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    Vol. IV, nmero 42, 15 de junio de 2009. CEDICULT Director: Leonel Durn Sols

    M u s e o N a c i o n a l

    d e l a s C u l t u r a s d e l M u n d o

    C

    O

    R

    R

    EO

    [email protected]

    En este nmero:

    El mundo islmico desde China hasta Europa

    Los cromagnones no hacan picnics

    Propuesta para un nuevo marco conceptual del MNC

    China reanuda excavaciones de guerreros de terracota

    Un antiguo mapa babilonio Tres conferencias de la Dra. Linda Manzanilla Naim

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    El mundo islmico desde China hasta Europa

    Museo del Hermitage, hasta el 6 de septiembre del 2009

    Exposicin

    Bata masculina, siglo XIX, Bujara, seda bordada de oro

    Visite nuestro blog: correodelasculturas.wordpress.com

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    Cultura ibrica. Finales S. III, inicios S. II a.C.

    La exposicin est dedicada a los contactos

    del mundo islmico con las culturas vecinas

    de Europa y China. Est pensada para

    exhibir la variedad inmensa de arte islmicosegn lo representado en las colecciones

    del Museo del Hermitage y para demostrar

    que el mundo islmico nunca se ha aislado

    de las culturas del mundo sino, al contrario,

    ha permanecido siempre como una parte

    profundamente integrada a ellas.

    La exposicin incluye ms de 300 piezas provenientes de diversos pases

    del mundo islmico y se divide en cuatro secciones.

    La primera seccin se dedica al arte islmico desde el origen del Islam en el

    siglo VII a la invasin mongola (siglo XIII). Es en este perodo que el arte islmico

    se desarroll como tal, absorbiendo las tradiciones y los logros culturales de

    las naciones involucradas en la gama de dominacin del califato, por ejemplo:

    Egipto, Siria y el Imperio Sasnida.

    La segunda seccin ilustra el subsecuente desarrollo del arte islmicodesde la invasin mongola hasta bien avanzado el siglo XVI. La influencia de

    la cultura china se acenta especialmente en esta seccin, una presencia que

    la invasin mongola ayud a intensificar: los invasores que tenan xito en la

    conquista de la extensin que va desde el ro Volga hasta los territorios del

    Reino Medio crearon un ambiente favorable para la exportacin de mercancas

    Exposicin

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    Exposicin

    chinas, as como de tradiciones culturales y artsticas como queda demostrado

    claramente por los numerosos temas y tpicos chinos adoptados por el arte

    islmico y la imitacin de la seda y de la porcelana chinas que ganan cada da

    ms popularidad.

    La tercera seccin exhibe conjuntamente obras de arte fechadas del siglo

    XVI al XVIII y originarias de varios pases islmicos. Durante este perodo la

    cultura islmica es afectada fuertemente por tradiciones europeas. El augeindustrial en Europa y la intensificacin subsecuente del comercio dio lugar a

    que la cultura europea llegara a ser ms popular en los pases islmicos que

    no podran sino influenciar sus tradiciones artsticas con respecto a la pintura

    y a las artes aplicadas.

    La cuarta seccin se ocupa de los contactos polticos (tanto diplomticoscomo militares) entre Rusia y el mundo islmico. Entre los objetos expuestos

    estn los regalos hechos por diplomticos de los monarcas de pases islmicos

    a los zares y a los emperadores rusos y trofeos capturados por los soldados

    rusos en las numerosas guerras con Turqua y Persia.

    La tienda de Bujara es seguramente la gema de la exhibicin. Los

    especialistas del museo del Hermitage han tenido xito recientemente en la

    restauracin de la forma original exacta del pabelln que es realmente un

    palacio portable, que consiste en varios cuartos y toldos, un sistema de pasillos

    e incluso una cancha de juego. Ahora esta tienda magnfica, nunca antes

    montada totalmente, debe ser echada adentro de la sala Nicols del museo.

    Adems hay otra tienda de campaa que perteneci a un comandante militar

    turco fastuosamente adornada con exquisitos bordados florales. Habiendo

    sido tomada como trofeo por los soldados rusos, fue utilizada por el tren del

    ejrcito por algunas dcadas antes de ser entregada al museo de los establosde la corte en 1842. La tienda turca, como la de Bujara, se exhibe en el museo

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    por primera vez en su historia. Especial inters

    tienen los 69 objetos de arte indio. Entre ellos

    estn los famosos regalos de Nader el Shah, con

    obras maestras de la joyera india de los siglos XVII

    y XVIII en posesin de los gobernantes persas antes

    de obsequirselos al monarca ruso. La mayor parte

    de los objetos de la exhibicin, incluyendo telas,los atades y finos objetos de metal nunca se han

    exhibido antes.

