[2005] André Gunder Frank. El subdesarrollo como problema (Comp.)

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    Suplemento de laRevista BCV Vol. XIX. N!2. Caracas, julio-diciembre 2005

    Biblioteca del Pensamiento Econmico

    Andr G. FrankAndr Gunder Frank. El subdesarrollo como problema

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    Revista BCVBiblioteca del Pensamiento EconmicoAndr Gunder FrankISSN: 0005-4720

    1. Frank, Andr Gunder2. Subdesarrollo3. Economa - Latinoamrica

    Banco Central de Venezuela, 2005Esta publicacin es un suplementode laRevista BCV,vol. XIX, n!2, julio-diciembre 2005Hecho el Depsito de LeyDepsito Legal: lf35220053303881ISBN: 980-394003-1

    Direccin:Banco Central de Venezuela,

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    ndicendicePresentacin 9Jos Moreno Colmenares

    Andr Gunder FrankEl subdesarrollo como problema

    La dependencia de Celso Furtado 15

    Desarrollo del subdesarrollo 23

    Dependencia econmica, estructura 35de clases y poltica del subdesarrolloen Amrica Latina

    Bibliografa 55de Andr Gunder Frank

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    IntroduccinIntroduccin

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    Presentacin

    * Economista, Director de la Revista BCV, Asesor a la presidencia del Banco Central deVenezuela.

    Moreno C.Jos Moreno Colmenares*

    Andr Gunder Frank fue un acerado representante de lo que se ha denominadoel cientfico social, el cual, aun cuando formado en el conocimiento parcelado deuna asignatura especfica, se inclina, milita y lucha por el examen analticointerdisciplinario de los fenmenos econmicos, sociales y polticos que confor-man la cotidianidad de las sociedades humanas.

    Es un modelo de investigador de la vida social que se contrapone a la visintecnocrtica pura, abstracta y ahistrica de los fenmenos ya citados en el prrafoanterior, los cuales se manifiestan fuertemente interpenetrados e interdependientes

    en la vida real.

    En consecuencia, el enfoque empleado por quienes estn afiliados a esta tenden-cia del pensamiento cientfico, se caracteriza por su fundamento histrico estruc-tural y el uso de los instrumentos conceptuales en funcin de la realidad concretaexplorada, as como del tipo de sociedad en la cual ocurre el proceso civilizatorioy de la etapa histrica que se vive en ese presente. Dicho en otros trminos, elanlisis ha de ser integral con una metodologa comprensiva de la totalidad delfenmeno y que vaya ms all de las fronteras de una sola disciplina del conoci-

    miento, ajustado al hecho o proceso particular generado y a la coyuntura real ytemporal en el cual se producen. Todo ello aceptando inequvocamente el proce-so acumulativo bsico del saber y su permanente enriquecimiento y avance, peroreafirmando la condicin dinmica y dialctica del mismo. En este sentido, quizs

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    sea pertinente la cita siguiente: Mientras ms importante ha sido una teora envista de su relacin con la realidad concreta, tanto menos ser ella eternamenteverdadera, condicin que en el mejor de los casos se reserva a tautologas vacas

    (Frank, p. 4).Frank naci en Berln el 24 de febrero de 1929 y muri en Luxemburgo el 23 deabril de 2005. Huy de Alemania con su familia para escapar del rgimen nazi yse radic en Estados Unidos en 1941. Se doctor en Economa en el ao 1957 enla Universidad de Chicago, donde curs seminarios dirigidos por Milton Friedmann,Arnold Haberger y Ted Schultz, economistas defensores del neoliberalismo y delenfoque monetarista. All Frank dio muestras de su inclinacin a la polmica y delenfrentamiento con las tesis de la Escuela de Chicago.

    Desde 1957 hasta 1962 fue conferencista y profesor auxiliar en las universidadesde Michigan, Iowa y Wayne State. En 1962 se traslad a Suramrica y se desempe- como profesor asociado de la Universidad de Brasilia, donde ense TeoraAntropolgica. Luego viaj a Mxico, donde fue catedrtico en la Escuela deEconoma de la Universidad Nacional Autnoma de Mxico en 1965. Desde 1966a 1968 estuvo de profesor visitante en el Departamento de Economa e Historia enla Universidad Sir George Williams, Montreal, Canad. En 1968 viaj a Chile yactu como docente-investigador en la universidad de ese nombre, en el Depar-tamento de Sociologa en la Facultad de Economa, implicndose como activistapoltico en respaldo del rgimen del presidente Salvador Allende.

    Al acontecer el derrocamiento del Gobierno de Allende por el Ejrcito, se marcha Europa y se emple como docente-investigador en el Instituto Max Planck, enStarnberg, Alemania, desde 1974 a 1978; este ltimo ao se traslada a Norwich,Inglaterra, contratado por la Universidad de East Anglia para dictar la asignaturaEstudios del Desarrollo. En 1981 fue profesor de Desarrollo Econmico y Socialen la Universidad de Amsterdam, donde permaneci alternando su labor conestadas en universidades de gran parte del mundo. Su vida fue intensa y suparticipacin en reuniones, instituciones y grupos de investigacin le sirvi para

    recorrer el mundo y difundir su pensamiento.Su obra escrita es numerosa y cubre un amplio espectro econmico, social ypoltico, relacionado con el desarrollo contemporneo del sistema mundial depases industrializados y, de manera especial, con los problemas y temas delTercer Mundo y Latinoamrica. Fue autor de ms de 1.000 publicaciones editadasen treinta idiomas, en las cuales se incluyen libros, impresos, captulos de obrascolectivas, artculos en publicaciones peridicas especializadas y divulgativas. Es-cribi en diarios y mediante la red electrnica.

    La obra de Frank es la de un coloso del pensar, Gunder Frank es de lejos elms citado y el ms discutido en el mundo como revelan varios estudiosos sobreel tema y las ms de 30.000 entradas que tiene en Internet (Dos Santos, p. 1).

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    Jos Moreno Colmenares / Presentacin 11

    En los ltimos aos de su existencia la atencin de Frank, su inquietud creadoray de polemista se volc hacia la historia del mundo, elaborando, conjuntamentecon otros autores, una teora sobre el sistema mundial, que examina las caracters-

    ticas y consecuencias del proceso de acumulacin capitalista de los ltimos qui-nientos aos de la humanidad.

    Sus reflexiones revisan sus mismas posiciones tericas y su pensamiento, consentido crtico y enorme apertura, e hizo un llamado para que se concentrara lainvestigacin y el anlisis en el proceso histrico de acumulacin capitalista, comocentro de toda la dinmica de la economa y la sociedad mundial. En este sentido,sus dos ltimas obras, The world systemyReOrient, recogen el desarrollo delpensamiento de Frank y las nuevas formulaciones que lega a los cientficos socia-les para futuros debates e investigaciones.

    Los tres documentos reunidos en esta entrega de la Biblioteca del PensamientoEconmico tienen la intencin de recoger algunos de los hitos de su discursoterico. Dos que suscitaron encendidas polmicas y debates acadmico-polticosen la dcada de los sesenta y uno ms reciente que toma como pretexto unhomenaje al tambin fallecido Celso Furtado, en el cual Frank se autocritica enalgunos aspectos, resume la revisin de su pensamiento y esboza las nuevaslneas de reflexin e investigacin que propone. All, como lo seala expresamen-te, vuelve al tema de la teora de la dependencia con sentido crtico.

    En resumen, Frank desarrolla en estos tres trabajos sus apreciaciones a partir delas siguientes premisas:

    El desarrollo capitalista engendr el subdesarrollo desde el mismo momentoen que se produce la fase de expansin mercantil.

    La dependencia no es un fenmeno externo exclusivamente, sino tambininterno, y funciona con una estructura y una dinmica semejante al de unsistema planetario.

    En los pases no desarrollados se produce el desarrollo del subdesarrollo

    mientras haya dependencia. La renovacin ideolgica del pensamiento requiere reanalizar el proceso de

    acumulacin del capital en el mundo.

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    Bibliografa consultada

    DOSSANTOS, T. (2005).Andr Gunder Frank, http://www.redvoltaire.net/article4912.htm (27-

    04-2005).

    FRANK, A.G. (1970). Dependencia econmica, estructura de clases y poltica del subdesarrollo

    en Amrica Latina, Economa poltica del subdesarrollo en Amrica Latina, Buenos Aires,

    Argentina, Editorial Signos.

    (1970). Desarrollo del subdesarrollo, enEconoma poltica del subdesarrollo

    en Amrica Latina, Buenos Aires, Argentina, Editorial Signos.

    La dependencia ha muerto, viva la dependencia y la lucha de clases, http://

    www.eumed.net/cursecon/textos/2005/agf-critic.htm

    La dependencia de Celso Furtado, http://www.eumed.net/cursecon/textos/2005/

    agf-depende.htm

    GARCAMENNDEZ, J.R. (2005). In memoriam: Andr Gunder Frank, economista, historiador,

    socilogo maestro, http://www.usc.es/gl/xornal/opinions.action?id=15325&_print=true (03-

    05-2005).

    INTERNATIONALINSTITUTEFORSOCIALHISTORY.Andr Gunder Frank: a short professional biography,

    http:/www.raec.clacso.edu.ar:8080/raec/members/matias/news_item.2005-04-25.318932.

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    Andr G. FrankAndr Gunder Frank. El subdesarrollo como problema

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    La dependencia de Celso Furtado

    FrankAndr Gunder Frank

    La reciente publicacin de un libro sobre la dependencia, por Theotonio dosSantos, que dedica un tercio a Brasil, da ocasin para volver sobre el tema tam-bin en mi homenaje a Celso Furtado. Con toda razn, escribe Theotonio queconsidera una cuestin secundaria la de si el creador de la teora de dependenciafue l, Fernando Henrique o Andr Gunder Frank. Dira que no es o no deberaser cuestin alguna, pues como alguna vez seal Gunnar Myrdal todas lasteoras econmicas surgen del momento poltico que genera su necesidad y le dasu razn de ser. No obstante esta advertencia, la historia no se mueve por s sola,

    sino tambin por la participacin y contribucin real de personas vivas y por lavida de personas reales. En este contexto, una muy importante ha sido la de CelsoFurtado.

