Museo del Árbol No. 15, Noviembre 2011

Publicación mensual de arte y culturadel árbol en Costa Rica

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Año 2 No. 15 Noviembre 2011museo del árbol


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Publicación independiente sobre arte, cultura y sostenibilidad en Costa Rica, circula en Internet a

través de la plataforma Issu.com.Por la calidad de diseño y concepto, obtuvo el

Sello de Respaldo de la Presidencia de la Asociación Latinoamericana de Diseño, 2010.

Palma de pejibaye en Tucurrique. Fotografía L.F.Q.


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Portada: Palmas de pejibaye, Tucurrique, fotografía L.F.Q.

museo del árbol


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Museo del Árbol brota como un espacio contemplativo, de reflexión crítica y valorativa, y de sensibilidad acerca de la figura del árbol en la naturaleza y en nuestras vidas. No es un museo físico, sino virtual, se puede acceder a su espacio en la red y movernos por sus páginas-salas.

La Pastora, faldas del volcán Turrialba, provincia de Cartago Fotografía de Joaquín Murillo, 2011.


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Grupo editorLuis Fernando QuirósRodolfo Uder

PeriodistaNelson Moya

Amigos de la publicaciónRolando CastellónIlse UderMiwako SuzukiCarmen CubillosCecilia ParedesLuis ChacónHelen TempleGiancarlo PucciOscar PamioAna María SavareikasAurelio HortaPaolo BergomiRodolfo MoralesNaín ArtjoyJoaquín MurilloRoberto CastilloIrina YébenesFermín NavascuésRicardo Ávila Javier GuerraMauricio BianchiFranca RosiCecilia BrugniniTom Crown

Carolina ValenciaLucía MadrizJorge PovedaAlfredo GonzálezDunia MolinaRodrigo QuirósDinorah CarballoCarlos PovedaFUNDECONGO Mundo ForestalDunia MolinaAbelardo MoralesManrique SuárezMarco Mora von Rechnitz

Colaboran en esta edición:Maurizio BianchiDunia MolinaFernando QuirvalJoaquín MurilloRaymond PaulyJorge PovedaGabriela VillalobosGuillermo Arriaga

Créditos:Revisión textos, Ilse UderDiseño: L.F.Q.Mundo ForestalFundación Árboles MágicosParaíso, Costa RicaNoviembre 2011

Museo de ÁrbolCr

éditos


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Conten

idos

Museo del Árbol, Créditos, pág. 6

Los Editores: Energía vital del árbol, pág. 8

Árboles de Tanzania y Kenya. Fotografías de Gabriela

Calderón y Poesía de Guillermo Arriaga, pág. 18

Vivir el bosque: Fotografías Jorge Poveda, pág. 30

Raymond Pauly: Tardes de árbol, pág. 40

Maurizio Bianchi: Fuerza del encuentro, pág. 53

Luis Monge: Signo de la mirada, pág. 64

Dunia Molina: Árboles arubianos, pag.73

Nelson Moya: Tucurrique, palmas y nidos de

oropéndola, pag.81

Para contemplar el árbol: con fotografías de Mariano

Fallas, María de la Congorosa, Lucía Truque y Norma

Urzagaste, pág. 89

Recorridos, libro de Iris Odio, pag.94


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Una de las amigas de nuestra página de Facebook, María Benavidez, respecto a la revista web que publicamos mensualmente, opina que a ella la aflige que en el futuro tengamos que conformarnos con ver la naturaleza de esta manera, y agrega que no está mal, pues es muy ingenioso y bonito, pero al mismo tiempo es preocupante, en

Energía vital del

árbol

Los

edit

ores

Los editores


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Mariano Fallas Acosta


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Jenny Arroyo, Árbol selvático,Bijagual, 2011


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Jenny Arroyo, Árbol selvático,Bijagual, 2011


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la medida que en nuestro país se da tanto atropello a la madre tierra. María tiene razón, al andar por ahí un día de tantos pasamos de nuevo por el mismo sitio y nos percatamos que hicieron leña del árbol, o porque tapaba un rótulo comercial talaron medio árbol… Costa Rica que tanto alarde hace de su conciencia ecológica y que lo vende como imagen externa para atraer turistas, seguimos cortando árboles a diestra y siniestra, botando basura en los márgenes de los ríos y en los mismos ríos que al llegar al mar lo afean y disparan los índices de contaminación ambiental.


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Paquita Navarro


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Eduardo Morales Earlich, árboles del jardín, San Salvador, El Salvador.

