Estrategias Para Apoyar NNA en Problemas Conductuales (1)

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ALCANZANDO TUS METAS SE CUMPLIRAN TUS SUEÑOS… 1 ESTRATEGIAS PARA APOYAR A NIÑOS, NIÑAS Y ADOLESCENTES, CON PROBLEMAS CONDUCTUALES. Cuando buscamos conocer estrategias y herramientas para apoyar a niños, niñas y adolescentes con problemas conductuales, podremos encontrarnos en la bibliografía una amplia variedad de miradas frente a esta problemática. Las diversas investigaciones y propuestas de intervención para el apoyo de conductas disruptivas, que en muchas ocasiones, difieren o se plantean como antagónicas unas con otras, puesto que se fundamentan en lineamientos teóricos y procesos sociales e históricos específicos. Es por esto que las estrategias para el manejo de conductas disruptivas no consiguen ser universales para todos los contextos socioculturales, como tampoco utilizable para todas las edades y etapas del desarrollo del individuo. A su vez, no responden a la diversidad y singularidad de cada una de las necesidades de los niños, niñas y adolescentes, considerando el componente biopsicosocial e historia personal de cada uno de ellos. Por lo tanto, no existe una teoría unitaria ni una forma única de comprender y abordar los problemas conductuales de los niños y niñas dentro del contexto escolar o familiar. Esta amplitud de conocimientos, muchas veces nos puede generar desorientación, frustración e inseguridad, haciéndonos dudar ¿estaré usando la estrategia adecuada?, ¿Habrá alguna estrategia mejor que la que estoy usando?, ¿será adecuado usar este método?, ¿Estoy actualizada con las nuevas estrategias y técnicas?... Ahora si bien la existencia de distintas corrientes y estrategias nos pueden generar incertidumbre, pretender la universalidad del conocimiento en este caso, en relación a la comprensión de las “conductas disruptivas” nos enfrentaría a la resistencia de lo caótico, discontinuo y cambiante de la sociedad y sus avances. Comprender las conductas disruptivas desde su complejidad permite el enriquecimiento integral de conocimiento y la realidad, como también de una mayor apertura al momento de generar posibles soluciones. No obstante, a partir de la bibliografía es posible observar algunos aspectos en común entre distintos autores sobre a qué aspectos se deben atender y poner atención al momento de intervenir:

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Estrategias Para Apoyar NNA en Problemas Conductuales (1)

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ALCANZANDO TUS METAS SE CUMPLIRAN TUS SUEÑOS…

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ESTRATEGIAS PARA APOYAR A NIÑOS, NIÑAS Y ADOLESCENTES, CON

PROBLEMAS CONDUCTUALES.

Cuando buscamos conocer estrategias y herramientas para apoyar a niños, niñas

y adolescentes con problemas conductuales, podremos encontrarnos en la

bibliografía una amplia variedad de miradas frente a esta problemática.

Las diversas investigaciones y propuestas de intervención para el apoyo de

conductas disruptivas, que en muchas ocasiones, difieren o se plantean como

antagónicas unas con otras, puesto que se fundamentan en lineamientos teóricos

y procesos sociales e históricos específicos.

Es por esto que las estrategias para el

manejo de conductas disruptivas no

consiguen ser universales para todos los

contextos socioculturales, como tampoco

utilizable para todas las edades y etapas del

desarrollo del individuo. A su vez, no

responden a la diversidad y singularidad de

cada una de las necesidades de los niños, niñas y adolescentes, considerando el

componente biopsicosocial e historia personal de cada uno de ellos.

Por lo tanto, no existe una teoría unitaria ni una forma única de comprender y

abordar los problemas conductuales de los niños y niñas dentro del contexto

escolar o familiar.

Esta amplitud de conocimientos, muchas veces nos puede generar

desorientación, frustración e inseguridad, haciéndonos dudar ¿estaré usando la

estrategia adecuada?, ¿Habrá alguna estrategia mejor que la que estoy usando?,

¿será adecuado usar este método?, ¿Estoy actualizada con las nuevas

estrategias y técnicas?...