    La exposicin es tambin el debut para algunos

    detalles arquitectnicos autnticos que alguna vez

    adornaron el palacio de la Alhambra.Los trabajos de artes aplicadas provenientes de la aldea de Kubachi,

    Daguestn (casi todos del siglo XIV) se agrupan por separado. Incluyen, en

    primer lugar, relieves y cuencos de fuentes adornados con figuras de hombres

    y de animales. Las piezas de los artesanos de Kubachi son altamente origina-

    les y sin similitud alguna con cualquiera otra obra de arte proveniente de los

    centros culturales del mundo islmico.

    Fuente: http://hermitagemuseum.org/

    Traduccin de Mariano Flores Castro

    Exposicin

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    Los cromagnones no hacan picnics

    por Pedro Miguel

    Qu fuerte: siempre dormir en la dureza irregular del suelo o en la aspereza

    de un lecho entre las ramas, despertar en el sobresalto por la cercana de

    un felino hambriento o bien con el hambre propia sin apaciguar, carecer de

    remedio para el dolor de muelas y las infecciones, darse de garrotazos con elprjimo enemigo en defensa del territorio, morir a los 30 aos, y ya anciano,

    fatigar leguas y leguas en pos de unas nueces amargas o verse en la necesi-dad de emboscar a un megaterio malhumorado. El Paraso Terrenal hubo de

    ser obligadamente espantoso para todos los bichos que lo habitaban, pero

    casi todos ellos tenan a su favor que no se daban cuenta. Nuestros ances-

    tros, en cambio, fueron desarrollando la anomala de la conciencia, el tumor

    de la imaginacin y el virus de la esperanza, enfermaron de incomodidad y

    se dieron a la tarea de destruir su entorno. No a la manera de las termitas y

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    los castores, que realizan sus construcciones mnimas o portentosas porque

    as se los manda el organismo, sino en forma deliberada. Algo de eso tienen

    ya los changos de diversas clases que fabrican herramientas no tan simplescon una definida malicia previa: este palito doblado as me permitir hurgar

    ms hondo en el hormiguero, lograr que sus habitantes salgan despavoridas

    y darme un banquete. Los primeros humanos o protohumanos fueron mucho

    ms lejos en la complejidad del clculo y, gracias a eso, hoy tenemos fbricas

    en las que por un extremo metes a un cerdo y por el otro obtienes salchichasya empacadas para su distribucin y venta.

    El primero que se construy y habit una choza debi haber tenido una

    vivencia placentera mucho ms intensa que la que experimentamos hoy en

    da al internarnos en un spa. Y alrededor de la vivienda primitiva el suelo fueaplanado, posteriormente cubierto de piedras, y muchos milenios despus,

    sellado con asfalto o concreto para emplazar una divisin permanente entre

    los pies humanos y los humores no siempre nobles de la naturaleza. No hace

    mucho, platicando con Ramn lvarez Larrauri, elogibamos el Google earth

    porque permite darse cuenta, en forma contundente y grfica, de nuestra

    irremediable condicin de plaga planetaria: conforme el zoom deja atrs la

    visin global y se concentra en regiones pobladas, aparecen las costras grises y

    expansivas de las ciudades, sntoma inequvoco de un planeta enfermo de vida

    inteligente. Alrededor, las zonas verdes estn, tambin, gravemente alteradas

    de una manera casi increble: son contadsimos los puntos del territorio fran-

    cs por citar un caso que no estn marcados por la retcula de las parcelascultivables. Me temo que El Vaticano no es ya el nico Estado sin campo.

    Plaga hemos de ser, pues; pero, en lo personal, y sin asomo de irona, les

    agradezco a los australopitecos, a los ergaster, a los erectus, a los cepranensis,

    a los neanderthales, a los cromagnones y a los dems que corresponda, el

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    habernos orientado por una ruta de escape del picnic infernal y perpetuo en

    el que vivieron inmersos, y no puedo dejar de simpatizar con Voltaire cuando

    respondi con expresiones vitrilicas a las crticas que Rousseau formulaba aldesarrollo civilizatorio y a sus elogios a lo que el suizo consideraba formas

    naturales de vida: Nunca se haba empeado tanto espritu en el afn de

    volvernos animales. Dan ganas de caminar en cuatro patas cuando se lee

    vuestra obra. Sin embargo, como hace ms de sesenta aos que perd ese

    hbito, siento que, desgraciadamente, me es imposible retomarlo.

    Ciertamente, el sarcasmo de Voltaire no slo es inaceptable para los cnones

    actuales de correccin poltica, sino que tena mucho de brillante artificio verbal

    y no poco de crueldad frente al pensamiento opaco, pero ms profundo, de

    Rousseau. Pero esa polmica del Siglo de las Luces sigue resonando hoy enda y me dan ganas de citarla cuando alguien propone ir a convivir con la

    naturaleza y poner entre parntesis, aunque sea de manera muy parcial y breve,

    unas decenas de miles de aos de vida sedentaria, urbana y tecnolgica. rale

    pues. Ya los habitantes de las ciudades medievales y renacentistas, agobiados

    por el hacinamiento y las miasmas, procuraban escaparse, as fuera a ratitos

    a lo que entonces era realmente campo. El multicitado Fray Luis de Len da

    cuenta de ello:

    Qu descansada vida /

    la del que huye el mundanal rudo /

    y sigue la escondida /senda por donde han ido /

    los pocos sabios que en el mundo han sido! [...]