Sin embargo, debemos cultivar la buena actitud de cuidar lo que permanece, una simple fotografía tomada a un árbol lo enaltece, lo contempla en su belleza y los hace crecer mejor, pues se trata de una muestra de amor hacia su naturaleza y por ende hacia el planeta Tierra. Bienvenidas sean todas esas


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fotografías que todos los días etiquetan a dicha página de Facebook de Museo del Árbol, bienvenidos los elogios y las críticas bien intensionadas. Lo peor sería que nada suceda, que una publicación, con el enorme trabajo que conlleva, no suscitara ninguna reflexión; y si lo hacemos, estaremos subliminando esa


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energía del árbol que se derrama hacia nosotros como parte de la naturaleza, y del amor de Dios dador de vida a esta inmanente creación.

Mariana Corrales. Árboles en Varablanca, provincia de Heredia, 2011

Maurizio Bianchi (de frente), “Árbol viejo”. Zona rural

hondureña. 2009.


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La fotógrafa Gabriela Calderón y el escritor Guillermo Arriaga, estuvieron en Kenya y Tanzania, 2009 y 2010; prepararon un ensayo sobre algunos de los árboles encontrados en los Parques Nacionales de Maasai Mara y Amboseli, en Kenya; y los Parques Nacionales Serengeti, Ngorongoro, y Tarangire, en Tanzania.

Árboles de Tanzania y Kenya Co

labo

rado

res

Fotografías de María Gabriela CalderónPoesía de Guillermo Arriaga


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Gabriela Calderón. Parque Nacional Maasai Mara. Kenya. 2009


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El árbol no existe ya como tales solo un fuego crepitanteen medio de un reino irreconociblepor los sentidosausente del alcance de las opinionesmundanasde los astros errantes y enfermizosde las noches abrigadascon polvo de ceniza y relámpagos perdidosel árbolya solo se percibecomo un imperio sobrevivientede sí mismocomo una voz fundamentada


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Gabriela Calderón. Parque Nacional Maasai Mara. Kenya. 2009


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en su propia palabracomo una verdad imposible de reproduciry que a la vez reproduce todocon su germen vitalcon su abrazo de tormenta eternacon su lluvia de secretosimposibles de concebirel árbol prepara y conducenuestro anheloso descansoy afina los últimos instrumentosde la marcha fúnebre del tiempo.

Guillermo Arriaga MorenoOctubre, 2011


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Gabriela Calderón. Parque Nacional Serengeti. Tanzania. 2010


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Gabriela Calderón. Parque Nacional Ngorongoro. Tanzania. 2010


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Gabriela Calderón. Parque Nacional Ambroseli. Kenya. 2010


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Gabriela Calderón. Parque Nacional Serengeti. Tanzania. 2010


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Gabriela Calderón. Parque Nacional Tarangire. Tanzania. 2009


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El baobab, el gran árbol africano

Cuentan en África que el baobab era uno

de los árboles más bellos del continente,

admirado por todos por su follaje y flores.

Su vanidad creció tanto que los dioses

lo castigaron, enterrando sus ramas y

dejando a la vista sus raíces. En efecto,

parece un árbol invertido que, con sus

ramas extendidas en orden anárquico,

pretende implorar el perdón de los dioses.

De ahí lo extraño de su presencia.

Los nativos creen que es el árbol de

la vida y la leyenda cuenta que nadie

puede quedarse dormido debajo del

árbol del baobab, porque los dioses se

los llevarán, al cielo. Desde entonces es

muy respetado por su conexión con la

vida y la muerte.

Adansonia es un género de la

familia Malvaceae, este en particular lo

llaman baobab, pueden llegar a los 25

metros de altura, pero sin duda lo más

impresionante es el máximo que puede

llegar a tener el perímetro de su tronco,

que es de unos 40 metros, aunque lo

normal son unos 10 m de diámetro.

Su aspecto impresionó a Antoine

de Saint-Exupéry de tal forma que los

convirtió en los protagonistas de uno

de los capítulos de su obra maestra, “El

Principito”.


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Gabriela Calderón. Parque Nacional Tarangire. Tanzania. 2009


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La localidad de Sacramento de Barva está enclavada en las faldas del Volcán Barba, Cordillera Volcánica Central, Costa Rica, es un refugio de paz, donde se agitan refrigerantes aires que soplan entre los cerros y hacen crujir a cientos de gigantones cipreses que junto con la vegetación colman la vista de un profuso verdor de vida, y donde se hace real “vivir

Vivir el bosque Co

labo

rado

res

Fotografías de Jorge Poveda

Jorge Poveda,Bosque,

Sacramento de Barva, 2011


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el bosque”. Las aguas puras y cristalinas brotan de los mantos acuíferos para dar ese preciado líquido a gran parte del Valle Central y esos bosques añosos renuevan el aire que respiramos cada día.