    Lamentablemente, Celso an no recibe el reconocimiento y los galardones que lacontribucin e importancia de su obra y vida seguramente merecen. As es acaso,en parte, por la incorporacin y derivacin que su trabajo ha tenido en y porinstituciones que no resaltan sus mritos personales. En parte tambin lo es por-que l mismo no sobresale por promoverse a s mismo. As fue con su participa-cin en el Gobierno de Joao Goulart como Ministro de Planificacin y con su

    importante contribucin durante sus largos aos en la Cepal. La excepcin, quiz,es su logro como director fundador de Sudene, pues el pblico ha identificadocorrectamente la institucin misma con Celso. Adems de esto, ha sido a lo largode los aos y a nombre propio su participacin pblica y reiteradamente crticaen la poltica econmica brasilea y sus muchos libros sobre el subdesarrollo.

    Por ejemplo, correctamente critic, de manera pblica, al presidente Lula porseguir con la misma poltica de altos intereses de su predecesor Fernando HenriqueCardoso. Celso lo hizo en ocasin del lanzamiento por otros de su candidatura al

    Premio Nobel de Economa. El no haber sido as galardonado es ejemplo de lainsuficiencia de su visibilidad. sta ahora aumenta irnicamente no al otorgarle

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    un merecido premio, sino al anunciar un premio para otros en economa poltica,para sumarse a una red eurolatinoamericana de investigacin que lleva su nom-bre. A la vez, su discurso fue otro ejemplo ms de que la participacin y contribu-

    cin de Celso siempre surgi de y reflej a la realidad poltica econmica que lvivi, pues Celso siempre entendi el quehacer de su profesin como un reflejode lo que seguramente senta que era su correspondiente deber cvico y polticoen cada momento histrico y as fue tambin su servicio a su pas como Embaja-dor en Francia y en la Unesco. As, podramos decir que el gran mrito es lapropia dependencia de Celso del ambiente que l vive y la conversin de suproblemtica en su propia obra vital.

    Celso, con su investigacin, anlisis y escritura, tambin forma parte importantedel desarrollo de los enfoques del estructuralismo y de la dependencia sobre el

    subdesarrollo latinoamericano, aun si l mismo nunca los bautiz como teora,por supuesto que as fue en y para la Cepal, pero as fue tambin para m, puesencontr en su A formaao economica do Brasil,publicada en 1959, la basefundamental para mi trabajo, junto con los de Simonsen y Caio Prado, Jr., paraBrasil, y Sergio Bag y Silvio Frondizi, para Argentina, y Anbal Pinto, para Chile.Seguramente, as fue tambin para el desarrollo de la dependencia por otrosbrasileos como Fernando Henrique Cardoso, Theotonio dos Santos y Ruy MauroMarini y otros latinoamericanos como Enzo Faletto y Oswaldo Sunkel en Chile,Anbal Quijano de Per, Hctor Silva Michelena y Armando Crdova en Venezue-

    la, y los mexicanos Pablo Gonzlez Casanova, Rodolfo Stavenhagen, Alonso Aguilary Fernando Carmona. Para nuestro trabajo sobre el subdesarrollo latinoamerica-no, el anlisis de Celso, pero tambin su trabajo en la Sudene, seguramente formuna base tan importante como ha sido el acaso tambin el nuestro reconoci-miento del mismo. Es ocasin de reparar este error. Otra vez, en mi caso, si bienen 1963 hice una dura crtica aA pre-revoluao brasileira, de Celso, publicado en1962, sta tambin contribuy a mi propia formacin.

    Celso tambin muestra la derivacin histrica del momento en sus intervencionesen la poltica econmica brasilea como lo hace Theotonio en el comentadolibro. ste hace un bosquejo del decenio de la preguerra que limit el ingreso dedivisas a los pases latinoamericanos y los oblig a poner en prctica con fuerteintervencin del Estado una poltica de sustitucin de importaciones. As lo hizoArgentina cuando Ral Prebisch era ministro, antes de lanzar la teora por laCepal, en 1949. Adems, fuera de la ligera familiaridad en Brasil con Manoiliescu,pero como terico, a pesar de que tambin l fue Ministro de Economa enRumania, es muy dudoso que alguno de los arriba mencionados u otros creado-res de la teora y poltica contra la dependencia en Amrica Latina tuvieran ideaalguna de que Yugoslavia, Rumania, Bulgaria, Grecia, Irn y Turqua, cada uno

    por s solo y los Balcanes en conjunto, adoptaron esta misma poltica estatal desustitucin de importaciones y la defendieron tericamente durante la misma

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    Andr Gunder Frank / La dependencia de Celso Furtado 17

    crisis econmica de los aos treinta, como bien lo demuestra Dilek Barlas en sulibro sobreEtatism & diplomacia en Turqua 1929-1939. Por cierto, su implanta-cin fue tambin inhibida por una fuerza econmico-poltica exterior que para

    ellos fue la Alemania nazi, como para Latinoamrica fue Estados Unidos. Podra-mos preguntarnos por qu su experiencia y teorizacin no alcanz renombremundial, tal como la de la latinoamericana sobre la dependencia. La respuesta seencuentra fcilmente al invertir la pregunta: Por qu la popularidad de la depen-dencia en Latinoamrica y su difusin por el mundo? Theotonio no lo pregunta,pero hacerlo es lo ms esencial para entender de qu se trat o se trata. Pararesponder, bastan dos palabras: Cuba y Vietnam.

    Escribo trat o trata, porque el nmero actual de una de las dos revistas norteame-ricanas ms prestigiosas sobre asuntos internacionales,Foreign Policy (noviembre-

    diciembre 2002), est dedicado a qu pas con marxismo, valores asiticos, lmi-tes al crecimiento, teora de la dependencia, destruccin mutua asegurada (MAD) yel complejo militar-industrial. Fuera de reconocer alguna vida an al ltimo, losdems, segn los cerebros notables, como el director de la revista los llama, sonpronunciados muertos (algunos antes de nacer!) y bien ubicados en el tarro de labasura de la historia. All me tiene a m de dependentista. Fernando Henrique sesalv, segn el autor, por abandonarla. En ilustracin a lo que digo sobre reconoci-mientos, a Celso y a Prebisch ni se mencionan, sino tan slo a la Cepal comoinstitucin. No debe sorprender el fallo negativo del autor, pues, si no se lo espera-

    ba, no habra valido la pena preguntar. Lo que s llama la atencin es la tergiversa-cin del tema, las malatribuciones de argumentos y la ausencia de evidencia sobrela cual el doctor, profesor de finanza internacional y desarrollo, Andrs Velasco, dela Universidad de Harvard, pronuncia la sentencia de muerte.

    Theotonio hace lo contrario en tres ensayos escritos para audiencias diversas. Theo-tonio revisa la historia de la realidad reciente y muestra cmo ella eligi la teorade la dependencia en respuesta a un rgimen terico y las asociadas polticaseconmicas que ya no daban para ms. Si bien vuelve sobre algunos de lasdiscusiones bien conocidas por los participantes y la generacin de estudiantes,polticos y gente comn para los cuales todo esto era el pan diario, tambindedica un captulo mayor al Brasil de Celso Furtado y a Fernando Henrique.

    Parece que volver sobre lo de la dependencia hace falta, pues varias veces cadasemana me llegan e-mailsde doquier; esta semana de Nepal, de estudiantes queno haban ni nacido en nuestra poca y que ahora me preguntan qu es esto dela dependencia y dnde podran informarse. Es peor; despus de que recinTheotonio y yo hablramos en la UNB 40 aos despus que estuvimos all deprofesores fundadores, un estudiante se acerc a preguntarme: Qu es esto de

    la dependencia y el sistema mundial? Al preguntar a nuestro profesor husped sieste estudiante es representativo de los dems, l contesto que s, pues la nica

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    literatura que ahora leen es la norteamericana. Qu bien, pues de aqu en adelan-te puedo reenviar a los que me preguntan a Theotonio, y por qu no tambina Celso.

    Adems, Theotonio ya decenios atrs nos llam la atencin acerca de quetenemos nosotros mismos que hacer nuestro propio estudio de la economa mun-dial, como luego lo hizo l mismo y yo tambin y Celso en sus trabajos cada vezms globales, como ltimamente el libro O capitalismo mundial, despus de suslibros sobreDependencia y subdesarrollo: la conexin fundamental, El mito deldesarrollo y el futuro del Tercer Mundo, yDesarrollo econmico de Amrica Lati-nay su ya mencionado trabajo sobre Brasil. Pues no se puede confiar en losestudios de la problemtica mundial y tercermundista elaborados por los que lamanejan a su gusto, ni a sus portavoces tericos, vale decir, ideolgicos, como

    de los cuales es botn de muestra y prueba este seor profesor de Harvard connombre y apellido espaol.

    Los anlisis mundiales de Celso y Theotonio inciden y se reflejan en lo que vuelvea demostrar la dependencia misma. Ellos tambin valen para contestar a las crti-cas cada vez ms duras de nuestra labor, que no fue perfecta, pero todava bastan-te mejorcita que la de nuestros crticos mismos. Esto vale para empezar por loscrticos venidos desde la izquierda, que mucho despus condujeron a un callejnsin salida, como lo fueron los modos de los produccionistas que nos acusaron decirculacionistas que olvidaron la lucha de clases. Por supuesto, vale para los de laderecha que pronunciaron la muerte a la dependencia (a ella misma, no tan sloa la teora), precisamente en el decenio perdido por la crisis de la deuda de losochenta. An mucho ms que la inversin extranjera, la crisis de la deuda externa(e interna, especialmente ligadas en el Brasil) convirtieron los mismos estados enLatinoamrica en instrumentos fieles y hbiles de la finanza internacional, quechupaba y an lo hace la sangre del pueblo a los bancos de Wall Street y alTesoro norteamericano. En Mxico, se contestaba a los de Washington no pode-mos apretarnos ms el cinturn, pues ya lo comimos ayer. Acordmonos del

    Fujishockque sufrieron los pobres peruanos cuando escogieron a don Albertoporque prometi no implantar la poltica del FMI que ofreci su opositor VargasLlosa y lo hizo peor de lo que aun Vargas Llosa haba prometido hacer. Veamos ala pobre Argentina, una vez el pas ms orgulloso del continente con la sociedadms europeizada y ahora destrozado por Estados Unidos y su lacayo ex peronistaCarlos Menem que dej la sociedad de su pas deshecha como ninguna otrafuera de Rusia por la dependencia al dlar, al cual ligaron el peso; ste no loaguant y menos a un dlar de por s sobrevaluado en el mercado mundial. Siesto no es una manifestacin de dependencia, seor perito en finanza internacio-nal Velasco, agradecera cualquier esclarecimiento sobre lo que s podra serlo.