    Despirtenme las aves /

    con su cantar save no aprendido, /

    no los cuidados graves /

    Id

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    de que es siempre seguido /

    quien al ajeno arbitrio est atenido.

    Dicen por ah que los primeros datos de campamentos

    organizados se registran en Estados Unidos; el seor Frederick

    Williams Gunn (1861) realizaba para sus alumnos programas

    de verano, lo que constituy la primera experiencia. En

    otro sitio afirman que la primera manifestacin de carcterdeportivo que tuvo el camping surgi en Inglaterra, en

    1901, con el nombre de Asociation of Cycle: estuvo a

    cargo de Mr. Holding. En 1906 la institucin pudo llevar a

    cabo su primer campamento de camping ciclista. Un ao

    ms tarde, Baden Powell, influenciado por lo visto y ledo, realiza el primercampamento de muchachos, lo que da origen a lo que ms adelante se

    conocer como scoutismo.

    Otra manera de sentir emociones fuertes es

    la salvajada de la cacera actual, repudiada

    por los exploradores y por campistas

    pacficos pero que, en esencia, viene

    siendo una expresin ms de ese afn por

    rencontrarse con Natura y espetarle: Mami,

    ya regres. O las excursiones de pesca. En

    todos esos casos, salvo los motivados porafanes abiertamente suicidas, uno remolca,

    por medio de un motor de combustin

    interna que traga combustibles fsiles, su

    burbuja de vida artificial y de tecnologa:

    desde cerillos hasta asadores porttiles

    Ideas

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    de gas butano, pasando por linternas con pilas contaminantes, tiendas de

    campaa que tardarn un milln de aos en biodegradarse e inodoros mviles

    provistos de un lquido azul y venenossimo que desintegra los excrementos ensus molculas fundamentales.

    No habra que darle muchas vueltas. Hace unas decenas de miles de aos,

    cuando construimos los primeros asentamientos urbanos (atal Hyk, Jeric,

    Damasco, Numeria, o bien los restos recientemente descubiertos que reposanen el fondo del Golfo de Cambray), salimos corriendo de las garras de la

    naturaleza y no tenemos la menor intencin de volver a ellas. Tal vez logremos

    algn da equilibrar nuestro impulso depredador, hasta ahora insaciable, con

    una manera de no arruinar mucho, ni demasiado rpido, lo que queda del

    equilibrio temporal del planeta, un equilibrio que puede parecer idlico siempre

    y cuando se le vea en postales, o bien de cerca pero a ratitos. El entusiasmo

    de ir a pernoctar al bosque o a la selva naci, por supuesto, en las grandes

    ciudades; los primeros humanos y sus ancestros empearon muchos esfuerzos

    en irle robando a Natura pequeos espacios para la cultura, que es el hbitat

    irremediable de los humanos, y no se les habra ocurrido poner en prctica el

    disparate contrario.

    Fuente: [email protected] http://navegaciones.blogspot.com

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    Elsuplemento1

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    En varias dcadas, ni el marco conceptual

    ni el discurso museogrfico del MuseoNacional de las Culturas han sido sometidosa una revisin profunda que permitiraestablecer nuevos paradigmas y reorientarlos contenidos de sus exposiciones. Elproceso de renovacin integral por el que

    atraviesa esta institucin hace propicia laocasin para realizar un ejercicio terico deesa naturaleza.

    Desde su fundacin, el museo se havisto guiado por la racionalizacin queexiga la pedagoga pragmtica del Estado

    educador, en la que se identifican gene-ralizaciones y aun errores, dado que nose basa en la racionalidad de un conjun-to de propuestas de orden museolgicoque expliquen la unidad y la diversidadde la cultura en el mundo. El enfoque de

    las exposiciones permanentes ha sido elde la separacin arbitraria por pases, sibien, como en el caso de la sala de frica

    Subsahariana, se abarc un buen nmero

    de naciones y pueblos de aquel continente.Esa forma de racionalizacin cierra cami-nos al intelecto, en tanto que la raciona-lidad los abre, los profundiza y ampla elconocimiento.

    Un enfoque de esta naturaleza precisa

    partir de conceptos bsicos claros y deuna autocrtica seria. El pensamientoantropolgico, histrico y pedaggico hanevolucionado considerablemente desde lafundacin del museo. Por ello, lo quese requiere es un nuevo cotejo de ideas

    pasadas y presentes, donde sea posiblereconocer que durante largo tiempo elOccidente europeo se crey dueo de laracionalidad, ignorando o acotando la delos otros pueblos de otras latitudes. Esetiempo se ha agotado y ahora toca disear el

    papel que en pleno siglo XXI desempearla racionalidad y la creatividad multipolarque impera actualmente en nuestro

    Museo Nacional de las CulturasPropuesta para un nuevo marco conceptualpor Leonel Durn Sols

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    mundo. Sin negar los importantes logros

    culturales de Occidente, hoy confirmamosque en toda sociedad hay racionalidady que nadie puede reclamar para s sumonopolio.