Ahora si bien la existencia de distintas corrientes y estrategias nos pueden

generar incertidumbre, pretender la universalidad del conocimiento en este caso,

en relación a la comprensión de las “conductas disruptivas” nos enfrentaría a la

resistencia de lo caótico, discontinuo y cambiante de la sociedad y sus avances.

Comprender las conductas disruptivas desde su complejidad permite el

enriquecimiento integral de conocimiento y la realidad, como también de una

mayor apertura al momento de generar posibles soluciones.

No obstante, a partir de la bibliografía es

posible observar algunos aspectos en común

entre distintos autores sobre a qué aspectos

se deben atender y poner atención al

momento de intervenir:

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➢ Características e influencias del ambiente: si entendemos la conducta

disruptiva como “una conducta en la que existe una violación a los

derechos de los demás o de las normas y reglas sociales apropiadas para

la edad” (Castro, 2007), será necesario entonces, en primer lugar,

considerar cuáles son las normas y reglas establecidas dentro del sistema

en donde se desenvuelve el niño escolar, familiar u otros, e identificar si la

conducta disruptiva se presenta en uno o varios contextos. Observando,

de esta manera, el comportamiento del menor en cada uno de sus

contextos: las características de las normas y reglas; el ambiente y clima

de cada contexto; las características del liderazgo de sus figuras de

autoridad (democrático, permisivo, autoritario); las características propias

de los cuidadores (temperamento, historia personal, prácticas de crianza,

forma de resolución de conflictos); como así también, identificar qué

estímulos o condiciones gatilla este comportamiento disruptivo.

➢ Las características personales del niño: considerar la edad y

características del desarrollo específicas del niño (desarrollo

emocional,cognitivo, emocional y del lenguaje); como el temperamento del

niño. Este último hace referencia a “estables diferencias individuales en la

calidad e intensidad de la reacción emocional” (Goldsmith, 1987), las

cuales tienen raíces biológicas que pueden variar con las influencias del

ambiente. Thomas y Chess (1977) identificaron 3 tipos de niños, según su

temperamento:

Niño fácil: Establece rutinas estables, generalmente alegre y se adapta

fácilmente a nuevas experiencias.

Niño difícil: establece rutinas diarias irregulares, es lento para aceptar

experiencias nuevas y suele reaccionar negativa e intensamente.

Niño lento para animarse: es un niño inactivo, muestra reacciones leves o

bajas frente a estímulos ambientales, es de ánimo negativo y se ajusta

lentamente a nuevas experiencias.

➢ Las necesidades de un buen apego y

Vínculo: Cuidar el vínculo con el niño, niña y

adolescente permite que al momento de solicitar la

cooperación del estudiante para realizar conductas

prosociales, o bien, “abandonar” las conductas

desadapativas, éstas sean posibles por la necesidad del

niño de “ser amado” por el adulto.

Kochanska, Aksan y Koening afirman que los niños que

experimentan un cuidado cálido, sensible y unas

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expectativas maduras de parte de los adultos, tienen menos conformidad

impaciente y conductas de oposición, observándose una mejor voluntad ante las

solicitudes de ajuste de la conducta.

¿Por dónde empezar?:

La prevención

Los programas de estrategias en manejo conductual suelen considerar tres

aspectos principales para su ideal desarrollo:

- Ser integral: abordarse en los diferentes contextos del niño: social, familiar,

actividades extraescolares, etc.

- Preventivo: dirigirlo a todos los estudiantes del establecimiento o curso, y no sólo

a los que presentan conductas más conflictivas. En este sentido, no se ataca sólo

el síntoma sino que se previene su aparición.

- Entregar estructura y organización a los espacios: Cuando éstas se encuentran

ausentes, los niños no saben qué se espera de ellos ni qué es lo que deben hacer

a continuación de cada actividad, por lo que en estas condiciones es natural que

aparezca un comportamiento caótico, aburrimiento y desorganización en los

niños, además de desobediencia ante una autoridad que carece de guía y

orientación para ellos. Por consiguiente, es esencial desarrollar normas, límites

claros y relaciones de respeto entre cuidador/docente y el NNA.

