en

cuenta la frecuencia de esta complicacion. La utilizacion de

tacticas poliantibioticas se relegan habitualmente a pacientes

con alergias medicamentosas, antibioticoterapia ajustada a

antibiograma u otros escenarios concretos, dado que no se han

realizado estudios rigurosos sobre su utilidad5.

B I B L I O G R A F I A

1. Torremade Barreda J, Millan Scheiding M, Suarez Fernandez C,Cuadrado JM, Rodrıguez J, Franco E, et al. Fournier gangrene.A retrospective study of 41 cases. Cir Esp. 2010;87:218–23.

2. Elliott DC, Kufera JA, Myers RA. Necrotizing soft tissueinfections. Risk factors for mortality and strategies formanagement. Ann Surg. 1996;224:672–83.

3. Treatment guide for skin and soft tissue infections. SpanishChemotherapy Society, Spanish Internal Medicine Society,Spanish Association of Surgeons. Rev Esp Quimioter.2006;19:378–94.

4. Stevens DL, Bisno AL, Chambers HF, Everett ED, Dellinger P,Goldstein EJ, et al. Practice guidelines for the diagnosis andmanagement of skin and soft-tissue infections. Clin Infect Dis.2005;41:1373–406.

5. May AK, Stafford RE, Bulger EM, Heffernan D, Guillamondegui O,Bochicchio G, et al. Treatment of complicated skin and softtissue infections. Surg Infect (Larchmt). 2009;10:467–99.

www.elsevier.es/cirugia

CIRUGIA ESPANOLA

C I R E S P. 2 0 1 0 ; 8 8 ( 5 ) : 3 4 7 – 3 5 1

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6. Roberts JA, Lipman J. Antibacterial dosing in intensive care:pharmacokinetics, degree of disease and pharmacodynamicsof sepsis. Clin Pharmacokinet. 2006;45:755–73.

7. Lorentzen H, Kallehave F, Kolmos HJ, Knigge U, Bulow J, Gottrup F,et al. Gentamicin concentrations in human subcutaneous tissue.Antimicrob Agents Chemother. 1996;40:1785–9.

8. Betriu C, Culebras E, Gomez M, Lopez F, Rodrıguez-Avial I,Picazo JJ. Resistance trends of the Bacteroides fragilis group overa 10-year period, 1997 to 2006, in Madrid, Spain. AntimicrobAgents Chemother. 2008;52:2686–90.

9. McClaine RJ, Husted TL, Hebbeler-Clark RS, Solomkin JS.Meta-analysis of trials evaluating parenteral antimicrobialtherapy for skin and soft tissue infections. Clin Infect Dis;50:1120–6.

Jaime Jimenoa,�, Vicent Dıaz De Britob y David Paresa

aServicio de Cirugıa General y Digestiva, Parc Sanitari Sant Joan de

Deu, Sant Boi De Llobregat, Barcelona, EspanabServicio de Medicina Interna e Infecciosas, Parc Sanitari Sant Joan

de Deu, Sant Boi De Llobregat, Barcelona, Espana

�Autor para correspondencia.

Correo electronico: [email protected] (J. Jimeno).

Vease contenido relacionado en DOI: 10.1016/j.ciresp.2009.12.012

doi:10.1016/j.ciresp.2010.06.009

Respuesta de los autores

Authors’ reply

Sr. Director:

Agradecemos el interes mostrado por los Dres. Jimeno, Dıaz

de Brito y Pares por nuestro trabajo1 sobre la gangrena de

Fournier (GF) y la oportunidad de realizar algunas puntuali-

zaciones sobre sus comentarios:

Desde el punto de vista microbiologico, se desconoce en

muchos casos la microbiologıa concreta de la GF, debido a la baja

rentabilidad de los cultivos2–4; no obstante, los casos con etiologıa

conocida estan causados por flora mixta (aerobia y anaerobia) de

origen fecal5. Las recomendaciones de las diferentes guıas,

tratados y manuales consultados3–8 se basan en calidad de

evidencia iii segun la Infectious Diseases Society of America9, lo

que explica la dificultad para llegar a un consenso a la hora de

establecer recomendaciones sobre el tratamiento empırico de la

GF. Las sociedades cientıficas y documentos de consenso han

propuesto multitud de esquemas terapeuticos efectivos frente los

microorganismos habituales, recomendando tanto tratamientos

en monoterapia como diferentes combinaciones de betalacta-

micos (incluyendo penicilinas con y sin inhibidores de las

betalactamasas, cefalosporinas, carbapenemicos)2–8, quinolo-

nas3,4,8, aminoglicosidos2–4,8, clindamicina2–4,6,7, metronida-

zol2–5,8 y otros antibioticos (tigeciclina3,7, daptomicina4,6,7,

linezolid7,8 o glucopeptidos6,7). En nuestro estudio retrospec-

tivo se exponen de forma resumida las distintas combinaciones

antibioticas utilizadas historicamente en el tratamiento de la

GF, ası como los tratamientos en monoterapia equivalentes

(principalmente carbapenemicos, con una menor mortalidad

asociado con su uso en nuestro trabajo1). No obstante, de la

variedad de opciones disponibles se desprende que no hay

pauta terapeutica universal y que la eleccion del tratamiento

antibiotico ha de ser individualizada, teniendo en cuenta

varios factores, como un riesgo elevado de colonizacion

por microorganismos particulares; el uso de clindamicina

combinado con betalactamicos se puede considerar en casos

de sındrome de shock toxico estreptococico, ya que posee

efecto antitoxina que puede resultar beneficioso en esta

situacion10; ademas, aunque es cierto que algunos micro-

organismos (especialmente Bacteroides spp.) presentan una

tasa de resistencia a clindamicina elevada, los anaerobios

implicados habitualmente en la GF son sensibles (495% de

las cepas) a los betalactamicos con inhibidores de betalacta-

masas y carbapenemicos , que son los antibioticos usados

habitualmente en combinacion con clindamicina en el

tratamiento empırico de la GF11. El rapido efecto bactericida,

la accion sinergica con betalactamicos y glicopeptidos y la

ampliacion del espectro antimicrobiano son los argumentos

clasicos para la utilizacion de aminoglicosidos12 en el

tratamiento de infecciones graves o en situaciones con alta

sospecha de bacteriemia, evidentemente en ausencia de

contraindicaciones para su uso. En definitiva, aunque la

mayorıa de los esquemas terapeuticos propuestos en la

literatura pueden ser eficaces, es recomendable una valora-

cion individualizada de cada caso para proporcionar el mejor

tratamiento posible a los pacientes afectados por esta grave

entidad.

B I B L I O G R A F I A

1. Torremade Barreda J, Millan Scheiding M, Suarez Fernandez C.Gangrena de Fournier. Estudio retrospectivo de 41 casos. CirEsp. 2010;87:218–23.

C I R E S P. 2 0 1 0 ; 8 8 ( 5 ) : 3 4 7 – 3 5 1348