    Es deseable, por tanto, que las propuestasque en adelante se formulen, eviten en

    lo posible la traduccin idiosincrsica,la interpretacin ideolgica (desdeMxico o desde el Occidente en general),y la repeticin automtica de la visineurocntrica sobre las civilizaciones y lasculturas esparcidas por todo el planeta.

    Para lograr este cometido, necesitamosuna nueva generacin de teoras abiertas,crticas, reflexivas y creativas quereformulen la idea de cultura a la luzde la pluralidad que la caracteriza. Afin de cuentas, la misin educativa del

    museo consiste en armar a cada uno desus visitantes con las herramientas que lepermitan alcanzar la lucidez, un don msbien raro en el mbito de la mundializacinque ignora las identidades.

    Es indispensable indagar a fondo lo que

    significa hoy en da conocer a los otrospara que las mentes de las nuevas genera-ciones alcancen esa lucidez tan deseada yuna frrea independencia intelectual frenteal Estado y la sociedad mediatizada, puesson seales inequvocas de toda democra-

    cia efectiva. Cierto, los museos orientany educan en alguna medida, aun si estnplagados de errores y distorsiones. Pero

    el museo del futuro educar identificando

    y corrigiendo dichos errores, las cegueras,las construcciones idealizadas para crearla ilusin de que la historia humana slopuede ser contada de una manera, linealy parcial, unilateral y consecuentementepobre. Cmo lo har? Situando sus con-

    tenidos en el contexto y en la complejidadplanetaria de lo humano, reformando elpensamiento sobre el hombre y su des-tino, y articulando saberes que se hallandispersos.

    En su proceso de renovacin integral,

    el MNC se convertir en una institucinlibre de ideas fijas y de veredictos inape-lables sobre la historia de la condicinhumana, derivados casi siempre de lacompartimentacin de las disciplinas quele dan sustento acadmico.

    La racionalidad propicia el dilogoentre ideas y realidades diferentes, mien-tras que la racionalizacin lo obstaculiza,puesto que sta es una forma de justificarla historia a la luz de las mentalidades quevenan dominando el discurso desde los

    poderes poltico, intelectual y econmico.La visin de los vencidos (Len-Portiladixit) y su pasin memoriosa son indis-pensables para completar el panorama delas culturas y civilizaciones habidas y pre-sentes. Nadie es insensible a una verdad

    demostrada sin prejuicios ni ornamentosartificiosos y eso es lo que busca en estaetapa el Museo Nacional de las Culturas:

    Suplemento-p.13

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    ofrecer verdades, no versiones (a modo)

    de esas verdades.Es indispensable apelar a los princi-pios que hacen de un conocimiento algopertinente, si lo que se busca es inculcar lacapacidad crtica entre los diversos pbli-cos visitantes de hoy y de maana. Por eso

    se aspira a que el museo provea de infor-maciones y elementos indisolublementeligados y contextualizados, para que asadquieran sentidos amplios, analticosy autocrticos, racional y afectivamentecreativos. Pero el contexto no basta para

    explicar los productos y modalidades decada cultura; se requiere adems tomar encuenta tres vertientes adicionales ya apun-tadas por Edgar Morin en su libro Lossiete saberes necesarios para la educacindel futuro:

    a) Lo global b) Lo multidimensionalc) Lo complejo

    Ello a fin de generar la curiosidad dela que nace todo genuino conocimiento

    no condicionado a alguna mnemotecniao a la simple repeticin de catlogos oguas Murdock, de nociones y paradigmastomados acrticamente de las disciplinasantropolgicas y del sistema educativo,cualquiera que ste sea.

    La museologa del futuro se ancla enconjuntos articulados y coherentes, no enislas cognitivas a la deriva, por ms que

    stas puedan estar bien justificadas en

    la que las partes y las totalidades debendialogar, retroalimentndose y comple-mentndose de una manera compleja ytransversal, si bien su exposicin debe sersencilla y asequible a los grandes y peque-os pblicos.