    Theotonio dedica especial atencin en su libro, como tambin lo hizo CelsoFurtado en otras publicaciones, a nuestro compadre de la dependencia Fernando

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    poltica neoliberal, de la cual este ltimo se hizo campen As que FHC entregBrasil a Lula no slo en un estado deplorable, sino mucho peor de como l lohaba recibido, con una deuda an mayor y menos pagable o manejable con

    supervit comerciales y de reservas menores, tasa de crecimiento ms baja, po-breza mayor, como lo demuestran no slo Celso y Theotonio, sino la triste reali-dad palpable para cualquiera, tanto que Jos Serra, elegido por FHC como susucesor, apenas sac el 33% de los votos.

    FHC hizo el servicio a la deuda lealmente como cualquiera, salvo que financi ladeuda externa por una interna basada en tasas de inters de 60% para atraerfondos particulares, tanto nacionales como extranjeros; pero, claro, con los nicosresultados esperables. Los que saben jugar con intereses tan altos pueden enri-quecerse an ms y sacar su plata del pas, pero para el pobre industrial que

    necesita emprstitos para empezar o continuar su empresa y el empleo que da,no hay ni botes salvavidas para ste y sus pobres obreros y empleados. Es ms,FHC, deliberadamente, firm acuerdos recientes con el FMI que dejan a Lula conlas manos atadas y quiz los pies tambin. Esto es antes de que el virus argentinoinvada Brasil y el casino del capital especulativo salga de un golpe, que puededejar a Brasil en el fondo. Recordamos cmo un presidente mexicano se lasarregl de igual manera para que la crisis financiera se postergara y explotarahasta el primer mes del mandato de su sucesor. Ah vale la pena la comparacincon el Chile de los Chicago Boys que han impuesto un control estatal sobre la ida

    y vuelta de la plata, como tambin lo hizo Malasia y Bielorrusia y Yugoslaviabajo Milosevic, todos en la lista de los fallidos del FMI, pero que ofrecen a supoblacin, por lo menos, alguna proteccin. Nada de esto hizo FHC en Brasil,campen mundial no tan slo de ftbol, sino tambin de la desigualdad de ladistribucin del ingreso. Del pan y circo de los romanos, los sambdromos y elftbol los hay; pero dnde est el pan diario o la supervivencia de jvenes que, enla calle, los fusilados son ms que los accidentados. Con esto, la tasa de creci-miento disminuy y la cesanta creci bajo la capitana de FHC. se ha sido elcaso otra vez en el primer semestre del mandato lulista, como acertadamente

    observ Celso en su ya mencionada intervencin. Incluso, FHC entreg parte dela soberana formal de Brasil a los norteamericanos al permitirles negar entrada abrasileos en su base de cohetes en el Amazonas, a cambio de qu? Es unproblema de soberana brasilea que ahora sigue atormentando a Lula.

    A menudo se me pregunta, y quiz a Celso, Theotonio y hasta a Fernando Henrique,qu pienso ahora de la dependencia, de sus aciertos y de los errores que cometi-mos. El primero de estos ltimos, dira, es que pensbamos que nuestras concep-ciones de la dependencia se diferenciaron mucho ms de lo que ahora vemos.Afortunadamente, nuestras discusiones y crticas por escrito entre Theotonio y yo,

    y las de Fernando Henrique y Jos Serra (este mismo que como su candidato paraseguirlo en la presidencia sac apenas 33% de los votos contra el 61% de Lula)

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    Andr Gunder Frank / La dependencia de Celso Furtado 21

    dirigidos a todos nosotros, siempre incluido Ruy Mauro Marini, sirvieron menospara apartarnos que para obligarnos a cada uno a hacer nuestros argumentos msslidos y ms cercanos a los dems. No hubo nunca tanta diferencia. Al decir esto,

    en general, da ocasin tambin para hacerme la autocrtica y pblicamente pedirperdn a Celso por haber retitulado su Pre-revoluao brasileirade 1962 comoContra-revoluao, pues a la postre tenemos que admitir que no se trataba de preni de contrarrevolucin, sino de ninguna revolucin y en esto la historia dio larazn a Fernando Henrique. En analizar la realidad de la dependencia, ms bienuno agreg otra observacin ms a un conjunto y complejo de dependencia quesigui creciendo, no tan slo en nuestras descripciones, sino lamentablementetambin en la realidad. Mientras yo, ltimamente, me he ocupado de la historiamundial y no de la dependencia latinoamericana, pero s ahora le doy una mirada

    desde lejos y tan slo veo que sta ha crecido y se ha fortalecido cada vez ms. Eslo que nos muestra tambin Theotonio por lo que escribe en este libro y se nosmuestra an mucho ms en los hechos y en lo no hecho o dejado de hacer,porque no se puede o se dice que no se puede como a menudo ha dichonuestro amigo Fernando Enrique, o sea, la dependencia est viva y bien, pero,como dijo un presidente general de Brasil, Brasil est bien, pero el pueblo no.

    Ahora bien, hay que hacerse la otra pregunta mayor: Qu poltica seguir contra ladependencia para acabar con ella y el subdesarrollo que genera? Ah discutimos ydiscrepamos an ms, en especial Celso y yo, pero tan slo aparentemente, por-

    que la triste verdad es que ninguno de nosotros ni los polticos fuimos capaces dedar una respuesta vlida, o sea, una que haya resultado, ni tampoco alguna queresulte hoy. Mucho menos, nos pusimos la pregunta: Y despus, qu hacer?

    Aqu reside la debilidad de todos nosotros, tambin de Celso y de Theotonio, quese refiere no a que no contestamos esta pregunta que no tiene respuesta, sino enque no la formulamos adecuadamente, porque, al no ponerse la pregunta decmo realmente desdependizarse o qu significara hacerlo, ni mucho menos dequ y cmo hacer despus, dejamos ir el grano del problema. No vemos cuntonos equivocamos. No es que nuestros antagonistas y enemigos ofrezcan respues-tas mejores; tampoco dicen verdad de cmo acabar con la dependencia que hayde verdad y, por supuesto, no puede hacerse al slo negar su real existencia alestilo de Andrs Velasco en Harvard. Mucho menos nos dicen cmo acabar con lapobreza, alienacin, etctera, que, segn ellos, ni siquiera se deriva de ningunadependencia.

    Claro es que mucho ms equivocados no podran haber sido los que voluntaria-mente se dejaron llevar por el Consenso de Washington y, si no fuera tan horro-roso, podra parecer divertida la excusa que ofrece el Dr. Washington al decir que

    su medicina era correcta y que el problema reside tan slo en que los pacientesy cun pacientes eran y an son no se la tragaron en cantidades suficientes. El

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    secretario del Tesoro norteamericano ONeill (despus lo despidieron!) se fue aArgentina alegando esto mismo y envi el mismo mensaje a Brasil, pero antesdel reajuste de aumentar las dosis del mismo remedio ya haba pasado con Rusia

    y Europa oriental, en los noventa, y con Asia del sudeste despus de 1997previsiblemente con resultados ms desastrosos, lo que literalmente destruysus sociedades an ms que en Latinoamrica, fuera de Argentina. El arquitectoprincipal de esta poltica fue Lawrence Summers, tanto en el Banco Mundial comoen la Tesorera norteamericana, y por haber deliberada y literalmente destrozadoa varias sociedades ha sido premiado con la presidencia de la ms prestigiosauniversidad norteamericana: Harvard, donde trabaja nuestro comentador AndrsVelsquez. En cambio, el pobre Lula se qued con un retraso dependiente deaos luz, ya antes de tomar el gobierno pero no el poder, como sola decir

    Salvador Allende, tanto respecto a nuestros sueos como a las realidades de ladependencia que conocimos y combatimos.

    Este artculo se escribi como contribucin a un libro en homenaje a Celso Furtado,compilado por Theotonio Dos Santos para Reglen, Ro de Janeiro, Brasil. Fuente:

    Rebelin, 2004.

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    Desarrollo del subdesarrollo

    FrankAndr Gunder Frank

    I

    No podemos esperar formular teoras y programas adecuados sobre el desarrollopara la mayora de la poblacin mundial que sufre el subdesarrollo, sin antes cono-cer cmo su pasado econmico y su historia social dieron lugar a su actual subde-sarrollo. No obstante, casi todos los historiadores slo se ocupan de los pasesmetropolitanos desarrollados y prestan escasa atencin a las reuniones colineales ysubdesarrolladas. Por esta razn la mayor parte de nuestras categoras tericas ynuestras guas para la poltica de desarrollo provienen exclusivamente de la expe-riencia histrica de las naciones avanzadas capitalistas de Europa y de Norteamrica.

    Y puesto que la experiencia histrica de los pases coloniales y subdesarrollados haprobado ser muy diferente, las teoras en nuestro poder fallan completamente enreflejar el pasado de la parte subdesarrollada del mundo y, por ende, reflejan sloen parte a la historia del mundo en su todo. Y lo que es an ms importante,nuestra nigromancia de los pases subdesarrollados nos lleva a aceptar que supasado y hasta su presente se asemeja a las etapas primitivas de la historia de los

    pases hoy desarrollados. Esta ignorancia y esta aceptacin nos ha llevado a seriasconcepciones falsas sobre el subdesarrollo y el desarrollo contemporneos. Ade-ms, la mayora de los estudios del desarrollo y del subdesarrollo adolecen de notomar en cuenta las relaciones econmicas y otras entre las metrpolis y sus colo-nias econmicas a lo largo de la historia de la expansin mundial y del desarrollodel sistema capitalista como un todo y en tener en cuenta su generacin simultneade subdesarrollo en algunos lugares y desarrollo econmico en otros.

    Generalmente se sostiene que el desarrollo econmico ocurre en una sucesin deetapas capitalistas y que los actuales pases subdesarrollados estn todava en una

    etapa, a veces descrita como una etapa histrica original, por la cual las actualesnaciones desarrolladas pasaron hace mucho tiempo. Sin embargo, el ms modesto

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    conocimiento de la historia muestra que el desarrollo no es tradicional y que ni elpasado o el presente de los pases subdesarrollados se parecen, bajo ningn con-cepto importante, al pasado de los pases actualmente subdesarrollados. Los hoy

    pases desarrollados nunca tuvieron subdesarrollo, aunque pueden haber estadopoco desarrollados. Es tambin ampliamente sabido que el subdesarrollo contem-porneo de un pas puede ser concebido como producto o reflejo de sus propiascaractersticas o estructuras econmicas, polticas, sociales y culturales. Pero la in-vestigacin histrica demuestra que el subdesarrollo contemporneo es, en granparte, el producto histrico de la economa pasada y actual y de otras relacionesentre los satlites subdesarrollados y los actuales pases metropolitanos desarrolla-dos. Lo que es ms, las relaciones son parte esencial de la estructura y el desarrollodel sistema capitalista a escala mundial en conjunto. Un punto de vista relacionado

    con esto y tambin ampliamente errneo es que el desarrollo de esos pases subde-sarrollados y, dentro de ello, de sus reas domsticas ms subdesarrolladas, debenser y sern, generado o estimulado por la difusin de capital, instituciones, valores,etc. en los mismos desde las metrpolis capitalistas nacionales o internacionales.

