Y AL COMIENZO DE TODO: LA INNOVACION.

Por. Luis Fernando Bermúdez Caviedes

La vida misma sigue siempre su curso natural, empezando su recorrido tergiversando

de manera audaz la rutina de la nada a una sinfonía de acordes unicelulares y

bacterias a montón, en ese caldo de cultivos microscópicos empezaron las

innovaciones de la vida, innovaciones que siempre nos han llevado a otra manera de

ver las cosas a otra manera de creer, a otra manera de sentir y porque no a otra

manera de vivir.

Cada instante de la vida nos refuerzan esas creencias, cada instante muere y es

reemplazado por uno nuevo y de manera cíclica cada episodio engendrado nos impulsa

a una nueva manera de ver el mundo.

Nuestras sociedades han crecido gracias a los nuevos conceptos a las nuevas ideas.

Así como hace miles de millones de años cuando las células se juntaron para apoyarse

cada una y crecer juntas en un mundo hostil e inhóspito para los débiles. Los cambios

actuales en el tiempo nos hacen más fuertes en un mundo que a la par también cambia

sin piedad a nada.

Las plantas crecen, los animales comparten su información genética de generación a

generación, la tierra se maravilla de su creación innovadora y transmuta innovando

desde climas helados hasta lo cambios climáticos que existen en la actualidad.

En el pasado el fuego, la rueda, la agricultura y las herramientas se convirtieron en las

primeras innovaciones que generaron nuevos pensamientos, destrezas y procesos

productivos, la naturaleza pasa la innovación al género humano y este se vuelve

sublime al poder transmutar sus descubrimientos gracias a la innovación de la

comunicación y de aquí el espíritu innovador cobra más fuerza, los descubrimientos

humanos nos han llevado a coronar las alturas, conformar mega ciudades, explorar el

subsuelo y el lecho marino, conocer las estrellas y descubrir cada día que el universo

se expande como lo hacen nuestros límites.

La innovación es y será siendo el pilar número uno de la vida, recordando a Alvin Toffler

en su libro La Tercera Ola (1979). Él nos sitúa en el contexto de la era del conocimiento,

una era donde el saber se divulga, se transforma, se aprende y se vuelve a transformar

creando una sinergia que viaja a cualquier sitio a cualquier persona encontrando como

única limitante las ideas y los paradigmas propios de quien lo recibe y si nos

encontramos en la era del conocimiento y la innovación es lo único constante de

nuestra vida, deberíamos aprender a desaprender, a juzgar lo que juzgamos, a creer en

lo imposible, a aceptar que las ideas que tenemos pueden ser refutadas a través del

tiempo, a aceptar nuevos roles a aceptar nuevos retos y a tener como base que la única

concepción real en la era del conocimiento es el Cambio, y que esta tiene un

matrimonio fuerte con la innovación

El caso empresarial no es la excepción, las empresas convergen en nuestras

sociedades pues contienen esa misma esencia que nos formó aquí en la tierra, si

estamos hechos de miles de células que forman tejidos y estos forman sistemas y estos

a su vez cuerpos maravillosos, las empresas están formadas por miles de seres

humanos que forman departamentos interrelacionados que crean y alimentan productos

para que el ciclo económico fomente el movimiento y este a su vez nueva innovación

que a la par de todo se convierta en cambio.

Las nuevas formas de producción nos han presentado alternativas que en otros tiempos

podrían llamarse como ortodoxas espacios virtuales para estudiar, para laboral, para

comunicarse, para presentar nuevas ideas e interactuar, maquilas industriales,

multiplicidad de razas de lenguas y costumbres formando equipos de trabajo, empresas

que aceptan o están en procesos de aceptar diferentes maneras de vivir sus ideas tanto

religiosas como sexuales diferencias notables a la era industrial que nos precedió, por

tal motivo la innovación de nuestra época está más acelerada que en tiempos

anteriores todos los cambios que puedan manejarse se divulgan de una manera más

rápida y los nuevos procesos de adaptación se hacen con la mayor finura y de manera

casi exponencial por eso es de especial prioridad pensar en conservar nuestra

identidad solo si hacemos de ella el soporte para nuestro crecimiento empresarial.