    La nueva museologa del MNC evi-tar la simplificacin excesiva con finesdidcticos, pues ello empobrece, a final decuentas, el proceso cognitivo. Es por estoque se requiere desarrollar al mximo laaptitud natural de la inteligencia de las

    personas, mediante recursos museogrfi-cos alternativos, ingeniosos, innovadoresy que despierten en el visitante una sedde conocimiento crtico en varios niveles yms all de lo ofrecido de cajn. Qu seyo del mundo o de una cultura en espe-

    cial?. Hasta dnde se puede conocer?Qu me interesa saber? Me sera tilindagar ms sobre esta cultura o aqu-lla? Son preguntas que deberan hacerselos visitantes al museo y que pueden sercontestadas por distintos medios interdis-

    ciplinarios. Pero a la gente hay que darle,al menos, respuestas precisas sobre cuatronociones bsicas, de las que depende lapertinencia de los conocimientos emitidos:(E. Morin)

    - El contexto de las informaciones y loselementos.- Lo global, entendido como un sistema

    Suplemento-p.14

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    que expresa al mundo entero reflejado en

    los particulares y viceversa.- La multidimensionalidad, o sea, lasdiversas aristas del ser humano; biolgico,psquico, afectivo y social.- Lo complejo de la condicin humana enaccin y pensamiento. La textura.

    En relacin con lo anterior, el museodebe apelar a las aptitudes naturales dela mente, a su capacidad para formularpreguntas y responderlas. Se trata pues de

    pasar de la opinin de algunos acadmicosa una verdadera episteme. Es aqu dondeentra en juego la inteligencia general delos individuos, en contraposicin a la inte-ligencia selectiva y especializada de losacadmicos que slo racionalizan.

    El contenido (la oferta epistemolgica)del museo dejar as de ser un archipilagoinconexo de objetos, datos, fechas yreferencias ms o menos tiles destinadosa escolares y pblico en general, paratransformarse en un conjunto de

    aproximaciones contextualizadas respectoa dichos objetos y a sus significadosglobales para el gnero humano, tanto ensu relacin con el cosmos como en la queguardan con la naturaleza, la especficaregin geogrfico-cultural, el tejido social

    de las localidades en que se inscriben y,finalmente, el individuo, sus emociones yanhelos. Por eso la pertinencia ser uno de

    los criterios para decidir sobre las ofertas

    culturales que deba o pueda poner enjuego este museo, independientemente desus fortalezas y debilidades. Se abandonaas el axioma segn el cual el saber slose adquiere fragmentando, dividiendo elsaber en compartimentos estancos, creando

    separaciones ancladas en taxonomassupuestamente tiles.En la era planetaria en que nos toca

    vivir, el museo debe orientar a los niosy jvenes sobre cul es su lugar en el cos-mos, su lugar en el planeta Tierra, en su

    pas, en su grupo social y su identidadpersonal, para as poder integrar la nocinde Humanidad a la de individuo.

    De poco nos servira aprender el signifi-cado del bicentenario de la Independenciay el centenario de la Revolucin mexicana

    si no se entendiera primero cul ha sidonuestra situacin en el mundo de entoncesy en el de ahora, dnde est Espaa, qui-nes ramos cuando llegaron los espaolesa la conquista. De igual manera, de nadasirve que un nio sepa distinguir entre

    una pirmide y un obelisco si no tiene unavisin del contexto social en que se desa-rroll la antigua cultura egipcia.

    Por supuesto, no se trata de echar porla borda el conocimiento de las partes yadoptar ciegamente el conocimiento del

    todo, sino de conjugar ambos de maneraque se propicie la comprensin, la reflexiny, de ser posible, un atisbo al futuro.

    Suplemento-p.15

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    Ni la antropologa ni la historia cubren

    el espectro entero de la experiencia huma-na sobre la Tierra; se precisa la concurren-cia de otras disciplinas para abarcar todoel volumen de sus complejidades y con-textos, sus mnimos matices y sutilezas,significados que aisladamente no pueden

    identificarse ni aprehenderse. El museodel futuro exige una gran religacin de losconocimientos resultantes de las cienciasnaturales y las ciencias humanas, inclu-yendo la literatura, la poesa y las artes,entre otros contenidos culturales.

    Por todo lo anteriormente expuesto, elMuseo Nacional de las Culturas se propo-ne precisamente dejar de monografiarculturas por pases, para proponer, entodo caso, un mtodo crtico racional deaprehensin de conocimientos sobre las

    materias de su inters: antropologa, histo-ria, arqueologa, etnografa, etc. Pero tene-mos que aceptar que los conocimientosde estas disciplinas se hallan actualmentedivididos, inconexos, fragmentados comolas piezas de un rompecabezas. Entonces,

    ser necesario encontrar la manera de inte-grarlos, religarlos, para que se entiendaque el ser humano no slo se distinguepor ser un homo sapiens, sino que tambines un homo ludens, un homo imagina-rius. Nuevamente, la gran contradiccin

    paradjica es que el conocimiento de laspartes crece en razn directa del descono-cimiento del todo y este hecho evidencia

    las debilidades de la educacin en general

    y del museo en particular.El ser humano es a la vez fsico, biol-gico, psquico, cultural, emocional, social ehistrico (E.M.); por lo tanto, sus acciones yexperiencias deben ser analizadas y expli-cadas considerando todos esos elementos

    que determinan y trastocan el transcursode su existencia sobre el planeta. Esa es lacondicin humana, es decir, lo que deberaser la materia prima conceptual del MuseoNacional de las Culturas. Anudar, reunir yconjugar los saberes de las ciencias natura-

    les y humanas es uno de los objetivos de lamuseologa que aqu se propone, partien-do de la plena aceptacin de nuestra partecsmica, nuestra parte zoolgica y nuestraparte humana.