    Las perspectivas histricas basadas en la experiencia pasada de los pases subde-sarrollados sugieren que, por el contrario, el desarrollo econmico de los pasessubdesarrollados puede ocurrir actualmente solo, independientemente de la ma-yora de esas relaciones de difusin.

    Evidentes desigualdades de renta y diferencias culturales han llevado a muchosobservadores a ver sociedades y economas duales en los pases subdesarrolla-dos. Se supone que cada una de las partes tiene una historia propia, una estructu-ra y una dinmica contempornea, ampliamente independiente de la otra. Sesupone que slo una parte de la economa y la sociedad ha sido afectada, enforma importante, por relaciones econmicas ntimas con el mundo capitalistaexterior, y esta parte se ha vuelto moderna, capitalista y relativamente desarro-llada, precisamente a causa de este contacto. La otra parte es considerada comodiversamente aislada, basada en la subsistencia precapitalista y, por lo tanto, mssubdesarrollada. Creo, por el contrario, que toda tesis de la sociedad dual esfalsa, que las recomendaciones de polticas a las que lleva, si se siguen, sirvensolamente para intensificar y perpetuar las propias condiciones de subdesarrolloque supuestamente deben remediar.

    Gran cantidad de evidencias que aumentan por da, sugieren, y estoy seguro deque sern confirmadas por las futuras investigaciones histricas, que la expansindel sistema capitalista en los siglos pasados penetr efectiva y totalmente aun losaparentemente ms aislados sectores del mundo subdesarrollado.Por consiguien-te, las instituciones y relaciones econmicas, polticas, sociales y culturales que ob-

    servamos actualmente ah, son productos del desarrollo histrico del sistema capita-lista, tanto como son los aspectos ms modernos o rasgos capitalistas, de las metrpolis

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    nacionales de estos pases subdesarrollados.Anlogamente a las relaciones entre desa-rrollo y subdesarrollo a nivel internacional, las instituciones subdesarrolladas contem-porneas de las llamadas reas atrasadas o domstico-feudales de una nacin subde-

    sarrollada son, no menos, producto de un simple proceso histrico de desarrollocapitalista de las supuestas reas progresivas. En este trabajo me gustara esbozar lostipos de evidencia que respaldan esta tesis y al mismo tiempo indicar ciertos lineamientosfuturos a los que podrn seguir estudios e investigaciones fructferos.

    II

    El Secretario General del Centro Latinoamericano para la Investigacin en Cien-cias Sociales escribe en el diario del Centro: La posicin privilegiada de la ciudad

    tiene su origen en el perodo colonial. Fue por el Conquistador para servir losmismos fines que siguen sirviendo hoy en da: incorporar la poblacin indgena ala economa producida y desarrollada por el Conquistador y sus descendientes.La ciudad regional era un instrumento de conquista y es an hoy un instrumentode dominio1. El Instituto Nacional Indigenistade Mxico confirma esta observa-cin cuando seala que la poblacin mestiza, de hecho, siempre en la ciudad,centro de una regin intercultural, que acta como metrpoli de una zona depoblacin indgena y que mantiene una ntima relacin con las comunidadessubdesarrolladas que une el centro con las comunidades satlites2. El Institutova

    hasta sealar que entre los mestizos que viven en la ciudad ncleo de la reginy los indios que viven en las zonas campesinas del interior hay, verdaderamente,una ms cercana interdependencia econmica y social de lo que se puede apre-ciar a primera vista y que las metrpolis provinciales al ser centros de intercam-bios son tambin centro de explotacin3.

    Y as, esas relaciones metrpoli-satlites no estn limitadas por el nivel imperial ointernacional, sino penetran en la propia vida econmica, poltica y social de lospases y las colonias latinoamericanos. As como la capital nacional y colonial consu sector de exportacin se convierte en satlite de la metrpoli ibrica, y ms

    tarde de otra, del sistema econmico mundial, este satlite inmediatamente seconvierte en una metrpoli colonial y despus nacional en relacin con los secto-res de produccin de la poblacin del interior. An ms, las capitales provincialesque a su vez son ellas mismas satlites de la metrpoli nacional y a travs desta, de la metrpoli extranjera son al mismo tiempo centros provinciales alrede-dor de los cuales giran en rbita sus propios satlites. En esta forma, toda unacadena de constelaciones de metrpolis y satlites relaciona todas las partes del

    1Amrica Latina, ao 6, n!4, octubre-diciembre 1963, p. 8.

    2Los centroscoordinadores indigenistas, Mxico, Instituto Nacional Indigenista, 1962, p. 34.

    3Idem, pp. 33-34, 88.

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    sistema total de su centro en Europa o Estados Unidos a los puntos ms lejanos delos pases latinoamericanos. Cuando examinamos la estructura metrpoli-satlite,nos encontramos con que cada uno de los satlites, inclusive las hoy subdesarro-

    lladas Espaa y Portugal, sirven como instrumento para extraer capitales o so-brantes econmicos de sus propios satlites y encaminar parte de estos sobranteshacia la metrpoli extranjera de la cual todos son satlites. Sin embargo, cadametrpoli nacional o local sirve para imponer y mantener la estructura monopolsticay las relaciones de explotacin de este sistema (como el Instituto NacionalIndigenista de Mxico lo llama), mientras sirva a los intereses de las metrpolisque se aprovechan de esta estructura global nacional y local para promover supropio desarrollo y el enriquecimiento de su clase gobernante.

    stas son las caractersticas principales y que an perduran y que fueron estableci-

    das en Latinoamrica por la Conquista. Adems del examen del establecimiento deesta estructura colonial en su contexto histrico, el enfoque propuesto requiere elestudio del desarrollo del subdesarrollo de estas metrpolis y satlites de Latinoam-rica a travs del consiguiente y, aun en vigor, proceso histrico. En esta formapodemos comprender por qu ha habido y todava hay tendencias, en las estructu-ras latinoamericanas y capitalistas del mundo, que parecen llevar al desarrollo de lametrpoli y al subdesarrollo de los satlites y por qu, particularmente las metrpo-lis satlites nacionales, regionales y locales de Latinoamrica, confrontan el hechode que su desarrollo econmico es, cuando ms, un desarrollo subdesarrollado.

    III

    El actual subdesarrollo de Amrica Latina es el resultado de su participacin secu-lar en el proceso del desarrollo capitalista mundial. En lo que a m se refiere, creohaberlo mostrado en estudios sobre historia econmica y social de Chile y Brasil4.Mi estudio sobre la historia chilena sugiere que la Conquista no slo incorportotalmente este pas a la expansin y al desarrollo del mundo mercantil, y ms tardeal sistema capitalista industrial, sino que tambin introdujo las estructuras mono-

    polsticas metrpoli-satlite y el desarrollo de capitalismo en la economa domsticay la propia sociedad de Chile. Y esta estructura penetr y permeabiliz todo Chilerpidamente. Desde entonces y en el transcurso de la historia mundial y de Chile,durante los perodos del colonialismo, del libre comercio y del imperialismo, ascomo actualmente, Chile ha sido enormemente marcado por las estructuras socialesy polticas del subdesarrollo satlite. Este desarrollo del subdesarrollo contina hoy,tanto en la creciente satelizacin de Chile por la metrpoli extranjera, como a travsde la cada da ms aguda polarizacin de su economa domstica.

    4

    Desarrollo y subdesarrollo capitalista en Chile y Desarrollo y subdesarrollo capitalistaen Brasil, en Capitalismo y subdesarrollo en Amrica Latina, que ser publicado prxima-mente por Ediciones Signos.

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    La historia del Brasil es, quizs, el caso ms claro de ambos aspectos de desarrollo,nacional y regional. La expansin de la economa mundial desde el comienzo del sigloXVI convirti paulatinamente el nordeste, el interior de Minas Gerais, el norte y el

    centro-sur (Ro de Janeiro, San Pablo, Panam) en economa de exportacin y lasincorpor a las estructuras y al desarrollo del sistema capitalista mundial. Cada una deestas regiones sufri lo que pudo parecer un desarrollo econmico durante el perodode su respectiva Edad de Oro. Pero fue un desarrollo satlite que no era ni autogeneradoni autoperpetuado. Segn fue declinando el mercado o la productividad de las prime-ras tres regiones, el inters de la economa domstica y extranjera se fue desvanecien-do, y fueron abandonadas para que desarrollaran el subdesarrollo de que viven actual-mente. En la cuarta regin, la economa del caf sufri un destino similar, aunque notan serio (pero el desarrollo de un sustituto sinttico del caf promete asestarle un

    golpe mortal en un futuro no muy lejano).Toda esta evidencia histrica contradice la tesis generalmente aceptada de que loslatinoamericanos sufren de una sociedad dual o de una supervivencia de las institu-ciones feudales y que stos son obstculos importantes a su desarrollo econmico.

    IV

    Durante la Primera Guerra Mundial y ms an durante la Gran Depresin y laSegunda Guerra Mundial, So Paulo comenz a edificar un aparato industrial que,

    actualmente, es el mayor de Amrica Latina. La cuestin que se plantea es si eldesarrollo industrial sac o sacar al Brasil del ciclo de desarrollo y subdesarrollosatlite que ha caracterizado hasta ahora sus otras regiones y su historia nacionaldentro del sistema capitalista. Yo creo que la respuesta es negativa. Domsticamentey hasta ahora, la respuesta es bien clara. El desarrollo de la industria en So Paulono ha producido grandes riquezas para las otras regiones de Brasil. Al contrario,las ha convertido en satlites coloniales internos, las ha descapitalizado an msy consolidado y hasta profundizado ms su subdesarrollo. Existen pocas eviden-cias que nos permitan sugerir que este proceso es susceptible de reversin en un

    futuro ms o menos lejano, excepto en que los pobres provincianos migran y seconvierten en los pobres de las ciudades metropolitanas. La evidencia es, consi-derada desde el exterior, que el desarrollo inicial de la industria de So Paulo erarelativamente autnoma, est siendo poco a poco satelizado por la metrpoli delcapitalismo extranjero y sus futuras posibilidades de desarrollo estn siendo pro-gresivamente restringidas5.Este desarrollo mis estudios me llevan a creerlo pa-rece destinado a ser un desarrollo subdesarrollo o limitado, mientras se realicedentro del actual marco econmico, poltico y social.

