Violencia Familiar e Identidad Femenina

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Violencia familiar e Identidad femenina

Se presenta una perspectiva psicosocial y sistémica sobre la violencia familiar que se propone explicar la vivencia interna de las mujeres involucradas en relaciones violentas. Esta perspectiva se sustenta en una definición particular de la violencia y da origen a una estrategia de intervención terapéutica que fue aplicada en una institución para atender personas involucradas en relaciones violentas.

#saludUNITEC

Este webinar te interesa si:

Quieres conocer una perspectiva psicosocial

y sistémica sobre la violencia y la violencia familiar.

Quieres entender la vivencia interna de las personas involucradas en relaciones violentas.

Quieres conocer una propuesta de intervención terapéutica para atender personas involucradas en relaciones violentas aplicada en instituciones.

Al escuchar esta presentación aprenderás a entender el vínculo entre los aspectos socioculturales e individuales de la violencia en la familia.

Expositor: Dra. Juana María Guadalupe Mejía Hernández

Puesto : Investigadora, consultora privada y terapeuta Experiencia: Docencia, terapia, formación docente, intervenciones psicosociales en grupos y comunidades, investigación educativa. Datos de contacto: [email protected]

Resumen curricular

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En mi trabajo como terapeuta comencé por hacerme una pregunta: ¿Qué hace a una mujer permanecer en una relación a pesar de la violencia?

Perspectiva sobre la violencia

AGRESIÓN = INSTINTO PROVEER ALIMENTOS

APAREARSE PROTEGER A LA PROLE

DEFENDER TERRITORIO

Carga agresiva a nivel sociológico. Ejercida desde la estructura social, a

través de la cultura y sus instituciones. Siempre tiene un objetivo , un objeto y se

ejerce conscientemente. Su propósito es ejercer poder y control

sobre el otro.

¿Qué es la violencia?

Preservar estructuras sociales.

Proteger la existencia de las instituciones.

Ejercer poder y control desde la estructura.

Dentro de cualquier institución existe la lucha por el poder.

Propósitos de la violencia

Rafael Manrique: Violencia simbólica en el contexto social

Violencia es “la aplicación de medios a través de los cuáles se vence la resistencia o la voluntad de una persona o una colectividad.”

“Toda Violencia supone que la persona ve interrumpida su capacidad de crear un mundo de significado y relaciones en los que pueda vivir.”

En este sentido, la violencia puede ir de la física a la simbólica, pasando por ser verbal, emocional, sexual, [jurídica] o económica; a su vez está delimitada por la percepción cultural, familiar y personal de lo que es o no violento.

La violencia simbólica es el tipo de violencia fundamental para el ejercicio del poder y el control sobre otros.

Consiste en el poder dominar a través del lenguaje, de la asignación de jerarquías de valores a actos o sentimientos y del establecimiento de hábitos diferenciales que poseen contenidos adscritos a los roles asignados a cada integrante de la familia por su género, condición física y material, etcétera.

Violencia Simbólica

Violencia Simbólica en la Familia

En la familia, la violencia simbólica se ejerce:

en el canal de lo verbal y de lo corporal,

en el lenguaje de las palabras y de las actitudes y, por ello,

llega a formar parte de la construcción social de nuestra identidad y queda subliminalmente integrada a ésta.

Violencia Simbólica en la Familia

La violencia puede ser activa o pasiva, sutil, encubierta o manifiesta y utilizarse como recurso para mantener la autoridad en forma coercitiva.

Su acción sobre los individuos llega a coartar o inhibir su capacidad de construir realidades e impide que sean responsables de sus decisiones y de los dominios de realidad en los que viven.

Como institución, posee estructura, normas, jerarquías, valores, creencias, símbolos, representaciones, costumbres, tradiciones, manejo de recursos, de tiempos y del poder.

La familia es uno de los contextos institucionales donde la legitimación de la violencia ha servido como vía de control social por su condición de institución que le confiere un lugar privilegiado en la conformación de nuestra identidad social.

La Familia: Institución y Grupo

Por otra parte, la familia es un grupo con tareas de crianza y sostén emocional donde se realiza el proceso de diferenciación e individuación del sujeto, es decir, donde se ubica la fuente nutricia para la constitución psíquica individual del ser humano.

En las familias, la comunicación define la naturaleza de la relación entre los participantes. Así se establecen las jerarquías y el poder, los subsistemas, las fronteras (enredadas o rígidas), el nivel de intimidad, los límites, las historias o mitos, las escaladas, la expresión de la sexualidad, las coaliciones y alianzas.

La Familia: Institución y Grupo

Cada persona crea una parte de su identidad en función de su grupo familiar, también una parte de ella es única.

Los integrantes de una familia crean su propia realidad social a partir de tres aspectos relacionados entre sí, con los cuáles intentan dar sentido a su mundo, encontrar un significado a las acciones de los demás y a las suyas propias para construir así un repertorio de opciones.

Estos aspectos son: la conducta, las creencias y las emociones.

La familia y el individuo

A fin de comprender la derivación de las relaciones familiares en violencia es necesario conocer cómo los lazos socioafectivos se elaboran, modifican, olvidan, suprimen y relacionan con otras manifestaciones de la actividad personal y social aceptadas dentro del orden social.

Las familias establecen redes de relaciones dentro de una comunidad. Estas redes tienen normas, creencias y actitudes en común.