    Si es cierto que llevamos en nosotros

    a toda la humanidad, no lo es menos quesomos parte del cosmos y de la natura-leza, que diariamente es devastada porla ambicin irracional de los incontrola-bles consorcios transnacionales. Por eso esimportante que el museo pueda mostrar la

    importancia capital de la relacin hombre-natura y cultura-natura.

    En el inicio del tercer milenio de nues-tra era, se estn trazando las nuevas coor-denadas para los museos con vocacinantropolgica. stos educarn en la medi-

    da en que demuestren que hay una unidady, a la vez, una diversidad compleja en elseno del gnero humano. Las dimensiones

    Suplemento-p.16

    S l t 17

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    del hombre son innumerables, pero los

    recursos para demostrar este hecho sonlimitados, lo cual indica la necesidad deechar mano de la imaginacin creativapara idear nuevas formas de transmisindel conocimiento, sobre todo entre losnios, los jvenes y los profesores.

    En su nueva etapa de renovacin, lasexposiciones del museo se organizarnconforme a la multidimensionalidad delas culturas que vayan a representarseen su momento. Es tiempo de escudriar enesa condicin mltiple para re-aprehender

    las cualidades que nos hacen humanos einsistir en su propagacin como elementoscontra la barbarie, el racismo, la xenofobia,la discriminacin, la soberbia etnocentristay tantos otros vicios de conducta entrelos individuos y entre los pueblos del

    mundo.El hombre construye su ser por y en la

    cultura, nunca fuera de ella. Pero el trmi-no cultura no debe identificarse slo conlas bellas artes. El museo del futuro estobligado a fortalecer el concepto amplio

    de esa palabra. Ello alude a tareas especfi-cas a realizar desde la perspectiva de unamuseologa que tome en cuenta la tradaindividuo, sociedad y especie, donde nin-guno de estos elementos puede prevalecersobre los otros dos.

    El gnero humano es el nico que poneen peligro su propia casa planetaria, y lapromocin de los valores globales de la

    cultura puede frenar esta tendencia auto-

    destructiva. La adopcin de una ciuda-dana terrestre, opuesta al etnocentrismo,ayudar a alcanzar este noble propsito.Por ello, las exposiciones del Museo aten-dern tambin a un nuevo enfoque en elcual se hable de la problemtica ecolgica

    como un tema eminentemente cultural,antes tratado slo como parte aleatoria osecundaria de las problemticas antropo-lgicas.

    El museo insistir en la nocin de quecada cultura es producto de desarrollos

    biolgicos comunes a todo ser humano,que tambin es consecuencia de un con- junto de elementos la espiritualidad, elarte, sistemas de pensamiento comple-jos, habilidades manuales, congregacionesurbanas, tecnologas para el dominio de la

    naturaleza y para la comunicacin entresemejantes y diferentes, mitos y religio-nes, ritos funerarios y costumbres locales,ideologas, mentalidades, modos de pro-duccin e intercambio, estilos de sociali-zacin, mantenimiento de las memorias

    ancestrales, etc. stas son las variablesque deben atenderse de manera integralcuando se prepare una exposicin. Loscontenidos del museo no deben bajar alnivel de nios y jvenes, sino tratar de ele-var a stos a un nivel superior mediante su

    propio esfuerzo intelectual y su curiosidadaguijoneada por propuestas museogr-ficas y recursos tecnolgicos atractivos.

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    Y aqu no se hace referencia slo a los

    apoyos ldicos o los servicios educativos,sino a toda una revisin de las certezas yconvenciones adoptadas acrticamente.

    Las ciencias nos ofrecen certezas, peroel campo de la incertidumbre atrayen-te y repelente a un mismo tiempo es

    mucho ms vasto y es necesario aceptarlocomo una condicin para emprender nue-vas navegaciones hacia lo ignoto. Este esel terreno frtil en que habr de sembrarel Museo en su nuevo marco conceptual,con miras a incrementar su influjo sobre la

    sociedad a la que sirve.En un esfuerzo por alentar lacomprensin, la tolerancia, la armona y elaprecio entre todos los pueblos y culturasdel mundo, el MNC adoptar lo que se hadado en llamar la simbiosofa (E. Morin)

    o el arte de vivir juntos sobre el planetaen que nos toc vivir. Se suma as a unareforma planetaria de las mentalidades,que intenta impulsar una nueva tica entrelos seres humanos: la tica de los hombresante s mismos, independientemente

    de los criterios polticos o econmicospredominantes.