    5

    Ver, tambin, Auge y declinacin del proceso de sustitucin de importaciones, BoletnEconmico para Amrica Latina, n!1, marzo 1964, New York, y de Celso Furtado,Dialc-tica del desarrollo, Ro de Janeiro, Fondo de Cultura Econmica, 1964.

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    Debemos concluir, en resumen, que el subdesarrollo no es debido a la supervi-vencia de instituciones arcaicas o a la existencia de falta de capital en las regionesque se han mantenido aisladas del torrente de la historia del mundo. Por el

    contrario, el subdesarrollo ha sido y es an generado por el mismo procesohistrico que genera tambin el desarrollo econmico: el desarrollo del propiocapitalismo. Este punto de vista, me complace confesarlo, est ganando adeptosentre los estudiosos de Amrica Latina, est probando su valor al aportar nuevaluz al problema del rea y ofreciendo una mejor perceptiva para la formulacinde las teoras y los lineamientos6.

    V

    El mismo enfoque histrico y estructural puede tambin conducir a mejores teo-ras y lineamientos de desarrollo, generando una serie de hiptesis ms sobredesarrollo y subdesarrollo que estoy probando en mis actuales investigaciones.Las hiptesis se derivan de las observaciones empricas y de las presuncionestericas que, dentro de esta estructura metrpoli-satlite que abarca al mundoentero, las metrpolis tienden a desarrollarse y los satlites a subdesarrollarse. Laprimera hiptesis ya fue mencionada ms arriba: es decir, que, en contraste, eldesarrollo de la metrpoli extranjera que no es satlite de nadie, el desarrollo delas metrpolis subordinadas y nacionales estn limitadas por su estatuto de sat-

    lite. Esta hiptesis es quizs ms difcil probar que las siguientes porque su confir-macin depende de la prueba de las dems hiptesis. No obstante, esta hiptesisparece estar generalmente confirmada por la no autonoma y el insatisfactoriodesarrollo y, especialmente industrial, de las metrpolis nacionales de AmricaLatina, como documentos de los estudios ya citados. Los ejemplos ms importan-tes y, al mismo tiempo ms confirmantes, son las regiones metropolitanas deBuenos Aires y So Paulo, cuyo crecimiento slo comenz en el siglo XIX, que nofue obstaculizado por herencias coloniales, pero que es y sigue siendo un desa-rrollo satlite ampliamente dependiente de la metrpoli exterior, primero de GranBretaa y despus de Estados Unidos.

    Una segunda hiptesis es que los satlites sufren su mayor desarrollo industrialcapitalista clsico cuando sus lazos con la metrpoli son dbiles. Esta hiptesis escasi diametralmente opuesta a la tesis generalmente aceptada que el desarrollo delos pases subdesarrollados es consecuencia del mayor grado de contacto con los

    6Otros utilizan tesis similares, aunque sus ideologas no les permiten llegar a conclusioneslgicas, entre ellos Anbal Pinto, Chile; un caso de desarrollo frustrado, Santiago, EditorialUniversitaria, 1957; Celso Furtado, La formacin econmica del Brasil, Mxico, Fondo deCultura Econmica, y Caio Prado, Junior,Historia Econmica do Brasil, So Paulo, EditoraBrasiliense, 7 a edicin, 1962.

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    pases desarrollados metropolitanos. Esta hiptesis parece estar confirmada pordos clases de aislamiento relativo que Amrica Latina ha experimentado en elcurso de su historia. Uno es el aislamiento temporal causado por las crisis de

    guerra o depresiones en la metrpoli extranjera. Aparte de algunas de menorimportancia, sobresalen cinco perodos de grandes crisis que parecen sustentar lahiptesis. stos son: la depresin europea (especialmente la espaola) del sigloXVII, las guerras napolenicas, la Primera Guerra Mundial, la Depresin de losaos 30 y la Segunda Guerra Mundial. Est claramente establecido y, generalmen-te reconocido, que el desarrollo industrial reciente ms importante, especialmentede Argentina, Brasil y Mxico, pero tambin de otros pases tales como Chile, hantenido lugar, precisamente, durante los perodos de las dos grandes guerras y ladepresin intermedia. Gracias al consiguiente debilitamiento de los lazos comer-

    ciales y de la inversin durante esos perodos, los satlites iniciaron un marcadocrecimiento de industrializacin autnoma. La investigacin demuestra que lomismo sucedi en Amrica Latina durante la depresin europea del siglo XVII.Creci la manufactura en los pases latinoamericanos y muchos de ellos, comoChile, se convirtieron en exportadores de productos manufacturados. Las guerrasnapolenicas hicieron brotar movimientos de independencia en Amrica Latina yesto debe quizs interpretarse como una confirmacin, en parte, de la hiptesisde desarrollo. La otra clase de aislamiento que tiende a confirmar la segundahiptesis es el aislamiento geogrfico de regiones que en un tiempo estuvieron

    relativa y dbilmente integradas y unidas al sistema mercantilista y capitalista. Miinvestigacin preliminar sugiere que en Amrica Latina fueron esas regiones lasque iniciaron y experimentaron el ms prometedor desarrollo econmicoautogenerado del ms clsico tipo industrial capitalista. Los casos regionales msimportantes son, probablemente, Tucumn y Asuncin, tanto como otras ciuda-des como Mendoza y Rosario, en el interior de Argentina, as como Paraguay,durante el final del siglo XVIII y comienzos del XIX. Los siglos XVIII y XIX en SoPaulo, antes de que se comenzara el cultivo del caf, son otro ejemplo. QuizsAntioquia en Colombia, y Puebla y Quertaro en Mxico, son otros ejemplos. A

    su manera, Chile fue tambin un ejemplo, puesto que, antes de que la ruta mar-tima alrededor de Cabo de Hornos fuese abierta, este pas estaba relativamenteaislado al final de un largo viaje de Europa va Panam. Todas estas regiones seconvirtieron en centros de manufactura y hasta de exportacin, generalmente detextiles del sistema capitalista mundial, colonial y nacional, efectivas como satli-tes del sistema capitalista mundial, colonial y nacional.

    Claro est que, internacionalmente, el caso clsico de industrializacin a travs dela no participacin como satlite del sistema capitalista mundial es, obviamente, eldel Japn despus de la Restauracin Meiji. Por qu?, podemos preguntarnos. El

    pobre en recursos y no satelizado Japn fue capaz de industrializarse a fines delsiglo, mientras los pases latinoamericanos ricos en recursos, y Rusia, no fueron

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    capaces de hacerlo y la ltima fue fcilmente vencida por Japn en la Guerra de1904, despus de los mismos cuarenta aos de esfuerzos por el desarrollo. Lasegunda hiptesis sugiere que la razn fundamental es que Japn no fue satelizado

    ni en el perodo Tokugawa ni en el Meiji y, por lo tanto, no tuvo su desarrolloestructuralmente limitado, como los pases que fueron satelizados.

    VI

    Un corolario de la segunda hiptesis es que, cuando la metrpoli se recuperabade sus crisis y restableca los lazos de comercio e inversin, reincorporaban total-mente a los satlites al sistema, o cuando la expansin metropolitana trataba deincorporar las regiones previamente aisladas al sistema mundial, la industrializa-

    cin y el desarrollo previo de estas regiones eran estrangulados o canalizados endirecciones que no son autoperpetuadas ni prometedoras. Esto sucedi despusde cada una de las cinco crisis ms arriba citadas. La renovada expansin delcomercio y la difusin del liberalismo econmico en los siglos XVII y XIX estran-gularon e hicieron retroceder el desarrollo de la manufactura que haba tenidoAmrica Latina durante el siglo XVII y al comienzo del siglo XIX. Despus de laPrimera Guerra Mundial, la nueva industria nacional de Brasil sufri serias conse-cuencias por la invasin econmica norteamericana. El aumento en la tasa decrecimiento del producto bruto nacional y, particularmente, de la industrializa-

    cin en toda la Amrica Latina fue tambin retrasada y la industria se volvi muysatelizada despus de la Segunda Guerra Mundial y especialmente despus de larecuperacin de la posguerra coreana y la expansin de la metrpoli. Lejos dehaberse desarrollado mucho ms desde entonces, los sectores industriales deBrasil y ms conspicuamente de Argentina se han vuelto estructuralmente ms yms subdesarrollados y menos capaces de generar la industrializacin continuaday/o el desarrollo sostenido de la economa. Este proceso, que la industria sufretambin en la India, tambin est reflejado en una escala general de la balanza depagos, inflacin y otras dificultades econmicas y polticas, y promete no doblegarseante ninguna solucin que no aporte cambios estructurales.

    Nuestras hiptesis sugieren que, fundamentalmente, el mismo proceso ocurri,an ms dramticamente, con la incorporacin al sistema de regiones previamen-te no satelizadas. La expansin de Buenos Aires como satlite de Gran Bretaa yla introduccin del libre comercio en inters de los grupos gobernantes de ambasmetrpolis, destruyeron la manufactura y parte de lo que quedaba de la baseeconmica del interior, previamente casi prspero. La manufactura fue destruidapor la competencia extranjera, las tierras se convirtieron en latifundios por laeconoma rapaz y creciente de la exportacin, la distribucin intrarregional de la

    renta se hizo ms desigual y las regiones que se estaban desarrollando previa-mente se convirtieron en simples satlites de Buenos Aires, y a travs de ste, de

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    Londres. Los centros provinciales no claudicaron sin lucha ante la satelizacin.Este conflicto metrpoli-satlite fue, en mucho, la causa de la larga lucha armaday poltica entre los Unitarios de Buenos Aires y los Federales de las provinciales y

    se puede decir que fue la nica causa importante de la Guerra de la Triple Alianzaen la cual Buenos Aires, Montevideo y Ro de Janeiro, alentadas y ayudadas porLondres, destruyeron no slo la economa autnoma en vas de desarrollo deParaguay, sino casi mataron su poblacin que no aceptaba someterse. Aunque sindudas ste es el ejemplo ms espectacular que tiende a confirmar la hiptesis, yocreo que la satelizacin de los trabajos agrcolas previos, relativamente indepen-dientes, y de las incipientes regiones manufactureras, tales como las islas delCaribe, lo confirmarn en el futuro7.Estas regiones no tuvieron ninguna oportuni-dad contra las fuerzas de desarrollo y expansin del capitalismo y su propio

    desarrollo tuvo que ser sacrificado al de los dems. La economa y la industria delBrasil, Argentina y otros pases que han sentido los efectos de la recuperacinmetropolitana desde la Segunda Guerra Mundial sufren hoy el mismo destino,aunque, por suerte, en grado menor.