La violencia familiar pasa a ser un acto privado que se convierte en público por su “normalización” en la cultura y porque sus consecuencias se constituyen en daños a la integridad personal.

Vivencia interna de las mujeres involucradas en relaciones violentas

Eventos del contexto familiar que contribuyen a la construcción de la vivencia de violencia:

La imposición de enseñanzas y normas como

verdades absolutas que no admiten réplica ni discusión.

El impedimento para tomar decisiones propias. La proscripción de explorar más allá de los

linderos del ámbito social y físico conocido. La prohibición de expresar afectos,

sentimientos o pensamientos reprobados por la autoridad.

La inexistencia de un sostén emocional y material adecuado.

La ausencia total o parcial de uno o ambos progenitores.

El abandono parcial o total. La presión social y familiar a asumir un rol de

género socialmente aceptado y al castigo o rechazo por evadir obligaciones ligadas a ese rol.

Mediante la observación clínica entendimos que cuando las escenas de humillación, abandono, pérdida, intrusión, dolor emocional y físico e impotencia, entre otras, se suceden en etapas tempranas de la vida, se integrarán, más tarde o más temprano, como vivencias significativas ante la violencia.

Cuya atribución de significado, así como su posterior resignificación en etapas posteriores de la existencia, serán fundamentales para conformar el manejo de defensas, dirigir la toma de decisiones e integrar un comportamiento estereotipado que se confunde con la identidad propia.

Esta confusión ofrece la posibilidad de atribuir las características conductuales personales, a la costumbre, a la herencia sociofamiliar o al rol de género.

Desde niñas, al no poder influir en su entorno, estas mujeres estereotiparon su comportamiento buscando una forma de coexistir con y sobrevivir a la violencia.

Como resultado, su interpretación de cada nueva experiencia es rígida, repetitiva e inconsistente y está basada en juicios, críticas, perjuicios o normativas con las que definen lo que para ellas es “estar bien o portarse bien”. Sus respuestas adaptativas han excluido la reflexión y la resignificación de sus vivencias pues la respuesta que les fue permitida es la tolerancia y la impotencia.

Es decir, aprendieron a aguantar la situación hasta el infinito ante la dificultad de reconocer otras posibilidades de interacción. Esta es la más recurrente de sus reacciones ya adultas.

Identidad femenina y violencia

"niña aplicada". "niña aislada" "niña reprimida o modosita" "niña peleonera" “la niña-madre”

Los modelos relacionales infantiles son formas de construir una rol adaptativo en condiciones de carencia afectiva dentro de un contexto familiar violento. Este rol es la base de la construcción de la identidad adulta femenina.

Identidad femenina: modelos relacionales infantiles ante la violencia

Estrategia de intervención terapéutica

La atención terapéutica pone en marcha un proceso de re-ordenamiento interno que requiere del terapeuta una mayor comprensión de los constructos y significados que cada persona ha creado para “interpretar” el mundo en el que vive.

La Teoría de la Psicología de los Construtos Personales de George Kelly (1955) nos permite lograr una visión que oriente técnicamente nuestra función terapéutica.

La Estrategia de Intervención Terapéutica también contempla los objetivos comunes a otras terapias:

Controlar la acción. Controlar la mente. Controlar la violencia y la cólera. Alentar la empatía. Estimular la esperanza y el humor. Promover la tolerancia y la

compasión. Estimular el perdón y la bondad. Promover la armonía y el equilibro.

Agregamos los siguientes objetivos, fruto de nuestra propia práctica en la atención a personas involucradas en relaciones violentas:

Facilitar el cambio de la actitud hacia sí misma(o).

Estimular el desarrollo de sus habilidades para la relación interpersonal. }

Estimular el desarrollo de una red de relaciones. Promover la creación o continuación de un proyecto de vida.

Estimular la capacidad de diálogo y empatía con el sexo opuesto.

Todos los objetivos mencionados orientan la construcción del proceso así como el comportamiento del o la terapeuta en las diferentes fases de la Estrategia de Intervención Terapéutica.

Debido a la importancia de las metas de vida establecidas en la infancia para la construcción de la identidad femenina actual, decidimos trabajar sobre los recuerdos infantiles relacionados con la violencia y con las “metas de vida” definidas por una niña cuando esperaba evitar la repetición de la violencia en su vida adulta.

Esto ha hecho posible que, muchas veces, durante el

proceso terapéutico alcancemos la comprensión de que aquello que mantiene a una mujer en una relación violenta:

Es la forma relacional de “cómo” va a la conquista de su meta de vida en el marco de una relación violenta, alentando a su vez la persistencia femenina en el modelo relacional que adoptó en su infancia.

Expresión de necesidades y sentimientos. La influencia de las compañeras de grupo

terapéutico. Revisión de la función del padre en la

constitución de la identidad femenina. El rol de los padres y la pareja ante el cambio

personal de la mujer. La familia extensa como núcleo de conflicto o

de apoyo. Revisión del proyecto de vida. Reorientación de la crianza de los hijos. Conflicto actual en la identidad de género

para ambos sexos.

Áreas de interés terapéutico en la aplicación de la E. I. T.

GRACIAS POR SU ATENCIÓN Ciudad de México, 22 de enero de 2015.

@UNITECMX UNITEC Universidad Tecnológica de México UNITEC México

Preguntas y Respuestas Ponente: Dra. Juana María Guadalupe Mejía Hernández

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