    Si la palabra incomprensin es el temade actualidad por antonomasia, habr queindagar por qu sta se pavonea en elmundo. Guerras, segregaciones, migra-

    ciones obligadas y otros hechos ominosospueblan el planeta. El museo del futuro nopodr cerrar los ojos ante estas realidades.

    Cmo se produjeron? Qu hechos hist-

    ricos las precedieron? Qu se prev para elfuturo sobre esas circunstancias? El MNCintentar responder a estas interrogantescon una visin holstica y multifactorial,no con las viejas y cmodas respuestasque se utilizaron antao que, aun siendo

    funcionales en algunos casos, carecen dela calidad racional que se exige hoy de laciencia y la tecnologa, lamentablementededicadas a las partes y no al todo.

    El concepto de comprensin constitu-ye el medio y el fin para lograr una comu-

    nicacin humana eficiente y constructiva.Y ste es el punto clave en la renovacindel MNC. Comprensin de los aconteci-mientos humanos desde su origen hastala actualidad. Comprensin de las causasy los efectos de las decisiones tomadas

    tanto por los grandes como por los peque-os pobladores del planeta. Comprensinmutua entre los seres humanos, que somoshiper y super-vivientes de una largusimahistoria, contada y por contarse. El Museohabr de esforzarse por ilustrar el prin-

    cipio unidad-diversidad de la humanacondicin. Slo de esta manera se lograrimpulsar la comprensin desde el conoci-miento de las contradicciones humanas.

    Cultura universal y culturas particula-res, todo depende desde dnde se quiera

    contar la historia (historias) del hombre yentenderla a cabalidad. Lo cierto es que elmuseo del futuro defender la unidad de

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    la especie humana tanto como su diversi-

    dad y mltiples avatares. He aqu el uni-verso cognitivo bajo el cual se desarrolla eldrama humano que nos toca expresar entanto museo: documentar, investigar, tes-tificar, explicar, conceptuar, ensear, paraas seguir avanzando hacia la Humanidad

    solidaria del futuro, ya no fragmentada ensaberes aislados, sino duea de una inteli-gencia alerta a los cambios inminentes. Laeducacin es el medio ideal y permanente;la racionalidad y el disfrute de la cultura,los vehculos para alcanzar ese fin.

    En resumen, se abandonar la visinunilateral y fragmentada del ser humano.En adelante, el museo difundir el cono-cimiento tanto del homo sapiens como delhomo ludens, del homo empiricus y del homoimaginarius , del homo prosaicus y del homo

    poeticus, y aun del homo demens. Esta es lacomplejidad de las dimensiones humanasa las que el museo debe responder con pro-puestas viables e imaginativas, de maneraque la mundializacin sea comprendidapor el mayor nmero de personas posible.

    Y tal es tambin la reforma del pensamien-to que debe preceder a cualquier exposi-cin organizada por esta institucin.

    e

    Referencias:

    Documentos emanados del Grupo deReflexin interno del Museo. Grupo de reflexin del Centro deEstudios sobre la Diversidad Cultural.

    Trabajos de la UNESCO:

    Conferencia Mundial sobre las PolticasCulturales, Mxico 1982. Prez de Cullar, Javier. Nuestra

    Diversidad Creativa. Informe dela Comisin Mundial de Cultura yDesarrollo, Mxico 1992. Arizpe, Lourdes (Directora deInvestigacin). Informe Mundial sobrela Cultura, Madrid 1999.

    Delors, Jacques. Informe a la UNESCOde la Comisin Internacional sobre laEducacin para el siglo XXI, presididapor Jacques Delors, Mxico 1997. Morin, Edgar. Los siete saberes necesariospara la educacin del futuro , Mxico 2001.

    e

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    Arqueologa

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    Veinticuatro aos despus, los arquelogos chinos reanudarn el prxi-mo sbado las excavaciones en la zona de los guerreros de terracota,

    cerca de la ciudad de Xian (provincia de Shaanxi, en el centro del pas),inform la agencia oficial de noticias Xinhua.

    La primera excavacin comenz en 1978 y finaliz en 1984, y en ella seencontraron mil 87 figuras claves. La segunda se llevo a cabo en 1985, pero

    se suspendi por razones tcnicas.La excavacin en la tercera fosa durar al menos un ao, dijo WuYongqi, trabajador del museo.

    Los especialistas esperan encontrar una figura clave que revele algunosde los misterios del Primer Emperador chino, Qin Shihuang, cuyo mauso-leo, an no abierto por los arquelogos, se encuentra a unos dos kilmetros

    del museo de Terracota, en Xian.Esperamos encontrar alguna figura como el comandante del enormeejrcito subterrneo, seal Liu Zhancheng, jefe del equipo de arquelo-gos del museo.

    Qin fue el primero en unificar los diversos reinos chinos tras siglos deguerra mutua, y gobern ese imperio entre los aos 221 y 210 a.C.