    VII

    Una tercera hiptesis principal derivada de la estructura metropolitana es que lasregiones que estn actualmente ms subdesarrolladas y con mayor efecto feudal

    son aquellas que tenan lazos ms estrechos en el pasado con las metrpolis.Son las regiones que eran las mayores exportadoras de materias primas y lasfuentes principales de capital para la metrpoli extranjera y que fueron abandona-das por sta cuando por una razn u otra, los negocios decayeron. Esta hiptesiscontradice la tesis generalmente sostenida de que la fuente del subdesarrolloregional es su aislamiento y sus instituciones precapitalistas. Esta hiptesis pareceestar ampliamente confirmada por el anterior desarrollo satelital y el presenteultrasubdesarrollo de las, en un tiempo, exportadoras de azcar: Antillas, nordestedel Brasil, distritos ex mineros de Minas Gerais, en Brasil, tierras altas del Per,

    Bolivia y los estados centrales mexicanos, Guanajuato, Zacatecas, y otros cuyosnombres se hicieron famosos hace siglos por su plata. Con seguridad no haymayores regiones en Amrica Latina que sufran en la actualidad ms intensamen-te la maldicin del subdesarrollo y la pobreza; sin embargo, todas esas regiones,como Bengala en la India, una vez fueron proveedores del flujo sanguneo mer-cantil y del desarrollo capitalista industrial de la metrpoli. La participacin deestas regiones en el desarrollo del sistema capitalista se termin cuando el merca-do de su azcar o de la riqueza de sus minas desapareci y las metrpolis las

    7Vase, por ejemplo, Ramn Guerra y Snchez, Azcar y poblacin en las Antillas, 2edicin, La Habana, 1942.

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    abandonaron a su propio destino; sus ya existentes estructuras econmicas ysociales prohiban la generacin autnoma del desarrollo econmico y no lesdejaba otra alternativa que volver a s mismas y degenerar en el ultrasubdesarrollo,

    que actualmente encontramos en ellas.Estas consideraciones sugieren otras dos hiptesis relacionadas: una es que ellatifundio, sin tener en cuenta si hoy se nos presenta como una finca o hacienda,naci tpicamente como empresa comercial que cre sus propias institucionesque le permitieron responder al aumento de la demanda en el mercado nacionaly mundial ampliando sus tierras, su capital y su trabajo, e incrementando el abas-tecimiento de sus productos. La otra y quinta hiptesis es que los latifundios queaparecan aislados, basados en la subsistencia, y semifeudales, realmente vierondeclinar la demanda de sus productos y de su capacidad productiva. stos se

    encuentran, principalmente, en las antes mencionadas regiones de exportacinminera y agrcola, cuyas actividades econmicas decayeron en general. Estas doshiptesis corren parejas a la nocin de mucha gente y a la opcin de algunoshistoriadores y otros estudiosos sobre el asunto, de acuerdo con las cuales lasraces histricas y las causas socioeconmicas de los latifundios y de las institucio-nes de Amrica Latina deben buscarse en la transferencia de las institucionesfeudales de Europa y/o en las depresiones econmicas.

    La evidencia para probar estas hiptesis no se abre fcilmente a la inspeccingeneral y requiere un anlisis detallado de muchos casos. No obstante, se puedeobtener cierta evidencia importante confirmatoria.

    El aumento de los latifundios en Argentina y Cuba, durante el siglo XIX, es uncaso claro en apoyo de la cuarta hiptesis, y de ninguna manera puede ser atri-buido a la transferencia de instituciones feudales durante los tiempos coloniales.Es, evidentemente, lo mismo que sucede en el resurgimiento de los latifundiosparticulares posrevolucionarios y contemporneos en el norte de Mxico, queproducen para el mercado norteamericano y de otros semejantes en la costa delPer y las nuevas regiones de caf en Brasil. La conversin de las islas del Caribe,

    tales como Barbados, de haciendas agrcolas en economas exportadoras de az-car en distintas pocas, entre los siglos XVII y XX, y el aumento resultante de loslatifundios en estas islas, tambin parecen confirmar la cuarta hiptesis; el aumen-to del latifundio y la creacin de las instituciones de servidumbre, que ms tardefueron llamadas feudales, ocurrieron en el siglo XVIII y han sido concluyentes endemostrar que fueron los resultados y las respuestas a la apertura de un mercadode trigo chileno en Lima8. Aun el aumento y la consolidacin del latifundio en el

    8Mario Gngora, Origen de los inquilinos de Chile central, Santiago, Editorial Universita-

    ria, 1960; Jean Borde y Mario Gngora, Evolucin de lapropiedad ruralen el Valle delPuango, Santiago, Instituto de Sociologa de la Universidad de Chile; Sergio Seplveda,Eltrigo chileno en el mercado mundial, Santiago, Editorial Universitaria, 1959.

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    Andr Gunder Frank / Desarrollo del subdesarrollo 33

    Mxico del siglo XVIII que la mayora de los estudiosos expertos han atribuido auna depresin de la economa causada por la baja de la minera y una escasez demano de obra india y a la consiguiente introversin y ruralizacin de la econo-

    ma ocurri en un momento en que la poblacin urbana y la demanda crecan,se hizo aguda la caresta de productos alimenticios, los precios alcanzaron nivelesaltsimos, el aprovechamiento de otras actividades econmicas, tales como mine-ra y comercio exterior, declinaron9. Estos y otros factores hicieron ms provecho-sa la agricultura en las haciendas. Y as, hasta este caso parece confirmar la hip-tesis de que el crecimiento del latifundio y sus condiciones de servidumbre, alparecer feudales, en Amrica Latina ha sido siempre y es aun la respuesta comer-cial a la creciente demanda y que no representa la transferencia o supervivenciade instituciones ajenas que se han mantenido ms all del alcance del desarrollo

    capitalista. El surgimiento de los latifundios, que actualmente estn verdadera-mente, ms o menos (aunque no totalmente) aislados, puede ser atribuido a lascausas explicadas en la quinta hiptesis, es decir, la declinacin de las empresasagrcolas provechosas establecidas con anterioridad, cuyo capital era y cuyo so-brante econmico corrientemente producido an es transferido a otro lugar porpropietarios y negociantes, quienes frecuentemente son las mismas personas ofamiliares. Probar esta hiptesis requiere un anlisis an ms detallado, parte delcual he comenzado en un estudio sobre la agricultura de Brasil10.

    VIIITodas estas hiptesis y estudios sugieren que la extensin global y la unidad delsistema capitalista, su estructura monopolista y su desarrollo desigual en el trans-curso de la historia y la consiguiente persistencia del capitalismo ms bien comer-cial que industrial en el mundo subdesarrollado (incluyendo sus pases ms in-dustrialmente adelantados) merecen mucha ms atencin en el estudio deldesarrollo econmico y cambio cultural de la que hasta hoy han recibido. Porque,

    9Woodrow Borah hace de su depresin su tema central en New Spains Century of Depre-sin, Ibero Americana, n!35, 1951, Berkeley. Franois Chevalier, La formacin de loslatifundios grandes en Mxico, Mxico,Problemas industriales y agrcolas de Mxico, VIII,n!1, 1956 (traducido del francs y publicado recientemente por la University of CarolinaPress). Los datos que basan mi interpretacin en contra han sido sacados de estas obras.Este problema se plantea en mi: Con qu modo de produccin convierte la gallina el mazen huevos de oro? El gallo Ilustrado, Suplemento deEl Da, Mxico, nos175 y 179, octubre31 y noviembre 29, 1965, y se analiza ms profundamente en un estudio en preparacin,sobre la agricultura mexicana.

    10Capitalismo y el mito del feudalismo en la agricultura del Brasil, Capitalismo y subdesa-rrollo en Amrica Latina, Buenos Aires, Ediciones Signos, 1970.

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    aunque la ciencia y la verdad no reconocen fronteras, sern probablemente lasnuevas generaciones de cientficos de los propios pases subdesarrollados los quems necesitan y ms podrn dedicar la atencin necesaria a estos problemas y

    aclarar el proceso del subdesarrollo y del desarrollo. Es a ellos a quienes en elltimo trmino corresponder la tarea de cambiar este ya no aceptable proceso yeliminar esta miserable realidad.

    No sern capaces de alcanzar estos objetos si importan estereotipos estriles des-de las metrpolis, que no corresponden a su realidad econmica de satlites y noresponden a sus necesidades de liberacin poltica. Para cambiar su realidaddeben primero comprenderla. Por eso, yo espero que una mayor confirmacin deestas hiptesis y un mayor empeo en el enfoque propuesto, poltica y estruc-turalmente, puede ayudar a los pueblos de los pases subdesarrollados a com-

    prender las causas y eliminar la realidad de su desarrollo del subdesarrollo y delsubdesarrollo de su desarrollo.

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    Dependencia econmica, estructura de clasesy poltica del subdesarrollo en Amrica Latina*

    FrankAndr Gunder Frank

    Mediante el examen de hechos determinantes en cada una de las etapas principa-les de la historia latinoamericana desde la Conquista hasta nuestros das, esteensayo sustenta la tesis tripartita que 1) la Conquista coloc a toda Latinoamricaen una posicin de creciente subordinacin y dependencia econmica colonial yneocolonial con respecto al sistema mundial nico del capitalismo comercial enexpansin; 2) esta relacin colonial o neocolonial con respecto a la metrpolicapitalista ha formado y transformado la estructura econmica y de clases, einclusive la cultura, en el seno de la sociedad latinoamericana, haciendo que esta

    estructura nacional se transforme como consecuencia de los peridicos cambiosen las formas de dependencia colonial, y 3) esta estructura colonial y de clasesdetermina intereses muy directos de clase para el sector dominante de la burgue-sa, que a menudo valindose de los gabinetes gubernamentales y dems instru-mentos del Estado generan polticas del subdesarrollo en lo econmico, social,cultural y poltico para la Nacin y el pueblo latinoamericano, haciendo quecuando un cambio en las formas de dependencia modifica la estructura econmi-ca y de clases, se determinan a la vez cambios en la poltica de la burguesadominante que, salvo determinadas excepciones que sern sealadas, terminan

    por fortalecer an ms los mismos lazos de dependencia econmica que propi-ciaron estas polticas y que por lo tanto contribuyeron a agravar an ms eldesarrollo del subdesarrollo en Latinoamrica.