Fotografía Jorge Poveda, 2011.


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Don Jorge Poveda es un habitante de la zona, se trata de un estudioso de las plantas, árboles, y todo ese ropaje que reviste al bosque de altura; toma fotografías y ducumenta cada paso que



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da dentro de su jardín preciado, pero además, de paso, capta el paisaje que hoy disfrutamos en estas fotografías.



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Un preciso instante es suficiente para contemplar el árbol, sin embargo, ese instante se convierte en toda una vida -en el caso del fotógrafo-, pues su captura eterniza al sujeto y al deseo suyo de sorprenderse, de registrarlo, grabarlo en su memoria de tal manera como si hubiese descubierto un enorme tesoro. Luego nos lo regala a los observadores y seguidores de su trabajo, y aquel

Raymond Pauly:

Tardes de árbol

Cola

bora

dore

s


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Raymond Pauly. Tarde en el lago. CATIE, Turrialba, Marzo 2008


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Raymond Pauly. Árbol muerto.


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Raymond Pauly. Manglar, Rio Sierpe, Osa, Diciembre 2007


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segundo en el cual engatilló su cámara lo hacemos nuestro, se vuelve pertenencia de la colectividad en un acto suyo de desprendimiento artístico y deseos de compartir.

Raymond Pauly. Arbol en floración. Ciudad de San José, Abril 2011


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Raymond Pauly es un fotógrafo que se desplaza por muchos sitios de la geografía costarricense, ávido del deseo de sorprenderse ante la presencia de los árboles; encuentra un árbol seco, en las

Raymond Pauly. Esperando la lluvia. Grecia, Alajuela, Noviembre 2008


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Raymond Pauly. Bosque en la niebla. San José de la Montaña, Octubre 2007


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Raymond Pauly. Bambú. Zoo Ave, Alajuela, Octubre 2006


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márgenes de una laguna y lo captura titulándolo “Naturaleza Muerta”. Va al CATIE en Turrialba y al dirigir su visor hacia la laguna, llama a su toma “Tarde de lago”, además capta el tronco donde un artista plástico plasmó su creatividad. Se detiene ante un manglar en Río Sierpe de Osa, y lo enamora un roble sabana en floración, y, con toda la poesía puesta en la retina crea “Esperando la lluvia” en Grecia, provincia de Alajuela. Sube al bosque de San José de la Montaña para deleitarse con las siluetas de los troncos entre las neblinas y ventiscas de altura, y con un bambú en


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Raymond Pauly. Arte y naturaleza. CATIE, Turrialba, Diciembre 2009


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Raymond Pauly. Gigante selvático. Rio Frío, Sarapiquí, Junio 2006


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Raymond Pauly. Armadura. Arbol de Pochote en Paquera, Puntarenas, Marzo 2008


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el Zoo Ave de Alajuela. Se deja influir por la corteza de un robusto pochote que llama “Armadura”, encontrado en Paquera, provincia de Puntarenas, y su “Gigante selvático” encontrado en Río Frío, Sarapiquí, provincia de Heredia. Vendrán otras oportunidades para decantar la magnitud de la obra de este artista fotógrafo, pues quien siente y ama el arte no se detiene, no lo apabullan las lluvias ni el sol candente y ese espíritu de dar lo mejor de sí a los demás nos vincula a él en su tránsito de búsqueda.


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Quien siempre observa, desarrolla su habilidad de ver: significa aumentar sus destrezas al tener delante un sujeto -en nuestro caso un árbol-, y apreciar cómo lo afecta la luz y cómo arroja sombras sobre la superficie donde crece, mira el movimiento de sus ramajes al soplar el viento, las hojas que caen, si está en floración, se pregunta qué distingue

MaurizioBianchi:

Fuerza del encuentro

Cola

bora

dore

s


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en el entorno más cercano y qué en el plano de fondo; al fotografiar se experimenta un encadenamiento de situaciones que se suceden en segundos, mientras él -el fotógrafo-, prepara la cámara, observa las velocidades de toma, enfoque y profundidad, la técnica de manejo de su instrumento y se prepara para llevar ese instrumento al momento de la creación.

Maurizio Bianchi. Árboles añosos en Urasca de Paraíso, provincia de Cartago.


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Maurizio Bianchi. Árboles añosos en Las Nubes de Coronado, provincia de San José.


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Una vez más presentamos a uno de nuestros más asiduos colaboradores, Maurizio Bianchi, quien se desprende de sus creaciones para compartirlas con los seguidores de Museo del Árbol y

Maurizio Bianchi. Árboles en una finca de Las Nubes de Coronado, provincia de San José.