Por lo tanto, las primeras tareas del docente deben ir enfocadas al encuadre de la

sala de clases considerando 3 etapas iniciales:

1º etapa: Definir y explicar a los estudiantes los objetivos de trabajo durante

el año:

Antes de realizar cualquier trabajo es necesario que el docente tenga claridad

de lo que se desea lograr con la clase, es decir planificar y plantearse los

objetivos de las asignaturas con los

alumnos y alumnas.

¿Cuáles son mis expectativas con

los alumnos?

¿Qué pretendo lograr con mis

clases?

¿Qué quiero que aprendan?

¿Cuáles son mis metas durante el

año?

Es a partir de estas reflexiones que es

posible visualizar y plantearse los

primeros objetivos para trabajar con los alumnos durante el año. Es muy

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importante que estos objetivos de la clase sean señalados al comienzo del año,

para que sus estudiantes compartan sus expectativas, y comprendan cuál es el

rol que se espera de ellos durante el año.

2º etapa: Definir las expectativas de conducta de la clase

A partir de lo anterior, se hace necesario formular reglas claras que permitan la

orientación de los estudiantes para que estén en conocimiento de qué se espera

de ellos.

Describa las normas para la clase, de manera que las expectativas de conductas

sean entendibles para ellos, y su propuesta quede en positivo. Por ejemplo:

Todo desempeño, debe ser supervisado y entregando retroalimentación positiva

con frecuencia. Si usted no es profesor jefe, coordínese con otros profesores.

Describir y establecer el comportamiento no garantiza que las conductas serán

apropiadas. Por otra parte es importante que estas reglas se establezcan en

conjunto con los mismos niños

3º Enseñar las expectativas de conducta.

Promover las conductas Prosociales.

A partir de lo establecido en el paso anterior,

usted puede comentar y dejar que los

estudiantes reflexionen de como podrían

llegar a esas expectativas de conducta. Es

decir, lo que podrían hacer y dejar de hacer,

decir y dejar de decir para cada caso. El

desarrollo y promoción de conductas

prosociales, implica generar oportunidades

para poder enseñarlas, realizar supervisión y monitoreo de ellas, para generar

refuerzos positivos que aumenten las probabilidades de su aparición. Como

también se desarrolla por modelado, implica ser consecuente entre lo que le

pedimos que haga el niño y lo que hago yo como adulto. Por ejemplo, pedir que

no grite, gritando.

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El refuerzo de estas conductas permitirán en el niño, niña y adolescente: mayor

asertividad, sociabilización y cortesía, prevención y manejo de conflictos y la

construcción de vínculos sociales.

Te invitamos a revisar el material “Programa de habilidades para la infancia” de

McGinnis y Goldstein, que contiene Fichas de Trabajo para cada una de las

siguientes Habilidades Prosociales:

HABILIDADES PROSOCIALES

Grupo I: Habilidades Sociales

Básicas:

1. Escuchar.

2. Hablar amablemente.

3. Hablar con firmeza.

4. Dar las Gracias.

5. Recompensarse uno mismo.

6. Pedir Ayuda.

7. Pedir un Favor.

8. Ignorar a alguien.

Grupo II: Habilidades Relacionadas

con la Escuela:

9. Hacer una Pregunta.

10. Seguir Instrucciones.

11. Intentar Cuando es Difícil.

12. Interrumpir.

Grupo III: Habilidades Para Hacer

Amistades:

13. Saludar a Otros.

14. Interpretar a Otros.

15. Unirse a un Grupo.

16. Esperar el Turno.

17. Compartir.

18. Ofrecer Ayuda.

19. Pedirle a Alguien que Juegue.

20. Participar en un Juego.

Grupo IV: Manejo de los

Sentimientos:

21. Conocer los Propios Sentimientos.

22. Manejar el sentirse Excluido.

23. Buscar a alguien con quien hablar.

24. Enfrentarse con el Miedo.

25. Decidir Cómo Se Siente Alguien.

26. Mostrar Afecto.

Grupo V: Alternativas ante la

Agresión:

27. Enfrentar el ser Molestado.

28. Manejar el Enojo.

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29. Decidir si es Justo.