    Para evitar cualquier posibilidad de malentendido, es conveniente sealar desdeun principio que por dependencia debe entenderse el conjunto de las comple-jas relaciones econmicas, polticas, sociales y culturales dentro de la sociedad

    * Ponencia presentada en el IX Congreso Latinoamericano de Sociologa, Universidad NacionalAutnoma de Mxico, noviembre 21-25, 1969. Documento reproducido enEconoma polticadel subdesarrollo en Amrica Latina, Buenos Aires, Ediciones Signos, 1970.

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    latinoamericana, y entre ella y ultramar. Es decir, que aunque el ttulo de esteensayo distingue dependencia econmica, estructura de clases y poltica delsubdesarrollo, la condicin de dependencia,en realidad, abarca todas estas cate-

    goras. Vale decir, adems, que la dependencia no debe ni puede considerarsecomo una relacin meramente externa de Latinoamrica con respecto a sumetrpoli exterior, sino que la dependenciaes igualmente una condicin inter-na e integral de la sociedad latinoamericana. Examinemos por qu.

    Estructura colonial

    Para encontrar los fundamentos de la estructura colonial en Latinoamrica, esconveniente preguntarse por qu a pesar de haber sido ambas colonias euro-

    peas Amrica Latina es hoy subdesarrollada, mientras Amrica del Norte se en-cuentra desarrollada. A menudo se han propuesto dos tipos de supuestas explica-ciones que estn a la vez ligadas entre s. Una de ellas es que Amrica del Nortese benefici por el trasplante de las instituciones progresistas del capitalismoingls, mientras Amrica Latina qued perjudicada por el trasplante de las institu-ciones retrgradas del decadente feudalismo ibrico. La otra y relacionada su-puesta explicacin, que se asocia conLa tica protestanteyel Espritu del capita-lismo de Weber, es que hubo una diferencia importante entre el carcter de losnuevos pobladores del Norte y latinoamericanos: que los unos fueron protestan-

    tes empresariales y los otros catlicos flojos. La primera explicacin debe des-cartarse porque claramente carece de validez histrica; el capitalismo empez adesarrollarse en Italia, Espaa y Portugal catlicos, y las instituciones de las coloniasinglesas y protestantes del sur de Estados Unidos y del Caribe no resultaron sernotablemente ms progresistas que las latinoamericanas. Adems, como veremosms adelante, no es efectivo que la pennsula ibrica trasplant sus instituciones aLatinoamrica. En cuanto a la segunda explicacin, en la medida en que efectiva-mente hubo diferencias entre los nuevos pobladores de las distintas partes delNuevo Mundo, habra que preguntarse acerca del por qu de estas diferencias.

    Los motivos de la colonizacin espaola los sealaron los conquistadores y religio-sos y los resumi Adam Smith al escribir que todas las empresas de los espaolesen el Nuevo Mundo, despus de la de Coln, parecen haber sido ocasionadas porel mismo motivo. Fue la sagrada sed del oro, la que llev Oieda, Nucuessa y VascoNez de Balboa al istmo de Darin, que llev a Cortz a Mxico, Almagro y Pizarroa Chile y Per1. Y cmo se aprovecharon de las minas de oro y plata en Mxico yPer? Evidentemente, explotando a la mano de obra indgena y aprovechando su

    1Adam Smith, An inquiry into the nature and causes of the wealth of nations, New York,Random House, 1936, p. 525.

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    alta civilizacin y gran organizacin social. Es igualmente evidente que los espao-les y portugueses no montaron una explotacin igual de minas en el Caribe, elBrasil, Argentina y en otras partes y lo es solamente porque no pudieron hacerlo

    por falta de minas en aquellas partes. Y si los ingleses que se fueron al Norte deAmrica no explotaron minas de metales preciosos all, esto se explica exactamentepor el mismo motivo, no porque no queran, sino porque no podan. Y por qucrearon los portugueses, franceses, e igualmente los ingleses, plantaciones de az-car en Brasil y las Antillas y de algodn en el sur de Amrica del Norte? Porque noles fue posible explotar minas all, pero s fue posible aprovechar el clima paraexplotar mano de obra esclava en una economa de exportacin, siempre que sepoda tambin proveer dichas regiones de tal mano de obra importndola de frica.Entonces, podemos preguntamos por qu los mismos franceses e ingleses no hicie-

    ron igual en la Nueva Francia y Nueva Inglaterra. La respuesta salta a la vista:porque estas regiones carecan lamentablemente como les pareca entonces detodas las condiciones geolgicas, climticas y de poblacin indgena precisas parapoder implantar una economa de exportacin. As fue tambin en Argentina, hastaque el desarrollo del sistema capitalista mundial permiti en el siglo XIX convertiraquella regin en exportadora de lana, carne y trigo; convertir So Paulo, partes deColombia, Costa Rica, etc., en exportadoras de caf.

    As, el estudio comparativo de las variedades en la colonizacin europea delNuevo Mundo nos conduce a una conclusin fundamental que a primera vista

    puede parecer paradjica, pero que es fiel expresin de la dialctica del desarro-llo capitalista, mientras mayor fue la riqueza a explotarse, ms pobre y subdesa-rrollada es la regin hoy, y mientras ms pobre fue la Colonia, ms rica y desarro-llada es la regin hoy. La razn fundamental es una sola: el subdesarrollo esproducto de la explotacin de la estructura colonial y de clase basada en la ultra-explotacin y el desarrollo se logr donde esta estructura del subdesarrollo no seimplant porque no fue posible hacerlo. Todos los otros factores son secundarioso derivados del factor fundamental del tipo de explotacin, y esto vale tambinpara el tipo de pobladores que fueron a diversas partes y cmo se comportaron

    una vez que haban llegado all.En Norteamrica, o ms precisamente en el norte de Norteamrica porque en elsur algodonero fue distinto, creci inicialmente una economa diversificada depequeos propietarios agrcolas y pequeas industrias. Y una sociedad parecidase asent por un buen tiempo en diversas partes de Latinoamrica: El proceso dealocacin y divisin de la tierra cubana durante los siglos XVI, XVII y XVIII con-dujo a la creacin de una clase de propietarios grandes y pequeos descendidosde los primeros pobladores que fueron hondamente atados a la tierra nativa.Fueron predominantemente gente no refinada que vivieron aislados del mundo

    exterior, pero en Cuba se pusieron las fundaciones de una nacin nueva yoriginal, que fue el fruto de tres siglos de asentamiento. Los distintos sistemas de

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    alocacin y utilizacin de la tierra determinaron los destinos diferentes de las Anti-llas britnicas y espaolas para las primeras, decaimiento, para la segunda, progresolento pero constante2hasta que stas tambin se convirtieron en plantaciones deazcar en el siglo XIX. En Colombia hasta mediados del siglo pasado las manu-facturas y la rica agricultura del oriente se oponan a la penuria del occidente y ala miseria de la regin central, departamentos de Boyac y Cundinamarca. Eloccidente era la minaen Boyac y Cundinamarca regael latifundioEn orientela situacin era muy distinta No hay latifundios, no poda haberlos. No seencontraron minas de oro, ni de plata. No se introduce, en consecuencia, elnegro Se forman las manufacturas La economa del oriente colombiano, en lapoca que se analiza, no estaba orientada hacia el mercado exterior3. EnCentroamrica, Costa Rica, la provincia ms pobre y aislada de aquella poca

    tena una estructura social ms homognea constituida en forma casi exclusivapor los descendientes de espaoles4.Y as fue en muchas otras partes deLatinoamrica, especialmente, en el ahora relativamente menos subdesarrolladoCono Sur. Y as tambin fue en la colonia inglesa en la isla caribea de Barbadosaunque all esta estructura social no sobrevivi mucho tiempo, como Harlow loseala en suHistoria de Barbados,1625-1685, citando observadores contempo-rneos: En los aos cuando se cosech una variedad de pequeos productos, latierra se ocup por muchos asentados en pequeas parcelas. Este sistema, quefue comn en la mayora de las jvenes colonias britnicas, fue en parte el resul-

    tado de las mercedes originales a los primeros asentados de pequeas parcelasDe esta manera la isla tena una clase de colonos numerosos y fuertes, quefueron la columna vertebral de la Colonia. Con la llegada de la industria azucare-ra, estas circunstancias sanas se alteraron. La economa del azcar, para tenerxito, requiere amplias extensiones de tierra y una oferta grande de mano deobra: el sistema holands de crditos a largo plazo provey a los ms adineradoscon la posibilidad de conseguir ambos. Pero el pequeo colono con unas pocashectreas y escaso capital no poda enfrentar el gran gasto inicial de poner uningenio de azcar. En consecuencia, la tierra cay ms y ms en manos de un

    grupo de magnates Un ejemplo del proceso puede encontrarse en la haciendadel capitn Waterman, que abarc 800 acres, que anteriormente haban pertene-cido a no menos de cuarenta pequeos propietarios El mismo hecho se enfatiza

    2Ramiro Guerra y Snchez, Sugar and society in the Caribbean, New Haven, Yale UniversityPress, 1964, pp. 35-36.

    3Luis Eduardo Nieto Arteta, Ensayo sobre economa colombiana, Medelln, Oveja Negra,1969, pp. 79-80.

    4Edelberto Torres Rivas, Interpretaciones del desarrollo social centroamericano, Santiago,Ilpes, mimeo, 1968. A publicarse en Santiago de Chile por Prensa Latinoamericana, p. 16.

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    en el valor de la tierra perteneciente al mayor Hilliard. Antes de la introduccin dela nueva industria (alrededor de 1640) la plantacin vala 400 libras; sin embargo,en 1648 la mitad se vendi en 7.000 libras Ya en 1667 El mayor Scott dijo que,

    despus de examinar todas las actas de Barbados, l encontr que desde 1643 nomenos de 12.000 buenos hombres haban quitado la isla para otras partes, queel nmero de terratenientes haba descendido de 11.200 pequeos propietariosen 1645 a 745 dueos de latifundios en 1667; mientras que durante el mismoperodo los esclavos negros haban aumentado de 5.680 a 82.023. Finalmente lresumi la situacin diciendo que en 1667 la isla no fue medianamente tanfuerte, y cuarenta veces ms rica que en 1645. Este proceso doble comentaHarlow en 1926 mediante el cual una colonia inglesa fuerte se convirti en pocoms que una fbrica de azcar, propiedad de unos pocos propietarios absentistas

    y trabajada por una masa de trabajadores extranjeros, constituye la principal ca-racterstica de la historia de Barbados5.