    Segn los historiadores estaba obsesionado con vivir eternamente y sehizo enterrar escoltado por un ejrcito de 8 mil soldados, msicos, concu-binas, oficiales y escribas para que lo acompaara en la otra vida.

    Su mausoleo fue descubierto por casualidad por unos campesinos en1974 y se cree que tard 38 aos en ser construido por 720 mil esclavos.

    Y es que los guerreros actuales son una parte del ejrcito que se model,

    pero el resto siguen enterrados en los alrededores del mausoleo, aunque los

    China reanuda excavaciones

    de guerreros de terracota

    Arqueologa

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    Cultura ibrica. Finales S. III, inicios S. II a.C.

    arquelogos temen que desenterrarlos dae irreversiblemente las estatuas.Cuando el grupo de guerreros que ahora est a la vista de los turistas fue

    descubierto, en 1974, las estatuas estaban pintadas con vivos colores, perostos se volatilizaron en poco tiempo por el contacto con el aire libre.Segn la prensa china, otro de los grandes retos en la nueva excavacin

    para el equipo de arquelogos es descubrir el xito de dcadas de preser-vacin de los colores y el mantenimiento de las figuras que estn intactas.

    mzrEFE/Shinhua/www.eluniversal.com.mx

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    Babilonia, alrededor de 700-500 a.C.

    Probablemente de Sippar, al sur de Irak

    Altura: 12.2 cm Ancho: 8.2 cm

    Esta tablilla contiene tanto una inscripcin en caracteres cuneiformes comoun mapa antiguo nico representando el mundo Mesopotmico.

    Babilonia es mostrada en el centro (el rectngulo en la mitad superior del

    crculo), y Asiria, Elam y otros sitios son igualmente nombrados

    El rea central est rodeada por un canal identificado con el nombre de

    Mar Salado o Mar de Sal. El borde externo del mar est rodeado por lo que

    en el origen probablemente fueron ocho regiones, cada una indicada por

    Un antiguo mapa babilonio

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    Cultura ibrica. Finales S. III, inicios S. II a.C.

    un tringulo, etiquetada como regin o isla, y marcada por la distancia

    entre ambas. El texto cuneiforme describe estas regiones, it parece ser que

    ah vivieron bestias extraas y mitolgicas, as como grandes hroes, si bienel texto dista mucho de estar completo.

    Las regiones son mostradas con forma de tringulos, que era como se

    les visualizaba primero al aproximarse a ellas desde el agua.

    El mapa es considerado a veces como un serio ejemplo de geografa anti-

    gua, pero pese a que los lugares son mostrados en sus posiciones aproxi-mativmente correctas, el propsito real es explicar la visin babilnica del

    mundo mitolgico.

    I.L. Finkel, A join to the Map of the World: a notable discovery, British Museum Magazine:

    the Journal of the British Museum Friends (Winter 1995), pp. 26-27

    I.L. Finkel, Gilgamesh: the hero king (London, The British Museum Press, 1998), p. 38

    W. Horowitz, Mesopotamian cosmic geography (Winona Lake, Eisenbrauns, 1998)

    Conferencias

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    DRA. LINDA MANZANILLA NAIM

    Miembro de El Colegio Nacional

    y del Centro de Estudios sobre la Diversidad Cultural

    Ciclo de conferencias

    LA FORMACIN DEL ESTADO ARCAICO

    Y LA SOCIEDAD URBANA

    EN EL VIEJO MUNDO

    Conferencias

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    Cultura ibrica. Finales S. III, inicios S. II a.C.

    Junio de 2009

    Mircoles 17

    Egipto

    Jueves 18

    Mesopotamia

    Viernes 19

    Valle del Indo

    Aula Mayor de El Colegio Nacional

    19:00 horas

    ENTRADA LIBRE

    Directorio

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    INSTITUTO NACIONAL DE ANTROPOLOGA E HISTORIA

    DIRECTOR GENERAL

    ALFONSO DE MARIA Y CAMPOS CASTELL

    SECRETARIO TCNICORAFAEL JULIO PREZ MIRANDA

    SECRETARIO ADMINISTRATIVOLUIS IGNACIO SAINZ CHVEZ

    COORDINADORA NACIONAL DE MUSEOS Y EXPOSICIONESMIRIAM KAISER

    DIRECTOR DEL MUSEO NACIONAL DE LAS CULTURASY DEL CORREO DE LAS CULTURAS DEL MUNDO

    LEONEL DURN SOLS

    ESTA ES UNA PUBLICACIN DELCENTRO DE ESTUDIOS SOBRE LA DIVERSIDAD CULTURAL (CEDICULT)

    DEL MUSEO NACIONAL DE LAS CULTURAS

    EDITORMARIANO FLORES CASTRO

    [email protected]

    TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS POR LOS RESPECTIVOS AUTORES

    DE LOS ARTCULOS, NOTAS Y FOTOGRAFAS.

    MXICO, D.F., 15 de junio de 2009.