30. Resolver un Problema.

31. Aceptar las Consecuencias

Grupo VI: Manejo del Estrés:

32. Relajarse.

33. Manejar los Errores.

34. Ser Honesto.

35. Saber Cuándo Contar Algo.

36. Enfrentarse con la derrota.

37. Querer ser el Primero.

38. Decir “No”.

39. Aceptar “no” por respuesta.

40. Decidir Qué hacer.

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¿Cómo apoyar a niños, niñas y adolescentes (NNA) que presentan

problemas de conducta?

Estrategias de manejo conductual en el aula

Aunque las sanciones mediante castigos, disciplina y autoridad sirven para

detener algunas conductas, estas no son suficientes para el aprendizaje

significativo y pueden generar efectos negativos a largo plazo en la relación

vincular entre cuidador-profesor/niño(a).

Paso 1: Identificar la conducta problema y los factores situacionales.

Evitando realizar generalizaciones y atribuciones de manera global del

comportamiento del niño, el primer paso es identificar y describir detalladamente

cuál es la “conducta problema” específica que se desear atender o modificar del

niño, niña o adolescente. Así también, es importante preguntarse ¿Desde cuándo

comenzó con estas conductas?, ¿con quiénes se presenta?, ¿con quiénes no?,

¿en qué momentos/situaciones se desarrolla y en cuáles no?

De esta manera, también realizamos una “separación o externalización del

problema” del NNA, proceso que ayuda a “desetiquetar” al NNA.

Paso 2: Explicar con firmeza, seguridad y calma, al estudiante que su

comportamiento es inaceptable.

Es importante indicarle al NNA la conducta

inaceptable.

Diríjase a la altura del menor, realice contacto

visual, y señale con calma y firmeza el

comportamiento inadecuado y de una

alternativa de conducta más adecuada: “No

me grites Joaquín, yo no te grito a ti, háblame

suavemente”.

Si el niño se resiste o no quiere poner atención, insista en su petición sin perder el

control, respire y exprese con calma, asegúrese de que lo haya escuchado. Tocar

suavemente su hombro o su espalda puede ayudar a asegurar su atención. Si el

niño ha comprendido la instrucción o asiente, devuelva una agradecimiento por

poner atención y/o por su buena disposición.

Paso 3: Tener siempre una actividad interesante disponible para ellos.

El aburrimiento es una de las razones principales por la que un niño puede

mostrar conductas problemáticas. Es por esta razón que es muy importante que

usted se pregunte ¿será aburrida esta actividad para los niños? ¿Cómo puedo

mantenerlos atentos y concentrados?

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Incluir a los niños inquietos en actividades asignando roles durante la clase, como

ser el ayudante del profesor, previene conductas disruptivas por aburrimiento, e

involucra y estimula al NNA en el aprendizaje.

Si usted sabe que habrá algún momento de la clase donde no haya una actividad

específica, prepare o diseñe alguna actividad lúdica: Pintar mándalas, tener

crucigramas, puzzles o juegos de mesa; tener un rincón de lectura o juegos, o

permitir salir antes a recreo.

Paso 4: La regulación emocional: El time in o tiempo

dentro

Usualmente realizado cuando los niños manifiestan

rabietas, enojos o mal comportamiento, el time in es una

técnica que busca la regulación positiva en el niño. Por lo

tanto, implica la capacidad del padre/cuidador/docente para

responder y actuar de manera de modificar el estado de

estrés del niño, calmando y confortándolo para que se

sienta menos estresado.

Esto enseñará al niño a confiar en la disponibilidad del

adulto para protegerlo, ayudarlo y contenerlo en momentos de malestar. Como

también a que aprenda a manejar mejor sus emociones y reacciones, sin

necesidad de exagerar.