    De hecho, las regiones que hoy son las ms subdesarrolladas del continente,como parte de Centroamrica y del Caribe, el nordeste de Brasil, las regionesindgenas andinas y mexicanas y las zonas mineras de Minas Gerais, Bolivia yMxico central tienen en comn que en aquellas poca fueron y a menudotodava lo son hoy las partes de Latinoamrica que ms se han caracterizado porla explotacin de sus recursos naturales, y sobre todo humanos, en funcin deuna economa de exportacin. Y esta desgracia espantosa, como Adam Smith la

    calific, estas regiones tienen en comn entre s y con gran parte de Asia y fricatambin a despecho de la gran variedad de caractersticas culturales y otras quelas distingue, y a pesar del hecho que en algunas de stas el desarrollo del capi-talismo mundial transform totalmente la estructura social indgena, mientras queen otro asent una sociedad totalmente nueva, y en otras ms como el caso deCuba por ejemplo este desarrollo capitalista mundial transform totalmente lamisma estructura social primitivamente asentada all siglos atrs por los propioseuropeos. As que el factor clave de la estructura econmica y de clases enLatinoamrica hay que buscarlo en el grado y tipo dependencia con respecto a la

    metrpoli de este sistema capitalista mundial.Como nota Ferrer: La minera, la agricultura tropical, la pesca, la caza y la explo-tacin de bosques (todas en funcin directa de la explotacin) fueron las indus-trias que se desarrollaron en las economas coloniales y, por tanto, las que atraje-ron los recursos financieros y laborales disponibles (). Los grupos con interesesen actividades exportadoras eran comerciantes y propietarios de altos ingresos yaltos funcionarios de la Corona y de la Iglesia. Estos sectores de poblacin ()

    5Vincent Harlow,History of Barbados, 1625-1685, London, Clarendon Press, 1926, pp. 40-44, 306-310.

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    constituyeron el mercado colonial interno y la fuente de acumulacin de capital() En la medida en que la concentracin de riqueza creca en manos de unpequeo grupo de propietarios, comerciantes y polticos influyentes, aumentaba

    la propensin a obtener artculos manufacturados de consumo en el exterior ()De este modo, el sector de exportacin, por su naturaleza misma, no permitira latransformacin del sistema como un todo, siendo el principal obstculo para ladiversificacin de la estructura interna de produccin y, por consiguiente, para laconsecuente elevacin de los niveles tcnicos y culturales de la poblacin, eldesarrollo de los grupos sociales en relacin con la evolucin de los mercadosinternos y la bsqueda de nuevos renglones de exportacin libres de la autoridadmetropolitana6. Del capital restante potencialmente invertible, la estructura desubdesarrollo encauz la mayor parte a la minera, la agricultura, el transporte y

    empresas comerciales de exportacin a la metrpoli, casi la totalidad del sobrantea importaciones de lujo de las metrpolis, y slo muy poco a las manufacturas yel consumo relacionados con el mercado interno. Debido al comercio y capitalextranjero, los intereses econmicos y polticos de la burguesa minera, agrcola ycomercial nunca estuvieron dirigidos al desarrollo econmico interno. Las relacio-nes de produccin y la estructura clasista del latifundio, de la mina y sus hinterlandseconmicos y sociales se desarrollaron en respuesta a las expoliadoras necesida-des colonialistas de las metrpolis ultramarina y latinoamericana. No fueron, comocon tanta frecuencia se pretende errneamente, el resultado del traspaso en el

    siglo XVI de las instituciones feudales ibricas.Esto no significa que la estructura colonial y de clase ha sido esttica. Por locontrario, las constantes variaciones en la primera han ocasionado correspon-dientes transformaciones en la segunda, como lo muestra la suerte de las manu-facturas durante la Colonia. Por ejemplo, la depresin econmica del siglo XVIIen Espaa, que ocasion la disminucin del tonelaje de buques que comerciabanentre ella y la Nueva Espaa a un tercio de lo que haba alcanzado en el siglo XVI,permiti el desarrollo apreciable de manufacturas locales. Antes del fin del sigloXVIII las solas industrias textiles de Mxico ocuparon 60.000 obreros7. El Virrey de

    la Nueva Espaa escriba en 1794, aun sin auxilio alguno, ni proteccin directadel gobierno, se han adelantado demasiado, a un grado que admira cierta clasede manufacturas, principalmente las de algodn, y con especialidad, la de paosde rebozo. Las lanas burdas proveen tambin materia prima para muchas fbricas.Es muy difcil prohibir que se fabriquen en estos reinos la mayor parte de lascosas que en ellos se hacen El nico medio de destruir las fbricas del reino, es

    6Aldo Ferrer,La economa argentina, Mxico, Fondo de Cultura Econmica 1963, pp. 31-32.

    7Luis Chvez Orozco y Enrique Florescano,Agricultura e industria textil de Veracruz, sigloXIX, Xalapa, Universidad Veracruzana, 1965, p. 73.

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    el que vengan a precios ms cmodos de Europa los mismos efectos, y otrosequivalentes. As ha sucedido con la gran fbrica y gremios que haba de todasespecies de tejidos de sedas, de que apenas queda memoria; y otro tanto se ha

    verificado con las fbricas de estampados... La decadencia de este comercio (deAcapulco), era muy natural en la alteraci6n que han tomado las cosas, los progre-sos que han tenido las fbricas europeas, y el menor aprecio que merecen gene-ralmente los gneros asiticos... Resulta que desde el ao 89, han ido sucesiva-mente en aumento, los gneros y especies que se han introducido...8. El historiadorchileno Hernn Ramrez9hace notar que es de suma importancia subrayar que elfenmeno analizado se manifest en diversos pases americanos. El libre comer-cio, escribe el historiador peruano Carlos Deusta Pimentel, trajo como resultadoel derrumbamiento de las pocas fbricas florecientes, al abarrotar completamente

    de mercaderas los mercados de Amrica. Refirindose a la situacin creada enlas provincias del Plata, Ricardo Levene anota: Fue, en efecto, el activo intercam-bio que se inicio con los reglamentos de 1778, la causa de la decadencia de lasprimeras industrias nacionales. Las transformaciones en la estructura social lati-noamericana ocasionadas por cambios en las relaciones coloniales se ven conigual nitidez en la estructura agraria.

    Independencia

    Ya que nos hemos adelantado al curso de la historia, volvemos al siglo XVIII, paraexaminar las causas de la Independencia formal en Latinoamrica. En primer lugar,salta a la vista que la Independencia se da precisamente en los aos 1810-1820,poca en que las guerras napolenicas marcadamente debilitan las relacionescoloniales entre sus posesiones americanas y las metrpolis espaola y portugue-sa, que inclusive fueron ocupadas por los ejrcitos napolenicos. Pero este cam-bio en la relacin colonial, que habr de modificar la estructura social enLatinoamrica, no fue menos que la culminacin de un largo proceso histricoque haba comenzado hace tiempo atrs. Desde la destruccin de la armada espa-ola por los ingleses en 1588 y la colonizacin econmica y la desindustrializacinde Portugal a travs de una serie de tratados comerciales que culminaron en el deMethuen de 1703, Gran Bretaa haba virtualmente eliminado a los pases ibricosde participar en el desarrollo capitalista mundial (proceso que en 1817 habr desantificarse en el ejemplo famoso del intercambio de textiles ingleses un producto

    8Conde De Revila Gigedo, Informe sobre las misiones, 1793 e Instruccin reservada alMarqus de Branciforte, 1794, Mxico, Editorial Jus, Colec. Mxico heroico, n!50, 1966, pp.191-192, 200, 203.

    9Hernn Ramrez Necochea,Antecedentes econmicos de la independencia de Chile,Santia-go, Facultad de Filosofa y Educacin, Universidad de Chile, 2daedic., 1967, p. 65.

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    industrial por vino portugus un producto primario mediante el cual Ricardoaleg justificar la explotacin del segundo por el primero en funcin de unasupuesta ley natural de ventaja comparativa). Pero Inglaterra, y Francia hasta la

    derrota de Napolen por la primera, haban llegado a dominar cada vez ms noslo el comercio de Espaa y Portugal, sino de sus colonias tambin. Este comer-cio cre oportunidades de beneficio a los productores y exportadores de materiasprimas e importadores de productos manufacturados en Amrica Latina, y ellos seapresuraron a aprovecharse de estas oportunidades.

    En una tentativa ftil de contrarrestar este ya inevitable desarrollo histrico y derecuperar una mayor porcin del comercio para ellos mismos, Espaa y Portugalliberalizaron sus reglamentos comerciales con respecto a sus colonias, durante lapoca de las reformas borbnicas del fin del siglo XVIII. Pero ya era tarde, y las

    medidas solamente aceleraron la marea que debieron frenar. El aumento delcomercio como lo hizo notar en 1794 el Virrey de Nueva Espaa gener uncrecimiento de la produccin de materias primas para la exportacin y de lasutilidades derivadas de la misma en Latinoamrica, y con eso tambin fortaleci elpodero econmico y poltico y alent las ambiciones de la burguesa produc-tora de estas materias primas en Amrica Latina, mientras el diluvio (tambinsealado por el citado Virrey) de manufacturas baratas provenientes de la metr-poli, y a travs de ella aun de la Asia colonizada, ahog a las manufacturas localesque haban florecido en muchas partes de Latinoamrica bajo la proteccin de la

    depresin metropolitana del siglo XVII. En consecuencia, cuando la crisis polticaen la metrpoli cre la oportunidad, algunos sectores de la burguesa criolla seaprovecharon para capturar el poder estatal y con ste los beneficios econmicosque podan derivarse de la direccin del Estado y su poltica econmica y socialen beneficio propio. De tal modo, esta reforma en Amrica Latina, si as sepuede denominarla, tambin fue consecuencia de cambios en las relaciones colo-niales que haban generado modificaciones en la estructura econmica local, ycon esto en los intereses y las polticas de clases criollas.

    Luis Vitale resume el proceso en su Historia de Chile: La causa esencial de laRevolucin de 1810 fue la existencia de una clase social cuyos intereses entraronen contradiccin con el sistema de dominacin impuesto por la metrpoli. Esaclase social fue la burguesa criolla. Controlaba a fines de la Colonia las principa-les fuentes de riqueza, pero el gobierno segua en manos de los representantes dela monarqua espaola. Esta contradiccin entre el poder econmico, controladopor la burguesa criolla, y el poder poltico, monopolizado por los espaoles, es elmotor que pone en movimiento el proceso revolucionario de 1810. Los intereses dela burguesa criolla eran contrapuestos a los del Imperio espaol. Mientras la bur-guesa criolla necesitaba encontrar