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demostrar cuán importante es sumirse en dicha vivencialidad con amor hacia sus sujetos: los árboles, en tanto de vuelta él recibe una carga de energía que motivará su creatividad y sensibilidad.

Maurizio Bianchi. Árbol viejo, Honduras.


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Se aprecia un impresionante árbol de guanacaste en la ciudad de Tegucigalpa Honduras, y en la placa al pié del gigante se indica su edad. Observamos, además, varios árboles en una finca privada en Las

Maurizio Bianchi. Guanacaste, Tegucigalpa, Honduras.


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Nubes del cantón de Coronado, provincia de San José; otro en la localidad de Urasca de Paraíso y una vista de Playa Hermosa, provincia de Guanacaste, donde sus

Maurizio Bianchi. Árboles de Playa Hermosa, Guanacaste.


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árboles contrastan entre sí: un sujeto esquelético pero vivo, un roble sabana en floración y un ropaje de palmas, almendros de playa y otras especies que

Maurizio Bianchi. Árboles de Playa Hermosa, Guanacaste.


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conforman una benéfica sombra para los vacacionistas. Para concluir con el recorrido a que Maurizio Bianchi invita, vamos enun viaje imaginario hasta un lugar en Honduras donde posar la mirada en el tronco que nos deja ver su oquedad, hueya imborrable del paso tiempo, como que abre su vientre repleto de rastros de su vivencia arborea para decirnos mucho de sí. Ya dijimos que quien observa desarrolla la habilidad de ver y reconocer dónde anida la belleza.


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Maurizio Bianchi. Tronco en una localidad hondureña.


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El artista fotógrafo es, por excelencia, un buscador de “todo” lo posible de encontrar, pero en algunos casos decide trabajar en un campo específico, como Luis Monge, que elabora su encuentro en la zona del claroscuro, del blanco y negro. Muy temprano, al principio del día, él sale a encontrar, cuando las brumas encantan al entorno con su tenue luz, y

LuisMonge:

Signo de la mirada

Cola

bora

dore

s


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Fotografía de Luis Monge.


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una densidad silenciosa se mueve lenta pero avanza hacia la dimensión donde casi no existe color y texturas, sino diversos planos de lo acromático. Estas y otras fotografías son captadas



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de nuestra página de Facebook, donde él las comparte para animarnos con su carga de poesía, y quizás, con el paso del tiempo, su signo, su gesto, permanece y conforma la memoria de todos.



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Los potreros y los árboles de Luis Monge, apenas siluetados por el contraste, son “pintados” por el lente y los mecanismos técnicos de su cámara fotográfica en el lienzo sutil y transparente del universo digital.



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Gracias a Luis Monge por este nuevo obsequio a nuestra mirada tan sedienta de más y más, pues su pócima de belleza, en pequeñas dosis, pero casi cotidianas, se vierte al abrir la página y comprobar que él está ahí, en Monteverde, andando los caminos y trepando a los cerros para compartir el signo de su mirada.



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El árbol nos sorprende no importa donde lo encontremos, en la playa, en los cerros, en los valles intermontanos, pero algo fundamental es la actitud con que lo contemplemos: hay que sacar el tiempo para verlos, sentirlos, quizás hasta acercarnos y tocar la corteza de sus troncos; de esa manera, el árbol entabla una relación silenciosa, sin palabras, sin

Dunia Molina:Árboles

arubianos

Cola

bora

dore

s


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gestos, pero sentimos su abrazo amoroso que nos colma de vida y nos anima. Dunia Molina es una artista acuarelista que en sus viajes por distintos lugares del mundo aprovecha para acercarse a los árboles y fotografiarlos, ese gesto

Dunia Molina. Árboles en las playas de Auba, 2011.


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es hermoso en tanto recibe de estas criaturas su energía vital y los captura en sus imágenes para compartirlos con los seguidores de esta revista web. Los que hoy presentamos, Dunia los tomó en su reciente viaje a Aruba, de


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Dunia Molina. Árboles en las playas de Auba, 2011.El flamboyán, conocido en Costa Rica como el “malinche”, agrega color al paisaje isleño.


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Dunia Molina. Árboles en las playas de Auba, 2011. Floración del Flamboyán.


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ahí el título de este encuentro con un entorno y paisaje que aunque parece cercano y familiar, está a muchas millas de distancia allá en las islas donde soplan los aires atlánticos con sus característicos carismas caribeños.