Observando y poniendo atención de qué es lo que al niño pudo molestarle al niño

o niña, lo primero que necesita el niño es

contención: Acójalo

Luego empatice con ellos, diciéndole que

entiende por qué está enojado, frustrado o por

qué está molesto con sus compañeros. Esto

ayuda a que el menor comprenda sus

emociones y aprenda un lenguaje emocional.

Cuando se haya calmado, ofrézcale una

alternativa de solución más efectiva para

atender su necesidad o bien re-enfoque la

actividad con algo más agradable.

Si el niño o niña se observa muy irritable para escucharle, quédese en silencio,

junto a él hasta que se calme. Acompáñelo, y cuando se haya calmado, converse

junto a él de lo que paso, enseñándole cómo puede enfrentar situaciones en el

futuro de una manera simple, sin explicaciones largas.

Es importante estar alerta a que no se haga daño o le haga daño a otros, por lo

que si esto está en riesgo, abrácelo hasta que logre regular su propio estrés.

Por tanto, una buena regulación de parte del adulto, requiere activar las

habilidades de: Poner atención en el niño; Mentalizar sobre lo que le pasa y

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necesita; y Automentalizar lo que le está ocurriendo en el interior al cuidador o

docente al momento de regular al niño para brindar la asistencia adecuadamente.

Paso 5: Ignorar las conductas negativas y re-enfocar la conducta del niño.

No quiere decir que se ignoren todas las conductas negativas, pero si todas

aquellas que no signifiquen un peligro y que se puedan evitar poner la atención en

ellas. Se sugiere que este caso, tanto el cuidador como el docente, re-enfoque la

actividad del niño en otra actividad más positiva, para tener la oportunidad de

reforzarlo, y así fortalecer lo que sí se espera de él.

Esta técnica permite que el docente/cuidador no se desgaste innecesariamente,

no se deteriore el vínculo con el niño, como también, permite que el estudiante no

reciba un llamado de atención constante (“siéntese”, “silencio”, “trabaje”, etc.) y

sea etiquetado por el curso.

Paso 6: Retroalimentación del buen desempeño y la economía de fichas.

Un clave esencial en el apoyo de NNA con problemas de conducta es

recompensar mediante refuerzos positivos los logros y metas cumplidas por el

estudiante, aunque estas sean mínimas. Para esto, es necesario retroalimentar el

desempeño, realizar supervisión y monitoreo.

Estos últimos, en diversas investigaciones, han demostrado que predicen el

aumento de la conducta tienen una incidencia mayor que la práctica de castigos.

Estos refuerzos pueden ser de tres tipos: sociales, de actividad o material. A

continuación, algunos ejemplos para usar en casa y/o en la sala de clases.

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Social Actividad Material

Ejemplos Atención positiva por parte

de los padres; Sonrisas,

hacer “chócalas” con las

manos; Atención divertida

(chistes, cargarlos);

Utilizar frases como:Fue

muy maduro de tu parte el

que…”, “Estuvo muy bien

la manera en que…”,

“Aprecio la buena elección

que hiciste cuando…”,

“Me alegra mucho ver

que…”, “Me enorgullece

mucho el que tú…”, “Me

fue de mucha ayuda

cuando tú…. Gracias.”,

“Puedo ver que trabajaste

muy duro en…”, “Me di

cuenta de lo bien que

tú…”, “Puedo ver el

esfuerzo que hiciste

para…”, “Vamos a

colgar/colocar esto –un

exámen o un trabajo– en

un lugar especial…”,

“Buen trabajo en…”, “No

puedo esperar para

contarle a papá como

tú…”, “¡Yo sabía que

podías hacerlo!”

Jugar un juego

especial; Salir al

parque, a comer a

un restaurante, a

las “maquinitas” o ir

a acampar; Poder ir

a la cama más

tarde; Poder

regresar de una

fiesta más tarde;

Tiempo extra (para

ver la tele, usar la

computadora o el

Internet, jugar

videojuegos, andar

en bicicleta; Un

proyecto manual

(rompecabezas,

modelos de

coches); Elegir qué

es lo que se va a

preparar para

comer o cenar un

día (o que

restaurante se va a

visitar); Hornear

algo dulce;

Quedarse a dormir

en casa de un

amigo o de un

pariente; Invitar a

un amigo a casa

(ya sea a comer o a

dormir).

Juguetes;

Materiales para

arte o

manualidades.;

Artículos

coleccionables

(por ejemplo

cartas o

estampas si se

está llenando

un álbum);

dulces,

papitas); Libros

o revistas;

Estampas;

Juegos; CDs o

DVDs.

Ropa o

accesorios;

Rompecabezas;

Mascotas (o

artículos para la

mascota);

Boletos para ir

al cine o a un

concierto;

Dinero; Una

compra elegida

por tu hijo/a

dentro de un

rango

específico de

precio.

El refuerzo material, a pesar de que pueden ser muy útiles al inicio, deben irse

sustituyendo por los refuerzos de actividad y sociales lo antes posible. No es

necesario que el refuerzo sea costoso para ser efectivo. En muchos casos, un

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dulce o una estampa es más que suficiente. Siempre acompaña los refuerzos

materiales y de actividad con refuerzos sociales. Los sociales deben ser los más

frecuentes y se espera que a la larga sustituyan los otros dos tipos de refuerzos

completamente

La economía de fichas

Puntaje máximo: 20 caritas recompensa: _________________

Puntaje medio: 15 caritas recompensa:__________________

Puntaje base: 10 caritas recompensa:__________________

Esta actividad es posible realizarla con todo el curso o con el estudiante a solas.

En casa puede usarse con todos los hermanos o bien solo con el niño que

presente la conducta problema.

En primer lugar, es importante definir la conducta esperada, en positivo y

entendible para el niño. Se realiza un seguimiento de lunes a viernes (en

ocasiones incluyendo el fin de semana)

Se realiza el trato que cada conducta será evaluada diariamente y que si logra

reunir una cierta cantidad de estampas podrá optar a un refuerzo semanal

acordado entre ambos.

Cada vez que refuerce, recuerde informarle al estudiante la razón específica por

la cual se le está reforzando, describiendo la conducta positiva detalladamente.

Si bien se sugiere que las recompensas sean negociadas con el niño, se sugiere

ofrecer algunas ideas previamente:

20 puntos: “diploma de honor entregado junto a la madre”

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15 puntos: “Anotación positiva al libro”

10 puntos: “comunicación de felicitaciones vía agenda”

Es importante que esta actividad sea consistente, supervisada y monitoreada

diaria y semanalmente, por lo menos dos semanas seguidas. Un uso

inconsistente, puede desmotivar al niño con la técnica.

Esta actividad puede ser usada cuando el vínculo profesor y niño, se encuentra

muy debilitado y así podremos re-vincularlos mediante la supervisión objetiva de

la conducta del niño.

Paso 7: Realizar actos reparatorios

Para casos donde el niño haya presentado una falta grave contra otra persona o

un material del establecimiento, se sugiere que el docente reflexione con el

alumno cómo puede reparar la falta cometida, sugiriéndole algunas ideas. De esta

manera estamos reforzando las siguientes ideas: toda conducta tiene una

consecuencia; todos nos podemos equivocar, pero que debemos hacernos

responsables de nuestros actos; el empatizar con el daño realizado a otros.

- Si agredió a algún compañero o profesor: “pedir disculpas al compañero

agredido”; “Enviarle una carta”; “pedir disculpas y prestarle un juego”

- Si rayó o maltrato algún material del colegio: “limpiar los bancos del colegio”;

limpiar un estante; pegar la pieza que despegó.

Paso 8: La resolución pacífica de conflictos

Cuando nuestros estudiantes en su interacción social, presentan conflictos,

acciones agresivas o incluso violentas, es nuestro rol fundamental poder intervenir

de manera adecuada y pacífica en estos momentos. En primer lugar,

diferenciemos estos términos:

El rol del mediador será atender a las necesidades emocionales de los niños y

niñas sin minimizar o naturalizarlas. No esperar que los niños resuelvan solos,

sino que ayudar a desarrollar la reflexión y fomentar el diálogo como mecanismo

de resolución pacífica, sin establecer culpables.