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Cuando existía el ferrocarril al Caribe que unía Puerto Limón con la capital -dejó de funcionar en la década de los años noventas del siglo pasado-, al bajar el tren hacia el valle de Turrialba, a la derecha de la vía, se observaba a lo lejos la localidad de Tucurrique, enclavada en las montañas de la cordillera de Talamanca, al otro lado del río Reventazón; era propio

Tucurrique:Palmas y nidos de oropéndola Por Nelson Moya, Periodista


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Tucurrique. Fotografía LFQ 2011. de su paisaje observar cientos de palmas de pejibaye en una especie de altiplano donde se asentó la localidad desde tiempos de la colonia. Antiguamente se le llamó “Cuquerrique” y se le recuerda como un sitio escondido, habitado en tiempos ancestrales por las tribus Pococes que, como muchos pueblos huetares, se


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Tucurrique. Fotografía LFQ 2011.asentaron en la zona oriental del país; estos pueblos hacían utensilios y armas de la palma conocida como chonta o pejibaye, cuya madera es tan dura como el hierro. Tucurrique se distingue por los cultivos de pejibaye, de cuyo fruto producen una amplia diversidad gastronómica muy


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característica de la zona. Pertenece al Cantón de Jiménez en la provincia de Cartago, pero se llega por el Cantón de Paraíso por la carretera que baja al valle de Ujarrás, hasta llegar a la represa hidroeléctrica de Cachí; de ahí, la vía cuelga de las faldas de los cerros con un verdor exuberante y aires frescos que


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bajan de las montañas, para alivianar el bochorno del clima húmedo subtropical. De las palmas del pejibaye cuelgan los nidos de las oropéndolas y es algo impresionante observar cuando las aves llegan al nido y se sumergen para pasar la noche. El paisaje se compone de una amplia superposición de ramajes y


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Tucurrique. Fotografía LFQ 2011.


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Tucurrique. Fotografía LFQ 2011.


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Tucurrique. Fotografía LFQ 2011.esbeltos troncos, cual deriva sin fin, fluye ante nuestra mirada solo detenida por el volcán Turrialba al fondo.


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María de la Congorosa del Monte, amiga de nuestra página en Facebook, compartió estas fotografías que tomó en Valle Edén, un pueblito que está a 23 km de Tacuarembó, Uruguay. Se observan los árboles -una especie de siluetas de

Contemplarel árbol Co

labo

rado

res

María de la Congorosa.Valle Edén, 2011.


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gigantones-, que danzan en el bosque, y una trama de ramajes por delante hace del paisaje una escena surrealista e impresionante.

María de la Congorosa. Valle Edén, Uruguay. 2011.


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Ana Lucía Truque comparte tres fotografías de la zona de San Carlos, provincia de Alajuela, cargadas de verdor y exuberancia que distingue esa naturaleza del Norte del país.

Ana Lucía Truque. Paseo a San Carlos, 2011.


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Mariano Fallas Acosta, postéo en FB este árbol que expresa siempre le ha llamado la atención, y lo encuentra en la carretera a Grecia antes de la FANAL, unos 800m. Captó un trasluz cuando el sol baja para iluminar al otro lado del planeta y el árbol se yergue siluetado por la luz.

Mariano Fallas Acosta. Árbol en Grecia, Alajuela.


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Norma Urzagaste, etiqueta en FB, esta hermosa fotografía de unas pequeñas islas en el Lago Titicaca, Bolivia, en una de las cuales crece este solitario arbolito.

Norma Urzagaste, Lago Tiquicaca, Bolivia.


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El libro de la artista fotógrafa Iris Odio, “Recorridos” -recién publicado-, trata de la amplia diversidad natural del entorno costarricense. Andar es encontrar, “recorridos” son signo de encuentros”; ella visitó todas las regiones del país con la idea de ofrecer una cartografía de

“Recorridos”de Iris OdioL

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os

sus recorridos, una bitácora de sus viajes: esa variedad hace al libro único, para coleccionar y conocer de la flora y fauna del país, de los cerros y las montañas, de los valles y los ríos que los bañan, pero en todo esa riqueza de andanzas está


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la presencia inmanente del árbol, como símbolo de esa riqueza natural que distingue a Costa Rica. La artista y autora expresa que “la idea de este libro es mostrar las bellezas que posee Costa Rica, y que todos debemos concientizarnos para preservarlas”.

Para adquirir el libro “Recorridos” puede solicitar información directamente con la artista, al correo [email protected]


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El proyecto de la publicación web Museo del Árbol es posible gracias al apoyo de la empresa costarricense OPTYMA INDUSTRIAL

Paraíso, Cartago, Costa Rica< [email protected] >


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