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Debe reunirlos sin establecer prejuicios, es decir ser totalmente imparcial.

- Llame a los involucrados, y reúnalos para conversar. Poniéndose a la altura de

ellos mirándolos a los ojos y con un tono calmado pregunte qué ha pasado.

- brinde tiempo de analizar la situación ¿Qué paso? ¿y qué le hiciste tu? ¿y por

qué le hiciste eso?

- Ayúdelos a definir la situación “Ah.. Entonces te molestó que no te invitara a

jugar, ¿es así?, ….pero tú no lo invitaste porque temes que les pegue jugando

fútbol a ti y a los demás”.

- De un espacio para que empatice el uno con el otro. ¿Juanito, cómo crees que

se siente Joaquin y tus amigos cuando les pegas? ¿Joaquín, cómo crees que se

siente Juanito cuando no lo invitas?

- Pídales que se pidan perdón: “perdón por no invitarte a jugar” “perdón por

pegarles”

- Pídales que intenten llegar a un acuerdo, también puede ofrecer alternativas de

solución. ¿Qué podrían hacer para resolver esta situación? “Juanito te invitamos a

jugar, pero si no nos pegas”. “Si Juanito rompe su promesa, se lo comunicamos a

la profesora”

Es importante que nos demos el tiempo de mediar, sin sancionar, porque el

objetivo es aprender de la experiencia y comprometerse con el proceso formativo.

Las mediaciones pacíficas promueven las relaciones democráticas, propicia el

aprendizaje en grupo y favorecen la expresión de emociones de manera

adecuada.

¿Cómo podemos ayudar a las familias? ¿Qué podemos hacer con el resto

de los apoderados?

Cuando las familias reciben las primeras llamadas del establecimiento y/o

comunicaciones vía agenda en referencia a las reiteradas conductas disruptivas

del niño, es esperable que la familia genere un proceso de tensión interna y, por

lo tanto, busque resolver prontamente el comportamiento del menor.

Esta sensación de tensión y angustia, se agudiza cuando, además, reciben

comentarios de otros padres respecto al “Niño problema del curso”, más aún en

nuestra actualidad donde hay un uso desmedido de las redes sociales, como:

whatsapp y facebook, exponiendo al niño y a su familia.

Para evitar una respuesta defensiva con su respectiva falta de colaboración de

parte de la familia como de los apoderados que se ven involucrados, se sugiere

que en las reuniones individuales se:

Cree un clima de acogida

Escuche

Ponga en el lugar de la familia

Compartan sentimientos

Devuelva la esperanza de que se solucionará

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Resuman los acuerdos finales y agende un nuevo encuentro

Ofrezca apoyo y colaboración

En relación al uso de redes sociales: Si bien éstas no son las vías formales de

comunicación del establecimiento, es muy importante que como docentes nos

involucremos y eduquemos a los apoderados en usar vías adecuadas, formales y

para resolver conflictos que involucren a los/as niños/as.

Es importante recordar a los apoderados la importancia de no etiquetar a los

niños, como también, más que promover el “no juntarse con x”, utilizar esta

instancia como una estrategia para desarrollar la habilidades prosociales con

él/ella, por ejemplo: enfrentarlo/a cuando están siendo molestados, habilidad de

hablar con firmeza, habilidad de decir no, habilidad de buscar y pedir ayuda a

alguien, etc.

A la familia se le puede entregar orientación a partir de las estrategias revisadas

en este material. No obstante, si usted observa que la conducta del niño/a no

cambia, o bien, requiere mayor apoyo de parte de un profesional, derive a un

especialista. Existen varios programas que actualmente apoyan a los

padres/cuidadores a desarrollar habilidades y competencias parentales para el

manejo respetuoso de sus hijos e hijas.